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10 de junio de 2014
Hasta las ratas se arrepienten de sus errores...
Lamentarse por una mala decisión se creía hasta ahora un comportamiento exclusivamente humano, pero también los roedores muestran su pesar cuando «meten la pata». Lo han visto en su cerebro.
 
La capacidad de arrepentirse,
 el lamento por alguna acción pasada considerada indebida o errónea, se 
creía hasta ahora exclusiva del ser humano (y no necesariamente muy 
extendida). Pero como ocurre con otros comportamientos que creemos tan 
nuestros, no tenemos el monopolio. Una nueva investigación del 
Departamento de Neurociencia de la Universidad de Minnesota (EE.UU.) revela que también las ratas
 -quién iba a pensar en ellas- muestran su pesar cuando se equivocan. El
 estudio ha sido publicado en la revista Nature Neuroscience.
Para medir el arrepentimiento en las ratas,
 el equipo partió de la definición formulada por economistas y 
psicólogos. «El arrepentimiento es el reconocimiento de que se ha 
cometido un error, que si hubieras hecho algo más, habría sido mejor», 
explica A. David Redish, profesor de neurociencia. «La parte más difícil
 de este estudio era distinguir el pesar de la decepción, que es cuando 
las cosas no son tan buenas como cabría haber esperado. La clave para 
distinguir entre los dos fue dejar que las ratas escogieran qué hacer».
Los investigadores desarrollaron una nueva prueba en la que
 se «preguntaba» a las ratas cuánto tiempo estaban dispuestas a esperar a
 ciertos alimentos. «Es como esperar en la cola en un restaurante 
-apunta Redish-. Si la cola es demasiado larga en el restaurante de 
comida china, entonces te rindes y te vas a un restaurante de comida 
india al lado».
En esta tarea, a la que llamaron «Restaurant Row» (La cola del restaurante) a la rata se le presenta una serie de opciones de comida, pero tiene un tiempo limitado en cada «restaurante».
Los resultados de la investigación muestran que las ratas 
estaban dispuestas a esperar más tiempo para ciertos sabores, lo que 
implica que tenían preferencias individuales. Como se podían medir las 
preferencias individuales de las ratas, los investigadores podían medir 
las buenas y malas opciones. A veces, las ratas se saltaban una buena 
opción y se encontraban frente a una mala. 
«En los seres humanos, una parte del cerebro llamada 
corteza orbitofrontal se activa durante el arrepentimiento. Encontramos 
en ratas que reconocieron que habían cometido un error, indicadores en 
la corteza orbitofrontal que representan la oportunidad perdida. 
Curiosamente, la corteza orbitofrontal de la rata representaba lo que la
 rata debería haber hecho, no la recompensa perdida. Esto tiene sentido 
porque no te arrepientes de lo que no recibiste, te arrepientes de lo 
que no hiciste», explica Redish. 
El investigador cree que los resultados del experimento 
permiten a los neurocientíficos hacer preguntas adicionales para 
comprender mejor por qué los humanos hacen las cosas de la manera que 
las hacen. 
 
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