El lugar parece un solar cualquiera, uno de los pocos sin construir en una de las zonas más lujosas de Miami. Cubierto por una valla no muy alta, se puede ver a tres personas trabajando y alguna excavadora aparcada.
Pero los trabajadores no son albañiles sino arqueólogos.
Algo sorprendente en una ciudad que fue fundada a finales del siglo XIX. Es más, Miami, la más joven de las grandes urbes de EE.UU., no despegó hasta comienzos del siglo XX con la llegada del ferrocarril.
Una inversión de cientos de millones de dólares hecha por los promotores inmobiliarios pende ahora de la decisión de las autoridades. El debate está servido entre el derecho a la propiedad privada de los constructores y la conservación del legado histórico arqueológico.
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BBC Ciencia