Lunes, 26 de abril de 2010
Competencia espermáticaSi es usted mujer le propongo un experimento mental:
Imagine que el dia de su ovulación tiene usted coitos con distintos hombres (no importa el número) lo que importa es plantearse esta pregunta ¿de quién cree usted que quedaría embarazada?
Es dificil saberlo -por las razones que más abajo abordaré- pero usted tiene una ventaja sobre ellos. Usted tiene la convicción de que -sea quien sea el padre- ese hijo será suyo y llevará un 50% de sus genes.
Sus partenaires sexuales tampoco pueden saber quién fue el afortunado que la dejó embarazada, es por eso que los machos de todas las especies han inventado estrategias distintas para asegurarse una mínima seguridad. Las triquiñuelas que los machos inventaron para asegurar su descendencia son fascinantes en toda la escala animal: desde aquellos que taponan el tracto genital de la hembra con una especie de resina a fin de impedirle copular con otros hasta los que hacen durar el coito varios dias montando a su pareja para impedir la llegada de intrusos.
Nombraré a continuación algunas de estas macroestrategias a escala social: para un macho, más importante aun que disponer de al menos una hembra con la que copular es asegurarse que serán sus espermatozoides y no otros los que lograran fecundarla, asi algunos repiten constantemente breves y repetidos coitos a fin de asegurarse dar en el blanco durante el estro, aunque lo más seguro es hacerse con un buen harén de hembras y el acceso en exclusiva algo que sólo puede mantenerse a través del amedrentamiento.
En algunas especies los machos inventaron la poligamia que está basada no tanto en la sumisión de las hembras sino en la intimidación del resto de machos, asi en las especies poligámicas como los leones o los elefantes es predecible que los machos jovenes paguen un peaje muy alto si quieren reproducirse pues tendrán que -o bien conformarse con alguna hembra periferica ,con mala calidad de genes- o bien retar al macho alfa a un combate por el dominio del harén.
La poligamia es una estrategia reproductiva con muy altos costes para los machos y es por eso por lo que la evolución siguió indagando sobre otras maneras de repartirse mejor las parejas sexuales disponibles.
La monogamia por ejemplo es una estrategia muy representada en las aves (más que en los mamíferos) pero no resuelve tampoco el dilema de los machos a la hora de saber con cierta seguridad de quien son los polluelos, puesto que la infidelidad de las aves es mayoritaria, tanto en ellas como en ellos, todo lo cual nos lleva a la conclusión de que la monogamia es una estrategia buena en el sentido de que permite compartir la inversión parental en la camada pero no asegura la paternidad en ciertos casos, más aun si tenemos en cuenta la tendencia de ellas a liarse con casados (como sucede con los gorriones) y la de ellos en picar de flor en flor. Todo parece indicar que el coste de la monogamia es la infidelidad en todas las especies.
Lo interesante de todas estas anécdotas es caer en la cuenta de ciertas correlaciones anatómicas entre estrategias reproductivas, tamaño de los testículos y otras. Es interesante observar – y para referirnos más concretamente a nuestros antecesores los simios-, que el gorila que es poligámico posee unos testiculos muy pequeños (a pesar de su tamaño corporal) en comparación con los testículos humanos que se parecen más a los del orangután. Los chimpancés que son promiscuos poseen unos testículos mas grandes que los humanos.
Lo que significa que el tamaño testicular correlaciona con el estilo reproductivo. Es lógico, el gorila no tiene rivales masculinos y por tanto no precisa competir a nivel de espermatozoide con ningún otro. Sin embargo los chimpancés no compiten tanto macho contra macho (son gregarios, sociales y promiscuos) y lo hacen en la carrera de espermatozoides hacia el óvulo. En la siguiente tabla podemos observar comparativamente estos aspectos:
Volviendo a la pregunta o experimento mental que le propuse al principio del post, una respuesta adecuada sería que usted quedaría embarzada de aquel macho poseedor de espermatozoides mas veloces que procederían seguramente del macho más viril con el que usted copuló. La velocidad de los espermatozoides depende de los niveles de testosterona, de modo que es lógico pensar que usted quedaria embarazada de aquel macho viril con altos indices de testosterona que seria el que lograra fecundarla.
¿Pero es esto verdad?
Lo cierto es que los biólogos daban esta teoria como cierta hasta que Ambrosio Garcia Leal añadió otra variable aun más sorprendente.
La variable no tiene tanto que ver con el tamaño sino con la forma del pene humano: un émbolo.
¿Para qué necesita el sapiens un pene emboliforme?
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