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27 de septiembre de 2011

¿Puede provocar el azúcar hiperactividad?

Aunque la pregunta pudiera parecer… vamos a dejarlo en extraña, no son pocas las personas que me he podido encontrar que alguna vez han afirmado que el tomar “mucho azúcar” (chocolate, bollería industrial, bebidas carbonatadas, etc.) puede provocar hiperactividad (alguno lo ha llegado a llamar droga). Desconozco si lo decían por mis hábitos de alimentación o por mi, pero más interesante que todo eso es el mito que está detrás de esta creencia popular.

Nube de azúcar

El único riesgo que corre esta niña es el de una caries, y más si no se cepilla bien los dientes

Antes de nada, aclaremos que por azúcar nos referimos en bioquímica a la sacarosa (un disacárido de glucosa y fructosa), es decir, un carbohidrato simple y que tiene su origen industrial normalmente en la caña de azúcar o remolacha. No quiere decir que sea el único tipo de carbohidrato (o glúcido para los puristas) que se utiliza en la alimentación, pero si el que debido a su gran uso es señalado con el dedo acusador.

En cambio el término hiperactividad… tal y como se suele utilizar sencillamente no es una enfermedad.

Y no, no me he pasado a la antipsiquiatría ni al negacionismo, pero el famoso TDAH (trastorno de déficit de atención hiperactivo) es una cosa y lo que comunmente se entiende por hiperactividad otra. El TDAH tiene un origen neurofisiológico muy investigado (principalmente vinculado al sistema dopaminérgico del cerebro), así como su componente genético, y tiene consecuencias claras que afectan al posterior desarrollo de la vida adulta como es el bajo rendimiento académico por la incapacidad de mantener la concentración en una determinada tarea.

El niño movido y revoltoso, es decir, ese que no se está quieto ni sentado (ni aunque se atornille la silla y el niño a ella) no está enfermo, sencillamente es un niño. Si, un niño “movido” pero un niño sano; sospechen más de aquellos que son introvertidos, que nunca se han hecho un moratón o son en excesivo callados. De cualquier manera, esos niños “trasto”, en un ejercicio de creatividad etimológica, son denominados hipercinéticos, no hiperactivos.

¿Cual es la diferencia?

La hiperactividad es el

estilo de comportamiento cognitivo acelerado, la necesidad de iniciar nuevos proyectos o la invasión súbita y asaltante de pensamientos asombrosos que nos distraen de otras actividades, así como la capacidad para dividir la atención en dos o en tres universos absorbentes al mismo tiempo. (Capítulo 1 Introducción general y neurobiología del TDAH.)

En cambio la hipercinesia sencillamente es un comportamiento motor activado.

Actividad metabólica cerebral en personas sin TDAH (izquierda) y con él (derecha)

Habiendo aclarado esto y partiendo del hecho de que todo mito pseudocientífico intenta apoyarse de una manera u otra (por muy peregrina que sea) en la ciencia, pasemos a ver cuales son los argumentos que estos suelen esgrimir:

Son muchos los trabajos que se han realizado sobre el efecto del azúcar y los colorantes o saborizantes artificiales sobre el cerebro. Por ejemplo, en 1979, en la ciudad de Nueva York se hizo un estudio cambiando la alimentación de los escolares. Tan sólo se eliminó el azúcar y los aditivos alimenticios (colorantes y saborizantes) y se obtuvo una mejoría del 16 % en su capacidad mental. Esto sin tomar en cuenta cambios en el comportamiento y sin mejorar la calidad de los otros alimentos.

(….)

Sobre este tema el Dr. Benjamin Feingold, alergólogo y pediatra norteamericano, escribió un libro titulado “Porqué su hijo es hiperactivo”, en el cual establece que los colorantes, saborizantes y colorantes artificiales, son cofactores tanto en los problemas de aprendizaje de los niños como los de conducta. (…)

Para su sorpresa –y la de los padres de los niños tratados– muchos de los menores que la siguieron no sólo mejoraron sus síntomas de alergia, sino que experimentaron cambios muy positivos en su comportamiento. Niños problemáticos, inquietos y con escasa capacidad de concentración y atención –signos del trastorno de déficit de atención con hiperactividad–, mejoraban en todos esos parámetros.

(Fuente: http://naturopatiaysalud.blogspot.com/2010/01/hiperactividad-azucar-y-golosinas-un.html)

Y no olvidemos el consumo excesivo de azúcar, que aumenta nuestra predisposición a la depresión y la dispersión. Para comprobarlo basta beber un vaso de agua con azúcar cuando se encuentra uno realizando un trabajo intelectual -sea leer, escribir o estudiar- y observar que el rendimiento decae notablemente.

(Fuente: Discovery DSalud)

El TDAH puede esconder la manifestación fisiológica de un síndrome mental temporal por sufrir el niño o el adolescente maltrato físico y/o psicológico, falta de afecto, trato injusto de sus padres o educadores, vejaciones, amenazas, etc., además de estar sometidos a una ingesta excesiva de cafeína, azúcar y gas –habitual en las bebidas modernas-, aditivos tóxicos presentes en los alimentos –especialmente el glutamato monosódico- y productos de higiene -causan alergias y numerosas disfunciones fisiológicas-, malnutrición o consumo de carbohidratos refinados y lácteos, entre otras causas.

(Fuente: Discovery DSalud)

Como se puede haber hay hasta contradicciones con este mito acerca del azúcar, los hay que dicen que es un estimulante, mientras otros lo consideran que un neurodepresor. Pero es en el primer extracto en el que nos da uno de los principales pilares del mito, por no decir el origen del mismo: los trabajos del Dr. Benjamin Feingold.

Un poco de historia…

En 1965 el Dr. Benjamin Feingold prescribió a un paciente que sufría de fuertes ataques de urticaria una dieta baja en salicilatos, sin saborizantes ni edulcorantes artificiales. Y este paciente mejoró enormemente al parecer. Días después, el psiquiatra de dicho paciente telefoneó a Feingold preguntando acerca del tratamiento que había prescrito a su paciente, quien al parecer sufría además de la urticaria referida, un severo trastorno del comportamiento desde hacía años. (Why Your Child is Hyperactive)


Benjamin Feingold (1899 – 1982), pediatra californiano autor de la dieta del mismo nombre para combatir la hiperactividad

Así pues con el tiempo los casos se fueron sumando y fue desarrollando la dieta K-P (Kitchen Policy), así como una lista de más de 300 alimentos a excluir entre los que destacaban el BHA y BHT, dos conservantes muy comunes. De acuerdo con An Alternative History of Hyperactivity: Food Additives and the Feingold Diet, una colaboradora del pediatra identificada como Josephine Bannister, preguntó la razón de que aun no hubiera incluido en su lista de alimentos prohibidos el azúcar.

En un ejercicio de pragmatismo, y siempre según la supuesta Bannister, el doctor respondió:

“Oh si, ya sé que habría que incluirlo, pero solo puedo sugerir unas pocas cosas o sino la gente no seguirá ninguna de las recomendaciones”

Para entonces la creencia de que el azúcar ya había corrido por EEUU, aunque no con la virulencia que adquiriría tras la publicación de la Feingold Diet. De hecho, dos investigadores de Harvard, Mayer y Dwyer, ya habían discutido años antes con el Feingold sobre la posibilidad de que no fueron los conservantes, sino el azúcar refinado en si, la causa de la hiperactividad.

Pero más allá del debate entre estos, así como la prohibición de Kennedy del ciclamato a causa de estas controversias (lo cual favoreció a la industria azucarera paradógicamente); el éxito y la controversia surgida por la dieta K-P o Feingold extendió el mito de que el azúcar provocaba TDAH. Y eso aun cuando Feingold se resistió hasta su muerte a incluir en Why your child is hyperactive? el azúcar como agente causante de la hiperactividad, desoyendo las peticiones de muchos de los padres que seguían aquella dieta con sus hijos.

¿Pero tiene algún sentido?

El azúcar es lo que un nutricionista entiende como un “carbohidrato simple” y aunque es una terminología hoy en día algo desfasada, explica de manera sencilla su principal característica: la absorción rápida. A diferencia de los “carbohidratos complejos” procedentes de legumbres o frutas y cuyo índice glucémico es más bajo (y por lo tanto se absorben más despacio), el azúcar pasa rapidamente al torrente sanguíneo, pudiendo provocar fluctuaciones rápidas en los niveles de azúcar en sangre. Esto podría activar la adrenalina y hacer que un niño sea más hiperactivo, según los defensores de esta tesis.

Nada más lejos de la realidad, el TDAH no viene provocado, por lo que sabemos hasta el momento, por fluctuaciones de la adrenalina, sino por la hipofuncion de la noradrenalina y la dopamina en el cerebro. Estos dos neurotransmisores (sustancias que nuestras neuronas segregan para “transmitir” información) comunican precisamente dos partes del cerebro como el cortex prefrontal y los ganglios basales. Y cuando esta comunicación no es buena experimentalmente se ha podido ver que aparece la falta de atención, hiperactividad y agresividad, de manera que aunque pudiera parecer lo contrario es una falta de actividad cerebral reguladora la que causa el TDAH y no el “exceso de actividad cerebral”.

Representación del cerebro con el cortex prefrontal (morado) y los ganglios basales señalados

Esta explicación es obviamente una simplificación y no responde a muchas preguntas como, ¿cual es la causa de que esta comunicación no funcione correctamente? ¿hay una carga genética? a grandes rasgos podríamos decir que parece ser que es la afinidad de los receptores dopaminérgicos y noradrenérgicos lo que probablemente falle, así como la síntesis de los dos neurotransmisores. (Manual de diagnóstico y tratamiento del TDAH)

Es decir, por más que el azúcar pueda estimular la secreción de adrenalina, la causa del TDAH no se encuentra en una secreción excesiva o cambiante de adrenalina, sino en que la comunicación entre las dos áreas mencionadas del cerebro estrechamente vinculadas con la atención, los sentimientos, la determinación para realizar una tarea, etc. es ineficaz.

Este rechazo de la hipótesis a nivel teórico se ve confirmado por los distintos estudios que se han realizado (más de 12 ensayos a doble ciego según BMJ), así como en el consenso del panel del expertos convocado por el INH en 1982, donde se rechazó que el azúcar tuviera ninguna relación probada con el TDAH.

Aclaración:

“¿Pero entonces el azúcar es bueno o es malo para el cerebro?” se puede preguntar más de uno. El azúcar es azúcar, ni bueno ni malo, como todo en la vida. Es innegable que un ingesta excesiva, como la que realizamos en nuestra sociedad actual, está directamente relacionada con la diabetes y la obesidad. De la misma manera que, salvo que vayas a tener que echar un spring, los carbohidratos complejos deberían ser la principal fuente de glucosa (“”energía”") de nuestra dieta, dejando que el azúcar solo suponga un 10% del aporte calórico diario total.

Para saber más

  1. Don’t Swallow Your Gum!: Myths, Half-Truths, and Outright Lies About Your Body and Health. Aaron Carroll MD
  2. Can Food Really Affect Your Child’s Behavior? MedicineNet.com


Fuente:

Medikuntzako Ikasleak
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