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23 de mayo de 2012

Manual del perfecto ahorcamiento (o manual para verdugos dummies)

Igual que el uso de la guillotina, durante la Revolución Francesa, se impuso por ser el método más rápido, eficaz y en el que había menos sufrimiento (el método de ejecución más humanitario lo llamaron), supongo que todos los condenados a la horca habrían preferido que sus verdugos tuviesen los conocimientos básicos para que el ahorcamiento fuese rápido y limpio. No conocer estos fundamentos básicos como el grosor de la cuerda, la distancia de la caída… podían alargar la agonía en demasía e incluso darse situaciones tan surrealistas como en la que el verdugo tuvo que agarrarse a los pies del ahorcado y tirar de él u otra en la que la fuerza de la caída lo decapitó.


Teniendo en cuenta todos estos detalles, en 1944 el Departamento de Guerra de los EEUU elaboró un folleto llamado Procedimiento para las ejecuciones militares. En este manual se detalla el tipo de nudo, la construcción del patíbulo con tamaños, grosores y distancias de dicha estructura (del tipo de las instrucciones de Ikea)… y, sobre todo, las tablas de la caída necesaria del cuerpo, dependiendo del peso del condenado (una libra son 0,45 kg)


120 lbs o menos
125 lbs
130 lbs
135 lbs
140 lbs
145 lbs
150 lbs
155 lbs
160 lbs
165 lbs
8´1″ (2,46 m)
7´10″
7´7″ (2,30 m)
7´4″
7´1″
6´9″
6´7″
6´6″
6´4″
6´2″ (1,88 m)
170 lbs
175 lbs
180 Ibs
185 lbs
190 lbs
195 lbs
200 lbs
205 lbs
210 lbs
220 1bs o más
6´0″ (1,83 m)
5′ 11″
5′ 9″
5′ 7″
5′ 6″ (1,68 m)
5′ 5″
5′ 4″
5′ 2″
5′ 1″
5′ 0” (1,52 m)


Además, había que tener en cuenta la constitución física, sobre todo muscular, para adecuar la distancia de caída. Dichas ejecuciones deberán llevarse a cabo por un verdugo del ejército, en el caso de que no esté disponible podrá hacerlo un verdugo civil y recibir un paga de lo estipulado en la localidad donde se proceda a la ejecución pero sin superar los 100 dólares por ejecución. Si tampoco hubiese verdugo civil, podrá ser nombrado verdugo un miembro de la comunidad… estable emocionalmente.


Instrucciones para construir el patíbulo



La propia horca



Nudo corredizo

Fuente:

10 de agosto de 2011

El cerebro puede “vivir” cerca de un minuto después de una decapitación

Una de las grandes leyendas sobre las cabezas cortadas es la que pesa sobre la del científico francés Antoine Laurent Lavoisier, uno de los fundadores de la química moderna. Cuando al grito de “la república no necesita científicos” iba camino del cadalso para ser guillotinado en 1794, pidió que le dejaran hacer su último experimento. Para que pudiera responderse la pregunta de si una cabeza recién cercenada seguía poseyendo conciencia, él intentaría pestañear todo el tiempo que pudiera tras caer la hoja.

Los cronometradores de la época dicen que fueron 15 segundos de incrédulo pestañeo mientras la cabeza yacía separada del torso. Más de 300 años después, y en contra de la creencia general de que cuando te cortan la cabeza se apaga la luz ipso-facto, unos científicos de la Universidad de Raboud en Nijmegen (Holanda) han publicado un estudio en la revista de acceso abierto PLoS ONE que ponen en duda lo instantáneo del asunto.

Según los investigadores holandeses, la decapitación no es el acto final para el cerebro; y utilizando un modelo informático y químico llegan a afirmar que las células del cerebro podría ser revividas si se les da oxígeno y glucosa.

Los científicos estaban preocupados por la ética de matar a las ratas de laboratorio a través de la decapitación; y decidieron estudiar esa misma ética cortándoles ellos mismos la cabeza, para saber si sufren una decapitación rápida o tardan en perder la conciencia evitando mucho dolor.

Para averiguarlo, decapitaron ratas despiertas y anestesiadas, mientras medían la actividad eléctrica en los cerebros de los animales con electroencefalogramas. Mediante el registro de la actividad eléctrica cerebro, se determinó que había actividad cerebral cerca de 17 segundos después de la decapitación y al parecer la rata estaba consciente durante los primeros 4 segundos.

Pero un minuto más tarde, se dieron cuanta de una onda eléctrica lenta de gran tamaño enturbiaba el cerebro de las ratas. Lo llamaron “la ola de la muerte” y creen que podría marcar la frontera exacta en la vida y la muerte. Aunque puede que no sea la señal del final, después de todo.

Esta explosión eléctrica es el resultado de las células del cerebro que repentinamente pierden el acceso al oxígeno y la energía; pero no es necesariamente un momento irreversible. “De hecho”, también escribieron los investigadores en el estudio, “esta ola no implica la muerte, ni de las neuronas, ni de los individuos”, lo que pone de relieve la enorme dificultad de precisar el instante del último momento.

Los médicos piensan en la muerte como un proceso en que la respiración y el corazón deben cesar, al igual que la actividad cerebral. Normalmente, estos tres acontecimientos tienen lugar en una sucesión relativamente rápida, pero eso no quiere decir que todas las células del cuerpo están muertas.

Por ejemplo, existen varios estudios que encontraron que las células cerebrales cogidas a partir de una hora después de la muerte de varias personas pueden sobrevivir durante semanas en el laboratorio. Y eso que ya había pasado sobre ellas “La ola de la muerte”.

Unos investigadores especulan que detrás de esta “ola de la muerte” es como si (si uno fuera religioso) finalmente el cuerpo entregara el alma. Lo que viene siendo el momento exacto de la muerte cerebral o el punto de no retorno del cerebro.

Pero para otros, incluso después de “la ola de la muerte”, las células del cerebro podría teóricamente reanimarse si son reabastecidos con oxígeno y glucosa. Como prueba, los investigadores apuntan a las células cerebrales tomadas de humanos fallecidos que viven en los laboratorios.

Sea como fuere, por ahora sólo hay una manera de determinar el momento exacto de la muerte humana: al estilo Antoine Laurent Lavoisier, probándolo uno mismo.

Vía Universidad de Raboud, Science News y Live science

Fuente:

Cooking Ideas

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