La capacidad de arrepentirse,
el lamento por alguna acción pasada considerada indebida o errónea, se
creía hasta ahora exclusiva del ser humano (y no necesariamente muy
extendida). Pero como ocurre con otros comportamientos que creemos tan
nuestros, no tenemos el monopolio. Una nueva investigación del
Departamento de Neurociencia de la Universidad de Minnesota (EE.UU.) revela que también las ratas
-quién iba a pensar en ellas- muestran su pesar cuando se equivocan. El
estudio ha sido publicado en la revista Nature Neuroscience.
Para medir el arrepentimiento en las ratas,
el equipo partió de la definición formulada por economistas y
psicólogos. «El arrepentimiento es el reconocimiento de que se ha
cometido un error, que si hubieras hecho algo más, habría sido mejor»,
explica A. David Redish, profesor de neurociencia. «La parte más difícil
de este estudio era distinguir el pesar de la decepción, que es cuando
las cosas no son tan buenas como cabría haber esperado. La clave para
distinguir entre los dos fue dejar que las ratas escogieran qué hacer».
Los investigadores desarrollaron una nueva prueba en la que
se «preguntaba» a las ratas cuánto tiempo estaban dispuestas a esperar a
ciertos alimentos. «Es como esperar en la cola en un restaurante
-apunta Redish-. Si la cola es demasiado larga en el restaurante de
comida china, entonces te rindes y te vas a un restaurante de comida
india al lado».
En esta tarea, a la que llamaron «Restaurant Row» (La cola del restaurante) a la rata se le presenta una serie de opciones de comida, pero tiene un tiempo limitado en cada «restaurante».
Los resultados de la investigación muestran que las ratas
estaban dispuestas a esperar más tiempo para ciertos sabores, lo que
implica que tenían preferencias individuales. Como se podían medir las
preferencias individuales de las ratas, los investigadores podían medir
las buenas y malas opciones. A veces, las ratas se saltaban una buena
opción y se encontraban frente a una mala.
«En los seres humanos, una parte del cerebro llamada
corteza orbitofrontal se activa durante el arrepentimiento. Encontramos
en ratas que reconocieron que habían cometido un error, indicadores en
la corteza orbitofrontal que representan la oportunidad perdida.
Curiosamente, la corteza orbitofrontal de la rata representaba lo que la
rata debería haber hecho, no la recompensa perdida. Esto tiene sentido
porque no te arrepientes de lo que no recibiste, te arrepientes de lo
que no hiciste», explica Redish.
El investigador cree que los resultados del experimento
permiten a los neurocientíficos hacer preguntas adicionales para
comprender mejor por qué los humanos hacen las cosas de la manera que
las hacen.
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