Registra las ondas cerebrales y las relaciona con órdenes de acciones concretas dentro de la pantalla .
Se ha presentado al público el primer dispositivo que permite el control de un ordenador sólo por la mente y el pensamiento para aplicaciones en video juegos. Creado por la compañía Emotiv Systems, consiste en un dispositivo en forma de casco y lleno de sensores que registran las ondas cerebrales y las relacionan con órdenes de acciones concretas dentro de la pantalla. Ya puede reservarse en la web de la compañía, y cuesta unos 200 euros. Los avances de la neurociencia en los últimos años aterrizan de esta forma en la industria del ocio.
Por Olga Castro-Perea.
El pasado 19 de febrero se presentó, en la Game Developers Conference 2008, celebrada en San Francisco, el primer interfaz cerebro-ordenador jamás creado. Su producción ha llevado más de cuatro años de trabajo y dedicación, y el resultado incluye importantes descubrimientos e innovaciones científicas, señala la compañía que lo ha creado, Emotiv Systems.
El invento cuesta unos 200 euros (ya se puede reservar en la web de la empresa) y permite controlar un ordenador sólo con el pensamiento y a través de un casco con sensores capaces de identificar las ondas cerebrales. Mediante una conexión sin cable, estas ondas son enviadas en forma de instrucciones a un programa informático.
En 2007, Emotiv hacía público un primer prototipo del sistema, bautizado como Epoc, que consistía en un casco formado por un conjunto de sensores que utilizaban las señales eléctricas del cerebro para detectar los pensamientos de los usuarios, sus sentimientos y sus expresiones.
Mente y control
La finalidad del dispositivo: la industria del entretenimiento, especialmente la de los videojuegos. Las señales del cerebro son trasladadas sin cable a cualquier plataforma de juego, desde consolas a ordenadores, de manera que los usuarios puedan jugar con sus mentes.
La tecnología central del dispositivo Emotiv ha sido desarrollada en función de investigaciones realizadas acerca del cerebro, con el que controlamos todas nuestras interacciones con el mundo exterior y nuestras experiencias.
El cerebro, según explica Emotiv Systems, está formado por aproximadamente 100 mil millones de células nerviosas o neuronas. Por tanto, el tejido cerebral contiene un gran número de fuentes de corriente activa que originan un potencial eléctrico local continuo, con una gran cantidad de variables.
Emotiv ha creado un sistema y una metodología que permite detectar y clasificar tanto los pensamientos humanos conscientes como las emociones no conscientes, generando una tecnología que permite interactuar directamente a los ordenadores con el cerebro. La mente puede así controlar e influenciar a la máquina.
Cómo funciona
Para ello, se coloca un pequeño número de electrodos sobre el cabello del usuario. Estos electrodos registran las ondas cerebrales siguiendo el mismo procedimiento que cualquier electroencefalograma (la electroencefalografía es una exploración neurofisiológica que registra la actividad bioeléctrica cerebral). Las señales recibidas desde el cerebro por el dispositivo son entonces comparadas con señales ya registradas y memorizadas en él.
Durante una fase de aprendizaje, el usuario ve desfilar una serie de acciones propuestas por el programa informático del sistema. Por cada una de ellas, debe pensar en cualquier cosa, sin necesidad de que ésta tenga relación alguna con la acción.
El software registra entonces la forma de las ondas cerebrales durante un pequeño periodo de tiempo. En el momento en que el usuario quiera producir una acción determinada tendrá que concentrarse en la imagen concreta que asoció a dicha acción inicialmente.
La revista News.com explica una experiencia directa con el dispositivo. Según esta publicación, la ejecución de las tareas sólo con el pensamiento no resulta sencilla, y requiere de una gran concentración.
Otros intentos con cerebro y máquina
Emotiv Systems no es la única compañía del mundo que trabaja en esta línea, a la búsqueda de la posibilidad de controlar los ordenadores con la mente. Por ejemplo, la empresa Neurosky investiga en el desarrollo de un sistema de sensores y procesador de señales biológicas que tendrá aplicaciones destinadas al mercado de los videojuegos, la electrónica, la educación o la salud, entre otros fines.
Se trata de la tecnología Dry-Active Sensor, caracterizada por ser no invasiva, de formato pequeño, no necesitar geles para la colocación de los sensores sobre la cabeza y por su eficacia. Las señales son, gracias a esta tecnología, traducidas a comandos lógicos y útiles.
Por otro lado, la compañía CyberLearning Technologies, se ha asociado con la NASA para desarrollar dispositivos de biofeedback y neurofeedback EEG (que mide con electrodos la actividad cerebral a tiempo real) para las áreas de salud, aprendizaje y ocio.
Fuente:
Tendencias 21