Jueves, 29 de abril de 2010
¿Es ésta la criatura más extraña de la Tierra?
Con una complicadísima vida
sexual, este animal es tan raro que los científicos aún no saben dónde ubicarlo
en el árbol de la vida.
La Symbion pandora es un animal distinto a cualquier otro. No hay nada semejante en el mundo. Esta extravagante criatura, de medio milímetro de longitud y con forma de botellita, fue descubierta por biólogos daneses en 1995. Su rasgo más destacable es su complicadísima vida sexual, imposible de resumir en una frase, por la que además de larvas que se desprenden del cuerpo del adulto como si se les cayera un miembro, nacen otras versiones enanas del ser que mantiene relaciones muy extrañas con hembras que... aún no han nacido. Un lío tremendo.
Con semejante comportamiento, no es extraño que, cuando esta especie fue encontrada, a los científicos les pareció tan rara que tuvieron que inventarse un nuevo filo (Cycliophora), una categoría taxonómica para el reino animal, para poder clasificarla en el árbol de la vida. Quince años después, y tras realizar unas últimas investigaciones sobre su sistema nervioso, el animal sigue siendo un misterio.
La Symbion no es exactamente una belleza y, aunque se trata de un parásito, tampoco tiene una vida fácil. Vive en la boca de las cigalas de aguas europeas y americanas, a las que se fija por la base, formando comunidades numerosas de decenas e incluso cientos de individuos. Se alimenta de los restos de comida que sobra y parecen ser inofensiva para sus anfitriones. Un anillo de tentáculos situado en un extremo de su cuerpo sin extremidades le permite recoger los alimentos del agua.
Tres tipos de hijos
Las cosas empiezan a complicarse en el terreno amoroso. Para empezar, estos animales «producen» tres tipos de hijos: una larva Pandora, una larva Prometeo y una hembra. La Symbion se reinventa constantemente. Algunos de sus tentáculos se desprenden para convertirse en criaturas independientes denominadas larvas Pandora. El nombre se debe a la apariencia del progenitor, lleno de protuberancias y a punto de estallar, como la caja de Pandora de la mitología griega. Estas larvas se enganchan en la boca de la misma langosta, hasta convertirse en adultos.
El segundo retoño, la hembra, permanece en el interior del adulto que la está gestando esperando la llegada de un varón. Ese «príncipe azul» es la larva Prometeo, unos diminutos machos que se desprenden de su progenitor y que, cargados de esperma, buscan a las hembras, con la particularidad de que ellas aún están en el interior de otro adulto. Los científicos todavía no saben muy bien cómo se produce este acoplamiento, aunque creen que los machos tienen pene.
Uno de los investigadores que descubrió el animal, Reinhardt Kristensen, de la Universidad de Copenhague, ha realizado nuevos estudios para intenar ubicarlo, por fin, en el árbol evolutivo. Los estudios de sus genes sugieren que puede estar relacionado con los entoprocts y briozoos, dos grupos de animales marinos, pero tampoco pueden asegurar este linaje. Si se mira su sistema nervioso, es tan diferente, que parecen haber llegado de otro planeta. No hay forma de relacionarlo con otras criaturas. Por el momento, parece que las Symbion seguirán siendo un misterio.
Fuente:
ABC.es