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29 de enero de 2013

¿Cómo funciona, desde un punto de vista químico y biológico, la atracción sexual? (I)


Nuestro compañero Rubén vio por internet la siguiente noticia y decidió plantear una pregunta que iba mucho más allá de la pregunta más obvia de “Esto es un timo, ¿no?”. De modo que hoy me dispongo a desentrañar que hay detrás de la atracción sexual desde el punto de vista químico y biológico.

Se lo que estáis pensando…  Oxitocina suena a óxido de tocino y eso no puede ser bueno, pero nada más lejos de la realidad.

Primero y como siempre vamos a decir que es la oxitocina, ¿os parece?

 

La oxitocina es una hormona, muy similar a otra (la vasopresina, que se encarga de la reabsorción del agua de la orina en la vejiga para concentrarla y no perder tanta), formada por 9 aminoácidos (cada uno de los “ladrillos” que se usan para formar las proteínas). Ambas moléculas fueron aisladas por Vincent du Vigneaud en 1953 por lo cual recibió el premio Nobel de química en 1955.

Tanto una como otra molécula tienen la característica de comportarse como hormonas liberadas en una parte del cerebro, la glándula pituitaria.

La oxitocina es sintetizada en los núcleos paraventricular y supraóptico del hipotálamo que proyectan hacia la glándula pituitaria posterior, desde donde se vierte al torrente sanguíneo.

Existe una serie de acciones periféricas bien descritas para la oxitocina como pueda ser la contracción uterina en el momento del parto o la eyección de leche por las mamas durante la lactancia, efecto que además está retroalimentado de modo que mientras el bebé esté lactando se está produciendo leche por incremento de la producción de oxitocina. Además las neuronas productoras de oxitocina proyectan centralmente a las zonas del cerebro responsables del desarrollo de un comportamiento eminentemente maternal y social. 

En numerosas especies de mamíferos además se ha descrito que esta hormona facilita el acercamiento materno-filial. El aporte de oxitocina en rata de laboratorio produce un alargamiento del periodo de cuidado de las crías mientras que aportar antagonistas (sustancias que hacen lo contrario o que inhiben la acción de, por ejemplo, una hormona) de la oxitocina en el AVT (Área Ventricular Tegmental) hace que estas dejen a sus crías sin alimentar hasta que mueren.

En la amígdala, la oxitocina tiene un efecto ansiolítico y es crítica para el reconocimiento social de ciertos comportamientos. En ratones deficientes del receptor de oxitocina, la memoria social desaparece casi por completo no mostrando una actitud paternal.


La oxitocina además es muy importante en el desarrollo y mantenimiento de la memoria a largo plazo en el hipocampo lo que a su vez es responsable de mantener el reconocimiento filial a lo largo de mucho tiempo.

Como vemos, todos los efectos que tiene la oxitocina sobre el cuerpo son verdaderamente importantes en las mujeres (y las hembras mamíferas en general) para el reconocimiento de los hijos, el mantenimiento de su cuidado y la búsqueda de un comportamiento que prolongue la vida de la cría a toda costa. Poco o nada tiene que ver con ligar, ser más sexis, etc.

En las últimas fechas se han puesto de moda algunos productos a base de feromonas y oxitocina para vencer la timidez y conquistar al sexo opuesto (cuando en realidad a las féminas les puede dar más ganas de mimarte como un niño pequeño que cualquier otra cosa).

Os pongo la noticia de la que hablábamos por aquí.

Me gustaría que se fijasen en una de las frases nada más comenzar el artículo “Ignacio trabaja en una empresa de marketing y por meses usó el mismo perfume para carretear. No era cualquiera, sino uno con feromonas: un tipo de hormonas que algunos insectos y animales liberan para atraer al sexo opuesto, menos los mamíferos” (Carretera significa salir de fiesta en algunos países como Chile)
En primer lugar debemos aclarar que las feromonas no son hormonas (aunque por sus nombres se las pueda confundir).

Las hormonas son sustancias producidas y secretadas por algunas células especializadas y cuyo objetivo es viajar a otras células diana e inducir un cambio o efecto determinado. Si la acción se ejerce sobre el mismo tipo celular que secretó las hormonas, se denomina acción autocrina. Si esa acción se ejerce sobre células adyacentes, acción paracrina.

Ahora bien, las hormonas pertenecen a una serie de sustancias químicas que en su conjunto se denominan mensajeros químicos. Dentro de este grupo de mensajeros químicos se encuentras las hormonas (con efecto dentro del propio cuerpo, a otro tipo celular o a sí mismo), los neurotransmisores (sustancias específicas de las conexiones neuronales o entre neuronas y músculo u otros órganos) y las feromonas (una serie de sustancias secretadas por los seres vivos al exterior con el fin de provocar un comportamiento específico en otros individuos de la misma o de diferente especie). Por tanto, si alguna sustancia tiene la esperanza (no la sustancia en sí, sino quien la comercializa) de ser útil al nivel de atraer al sexo opuesto, sería una feromona (QUE NO ES UN TIPO DE HORMONA, SINO UN MENSAJERO QUÍMICO AL IGUAL QUE LAS HORMONAS).


En segundo lugar, no solo los insectos y animales liberan feromonas para atraer al sexo opuesto, ni es solo para atraer al sexo opuesto, ni es cierto que los mamíferos no las posean. Las feromonas sirven para atraer a otro espécimen ya sea con fines reproductivos (tanto de la misma especie para hacerlo directamente como de otra especie para que se disperse, por ejemplo, el polen) o de protección o simbiosis. Incluso para comérselos. Los mamíferos poseen feromonas y  las usan.  ¿Qué crees que hace tu perro cuando va por la calle olisqueando y meando en cada esquina? No lo hace para fastidiarte (aunque a veces sí) sino para detectar feromonas e implantar las suyas allá donde pueda haber competencia.

Se han hecho experimentos con ratones de laboratorio en los que en hembras embarazadas de un macho A, al percibir el olor de feromonas de un macho B, se llega a inducir el aborto.


Incluso hay controvertidas evidencias de que en los humanos se segregan feromonas. Algunos ejemplos son este, este y este.

Sin embargo resulta muy complicado aislar la esencia de una persona en lo que a feromonas se refiere. Nunca podemos estar totalmente seguros de si lo que se aísla y estudia son las feromonas en sí o bien el producto de desecho o biotransformación de haber pasado por el metabolismo de nuestra propia microbiota de la piel. A pesar de eso, parece ser que las sustancias que efectivamente desprendemos de nuestras axilas y nuestro cuerpo en general se parecen mucho a las desprendidas por otros primates e incluso por el resto de mamíferos en los casos estudiados (sobretodo en animales modelo como el ratón -”Modelo murino”-).

Y este tema da para mucho más, así que la semana próxima seguiremos con el tema.

Fuente:

Hablando de Ciencia
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