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23 de octubre de 2007

Personajes - Patricia Majluf:

"Hasta los años 50, en toda la costa se comía anchoveta"





La harina de pescado es un alimento casi milagroso. Para los peruanos puede serlo si consumimos su componente principal: la anchoveta. Patricia Majluf, conocida por su trabajo con los lobos de mar y por su postura conservacionista, es promotora de la anchoveta para consumo humano.

El Niño del 97 y del 98 causó la más alta mortalidad en los lobos de mar que se haya registrado. El 80% de lobos del Perú desapareció en tres meses. Y la extracción masiva de anchoveta reduce la cantidad de alimento que necesitan para recuperarse", explica Patricia Majluf.

¿Cuántos lobos hay?
Los chuscos están por debajo de 50 mil -había más de 160 mil antes de El Niño-. Y los finos están en menos de 10 mil. Imarpe (Instituto del Mar Peruano) ha recomendado cuotas de captura más bajas -por debajo de seis millones de toneladas al año, que igual la mantiene como la segunda captura más grande del mundo de una sola especie-, con lo cual se ha logrado cierto crecimiento.

¿Cuáles son los hábitos de los lobos?
A los lobos machos se les atribuía vivir en un harén. Cuando uno estudia sus hábitos durante años, encuentra que ellos copulan las veces que quieran con quien quieran ha sta que encuentren el que buscan. Ahí se sientan en el territorio de uno, crían a sus cachorros y, después, se van con otro. En general, quienes habían estudiado los lobos habían sido personas muy machistas.

¿Usted ha nadado entre ellos?
Cuando uno bucea con lobitos, nos jalan el cinturón o las aletas, nos soplan burbujas. Es bonito, pero no para cualquiera. En época reproductiva, los mayores pueden atacar. No les gusta que se acerquen a sus crías.

Hablemos de la anchoveta. El ser humano es su principal consumidor.
Sí, pero para harina. El 40% de las pesquerías del mundo se va a harina para darle de comer a algún animal. Lo que pasa es que es la mejor proteína, y deberíamos comérnosla nosotros directamente. En otros países, lo que aquí no comemos, como sardinas, jureles, caballas y anchovetas, es buscadísimo.

¿Antes se comía?
Hasta los años 50 se comía en todas partes. En cualquier poblado costero, uno lo escucha: que yo comía anchoveta, que los cerros de Huacho estaban cubiertos de anchoveta secándose. Un amigo me contó que, en Supe, lo hacían barrer su salón y que encontraba cabezas de anchoveta, porque los chicos iban con anchoveta seca en el bolsillo. Eso masticaban todo el día; entonces, estaban nutridísimos.

¿Y por qué se dejó de comer?
Porque se fue para harina. La gente comenzó a identificar con ella el mal olor que sale de la producción de harina de pescado.

Usted impulsa el consumo humano de anchoveta. ¿Cómo lograrlo?
Cuando uno trabaja en conservación marina, sabe que la extracción masiva de anchoveta es el factor principal que limita la productividad de las especies que dependen de ella. Pregunta: ¿por qué pescamos tanto? Siempre dicen que por las divisas, exportaciones y demás. ¿Cómo pescar menos? Dando mayor valor al pez para pescar menos y ganar lo mismo. ¿Cómo? No moliéndolo para harina -se necesita entre seis y cuatro toneladas de pescado para una tonelada de harina- sino vendiéndoselo directamente a la gente; entonces, una tonelada pescada será una tonelada vendida. Pero la gente no lo come. ¿Por qué? Dicen que tiene hueso, que se malogra, 20 mil excusas.

¿Cómo desmontar tales creencias?
Pregunté dónde podía comer anchoveta fresca. Me contactaron con Juan Bacigalupo, el único que vende anchoveta fresca en Lima. Las probé. Eran riquísimas, mejores que la mejor sardina española. Me dejó unas latas. En paralelo, después de meses, había conseguido una cita con Ga stón -el único que podía lograr que la gente comiera algo así-. Fui con mis latas y le dije 'come'. Comió, me dijo qué rico, qué hacemos. El objetivo era lograr una comida atractiva con anchoveta, con buena presentación, de excelente calidad. Después, el presidente Alan García se interesó en el tema y él le dio un impulso aún mayor a la campaña.

¿Ha aumentado el consumo?
Sí. Ya está enlatada en casi todos los supermercados. Aún tenemos limitaciones para ofrecerla fresca, pero eso se va a ir resolviendo. En los restaurantes la piden. Y ya viene la segunda semana de la anchoveta. No podemos ignorarla. Siempre se ha dicho que la cultura se ha constituido sobre la agricultura. Hace cinco mil años, en el Perú apareció Caral -de la antigüedad de los sumerios y los egipcios-. En Caral todos comían pura anchoveta. Él único cultivo agrícola a escala era el algodón, que servía para hacer redes y pescar anchoveta.



Fuente:

Peru 21
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