Jueves, 02 de julio de 2010
¡Cuidado con enojarse en la oficina!No confundas insultos o gritos con autoridad. Entenderlo es la clave para contar con un buen equipo de trabajo.
Quienes no controlan la ira tienen baja tolerancia a la frustración y contaminan el ambiente laboral. Analiza tu conducta en el trabajo.
Todos hemos tenido días donde un jefe o compañero de trabajo se convierte en la peor pesadilla.
Malas palabras, actitudes displicentes, entregas tardías y tantos otros factores pueden hacer que nuestro día laboral se torne en una tortura, haciéndonos reaccionar con molestia e incluso con ira.
Para algunos psicólogos, las personas que reaccionan violentamente y no saben manejar la ira tienen una tolerancia muy baja a la frustración.
Hablamos de personas que sienten que no deberían estar expuestos a ningún inconveniente o molestia y se enervan de manera particular frente a situaciones que, según ellos, les afectan personalmente y, por lo tanto, califican como injustas.
Otros en tanto, aseguran que quienes no sacan “afuera” el enojo, se transforman en personas reprimidas, lo que se traduce en actitudes de crítica permanente, insatisfacción e indiferencia ante las responsabilidades dentro de la empresa.
Por ejemplo, psiquiatras de la Universidad de Harvard concluyeron que enojarse, pero sin perder los estribos, es clave para progresar en el trabajo y es beneficioso para la salud en el sentido de que las emociones no se controlan en exceso.
El estudio realizado por la prestigiosa casa de estudios concluyó que aquellos que reprimen su frustración laboral son tres veces más proclives a admitir que han llegado al tope de sus carreras y a aceptar que están desilusionados con su vida personal.
Cuando el cuerpo se enoja
Investigadores de la Universidad de Valencia, quisieron analizar a fondo qué pasa en el cuerpo cuando una persona se enoja.
Los científicos observaron que este sentimiento produce fuertes cambios cardiovasculares y hormonales, genera un estado mental muy negativo y activa de manera muy particular los hemisferios del cerebro.
Neus Herrero, científico que participó en el estudio, declaró que “las emociones generan profundos cambios en el sistema nervioso autónomo, que controla la respuesta cardiovascular y el sistema endocrino. Además, ocurren cambios en la actividad cerebral, especialmente en los lóbulos frontal y temporal”.
La investigación consistió en un análisis a 30 voluntarios. A través de la repetición de una serie de frases indujeron un fuerte enojo en ellos, pero antes y después de que esta emoción comenzara los autores midieron índices como la presión arterial, la frecuencia cardiaca, el nivel de ciertas hormonas en sangre y la activación del cerebro. A su vez, analizaron el cambio que se dio en el estado mental de los enojados.
Se observó entonces un incremento en la frecuencia cardiaca y la presión arterial, así como un aumento en el nivel de testosterona en sangre y un descenso del cortisol. La mente de los voluntarios también cambió drásticamente al reflejar un estado muy negativo.
Ante esto, Herrero explicó que el enojo genera una situación única, ya que las emociones positivas (como la felicidad) activan regiones vinculadas a la sensación de cercanía a los otros, mientras que las emociones negativas (como el miedo) motivan el alejamiento.
“El enojo; sin embargo, es una emoción negativa que genera alejamiento porque normalmente cuando nos enojamos mostramos una tendencia natural a acercarnos a aquello que nos irrita para eliminarlo”, declaró el investigador.
Y añadió que “por esa causa el patrón cerebral que general la ira en el cerebro parece ser diferente al de los demás sentimientos”.
Tips para controlar el enojo
El trabajo tiene días buenos y malos. Para éstos últimos entregamos algunos tips que te ayudarán controlar de mejor forma la rabia.
- No utilices las palabras “nunca” y “jamás” cuando estés enojado. Por ejemplo: nunca haces nada bien; jamás había visto semejante error.
- Las personas enojadas se vuelven demandantes, lo que genera una presión extra en sus subalternos o compañeros de trabajo. Para evitar incrementar un conflicto laboral, usa frases como: me gustaría que hicieras, deseo que obtengamos o podemos hacer.
- No olvides que no siempre existe una solución inmediata para los problemas. No importa cuánto te enojes, la solución está en otra actitud.
- Finalmente, considera que una persona irritable no necesariamente se gana el respeto de su equipo de trabajo. Es importante no confundir gritos e insultos con autoridad. La ganancia de entender esta diferencia puede ser el punto de cambio para contar con un buen equipo de trabajo.
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