¿Cómo logra sobrevivir un mosquito al impacto de una gota de 
lluvia que pesa entre dos y cincuenta veces más que su diminuto cuerpo? 
Científicos en Estados Unidos 
hallaron una respuesta sorprendente: los insectos utilizan movimientos 
característicos del tai chi.
La clave, según investigadores del Instituto de 
Tecnología de Georgia, está en que el pequeño y leve cuerpo del mosquito
 ofrece poca resistencia a la gota, descendiendo incluso con ella. De 
esta forma, los insectos no reciben el impacto total de la colisión.
                     
                     
La gota no choca contra el cuerpo en un "golpe 
catastrófico" y ni siquiera llega a romperse. "Usualmente pensamos que 
las gotas de lluvia chocan contra los objetos y se rompen. Pero si el 
objeto es lo suficientemente liviano, como un mosquito, la gota no 
recibe suficiente fuerza como para romperse", dijo a BBC Mundo, David 
Hu, profesor de ingeniería mecánica del instituto en Georgia y autor 
principal del estudio. "En tai chi hay una filosofía según la cual si no
 resistimos la fuerza de nuestros opositores, no la sentiremos".
                     
"La gota empuja al mosquito hacia abajo sin 
romperse. Para explicar por qué la fuerza del impacto es tan reducida, 
me gusta usar una analogía con el tai chi, que requiere movimientos 
lentos para reducir la fuerza de impacto del combatiente opositor".
                     
"La fuerza de colisión es proporcional a la 
medida en la que el mosquito resiste esa fuerza. La gota pierde de esta 
forma apenas el 10% de su velocidad, lo que contrasta claramente con el 
caso, por ejemplo, de las libélulas, en que las gotas pierden el 90%".
                     Filmación
Hu y el estudiante de doctorado Andrew Dickerson
 filmaron la colisión de las gotas de aguas con los mosquitos, 
utilizando una cámara de alta velocidad.
"Fue muy difícil captar esas imágenes. Las gotas
 de lluvia viajan a entre 5 y 10 metros por segundo, es decir, recorren 
la longitud de mi oficina en un único segundo", explicó Hu a BBC Mundo.
"Para recrear la lluvia dejamos caer desde el 
tercer piso de nuestro edificio y también desde el techo de nuestro 
laboratorio una secuencia de gotas sobre un contenedor alto lleno de 
mosquitos. De esta forma nos aseguramos de que las gotas hicieran 
colisión con los insectos".
                     
Las imágenes registradas por Hu muestran cómo 
los mosquitos simplemente combinan la fuerza de la gota con su propio 
desplazamiento y ambos caen juntos por un instante.
                     
"Por eso no sienten la fuerza de la gota, simplemente se unen a ella y viajan juntos", dijo Hu.
Cuando un objeto en movimiento choca contra 
otro, es la parada abrupta lo que produce la fuerza que causa mayor 
daño. Por ejemplo, si un auto choca contra una pared a 50 kilómetros por
 hora, la pared y el auto absorben toda la energía que lleva el vehículo
 en movimiento, potencialmente con terribles consecuencias.
                     
La clave para el mosquito es que por no alterar prácticamente la velocidad de la gota, absorbe una parte mínima de su energía.
                     Robots
Pero sobrevivir a la colisión no es el fin de la
 lucha de supervivencia para el mosquito. Debe también escapar de la 
gota antes de que ésta se estrelle contra el suelo a más de 32 
kilómetros por hora.
El estudio podría ayudar a diseñar pequeños robots.
                        
Y aquí es donde entran en juego los pelos que 
cubren el cuerpo del insecto. Estos pelos repelen el agua, lo que parece
 facilitar el escape. Cada mosquito en el experimento evitó ser 
arrastrado y logró separarse de la gota antes de que esta hiciera 
impacto contra el suelo.
El estudio de Hu podría ayudar a diseñar robots diminutos que puedan moverse sin ser afectados por las inclemencias del tiempo.
                     
"Si crean un robot muy pequeño, los diseñadores 
ya habrán incorporado un elemento de fortaleza. Las colisiones son más 
fáciles de sobrevivir cuando el robot es de dimensiones reducidas", dijo
 Hu a BBC Mundo.
                     
"Por otra parte, tener patas y alas que se 
extienden desde el cuerpo ayuda a la separación postcolisión, porque la 
fuerza de arrastre en las alas roza al insecto y rompe el punto de 
contacto".
                     
Hu planea seguir investigando el impacto de la 
lluvia en los animales de menor tamaño. "Cuando se es muy pequeño, 
sobrevivir a la lluvia es algo muy importante".
                     
"También estamos interesados en otras formas en 
las que los animales se han adaptado, por ejemplo, al rocío. Ya hemos 
estudiado cómo las hormigas se desplazan en suelos mojados, cómo los 
perros se sacuden el agua y cómo los mosquitos sobreviven a la lluvia. 
Los animales tienen formas muy ingeniosas de mantenerse secos".
                     
El estudio fue publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, Proceedings of the National Academy of Sciences, PNAS. 
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