Lleva media hora sentado en el sofá, con las piernas cruzadas, mientras lee un libro. Llaman al timbre y se levanta para abrir. Inmediatamente nota una incómoda sensación de hormigueo en una pierna. Se la toca con la mano y la impresión es de acorchamiento. Se le ha dormido una pierna.
"Se produce por la compresión de los nervios de una zona y por el bloqueo transitorio de la microcirculación", explica a RTVE.es Javier Cudeiro, catedrático en fisiología de la Universidad de A Coruña.
"Al tener las piernas cruzadas los nervios de la parte posterior del miembro quedan aplastados, empiezan a inflamarse y como consecuencia se altera la transmisión del impulso nervioso", señala.
Hay varios tipos de nervios, los motores, que envían la señal del cerebro hasta un músculo para que se mueva, los sensoriales, que captan los estímulos que llegan del exterior y los envían al cerebro para procesarlos y los nervios mixtos, que hacen las dos cosas. Por eso, cuando se duerme una pierna hay dos tipos de efectos.
Por un lado, al estar interrumpida la señal de algún nervio sensorial, no percibimos adecuadamente los estímulos del exterior y tenemos esa sensación del hormigueo.
Por otro, si el nervio afectado es motor no podemos mover la pierna. Pero no hay nada de qué preocuparse, porque “al ser una compresión transitoria la sensibilidad se recupera rápidamente cuando cambiamos de postura y dejamos de presionar”.
A veces cuesta más recuperarse
En cambio, hay situaciones en las que recuperar la sensibilidad no es cuestión de minutos. Es el caso del síndrome del túnel del carpo y afecta a las manos.
"Los síntomas son un dolor inespecífico acompañado de pérdida de fuerza y adormecimiento de la mano", comenta el especialista.
Suelen padecerlo personas que escriben mucho con el ordenador, que fuerzan la muñeca al teclear, o personas que se dedican a limpiar, y utilizan con frecuencia la fregona y otros instrumentos de limpieza que requieren movimientos constantes de la muñeca.
En este caso sucede lo mismo que cuando se nos duerme una pierna, pero con los nervios que discurren por el canal del carpo, una zona estrecha limitada por los huesecillos de la muñeca y un ligamento.
Lesiones crónicas
Si se fuerza constantemente la lesión puede terminar siendo crónica y el paciente no recupera la sensibilidad. Sucede porque desaparece parte de la mielina de los nervios.
La mielina es una sustancia que recubre los axones de las neuronas. Si los axones son los 'cables' que unen diferentes neuronas, la mielina es e 'aislante' que evita pérdidas y optimiza la transmisión del impulso nervioso. Cuando no hay mielina o hay poca, el impulso nervioso se desvanece por el camino.
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