La Guerra Fría fue un periodo de una gran tensión mundial en el que,
pese a que hubo muchos enfrentamientos indirectos, las dos grandes
potencias que durante décadas tuvo el mundo nunca se atacaron de forma
directa.
Por ello, desde 1946 a 1989, la propaganda jugó un papel clave para
conseguir, no sólo posicionar a la población, sino para posicionar a
todos los estados soberanos que se mantuvieron imparciales durante gran
parte del periodo.
Quizá los ejemplos más conocido de propaganda sean La Carrera Espacial, donde Estados Unidos y la Unión Soviética intentaron demostrar su potencial aeroespacial, y La Carrera Armamentística Nuclear,
que mostró al mundo cómo, después de las masacres de Hiroshima y
Nagasaki, ambas potencias llenaban sus arsenales con cientos de cabezas
nucleares.