Trata de imaginar la Tierra vista desde el espacio. ¿Dónde quedaría la parte de arriba?
Si dices el Polo Norte, lo más probable es que coincidan muchas personas contigo. Sin embargo, pudieras estar equivocado.La incómoda verdad es que a pesar de que todos nos imaginamos el mundo de esa manera, no hay razones para pensar que el techo del mundo es el norte.
La forma como quedó determinado de esa forma es una excitante mezcla de historia, astrofísica y psicología.
Y además, nos lleva a una conclusión importante: el concepto utilizado para diseñar los mapas tiene que ver con la manera como nos sentimos al respecto.
Navegación cerebral
Entender dónde estás ubicado en el mundo es una habilidad básica de supervivencia, lo cual explica por qué los humanos, como la mayoría de las especies, tienen áreas especializadas del cerebro con numerosas conexiones para crear un mapa cognoscitivo de lo que nos rodea.Sin embargo, lo que hace únicos a los humanos, con la excepción de las abejas, es que nosotros tratamos de transmitir estos conocimientos del mundo a otros miembros de nuestra especie.
Esto es así desde hace mucho tiempo también en lo que se refiere a cartografía. La primera versión de un mapa fue descubierta en la pared de una cueva hace 14.000 años.
Mirando hacia el emperador
Dada esa larga trayectoria, es sorprendente pensar que fue solo hace pocos siglos que el norte comenzó a ser considerado como el tope del planeta.De acuerdo con Jerry Brotton, un historiador de la Universidad Queen Mary en Londres especializado en mapas, "el norte fue rara vez colocado en el tope, por el simple hecho que de ahí es donde viene la oscuridad".
"El oeste tampoco fue una elección, porque por ahí desaparecía el sol".
Brotton dice que aun cuando ya tenían brújulas en esa época, no existe una razón sólida para que el norte esté en la parte de arriba de los mapas.
Las primeras brújulas hechas en China estaban diseñadas para apuntar hacia el sur, que entonces era considerado más deseable que el oscuro norte.
Pero en los mapas chinos el Emperador, quien vivía en el norte del país, siempre fue colocado en el tope de los mapas, con todos los demás súbditos mirando en dirección hacia él.
"En la cultura china el emperador mira hacia el sur, porque de ahí es donde viene el viento, por eso es una buena dirección. El norte no es muy bueno, pero te encuentras en una posición de subordinación hacia el emperador, así que tienes que mirarlo", explica Brotton.
El artículo completo en la web de la BBC