El tamaño de las partículas es ínfimo y de plásticos muy comunes, como polietileno y acrílico. Se detectaron trazas de micropartículas de plástico en 6 de cada 10 muestras de semen de
hombres sanos ...
Un informe cuantifica los límites climáticos, naturales
y de contaminantes que aseguran el mantenimiento seguro y justo de la
civilización.Un amplio grupo de científicos identificó en 2009 nueve lí...
Aquí van las razones
geográficas y socioeconómicas por las que el río más largo y caudaloso
del mundo nunca tendrá una estructura que sirva para cruzar de orilla a
orilla.Cuando vemos en algún doc...
El 43,7% de loretanos no tiene acceso al servicio de agua potable o
tratada. Es el mayor déficit en todo el país, según el INEI, y afecta
principalmente a la niñez de las zonas rurales de la región...
Perú se ubica en la
escala de desigualdad por encima de México. El informe señala que el 1%
de la población más rica del mundo concentra entre el 25% y 30% de los
ingresos totales de su país...
15 Oct 2022 undefined comments comments comments comments comments comments
Al principio de su historia, el planeta rojo habría
sido probablemente habitable para los metanógenos, microbios que viven
en hábitats extremos de la Tierra.El Marte noáquino habría sido un hábitat...
La astrofísica del Centro de Astrofísica Harvard &
Smithsonian en Cambridge, detalló que se trata de un fenómeno
completamente nuevo ya que “estamos observando la evolución estelar en
tiempo r...
El dispositivo podría suministrar energía
constante a una amplia variedad de aparatos electrónicos alimentándose
de la transpiración humana.Investigadores de la Universidad de Massachusetts Amherst...
Viabilidad genética del germoplasma de vid servirá para conservación, distribución y uso sostenible de material genético.
Un banco nacional de germoplasma de vid donde se conservan 110 cultivares, fue desarrollado por el Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI), a través del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) en la Estación Experimental Agraria Chincha, en la región Ica.
El proyecto denominado “Conformación
del Banco Nacional de Germoplasma de Vid (Vitis sp), para la Producción
Sostenible del Cultivo en la costa del Perú” incluyó la
exploración, recolección y estudio de material genético en siete valles
vitivinícolas: Ica, Lima, Arequipa, Moquegua, Tacna, Cajamarca y Áncash.
El
investigador Leandro Aybar Peve quien lideró el estudio, destacó que
con el Banco Nacional de Germoplasma de Vid, el productor vitivinícola
nacional ya puede contar con material genético de calidad para mejorar y
elevar su producción.
Además,
le permitirá a nuestro país poder desarrollar programas de conservación
de la vid y sus diferentes variedades, distribuir material genético de
calidad y promover su uso sostenible.
Se trata de partículas virales que vienen integradas en nuestro genoma. Lo riesgoso es que podrían desencadenar enfermedades.
Un reciente estudio, publicado el 11 de julio de 2019 en “Frontiers in Genetics”,
hace una revisión del papel que tendrían los retrovirus endógenos
humanos (HERV, por sus siglas en inglés) en el desarrollo de una serie
de enfermedades crónicas de causa desconocida, tales como la esclerosis
múltiple, la esclerosis lateral amiotrófica, el cáncer y la
esquizofrenia.
La revisión de lo que son los HERV nos lleva al fascinante mundo del genoma, del ‘ADN basura’ y de los virus fósiles. Veamos.
El genoma y el "ADN basura"
El
genoma del ser humano está compuesto por 46 cromosomas, 23 provenientes
del padre y 23 de la madre. Estos contienen aproximadamente 20.000 a
25.000 genes, los cuales ejercen su función sintetizando o fabricando
sustancias químicas llamadas proteínas, las cuales actúan a diversos
niveles del organismo. Además, esos genes contienen la información
genética que heredamos de nuestros progenitores, como las
características físicas, intelectuales y la susceptibilidad a las
enfermedades.
Cuando
se descubrió el ADN en los años 50, se pensó que todo el genoma era
funcionante, es decir, capaz de sintetizar proteínas y por tanto afectar
la función del organismo. Sin embargo, en la década del 70, se
descubrió –para la sorpresa de los científicos– que solo el 2% del
genoma podía sintetizar proteínas, y un 8% adicional era de alguna
manera funcionante.
Eso
significa que solo el 10% del genoma es funcionante y un increíble 90%
no lo es. Al desconocerse la función de ese 90% de ADN, aquel material
fue bautizado con el despectivo término de ‘ADN basura’, pensándose que
está compuesto de genes antiguos que han perdido su función, cadenas
repetitivas de ADN cuyo propósito no se entiende, y varios otros
elementos repetibles reconocibles.
Virus fósiles
Lo
fascinante es que en los últimos años se ha descubierto que dentro de
ese ‘ADN basura’ se encuentran miles de pedazos de retrovirus. No son
otra cosa que secuencias incompletas de material genético perteneciente a
retrovirus que fueron adquiridos durante la evolución por los genomas
de nuestros antepasados hace miles o millones de años, y que se han ido
heredando progresivamente a través de los tiempos.
Esos
antiguos retrovirus, bautizados como virus fósiles, fueron descubiertos
en 1981, y son los llamados HERV o retrovirus endógenos humanos, los
cuales están en nuestro genoma desde el momento de la concepción.
En
otras palabras, cuando el espermatozoide del padre fecunda el óvulo de
la madre, además de formar el genoma funcionante –combinando los 23
cromosomas de cada progenitor– forma también el genoma no funcionante o
‘ADN basura’, habiéndose contado –hasta ahora– 450.000 fragmentos en
3.173 secuencias y 39 grupos de retrovirus que se han venido arrastrando
desde el comienzo de los tiempos. Se calcula que el 8% del genoma no
funcionante está compuesto por esos HERV; entonces, se puede decir que
nacemos con un 8% de partículas virales en nuestros genomas.
En 1864, cerca del final de la
Guerra Civil de Estados Unidos, las condiciones en los campos de
prisioneros de guerra de la Confederación estaban en su peor momento.
Hubo
tal hacinamiento en algunos campamentos que los prisioneros, soldados
del Ejército de la Unión del norte, tenían el espacio en metros
cuadrados equivalente a una tumba. La cifra de muertes de los presos se
disparó. Para muchos de los que sobrevivieron, la desgarradora experiencia los marcó de por vida. Cuando la guerra acabó, volvieron con problemas de salud, peores perspectivas laborales y menor esperanza de vida. Pero el impacto de todos estos problemas no se limitó únicamente a quienes los sufrieron en primera persona. Los efectos se extendieron a los hijos y los nietos de los prisioneros, en una herencia que parecían pasar a través de la línea masculina de las familias. Si
bien los hijos y nietos no estuvieron en ningún campo de prisioneros de
guerra, y pese a que no les faltó de nada durante su infancia,
sufrieron tasas de mortalidad más altas que el resto de la población en
general. Al parecer, los prisioneros transmitieron parte de su trauma a sus descendientes. Pero
a diferencia de la mayoría de las enfermedades hereditarias, esto no se
produjo como consecuencia de mutaciones en el código genético. Herencia oscura Los investigadores analizaron un tipo de herencia mucho más oscura:
cómo las cosas que le pasan a alguien a lo largo de su vida pueden
cambiar la forma en que se expresa su ADN, y cómo ese cambio puede
transmitirse a la próxima generación. Este es el proceso llamado científicamente epigenética, donde la legibilidad o expresión de los genes se modifica sin que se produzca un cambio en el código del ADN. Es
decir, existen pequeñas etiquetas químicas que se agregan o eliminan de
nuestro ADN en respuesta a los cambios en el entorno en el que vivimos. Estas
etiquetas activan o desactivan los genes, posibilitando la adaptación a
las condiciones del entorno sin causar un cambio más permanente en
nuestros genomas. El hecho de que estos cambios epigenéticos puedan transmitirse a las
generaciones posteriores tendría unas implicaciones enormes. Supone
que las experiencias vividas por una persona, especialmente las
traumáticas, tendrían un impacto muy real en su árbol genealógico. Existe
un número creciente de estudios que apoyan la idea de que los efectos
de un trauma pueden transmitirse a las siguientes generaciones a través
de la epigenética. En los campamentos de la Confederación, estos
cambios epigenéticos fueron el resultado del hacinamiento extremo, el
deficiente saneamiento y la desnutrición. Los hombres tuvieron que sobrevivir con pequeñas raciones de maíz, y muchos murieron de diarrea y escorbuto. "En
este período de inanición intensa, los hombres se volvieron esqueletos
andantes", dice la autora del estudio Dora Costa, economista de la
Universidad de California, en Los Ángeles. Costa y sus colegas estudiaron los expedientes médicos de casi 4.600 niños cuyos padres habían sido prisioneros de guerra y los compararon con los de más de 15.300 niños de veteranos de guerra que no habían sido capturados. Los hijos de los primeros tenían una tasa de mortalidad un 11% más alta que los hijos de veteranos que no fueron prisioneros. Los
investigadores hallaron que otros factores, como el estado
socioeconómico del padre y el trabajo y el estado civil del hijo, no
podrían explicar esa mayor tasa de mortalidad. Lea el artículo completo en: BBC Mundo
El investigador lamenta la supuesta creación en China de dos niñas modificadas genéticamente.
Lluís Montoliu llevaba meses escuchando “rumores” de que en China ya
existían niños editados genéticamente. Ayer, este biólogo barcelonés de
55 años sintió “escalofríos” al ver el vídeo en el que el científico He Jiankui anuncia “con un tono mesiánico” el nacimiento de dos hermanas gemelas
con un gen inactivado para hacerlas inmunes a la infección por el virus
del sida. Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología y
presidente fundador de la Sociedad Internacional para las Tecnologías
Transgénicas, utiliza la técnica CRISPR para crear ratones con
enfermedades raras similares a las humanas, como el albinismo. En su
opinión, todavía hay demasiados riesgos
desconocidos como para aplicar la herramienta a embriones humanos con
fines terapéuticos. En el caso de China, además, no se trata de una
aplicación para tratar una enfermedad hereditaria. Los embriones estaban
sanos. Es, según lamenta Montoliu, un presunto intento de mejora
genética de la especie humana. Pregunta. ¿Qué opina del anuncio de He Jiankui? Respuesta. Hay que mantener el escepticismo y asumir
que todavía no sabemos si esto que nos cuentan ha ocurrido realmente.
Ya nos hemos comido muchas noticias procedentes de China que luego hemos
tenido que corregir o retractar. Más que una comunicación científica,
parece un anuncio de algunas de las empresas de este investigador, que
tiene empresas y por lo tanto tiene intereses al respecto. Legítimos,
pero intereses al fin y al cabo. Este martes empieza un congreso mundial
de edición genética en Hong Kong. Qué mejor caja de resonancia. Ha
conseguido una enorme campaña de publicidad y ahora tendrá colas
tremendas de parejas que le solicitarán este proceso de edición
genética. P. ¿Es ético? R. Se ha abierto una caja de Pandora. Es de una
irresponsabilidad colosal. No es una edición para curar. Es una mejora
genética. El paso siguiente es una eugenesia total. Le dirán a los
padres: “¿Qué desea usted?”. Se ha abierto la veda, que es lo que no
queríamos que sucediera, pero que ha sucedido donde sabíamos que
ocurriría: en China. Hay que decir claramente que este experimento es
ilegal en nuestro país y además es ilegal en muchos otros países,
incluyendo EE UU y Reino Unido, donde sí es posible la edición genética
de embriones en investigación, pero no su implantación [en una madre]. P. ¿Cómo serán esas niñas? R. Lo más normal es que sean niñas mosaico, con
diferentes códigos genéticos en sus células. Es algo absolutamente
irresponsable. Al cabo de 20 o 30 años podrían desarrollar una
enfermedad autoinmune, en la que las defensas de su organismo ataquen a
sus propias células. Y los cambios en estas niñas se transmitirán a sus
hijos. El impacto bioético trasciende a las niñas. Los investigadores
chinos han creado una estirpe nueva de humanos, en sentido estricto. El
mensaje que están enviando es terrible. Habrá más gente que quiera que
le inactiven este gen a sus hijos. Los autores han cruzado dos líneas
rojas: un embrión humano editado genéticamente ha sido implantado y
gestado. Y, además, la aplicación es de mejora genética, no es
terapéutica. P. ¿Hay alguna manera de evitar estos experimentos en humanos? R. Este año hemos lanzado en París la Asociación para la Investigación Responsable e Innovación en Edición Genética (ARRIGE,
por sus siglas en inglés). Hemos incorporado a la Unesco. Una de
nuestras propuestas es impulsar la gobernanza internacional, pero somos
conscientes de que es muy difícil. Hay pocos tratados que tengan una
trascendencia mundial, al margen de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos. Quizá sea el momento de hacer un tratado internacional
para regular la edición genética. Lo que parece haber ocurrido en China
obligaría a disponer de una legislación internacional. P. ¿Qué podría salir mal en el caso de China? R. La inactivación de un gen mediante edición
genética, mediante CRISPR, es la aplicación más sencilla de todas. Pese a
eso, una de las hermanas gemelas parece tener las dos copias del gen
inactivadas, mientras que la otra hermana solo tiene una de las dos
copias inactivada, según admite el investigador. Me alucina que lo
reconozca sin problema. Esto demuestra su incapacidad para controlar el
sistema. Yo a este investigador le pediría que nos contara exactamente
qué ha hecho y cómo, para que pudiéramos valorar cuál es el impacto del
experimento. Tomado de: El País (España)
¿Qué tienen en común Francis Crick, codescubridor de la estructura del ADN y premio Nobel en 1962, y el antiguo cantante y periodista Rael,
líder de una secta ufológica que defiende el amor libre entre sus
miembros? El vínculo parece improbable, pero existe, y se llama panspermia dirigida: la hipótesis según la cual la vida en la Tierra es producto de los designios de una avanzada civilización alienígena.
Claro que ahí acaban los parecidos. El líder de los raelianos
se basa en su presunto encuentro personal con seres de otro mundo.
Crick, por su parte, se preguntaba cómo era posible que la naturaleza
hubiera inventado al mismo tiempo dos elementos mutuamente
interdependientes para la vida: el material genético –ácidos nucleicos,
como ADN o ARN– y el mecanismo necesario para perpetuarlo –las proteínas
llamadas enzimas–. La síntesis de ácidos nucleicos depende de las
proteínas, pero la síntesis de proteínas depende de los ácidos
nucleicos. Con este problema del huevo y la gallina, Crick y su
colaborador Leslie Orgel razonaban que la vida debería haber surgido en un lugar donde existiera un “mineral o compuesto”
capaz de reemplazar la función de las enzimas, y que desde allí habría
sido diseminada a otros planetas como la Tierra por “la actividad
deliberada de una sociedad extraterrestre”. Lo cierto es que la panspermia dirigida no desmerece en absoluto el
pensamiento de Crick. Más bien al contrario, revela con qué potencia
funcionaban los engranajes de una mente teórica, incisiva e inquieta,
ávida de respuestas racionales, aunque no fueran convencionales. Para
comprender cómo llegó Crick a la panspermia debemos remontarnos unos
años atrás. Hijo de un fabricante de zapatos de Weston Favell
(Northampton, Reino Unido), Francis Harry Compton Crick (8 de junio de
1916 – 28 de julio de 2004) llegó al final de su infancia con sus
principales señas de identidad ya definidas: su inclinación por la ciencia y su convencido ateísmo. En cuanto a la primera, escogió la física. Curiosamente, la biología molecular habría perdido
uno de sus padres fundadores de no haber sido por la guerra. Crick
comenzó su investigación en el University College de Londres trabajando
en lo que él mismo describió como “el problema más aburrido
imaginable”: medir la viscosidad del agua a alta presión y temperatura. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial fue reclutado por el ejército para el diseño de minas. Tras el fin del conflicto, descubrió que su aparato había sido destruido por una bomba (en su autobiografía él hablaba de una “mina de tierra”), lo que le permitió abandonar aquella tediosa investigación. Crick debía entonces elegir un nuevo campo de investigación, y fue entonces cuando descubrió lo que llamó el test del chismorreo:
“lo que realmente te interesa es aquello sobre lo que chismorreas”. En
su caso, “la frontera entre lo vivo y lo no vivo, y el funcionamiento
del cerebro”. En resumen, la biología. O como físico, la biofísica.
Comenzó a trabajar en la estructura de las proteínas en el Laboratorio
Cavendish de Cambridge, hasta que conoció a un estadounidense llamado James Watson, 12 años más joven que él pero ya con un doctorado que él aún no había conseguido. Los dos investigadores descubrieron que ambos compartían una hipótesis. Por entonces se creía que la sede de la herencia eran las proteínas.
Crick y Watson pensaban que los genes residían en aquella sustancia
ignota de los cromosomas, el ácido desoxirribonucleico (ADN). Y aquel
convencimiento, con la participación de Maurice Wilkins y Rosalind Franklin, alumbraría el 28 de febrero de 1953 uno de los mayores hallazgos de la ciencia del siglo XX, la doble hélice del ADN. El trabajo se publicó en Nature el 25 de abril de aquel año. Crick no obtendría su título de doctor hasta el año siguiente. Lea el artículo completo en: Open Mind
China ya es oficialmente el salvaje oeste de la ingeniería genética.
Si en 2015, cuando un grupo de investigadores chinos anunciaron que
habían ‘tocado’ el ADN de un embrión en el laboratorio, los expertos se
llevaron las manos a la cabeza. Cuando a principios de 2018 trascendió
que llevaban años editando genéticamente a sus ciudadanos, la alarma fue brutal. La mayor parte de expertos coinciden en que no estamos preparados para hacerlo: aún no sabemos lo suficiente como para asegurar que estos experimentos van a llegar a buen puerto. Pero el gigante asiático no se da por aludido: Según informa AP,
un equipo de investigadores chinos dice que los dos primeros bebés
editados con CRIPSR acaban de nacer en Shenzhen, a pocos kilómetros de
Hong Kong.
Falta confirmación independiente, pero los indicios son claros
Quién hace las declaraciones es el mismo coordinador del proyecto, He Jiankui, según el cual dos mellizas editadas genéticamente nacieron este mes de noviembre. Por ahora ni AP ni ningún medio occidental ha podido confirmarlo de forma independiente, por lo que hemos de recordar el caso de la falsa clonación humana de Hwang Woo-suk y mantener un sano escepticismo. Sin embargo, sí que tenemos pruebas de que el equipo de la
Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur lleva meses reclutando
parejas para esto. A la luz de los documentosque se manejan, el equipo de He Jiankui lleva bastante tiempo haciendo experimentos con fetos de hasta seis meses con la idea de 'inactivar' el gen CCR5 con un enfoque técnicamente sencillo.
Brevísima introducción a CRISPR
Descubierto por el español Francis Mojica
en las marismas de Santa Pola, CRISPR es una especie de sistema
inmunológico que tienen las células y que en la última década hemos
aprendido a usar como un mecanismo para cortar, pegar y modificar material genético. Gracias a él, las células procariotas podían cambiar partes de su ARN
y de ADN de tal forma que incluir ‘trozos’ defensivos frente a los
virus que se “alimentan de ellas” (los fagos). Y gracias a él, usando
una secuencia de de ARN como guía, podemos inmunizar microorganismos
importantes de uso comercial (como el Penicillium roqueforti, responsable del queso roquefort), recuperar especies animales o hacer modificaciones genéticas en personas para erradicar las peores enfermedades hereditarias. Todo, y hasta donde sabemos, de forma barata, sencilla y muy precisa. Lo que dice haber hecho el equipo chino se trata de lo que se conoce
como ‘inactivación genética’ y es la aplicación más simple y eficiente
de todas las que conocemos hasta el momento. No obstante, no está exento
de polémica porque no se trata de una intervención "médica" (no tratan
de curar), estamos ante una intervención de "mejora". Una de las líneas rojas de la investigación genética actual. La mayoría de expertos (y las grandes instituciones científicas del
mundo) consideran que las "intervenciones de mejora" presentan muchos problemas éticos, médicos y sociales.
En el caso de intervenciones para curar enfermedades, la gravedad de la
enfermedad justifica los riesgos de la intervención. En este caso,
justificar esos riesgos es mucho más complejo. Por eso, muy poca gente
las considera en estos momentos y están prohibidas en la mayor parte del
mundo. El artículo completo en: Xataka Ciencia
Luigi Luca Cavalli Sforza, autor de '¿Quiénes somos? Historia de la diversidad humana', murió, el 4 de setiembre de 2018, a los 96 años en su casa de Belluno, en el norte de Italia.
“El racismo es un antiguo flagelo de la humanidad”. Esta frase la pronunció el genetista italiano Luigi Luca Cavalli Sforza, junto a su compañera Mary-Claire King, genetista estadounidense, delante de un comité del Senado americano
el 17 de febrero de 1993. No se podría sintetizar mejor el legado de
este gran científico, muerto el sábado a los 96 años en su casa de
Belluno, en el norte de Italia. Cavalli Sforza, al que todo el mundo llamaba simplemente “Luca”,
nació en Génova en 1922. Estudió medicina, primero en Turín, y después
en Pavía, cuando su profesor de anatomía Giuseppe Levi –que también tuvo
como alumnos a los tres premios Nobel Rita Levi Montalcini, Salvador
Luria y Renato Dulbecco– fue expulsado de la universidad en aplicación
de las leyes raciales aprobadas por el régimen fascista en 1939. Se
licenció en 1944 y, sin embargo, no era la medicina su verdadera pasión.
Ya había comenzado a trabajar en las relaciones sexuales de las
bacterias antes de licenciarse, pero fue la mosca de la fruta, la famosa
Drosophila, la que le abrió el camino hacia su verdadera pasión: la genética. No fue fácil trabajar en esos años –entre 1943 y 1945 Italia no solo
combatía una guerra mundial, sino también una sangrienta guerra civil–
pero Cavalli Sforza tuvo la suerte de encontrar a Adriano Buzzati
Traverso, que se convertiría años más tarde en el primer profesor de
genética de Italia. Empezó a viajar entre Italia, Reino Unido, Alemania y
EEUU, donde, en Stanford, en 1970 acabaron ofreciéndole una cátedra,
que mantuvo más de 40 años, aún sin perder sus contactos científicos y
humanos con el viejo continente. El artículo completo en: El País (España)
Los
investigadores dicen que el pan no presenta diferencias significativas a
uno hecho con 100% harina de trigo y que solo los consumidores más
astutos notarán un ligero sabor a maní.
Si te paras unos
segundos a observar el pan de la foto superior, ¿a que parece bastante
convencional? Pues en realidad está hecho de cucarachas.
Más concretamente de harina hecha con estos impopulares insectos. Pero, ¿a quién se le ha ocurrido esta idea y para qué? Los responsables son un equipo de investigadores brasileños que quieren dar con una posible solución a la escasez de alimentos y a la falta de proteína animal que se prevé para un futuro dado el crecimiento de la población mundial.
Una necesidad
Según la ONU, para 2050 habrá alrededor de 9.700 millones de personas en este mundo. Y por eso ha recomendado que empecemos a incluir en nuestra dieta insectos. Las razones son simples: son ricos en proteínas, abundantes en la naturaleza y su precio no es elevado. En varias regiones del mundo, como el sudeste asiático, ya son un comestible al uso. Pero
el pan de la fotografía no se hace con el tipo de cucarachas que se ven
por las calles o que, si no has tenido suerte, se te han colado en
casa. El equipo investigador utilizó una especie en particular, la
llamada cucaracha langosta (nauphoeta cinerea), originaria del norte de
África. Las cucarachas se reproducen de forma fácil y rápida mientras están en cautiverio. Pero, de todos los insectos que hay... ¿por qué precisamente las cucarachas? Hay
dos razones principales: además de ser una fuente rica en proteínas
(cuentan con un 70% en su composición, más que el 50% que ofrece la
carne roja), el insecto ha existido durante millones de años y ha conservado sus características genéticas incluso después del proceso evolutivo. "Deben poseer algo realmente
bueno para haber evolucionado sin la necesidad de adaptarse a los
entornos", explica la ingeniera de alimentos Andressa Jantzen, de la
Universidad Federal de Río Grande (FURG), en el sur de Brasil. Lea el artículo completo en: BBC Mundo
No pocos estudios sugieren que las preferencias sexuales de una persona tienen un origen biológico y no tanto psicológico.
No son pocos los estudios científicos que sugieren que las
preferencias sexuales de una persona tienen un origen biológico y no
tanto psicológico, como sostienen los psicoanalistas. Estas
conclusiones ponen en entredicho la influencia de las vivencias de la infancia ante la posible existencia de un componente genético, al tiempo que acalla las voces más detractoras de la libertad sexual. A día de hoy no se tiene plena constancia de los factores que definen la orientación sexual
de una persona, si bien es cierto que la comunidad científica se
inclina hacia una explicación biológica frente a la puramente psíquica. Algunas hipótesis sostienen que la homosexualidad se gesta durante la etapa intrauterina,
es decir, antes del nacimiento del bebé, y que está ligada a los
cambios hormonales en el cuerpo de la madre, ya que los niveles de
testosterona influyen en el desarrollo de ciertas áreas cerebrales
implicadas parcialmente en la atracción sexual. Otras apuntan hacia una respuesta inmune del cuerpo de la madre hacia
un feto de género masculino, que al experimentarse de forma reiterada
tras varios embarazos de varones, aumenta las posibilidades de tener un benjamín homosexual. La gran mayoría parece coincidir en los condicionantes prenatales de la identidad sexual. No son pocos los estudios científicos que sugieren que las
preferencias sexuales de una persona tienen un origen biológico y no
tanto psicológico, como sostienen los psicoanalistas. Estas
conclusiones ponen en entredicho la influencia de las vivencias de la infancia ante la posible existencia de un componente genético, al tiempo que acalla las voces más detractoras de la libertad sexual. A día de hoy no se tiene plena constancia de los factores que definen la orientación sexual
de una persona, si bien es cierto que la comunidad científica se
inclina hacia una explicación biológica frente a la puramente psíquica. Algunas hipótesis sostienen que la homosexualidad se gesta durante la etapa intrauterina,
es decir, antes del nacimiento del bebé, y que está ligada a los
cambios hormonales en el cuerpo de la madre, ya que los niveles de
testosterona influyen en el desarrollo de ciertas áreas cerebrales
implicadas parcialmente en la atracción sexual. Otras apuntan hacia una respuesta inmune del cuerpo de la madre hacia
un feto de género masculino, que al experimentarse de forma reiterada
tras varios embarazos de varones, aumenta las posibilidades de tener un benjamín homosexual. La gran mayoría parece coincidir en los condicionantes prenatales de la identidad sexual. Fuente: Muy Interesante
No hay consenso en la comunidad científica sobre si los virus son o no organismos vivos.
Los
virus plantean un problema a los biólogos porque no tienen células, por
lo que no forman parte de ninguno de los tres grupos principales de
seres vivos.
Responder a esta pregunta no es trivial puesto que no hay consenso en la comunidad científica sobre si los virus son o no organismos vivos.
En ocasiones se habla de ellos como estructuras al límite de la vida.
Pero vayamos a lo que sí son con toda seguridad: agentes infecciosos que
necesitan de un organismo vivo para multiplicarse, es decir, parásitos.
No son células pero infectan a todo tipo de organismos vivos: animales,
plantas, hongos, bacterias y protozoos, ¡hasta se han encontrado
parasitando a otros virus! Son tan pequeños –100 nanómetros de media o
lo que es lo mismo, una milésima parte del grosor de un cabello- que no
pueden observarse con el microscopio óptico, solo cuando se inventó el
microscopio electrónico, en 1931, que es capaz de ver objetos
minúsculos, pudimos tener una imagen de ellos. Al observar al
microscopio electrónico los virus extraídos de un organismo infectado se
pudo comprobar que aparecían múltiples partículas. Cada una de esas
partículas víricas era extraordinariamente sencilla, estaba formada por
una cubierta hecha de proteína y llamada cápside en cuyo interior se
protege el material genético que puede ser ADN o ARN. En algunos tipos
de virus las partículas tienen también un envoltorio lipídico, es decir
formado por lo que normalmente llamamos grasas, que roban de las
membranas de las células que infectan.
1)
El virus de la gripe se une a una célula epitelial diana. 2) La célula
engulle el virus mediante endocitosis. 3) Se libera el contenido del
virus. El ARN vírico se introduce en el núcleo, donde la polimerasa de
ARN lo replica. 4) El ARN mensajero (ARNm) del virus sirve para
fabricar proteínas víricas. 5) Se fabrican nuevas partículas víricas y
se liberan al líquido extracelular. La célula, que no muere en el
proceso, sigue fabricando nuevos virus.CNX OpenStax, CC BY
Un virus puede existir como ente
individual pero en cuanto entra en un organismo vivo, si es competente
para multiplicarse, o como decimos los biólogos para replicarse, lo hará
en muy poco tiempo creando múltiples copias de sí mismo. Así que cuando
en ciencia nos referimos a un virus que infecta un organismo no
hablamos de una sola de esas partículas sino de una población de
partículas. Sobre si son o no inmortales la respuesta no es obvia. Para
ser mortal -o inmortal en este caso- un organismo debe, primero, estar
vivo y, tal como decía antes, no está del todo claro que los virus lo
estén. Es verdad que los virus tienen estructura genética,
evolucionan por selección natural y se reproducen creando réplicas,
aunque no idénticas, de sí mismos pero no están compuestos de células y,
según la teoría celular, esas son las estructuras básicas de la vida
así que sin ellas no podría considerarse que un virus sea un ser vivo.
Hay otro argumento más en contra de considerarlos seres vivos, los virus
no tienen metabolismo propio, necesitan las células de los organismos
que infectan para replicarse.
Pero volvamos sobre la cuestión
inicial. Una partícula de virus tiene una existencia muy corta fuera de
un ser vivo pero cuando entra en un hospedador empieza a replicarse a un
ritmo fortísimo. Sabemos, por ejemplo, que en un individuo infectado
por el virus del VIH o de la hepatitis C puede haber entre 10.000
millones y 100.000 millones de virus. Su vida media es de 6 a 24 horas
pero como se replican tan rápido esas poblaciones enormes están en
continua renovación. Y eso quiere decir que nunca estamos hablando de un
solo virus sino de poblaciones de virus en equilibrio que en virología
se conocen con el nombre de cuasiespecies víricas. Así que la respuesta a
la pregunta de si son inmortales es que si estamos hablando de un solo
virus o partícula vírica, por supuesto que no es inmortal, está claro
que desaparece. Pero dado que realmente no podemos hablar de un solo
virus sino de una población de virus esa sí podría no desaparecer nunca
si a la muerte de su hospedador se hubiera transmitido ya a otro
huésped. No será exactamente la misma entidad porque se replica en copias que no son idénticas
pero a menos que evolucione tanto como para convertirse en otro virus
diferente seguirá siendo el mismo virus. En mi opinión no hay nada
inmortal pero lo más cercano a la inmortalidad sería ese conjunto de
mutantes que sin parar de replicarse van poco a poco cambiando en el
tiempo para seguir manteniéndose ellos mismos y en condiciones óptimas
podrían perdurar indefinidamente. Ello sucedería hasta el momento en que
no tuvieran ningún ser vivo al que parasitar, entonces desaparecerían.
Hay ciertos comportamientos y maneras de pensar que favorecen los sentimientos de felicidad sin excepciones.
La felicidad que sentimos tiene un componente genético marcado en
nuestro temperamento. Se considera que aproximadamente supone el 50%. La
satisfacción de tener posesiones materiales, económicas y buena salud
aporta un 10 %. Y el 40% restante lo causa la forma en que pensamos y
nos comportamos. Por lo tanto, a la hora de promover la felicidad en nuestros hijos,
lo importante es, a diferencia de lo que solemos creer, no centrarse en
el 10 %, pues es mucho esfuerzo para muy poca recompensa. La clave es
invertir en la “fuente” del 40%. Es, como se ve, una cuestión de
rentabilidad.
De hecho, los estudios científicos demuestran que ciertos
comportamientos y maneras de pensar favorecen los sentimientos de
felicidad sin excepciones, a menos que, claro, está, suframos una
patología. Así que tomen nota, porque estos consejos valen tanto para
niños como para adultos: 1. Expresar gratitud. En la actualidad las
posesiones materiales de un niño multiplican por 10 las que tenía un
niño hace 50 años. Incluso un niño de clase media baja tiene mucho más
que lo que tenía un niño de clase alta hace medio siglo. Sin embargo, es
una evidencia que los niños actuales no son 10 veces más felices. Algo
falla, pues. El hecho de desear siempre más no es una buena idea, de
modo que hay que aprender y enseñar a estar agradecido con lo que se
tiene. Es una actitud típica de la filosofía budista y estoica: hay que
fijarse en el presente y estar conforme con él, sin agobiarse demasiado
con el futuro y sin lamentarse del pasado. Si los niños aprenden a
valorar y agradecer lo que tienen, aprenden a su vez a valorar lo que
tienen los demás, por lo que previsiblemente serán más generosos y
empáticos. 2. Ser optimista. Pero sin caer en la ingenuidad.
Hay que confiar en la autonomía de los niños para hacer las cosas y en
su competencia para hacerlas bien. Sin duda cometerán no pocos errores,
pero es un paso necesario para el correcto desarrollo: para un escritor,
por ejemplo, no hay mejor herramienta que la papelera. La conciencia de
saber que trabajar duro aumenta la posibilidad de que las cosas en
efecto salgan bien es fundamental para alcanzar un estado de bienestar. A
menudo, puede que no salgan bien, pero si no hay trabajo rara vez
saldrán como queremos. Los optimistas no se dan por vencidos fácilmente y
muchas veces esa es también la causa de su éxito. 3. Evitar pensar demasiado. Como dijo Buda, «el
dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional». La mayor parte de
nuestra infelicidad no viene de las cosas negativas que nos pasan
–dolor– sino de lo que pensamos acerca de ellas –sufrimiento–. Es decir,
del relato que hacemos de lo que nos ha pasado. Pensemos que, por
ejemplo, la angustia es la conciencia de una posibilidad, pero no
necesariamente de una realidad. Damos muchas vueltas a las cosas, la
mayoría de las veces innecesariamente. En nuestras sociedades modernas
occidentales, donde en general no hay problemas vitales acuciantes, el
agobio por cualquier nimiedad -ahí está la tropa de “ofendidos” de las
redes sociales- se ha convertido en un estado de ánimo permanente. Este
comportamiento lo contagiamos involuntariamente a los que nos rodean,
especialmente a nuestros hijos. Es lo que en psicología se llama
rumiación, que es agarrar un pensamiento –normalmente negativo– y
empezar a manosearlo en nuestra mente hasta que el estado de ánimo es
mucho peor que el inicial. Una pérdida de tiempo y de energía. El artículo completo en: El País
El estilo de vida influye, pero existe un factor genético hereditario que ayuda a vivir más años.
Las mellizas Phyllis Jones e Irene Crump, que el 20 de noviembre de
2016 cumplieron cien años en la ciudad británica de Stourport-on-Severn,
atribuyen el secreto de su larga vida al trabajo duro y a la dieta.
Así se lo explicaron a los medios al mismo tiempo que les informaban de
los familiares que habían fallecido superados los noventa años. Sin
embargo, también hay un factor genético. Estas hermanas son un ejemplo de que la longevidad se hereda, según confirman todos los estudios.
El último, financiado en el Reino Unido por el Consejo de Investigación Médica (MRC, por sus siglas en inglés), apunta que el riesgo de morir por una enfermedad cardiaca es un 20 % menor por cada década de más que viven los padres cumplidos los setenta años. La investigación, publicada en el Journal of The American College of Cardiology, ha llegado a esta conclusión tras analizar los datos de unas 190.000 personas.
Este tipo de estudios reviste especial importancia porque permite identificar, en función de su perfil genético, a los pacientes con mayor riesgo de morir y poner así en marcha medidas preventivas. Por ejemplo, puede conocerse si una persona es propensa a tener resistencia a la insulina y evitar que llegue a desarrollar diabetes.
Una de las características de los centenarios es que envejecen con
salud, conservan las facultades y pueden valerse por sí mismos hasta muy
poco antes de la muerte. Biólogos y médicos investigan estos casos con
un objetivo: diseñar medicamentos que eviten el desgaste del cuerpo,
igual que existen para controlar el colesterol.
El investigador español habla de avances que pueden retrasar el envejecimiento o producir órganos en animales para trasplantes.
Javier Sampedro contó en este periódico
que hace unos años a Juan Carlos Izpisúa (Hellín, Albacete, 1960) le
diagnosticaron una enfermedad renal grave, una que afecta a sus dos
riñones y puede costarle la vida. Su reacción ayuda a compartir la fe
que transmite el investigador del Instituto Salk de la Jolla en
California (EE UU) cuando habla de lo que hace en su laboratorio,
hazañas que parecen de ciencia ficción, pero son solo ligeramente
futuristas. Tras asimilar la noticia, abrió una línea de investigación
renal en sus laboratorios de medicina regenerativa y en 2013, presentó
unos minirriñones construidos a partir de células madre humanas. El
trabajo fue incluido por la revista Science entre los más destacados del año. En un estudio más reciente,
mostró cómo había modificado la expresión génica de ratones enfermos
doblando su esperanza de vida. El tipo de tratamiento no actuaba sobre
la mutación causante de la dolencia sino que modificaba una serie de
marcas químicas que se acumulan sobre el genoma. Izpisúa cree que estos
tratamientos epigenéticos (del griego epi, sobre, porque van por encima
de los genes) son una llave para combatir el envejecimiento y prolongar
el número de años que podremos vivir con salud. “Hemos prolongado la
vida de animales con cambios epigenéticos y no hay nada que me indique
que no se podrá hacer en humanos”, afirma. Si todas estas promesas se hacen realidad, el impacto social será
inmenso y el investigador cree que los políticos no parecen conscientes
de esta revolución que ya se está gestando. “Todo esto se debe regular,
pero nuestros gobernantes desconocen hasta los experimentos que estamos
haciendo. ¿Cómo van a poder regular? Deberían tener un poquitín más de
interés en saber qué es lo que están haciendo los científicos para
apoyarlo, regularlo y que se beneficie toda la sociedad y no solo unos
pocos”, remacha poco antes de dar una conferencia en Madrid con motivo
del 350 aniversario de la farmacéutica Merck. Lea el artículo completo en: El País Ciencia
Los investigadores han unificado millones de perfiles públicos de una página de genealogía colaborativa.
Investigadores de varias instituciones estadounidenses e
israelíes han aprovechado datos publicados en internet por aficionados a
la genealogía para trazar la relación familiar de 13 millones de
personas en un único árbol genealógico. La documentación de esta gran
familia abarca una media de 11 generaciones y su estudio, publicado en
la revista Science,
ha revelado nuevos detalles sobre la influencia de la cultura
occidental en la diversificación genética de las poblaciones humanas. El
equipo de investigación, que reúne a genetistas y científicos
informáticos, también ha analizado el árbol para estimar la base
hereditaria de la longevidad, que calculan en torno al 16%.
Los datos provienen de la página web de genealogía
colaborativa Geni.com, donde cada usuario completa su árbol familiar,
con la opción de integrar árboles de otros usuarios que tengan parientes
en común. Los autores del estudio emplearon teoría matemática de grafos
para limpiar y ordenar los datos de 86 millones de perfiles públicos,
en un intento de fundir todas las familias disponibles. Además,
validaron sus resultados utilizando datos de ADN que estaban disponibles
para algunas genealogías. “Por primera vez se puede hacer historia de
población de una manera amplia gracias a las genealogías recogidas en la
web”, dice Jaume Bertranpetit, un científico del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC) ajeno a este estudio. “De hecho, creíamos que el caso de Islandia, donde sí se ha hecho, era único; ahora vemos que esto puede hacerse mucho más general”, agrega.
Del análisis se desprendieron 5,3 millones de árboles
inconexos; el más grande de ellos une a 13 millones de personas, algo
más que la población actual de Bélgica. “Toda la humanidad es parte de
la misma familia”, apunta el autor del estudio Yaniv Elrich, un
genetista y científico informático de Columbia University (EE UU) que
también es director científico de MyHeritage, la empresa propietaria de
Geni.com. “Según la teoría matemática, si cada persona pudiera proyectar
75 generaciones, el árbol genealógico de la humanidad conectaría a todo
el mundo: desde un aborigen en Australia, pasando por una persona
europea o africana, hasta un inuk en Alaska”, explica Elrich. “Y 75
generaciones no es tanto, son unos 2.000 años; no hablo de volver a la
prehistoria”, matiza.
"La
expresión génica en el espacio es como los fuegos artificiales
despegando, tan pronto como el cuerpo humano entra al espacio", dijo el
científico Chris Mason.
Los viajes al
espacio desatan en los astronautas un proceso explosivo de activación y
desactivación de los genes, así lo revelaron los resultados preliminares
del estudio Twins de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del
Espacio (NASA).
"Algunas de las
cosas más emocionantes que hemos visto al observar la expresión génica
en el espacio es que realmente vemos una explosión, como los fuegos
artificiales despegando, tan pronto como el cuerpo humano entra al
espacio", dijo el investigador principal del estudio, Chris Mason.
"Con este estudio
hemos visto miles y miles de genes cambiar la forma en que se encienden y
se apagan. Esto sucede tan pronto como un astronauta llega al espacio y
parte de la actividad persiste temporalmente al regresar a la Tierra",
agregó el científico.
El estudio
representa, según Mason, uno de los puntos de vista más completos de la
biología humana, precisó que establece la base para comprender los
riesgos moleculares de los viajes espaciales así como las formas de
proteger potencialmente y corregir los cambios genéticos.
Twins (gemelos)
lleva su nombre debido a los astronautas Scott Kelly y Mark Kelly,
quienes una vez retirados de los viajes espaciales, comenzaron a
combinar datos y revisar la enorme cantidad de información en busca de
correlaciones.
Los cambios térmicos globales provocados por el cambio climático inducido por el ser humano afectan ya a la mayoría de los aspectos de la vida en la Tierra con alteraciones en ecosistemas y en especies que incluso genera cambios genéticos, pese a que la temperatura global ha aumentado un grado centígrado en comparación con los niveles de la era preindustrial.
Así lo afirman investigadores del Centro ARC de Excelencia para Estudios de Arrecifes de Coral y la Universidad de Queensland (Australia), y la Universidad de Florida (Estados Unidos), y en el que participa BirdLife International. Los científicos analizaron los procesos ecológicos clave para que haya ecosistemas marinos, de agua dulce y terrestres de forma saludable.
Los impactos para los seres humanos incluyen el aumento de plagas y brotes de enfermedades, la reducción de la productividad de las pesquerías y la disminución de los rendimientos agrícolas. Cambios evolutivos tangibles
Lo significativo del estudio es que, junto a los cambios fácilmente observables como la floración de una planta como consecuencia de una primavera adelantada, se está produciendo una silenciosa modificación de la configuración genética de los seres vivos.
El estudio indica que algunas salamandras han reducido su tamaño alrededor de un 8% durante los últimos 50 años (un cambio similar en seres humanos equivaldría a una reducción de tamaño de 15 centímetros). Durante este mismo periodo, tres especies de aves paseriformes del noreste de Estados Unidos han disminuido la envergadura de las alas en un 4%.
Los correlimos gordos, un ave límicola que se reproduce en el Artico, tienen descendientes más pequeños, con picos más cortos, lo que afecta a sus perspectivas de crecimiento.
Lo contrario les está sucediendo a algunos mamíferos en aguas más frías, donde un clima más templado significa más comida. Por ello, la marta americana y la marmota de vientre amarillo están aumentando su tamaño.
Al caer enfermos, notamos que nuestro cuerpo está mal. Nuestras
defensas se activan y hacen todo lo que pueden para eliminar ese agente
infeccioso que no nos permite actuar con normalidad. A su vez, nuestro
organismo también se defiende ante otro tipo de ataques, como por
ejemplo que nos salga una moradura en la zona en la que nos hemos dado
un golpe, o que, al hacernos alguna herida, ésta sea capaz de
cicatrizarse por sí sola. Pero esto no es exclusivo del ser humano ni de los animales, ya que
las plantas también tienen sus propios mecanismos de defensa. Cuando las
plantas son atacadas o están “enfermas” debido a que han sido
infectadas por algún patógeno o un virus, las plantas activan sus
mecanismos de defensa y generan una serie de compuestos químicos y
proteínas que se encargan de comunicarle al resto de la planta que algo
no está yendo bien. Este cambio en los compuestos producidos por la
planta es debido a que hay una serie de genes que se activan (o dejan de
hacerlo) al notar la presencia de algún agente infeccioso, o al
sentirse atacada cuando algún animal provoca alguna herida en la hoja. Hay dos moléculas relacionadas con la defensa en plantas que debemos
destacar: el ácido salicílico (SA) y el ácido gentísico (GA). Estas
moléculas son precisamente las que actúan como señal cuando algo no va
como debería, avisando al resto de la planta y provocando la activación
de los genes de defensa. Además, se ha observado que la aplicación de
estos compuestos puede ayudar a mejorar la resistencia de las plantas a
diversas infecciones. Por ello, es importante estudiar el papel que
tienen estas dos moléculas en la respuesta defensiva, siendo a ello a lo
que nos dedicamos en el laboratorio. En este laboratorio, estamos estudiando en especial un gen implicado
en la defensa de tomate, que se expresa cuando se ha producido algún
tipo de infección. Para ello, hemos transformado plantas de tomate
provocando que este gen de defensa no se active. En este caso, estás
plantas no acumularán la proteína de defensa proporcionada por este gen,
por lo que serán más susceptibles ante cualquier ataque que las plantas
normales. Una vez obtenidas las plantas, nos centramos en estudiar qué cambios
provoca la falta de este gen cuando la planta de tomate está siendo
atacada y los comparamos con la planta sin modificar. Para ello, hemos
sometido a las plantas a una serie de pruebas como, por ejemplo, la
infección con una bacteria llamada Pseudomonas syringae o con
el virus del bronceado del tomate (TSWV), una de las 10 virosis más
importantes en tomate. También hemos alimentado las raíces de las
plantas con una sustancia que se acumula en plantas enfermas. Lo importante de este tipo de ensayos es que hay que coger muestra a
horas determinadas. Es decir, las plantas van sufriendo una serie de
cambios y lo que queremos ver es cómo se van produciendo esos cambios.
Si cogemos muestra, que en nuestro caso serían hojas, al cabo de dos
semanas y ya, entonces no veríamos nada importante. Por lo tanto,
tenemos que ir cogiendo muestra a las 6, 10, 24 horas, por ejemplo, o
incluso a los 6, 8, 15 días después de la infección, dependiendo del
experimento. Además, este tipo de muestreo sería como sacar una foto,
congelar la imagen y que la planta se quede como está para poder ver qué
estaba sucediendo en ese momento en concreto. Para ello, colocamos las
hojas (siempre la misma hoja de cada planta) en unos tubos especiales
llamados falcon y las congelamos instantáneamente al sumergirlas en
nitrógeno líquido. Una vez recogido todo lo que necesitamos, meteremos
estas muestras previamente identificadas, en un congelador a -80ºC y así
estarán listas para cuando queramos analizarlas. A la hora de analizar, identificamos que genes han dejado de
funcionar o cuáles se están expresando de forma distinta con respecto a
las plantas normales, comprobando siempre que nuestro querido gen ya no
se encuentra en las plantas transformadas, pero sí en las normales.
También comprobamos qué diferencias se observan en los niveles de
producción de compuestos relacionados con la defensa, ya que esa
alteración puede provocar que las plantas sean más o menos resistentes, e
identificamos qué está ocurriendo con las moléculas nombradas más
arriba, el Ácido Gentísico y el Ácido Salicílico. El objetivo principal de este proyecto es conocer más acerca
del sistema defensivo de las plantas y poder contribuir a la obtención
de plantas que sean más resistentes, como si fuesen capaces de rebelarse
ante cualquier patógeno. Fuente: NAUKAS