El sonido no es más que una propagación en forma de onda que está generado por la vibración de un cuerpo. Cuando un cuerpo vibra, mueve el aire ( u otro medio) que está a su alrededor produciendo una diferencia de presión que se va propagando a través de dicho medio. El sonido es una onda longitudinal, es decir, que el medio se comprime y se descomprime en la dirección de la propagación, como si fuera un muelle.

Las partículas no saben si el empuje lo han recibido directamente de la fuente sonora o si ya es el enésimo eslabón de una larga cadena de choques sucesivos.
¿Por qué suponer que cada punto de un frente de ondas actúa como fuente de ondas esféricas secundarias? Pues por algo muy sencillo:
Supongamos que el altavoz vibra y empuja
a las partículas que están justo en contacto con él. Estas primeras
partículas a las que llega la perturbación será el primer frente de
ondas. Las partículas de este frente pasan el testigo a las siguientes y
así sucesivamente. Pero ¿saben estas partículas si han sido empujadas por el altavoz o por otras partículas? Las
partículas no saben si el empuje lo han recibido directamente de la
fuente sonora o si ya es el enésimo eslabón de una larga cadena de
choques sucesivos. Por tanto, cada partícula que forme parte de un
frente de ondas y que haya sido perturbada actúa como una fuente de
ondas.
Por tanto, el frente de ondas que llega
al cruce de calles es a su vez fuente de nuevas ondas sonoras, de modo
que los conductores que circulan por la calle transversal perciben el
sonido.
Imagen extraída de bitacorasonora.org
Tomado de:
Ciencia Explicada