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11 de diciembre de 2016

Las vacaciones, el moho y la espina de un rosal que llevaron al descubrimiento de la penicilina

El descubrimiento de la penicilina es considerado como uno de los grandes avances de la medicina terapéutica, porque introdujo la era de los antibióticos salvando millones de vidas.


Durante largo tiempo, los científicos buscaban la manera de combatir serias infecciones que podían ser mortales como la neumonía, gonorrea, fiebre reumática y otras.

Los hospitales solían estar atestados de pacientes con graves infecciones en la sangre por lo que parecerían ser simples rasguños o cortes inocuos. En ese entonces los médicos no podían hacer nada sino esperar y cruzar los dedos.

Alexander Fleming, un bacteriólogo y farmacólogo británico, vio cómo durante la Primera Guerra Mundial numerosos soldados morían de sepsis por heridas infectadas. 

También pudo comprobar que los tratamientos antisépticos de la época mataban más soldados que las infecciones mismas y se necesitaba algo más que llegara a las heridas profundas que albergaban bacterias en la sangre en condiciones anaeróbicas. 

Después del conflicto, Fleming continuó sus investigaciones de sustancias antibacterianas en el Hospital St. Mary´s de Londres.

Pero fue una casualidad, y el aparente desorden de su laboratorio, lo que le ayudó a descubrir el arma vital contra las infecciones.

Fleming estaba trabajando con colonias de estafilococo, una bacteria que causa forúnculos, dolores de garganta y abscesos.

Como se iba de vacaciones, decidió amontonar las placas de Petri con los cultivos en una esquina del laboratorio.

El 3 de septiembre de 1928 regresó para descubrir que uno de los cultivos había sido contaminado con un hongo, o moho, y alrededor de este había un área vacía donde la colonia de estafilococo había sido destruida.

Le quedó claro que el moho, luego identificado como una cepa de Penicillium notatum, había secretado algo que inhibía la propagación bacteriana.

El bacteriólogo descubrió que esta "secreción de moho" podía matar una amplia gama de bacterias peligrosas como el estreptococo, el meningococo y el bacilo de la difteria

Fleming se dio a la difícil tarea de aislar la penicilina pura de esta secreción pero resultó muy inestable.

Publicó sus descubrimientos en una revista especializada de patología experimental, en 1929, pero apenas hizo una referencia pasajera al potencial terapéutico de la penicilina.

El artìculo completo en BBC
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