15 de septiembre de 2014
¿Se puede digitalizar el yo?
Algunos expertos en prospectiva tecnológica, que tratan de
identificar los futuros avances en función de las investigaciones
actuales, auguran que en unas décadas será posible digitalizar el yo,
esto es, transferir a una máquina o a otro cuerpo nuestras capacidades
mentales. Según uno de estos cibergurús, el inventor y director de
Ingeniería de Google Ray Kurzweil, antes de mediados de siglo tendrá lugar la aparición de la inteligencia artificial.
El avance potenciará de tal forma los sistemas informáticos que los seres humanos se verán abocados a combinarse con ellos mediante distintos tipos de implantes. De hecho, en su obra The Singularity is Near Kurzweil sostiene que esto permitirá simular con el máximo detalle la actividad de todas las estructuras cerebrales de un individuo, por ejemplo, la de cada una de sus 85.000 millones de neuronas. En teoría, de este modo sería posible convertir en datos su memoria, habilidades y personalidad, hacer copias de seguridad de ellas o incluso instalarlas en estructuras no biológicas mucho más duraderas que el cuerpo de una persona, un proceso que se conoce como inmortalidad digital. Ese es el objetivo último, por ejemplo, del Proyecto Avatar, impulsado por el multimillonario ruso Dmitry Itskov.
Fuente:
Muy Interesante
El avance potenciará de tal forma los sistemas informáticos que los seres humanos se verán abocados a combinarse con ellos mediante distintos tipos de implantes. De hecho, en su obra The Singularity is Near Kurzweil sostiene que esto permitirá simular con el máximo detalle la actividad de todas las estructuras cerebrales de un individuo, por ejemplo, la de cada una de sus 85.000 millones de neuronas. En teoría, de este modo sería posible convertir en datos su memoria, habilidades y personalidad, hacer copias de seguridad de ellas o incluso instalarlas en estructuras no biológicas mucho más duraderas que el cuerpo de una persona, un proceso que se conoce como inmortalidad digital. Ese es el objetivo último, por ejemplo, del Proyecto Avatar, impulsado por el multimillonario ruso Dmitry Itskov.
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