(En respuesta al artículo "La ciencia dice que la gente no nace gay", publicado en El País el 30/12/11)Sobre el autor:
Pere Estupinya. Soy químico, bioquímico, y un omnívoro de la ciencia, que ya lleva cierto tiempo contándola como excusa para poder aprenderla.
La ciencia no dice lo que quieres escuchar. La ciencia plantea hipótesis, hace estudios para ponerlas a prueba, e intenta sacar conclusiones objetivas.
Claro que entre investigadores existen ideas preconcebidas y pueden manipular datos o diseños experimentales para defender una visión u otra. Seríamos ilusos si no lo reconociéramos. Pero entonces cuando envían su artículo a una revista de alto impacto y el editor lo distribuye entre expertos para que lo valoren de forma anónima, responderán que el estudio no es riguroso y no lo publicarán. Y aunque logre pasar este primer filtro, si con el tiempo otros grupos de investigación no logran reproducir tus resultados, tu hipótesis quedará descartada por mucho que te empeñes en defenderla. En ciencia siempre es otro quien demuestra si tienes razón o no.
Hace unos días El País publicó el artículo "La ciencia dice que la gente no nace gay" con la entrevista al terapeuta que dice poder cambiar la orientación sexual de gays y sanar su homosexualidad. No sé si el títular resulta ofensivo para la comunidad homosexual, pero sí para la científica. El País no debería haber transmitido este mensaje. Es falso.
Richard Cohen defiende que no hay nada biológico en la homosexualidad porque es lo que le permite armar su teoría: si la homosexualidad es sólo fruto de experiencias después del nacimiento, entonces su psicoterapia podría revertir dichas experiencias y cómo él dice en su libro, "sanar la homosexualidad". Si por el contrario, dentro de todo este espectro de grises que que es la sexualidad humana, alguien es gay porque nace gay, intentar cambiar su orientación para devolverlo a una supuesta normalidad sería algo aberrante. Deberían ser los prejuicios sociales quienes cambiaran y no ellos.
¿Tiene la ciencia algo que aportar en este debate? Si le preguntas y de verdad te interesa su opinión, lo que te dirá es que Cohen no tiene razón. Hay muchas evidencias de que factores biológicos pueden jugar un papel decisivo en la definición de la orientación sexual. El más aceptado de ellos, los niveles de hormonas masculinas durante el embarazo.
Cualquier embrión empieza a desarrollarse sin un sexo definido. Pero si posee un cromosoma Y, en la semana 6 de gestación empezarán a desarrollarse los testículos. Y en la 8 comenzarán a segregar testosterona alcanzando su nivel máximo entre la semana 12 y 14. Justo cuando además del cuerpo también se está desarrollando el cerebro. La testosterona y otros andrógenos es lo que masculinizará el feto. Si no hay liberación de testosterona, el cuerpo y cerebro del feto continuarán su desarrollo como mujer. Pues bien; los neuroendocrinólogos creen que si durante un embarazo masculino el pico de testosterona no es suficientemente alto, algunas partes del cerebro podrían quedar menos masculinizadas y condicionar hacia la homosexualidad. Y tienen evidencias de ello.
Por una parte están los experimentos con animales. Si modificas los niveles de testosterona y otros andrógenos durante la gestación de ratas, podrás obtener tanto machos como hembras con preferencia por su mismo sexo. Obvio que no es extrapolable a la complejidad de la conducta humana, pero sí un indicio de que las hormonas juegan un papel clave en la diferenciación sexual durante el embarazo. Fíjate si no en un trastorno llamado Congenital Adrenal Hyperplasia, por el que los fetos femeninos son igualmente expuestos a altos niveles de andrógenos. De niñas las mujeres con CAH muestran comportamientos más masculinos, y de adultas algunas de ellas experimentan más atracción por personas de su mismo sexo.
Y existe una condición casi contraria; las mujeres con Androgen Insensitivity Syndrome (AIS), que son mujeres a pesar de tener cromosomas XY. La gestación empieza normal, y a la semana 6 los testículos empiezan a crecer y segregar testosterona. Pero debido a una mutación genética, las células de las personas con AIS no tienen receptores de andrógenos. Es decir; circulan altos niveles de testosterona en sangre pero sus células no la reconocen. A consecuencia de ello, en etapa fetal el crecimiento de testículos se detiene y muchas niñas nacen sin ser diagnosticadas. Llevan vida absolutamente normal como niñas, y es durante la infancia o pre-adolescencia cuando se detecta algo extraño. En la mayoría de casos de AIS se realiza una operación para quitar los testículos pequeños y todavía internos, y adecuar la vagina a relaciones sexuales futuras. El cerebro y cuerpo de mujeres con síndrome de insensibilidad a andróginos completo siempre ha sido femenino (a excepción de los testículos y cromosomas XY), y a pesar de la infertilidad, pueden llevar una vida absolutamente normal y feliz como mujeres.
Regresando a la homosexualidad, los científicos saben que los niveles de testosterona durante el embarazo influyen en el desarrollo de ciertas áreas cerebrales, como por ejemplo el hipotálamo implicado parcialmente en la atracción sexual. Estudios de resonancia magnética funcional han demostrado que algunas características del hipotálamo de hombres homosexuales es más parecido al de mujeres que al de hombres heterosexuales. Esto también es interpretado como una evidencia de condicionantes prenatales a la homosexualidad. (1) (2) (3)
No se sabe muy bien qué podría provocar unos niveles más o menos altos de testosterona durante el embarazo. Pero la alta (aunque no completa) correlación entre gemelos gays hace pensar que podría haber algún componente genético. Parece descartado encontrar un gen asociado a la homosexualidad, pero hay hipótesis novedosas sugiriendo que regulaciones epigenéticas podrían jugar un papel importante. También se especula que la resistencia parcial a andrógenos desarrollada por las mujeres tras varios embarazos masculinos podría explicar el hecho contrastado de que el pequeño de varios hermanos hombres tenga más posibilidades de ser gay.
Los científicos serios no son amigos de afirmaciones contundentes, y pocos se atreverán a declarar taxativamente que muchos hombres sean gays debido niveles prenatales de hormonas. Ni por descontado que esta sea causa o explicación de un fenómeno tan amplio y multifactorial como la homosexualidad. Pero al contrario de lo que afirma sin base alguna el terapeuta Richard Cohen, la ciencia sí dice que mucha gente nace gay.
Y no sólo eso. Sobre la publicitada terapia para de Cohen sanar homosexuales, en 2005 la Asociación Americana de Psicología estableció que no hay evidencias empíricas de que la orientación sexual pueda ser modificada con terapias de conversión. Alertó que estas prácticas pueden generar daños psicológicos incluso tendencias suicidas, y pidió a los expertos en salud mental no decir a sus clientes gays que podían volverse heterosexuales. La Asociación Americana de Psicología llegó a estas conclusiones tras revisar 83 estudios sobre cambios de orientación sexual realizados desde 1960. Sr Cohen, esto sí lo dice la ciencia.
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