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22 de noviembre de 2012

Curiosity, ¿prueba definitiva de vida en Marte?

Curiosity ha descubierto nuevos y excitantes resultados. Información que pasará a los libros de historia. Información que se ve realmente bien…
Estas palabras fueron emitidas hace unas horas por John Grotzinger, investigador principal detrás de la misión de Curiosity en Marte. Información que ha dado para todo tipo de especulaciones en la red. ¿Ha encontrado el rover una prueba definitiva de vida en Marte? Lo sabremos en los próximos días tras el análisis exhaustivo que se está realizando.

Curiosity

De lo poco que se sabe tras las palabras de Grotzinger es que los resultados han salido de la herramienta de Curiosity, SAM (SAMPLE Analysis at Mars). Como os hemos contado en otras ocasiones, SAM es el instrumento que realiza tres tareas dentro de la misión del rover.

Realiza la función de cromatógrafo de gas, de espectómetro de masa cuadricular y la de espectómetro láser sintonizable. Dicho de otra de forma, la labor de la herramienta es la de buscar y analizar la abundancia de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno en el planeta rojo, los elementos que se asocian con la vida tal y como la conocemos.

La NASA ha explicado tras la palabras del investigador jefe que no pueden hacer público nada hasta que no se lleven a cabo las investigaciones exhaustivas en los próximos días. El propio Grotzinger ha explicado más tarde que:
Seguimos recibiendo datos de SAM mientras estamos aquí sentados hablando, y todos los datos parecen ser ciertamente interesantes. Se trata de un trabajo en curso todavía donde el equipo científico está analizando todas las pruebas.
Hasta ahora los instrumentos del rover han llevado a la NASA a una serie de conclusiones interesantes. Desde el hecho de que los niveles de radiación no son peligrosos para la vida humana hasta las muestras de roca formadas a partir de corrientes de agua.

Sea como fuere, la NASA parece haber encontrado algo realmente sorprendente y relevante en la misión de Curiosity. Una información que esperan confirmar en los próximos días. Según el propio Grotzinger, información para “los libros de historia”.

Fuente:

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14 de noviembre de 2012

¿En qué rocas y fósiles se convertirá la humanidad?

    Perfíl de Nueva York

    Una de las huellas del paso de la humanidad podría ser las ciudades "fosilizadas".

    Desde nuestras ciudades y nuestras granjas hasta nuestra basura, los humanos hemos estampado firmemente nuestra marca sobre el planeta.

    Muchos científicos comparten la idea de que el impacto de la humanidad sobre el planeta es tan grande y variado que ha creado un nuevo período geológico en la historia terrestre: el Antropoceno, la época humana.

    El geólogo de la Universidad de Leicester, Jan Zalasiewicz, forma parte de un grupo de estudio que busca determinar si es apropiado formalizar el Antropoceno como una época en los estudios de ciencias de la tierra.

    Para que se convierta en un período como la era Mezozoica, el Jurásico o el Pleistoceno, los geólogos necesitan convencerse de que estamos dejando un secuencia suficientemente distintiva de rocas y fósiles en los sedimentos que quedan en el mar, lagos y plantas.

    Millones de años en el futuro, esos sedimentos se habrán compactado en rocas.

    ¿Qué encontrarán los científicos en ese futuro lejano? ¿Qué evidencia les llevará a concluir que el Antropoceno fue una era diferente a la época precedente conocida como el Holoceno (los últimos 12.000 años de relativa estabilidad climática?

    Humanidad, fuerza geológica

    Por un lado están las rocas y los fósiles que se formarán a medida que se desarrolla el Antropoceno en los próximos millones de años.

    Pero también se habla de lo que los científicos llaman la capa fronteriza del Antropoceno: una pequeña franja de los últimos dos siglos (y seguramente los próximo cien años).

    Allí estará la evidencia del cambio climático: los eventos de transición que lanzaron al planeta hacia esta "historia geológica" diferente.

    Paul Olsen del Observatorio Lamont-Doherty de Nueva York, estudia la frontera entre los períodos Jurásico y Triásico que se formó 200 millones de años atrás, cuando los grandes dinosaurios se convirtieron en las criaturas dominantes del planeta.

    Olsen muestra las capas entre ambas eras: una delgada porción de arcilla blanca encima de la cual hay una aún más delgada banda de carbón. Debajo de la arcilla blanca, las rocas más viejas abundan en fósiles vegetales.

    Pero encima de la arcilla blanca solo hay unas pocas esporas fosilizadas de helechos, algo que se consideran "datos del desastre", porque se trata de las primeras plantas que aparecen para recolonizar paisajes devastados.

    Allí Olsen señala la evidencia de la extinción masiva que sucedió entre 10 y 100 millones de años.



    El fin de los dinosaurios quedó geológicamente registrado.

    La hipótesis es que un gigantesco evento volcánico añadió tanto monóxido de carbón y dióxido sulfúrico a la atmósfera que el cambio climático devastó los ecosistemas marinos y terrestres, y al menos el 75% de las especies se extinguieron.

    "Basados en los tipos de cambios que los humanos han producido, es claro que tendremos un marcador geológico, que los humanos son una fuerza geológica y que estamos en un nuevo período geológico de un tipo nunca visto en la Tierra", asegura Olsen.

    Ciudades fósiles

    Un marcador que dejaremos en algunas partes del planeta serán los restos fosilizados de las ciudades, en el entendido de que algún día sean abandonadas. Serán el equivalente Antropoceno de la lava del Jurásico: remanentes físicos de la transición planetaria.

    Según Jan Zalasiewicz sólo ciertas ciudades dejarán marcas distintivas. Ciudades interiores como Moscú o Nueva Delhi se convertirán en anónimas arenas, mientras que las costeras, como Nueva York, Dhaka o Ámsterdam quizá queden en un estado parcialmente reconocible.

    "Las cloacas y el sistema eléctrico, los subterráneos, se conservarán muy bien. En la superficie los edificios colapsarán en masas de escombros. Pero formarán estratos muy diferentes a cualquier cosa que haya habido antes", pronostica Zalasiewicz.

    Será así porque las formas y los materiales de esos "estratos urbanos" no se parecerán a nada que haya formado la naturaleza.

    "El concreto es como una caliza arenosa así que tiene un buen potencial de conservación. Los ladrillos pasarán de rojo a gris, mantendrán la forma aunque posiblemente se aplanen un poco", considera Zalasiewicz.

    "El vidrio se volverá un material lechoso y se cristalizará muy finamente. El acero se oxidará y desaparecerá pero dejando huecos donde alguna vez estuvo. Así que podemos aplicar las principios de la geología a los nuevos estratos que estamos haciendo para predecir cómo lucirán en decenas de miles de años."

    Extinción en masa

    "Estamos causando que muchas especies se hayan extinguido o que vayan rumbo a la extinción. Yo comparo lo que está pasando hoy con el asteroide que eliminó a los dinosaurios, sólo que nosotros somos el asteroide"
    Anthony Barnonsky, Universidad California-Berkeley
    Los animales y plantas fosilizados del Antropoceno también tendrán valor, asegura el paleontólogo de la Universidad de California-Berkeley, Anthony Barnosky.

    Las fronteras entre períodos geológicos están marcadas por la extinción de múltiples especies y, en cinco casos en la historia de la Tierra, por extinciones masivas, la última de las cuales sucedió 65 millones de años atrás y significó el fin de los dinosaurios.

    "Estamos causando que muchas especies se hayan extinguido o que vayan rumbo a la extinción. Yo comparo lo que está pasando hoy con el asteroide que eliminó a los dinosaurios, sólo que nosotros somos el asteroide", afirma Barnosky.

    Los últimos cálculos de Barnonsky, publicados en la prestigiosa revista Nature, son buenas noticias para los que proponen oficializar el Antropoceno, pero malas para el resto de nosotros. 

    Al comparar el ritmo de extinción de animales durante los últimos cinco siglos con los testimonios fosilizados de las cinco previas "extinciones masivas, el equipo de Barnonsky concluye que la extinción va a una velocidad 12 veces mayor que durante tiempos de estabilidad evolutiva.

    "Si continuamos así y vemos el mismo ritmo de pérdida de biodiversidad que hemos visto en los pasado 500 años, veremos la magnitud de desapariciones que fue característica de los dinosaurios en un par de siglos, quizá antes".

    Fuente:

    BBC Ciencia 


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    17 de octubre de 2012

    El choque de planetas que formó la Luna

    Recreación del impacto que formó la Luna. | Nature 
    Recreación del impacto que formó la Luna. | Nature
     
    Un grupo de científicos de la Washington University en San Luis (EEUU) ha demostrado que la Luna se formó tras el impacto de un cuerpo planetario del tamaño de Marte contra lo que era aún una Tierra primitiva. El trabajo, publicado en 'Nature', fue posible gracias al análisis de los distintos isótopos -diferente cantidad de neutrones que puede tener un mismo elemento- de zinc presentes en 20 rocas lunares diferentes traídas en cuatro misiones 'Apolo'.

    El equipo liderado por Frèdèric Moynier y por su estudiante de doctorado Randal Paniello, ambos del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Washington University, ha logrado así despertar una teoría que había permanecido en el limbo durante más de 30 años.

    El debate sobre cómo se formó la Luna se ha debilitado en los últimos años ante la aparición de nuevos focos de atención en el campo de la Astronomía. Pero en los años 70 una hipótesis llamada la Teoría del Impacto Gigante cobró una gran fuerza en la comunidad científica. El problema es que nunca se pudo demostrar. Ni siquiera tras analizar las muestras traídas a la Tierra por las misiones Apolo durante la época de la exploración lunar.

    Miles de veces más grande que el que acabó con los dinosaurios

    A modo de comparación, el asteroide que condujo a los dinosaurios a la extinción a finales del Cretácico (hace 65 millones de años) tenía el tamaño de la isla de Manhattan en Nueva York, mientras que Tea tendría las dimensiones del planeta Marte.

    Para demostrar la teoría era necesario encontrar en las rocas lunares una distribución isotópica concreta de algunos elementos en la que hubiera más presencia de las variantes más pesadas. Esto, llamado fraccionación, se debe a que tras una gran colisión que libera una enorme cantidad de energía los isótopos más ligeros se vaporizan dejando una distribución isotópica concreta.

    Muchos equipos científicos han buscado pruebas de fraccionación en las rocas lunares, pero nunca se había logrado. Moynier y su equipo han sido los primeros en encontrarlo, lo que reabre el debate sobre el origen de la Luna.

    Fuente:

    El Mundo Ciencia

    16 de octubre de 2012

    Descubren agua en cristales de la superficie lunar

    Roca Génesis, traída por la misión 'Apolo 15'. | EM
    Roca Génesis, traída por la misión 'Apolo 15'. | EM
    La superficie de la Luna contiene cristales con restos de agua en su interior, que el viento solar habría transportado hasta ella, informa la revista científica 'Nature Geoscience'.

    La geóloga Yang Liu y sus colegas de la Universidad de Tennessee (EEUU) analizaron muestras de la superficie lunar recolectadas en el ecuador del satélite y traídas a la Tierra por las misiones Apollo, la mayoría de ellas por el astronauta Neil Armstrong, y hallaron restos de agua en algunos de sus componentes.

    "Cuando la gente piensa en el agua, siempre lo imagina en estado líquido, en ríos, lagos u océanos. Pero algo que no se suele reconocer es que existe una gran cantidad de agua almacenada en minerales", explicó Liu a Efe.

    De hecho, añade, los minerales del manto terrestre contienen al menos la misma cantidad de agua que un océano, y algo similar podría suceder en la Luna.

    Análisis posteriores de las muestras revelaron similitudes entre estos restos de agua y los iones de hidrógeno presentes en el viento solar, lo que sugiere que fue este viento el responsable de transportar iones de hidrógeno hasta la Luna. Una vez allí, estas moléculas quedaron almacenadas en forma de agua en el interior de las vetas analizadas.

    El viento solar contiene una gran cantidad de estos iones, que no llegan a tocar la Tierra porque la atmósfera y el campo magnético terrestre se lo impiden, pero en el caso de la Luna no hay nada que proteja su superficie, por lo que el viento solar impacta continuamente contra ella.

    Cambio en la visión 'sin agua' de la Luna

    "En los últimos años hemos sido testigos de un cambio de paradigma en nuestra visión 'sin agua' de la Luna", afirmó Liu.

    Según la investigadora, cada cristal analizado contendría entre 200 y 300 partes por millón de agua e hidroxilo -una molécula que se obtiene al restar un átomo de hidrógeno al agua-.
    El hallazgo ha permitido a los científicos conocer una nueva fuente a partir de la cual los planetas del interior del Sistema Solar (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte) y sus satélites podrían obtener agua.

    Liu y sus colegas defienden que un mecanismo similar a este podría darse en otros cuerpos sobre cuyas superficies el viento solar incide, como Mercurio o el asteroide Vesta.

    "El bombardeo del viento solar es un proceso constante. En la actualidad necesitamos reconsiderar nuestro concepto de presencia de agua en nuevos lugares del Sistema Solar", argumentó Liu.

    Fuente:

    El Mundo Ciencia

    30 de septiembre de 2012

    Curiosity encuentra rocas moldeadas por la acción del agua

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    GaleríaGalería de fotos del LHC
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    VídeoVídeo: El aterrizaje de Curiosity en Marte
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    ¿Hubo agua en Marte? Investigaciones previas habían encontrado algunos indicios, pero ahora Curiosity, el robot que se encuentra desde principios de agosto explorando la superficie del planeta vecino, ha encontrado unas rocas cuya forma, según los expertos, se originó por la acción del agua.

    Los investigadores de la NASA están estudiando en profundidad una serie de fotos tomadas por el rover en el interior del cráter Gale, que muestran piedras cementadas en una capa de roca conglomerada. La forma redondeada de los afloramientos, llamados Hottah y Link, hace pensar a los científicos que las piedras fueron transportadas largas distancias. "Su forma te indica que las rocas se desplazaron, y por su tamaño es imposible que el transporte fuera por el viento. Tuvo que ser una corriente de agua", explica Rebeca Williams, del Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson (EEUU) y participante en el proyecto.

    Además, los investigadores pueden inferir la profundidad del agua y la velocidad a la que esta fluía por la superficie. "Por el tamaño de la grava, podemos interpretar que el agua se movía alrededor de 0,9 metros por segundo", explica William Dietrich, de la Universidad de California. "Se ha escrito mucho sobre la posibilidad de que en antiguamente hubiera canales de agua en Marte, pero esta es la primera vez que estamos viendo grava transportada por el agua. Hemos pasado de las especulaciones a la observación directa", añade el investigador.

    El objetivo principal de la misión Curiosity es encontrar lugares en Marte potencialmente habitables. "Una corriente de agua puede ser un entorno habitable", afirma John Grotzinger, científico de la misión. "De todas formas, en este ambiente es complicado que se conserve la materia orgánica. Curiosity aún tiene que llegar a su destino principal, el Monte Sharp. Allí se han detectado minerales de arcilla y sulfato en los que se podrían haber conservado compuestos orgánicos, los ingredientes potenciales para la vida", ha recordado. Curiosity aún se quedará casi dos años explorando la superficie de Marte, tiempo suficiente para darnos muchas más sorpresas.


    Y además…
     Fuente

    30 de junio de 2012

    México: Descubren nuevo mineral en meteorito



    Fragmento del meteorito AllendeFoto: Detlev Van Ravenswaay/SPL

    La panguita es el noveno mineral nuevo descubierto en la roca espacial. Foto: Detlev Van Ravenswaay/SPL


    El 8 de febrero de 1969, una bola de fuego cruzó el cielo de México, esparciendo miles de fragmentos en el estado de Chihuahua.

    Cuatro décadas después, el meteorito Allende, considerado el más estudiado de la historia, sigue siendo una fuente de información extraordinaria para la ciencia.

    Científicos del Instituto de Tecnología de California, Caltech, descubrieron un nuevo mineral en la roca espacial y creen que se trata de uno de los minerales más antiguos del Sistema Solar.

    El nuevo mineral es un óxido de titanio y fue denominado panguita. El nombre hace referencia a Pan Gu, el gigante de la mitología china que estableció el universo separando las energías de ying y yang para crear la Tierra y el cielo.

    El mineral y su nombre ya han sido aprobados y catalogados por la Comisión sobre Nuevos Minerales, Nomenclatura y Clasificación de la Asociación Mineralógica Internacional.

    Nanotecnología

    Panguita incrustada en el meteorito Imagen gentileza Caltech

    La panguita fue hallada incrustada entre otros materiales en el meteorito. Imagen: gentileza Caltech

    Los científicos creen que el mineral fue uno de los primeros materiales sólidos del Sistema Solar y tendría una antiguedad de 4.500 millones de años.

    "Se trata de un descubrimiento fascinante, porque la panguita no sólo es un nuevo mineral sino un material que era totalmente desconocido para la ciencia", señaló Chi Ma, de la División Geológica y Planetaria de Caltech.

    El meteorito Allende es la mayor condrita carbonácea—una clase de meteoritos primitivos- que se ha encontrado en el planeta.

    Chi Ma ha venido investigando meteoritos primitivos con nanotecnología desde 2007 y la panguita es el noveno mineral nuevo que se descubre en la roca Allende.

    La nanomineralogía investiga partículas diminutas de minerales y sus propiedades.

    "El análisis de este meteorito ha tenido una gran influencia en estudios actuales sobre la evolución y la química de los inicios del Sistema Solar y los cuerpos planetarios", dijo George Rossman, profesor de mineralogía en Caltech.

    Orígenes del Sistema Solar

    La panguita fue observada en primer lugar con un microscopio de electrones dentro de una llamada inclusión refractaria en el meteorito.

    Diferentes minerales en el meteorito Allende Foto DR IAN STEELE & DR IAN HUTCHESON/SCIENCE PHOTO LIBRARY

    El meteorito Allende colisionó con la Tierra en 1969. Foto: Dr. Ian Steele & Dr. Ian Hutcheson/SPL

     Las inclusiones refractarias son unos de los primeros objetos sólidos del Sistema Solar y datan de un período anterior a la formación de la Tierra y los otros planetas.

    "Refractario" significa que estas inclusiones contienen minerales que son estables a altas temperaturas y en condiciones extremas.

    Chi Ma espera que el estudio de la panguita y otros nuevos minerales permita a los investigadores aprender más sobre las condiciones en que estos materiales se formaron.

    "Estas investigaciones son esenciales para comprender los orígenes del Sistema Solar", señaló el investigador.

    El estudio sobre la panguita fue publicado en la revista American Mineralogist

    Fuente:

    BBC Ciencia

    24 de junio de 2012

    Un coito de 47 millones de años



    A las tortugas de la imagen les sorprendió la muerte hace 47 millones de años mientras se apareaban. La de la izquierda, más grande, es la hembra, y ambas se hundieron en las aguas del lago Messel hasta llegar a una zona sin oxígeno. Sus cadáveres, y los de otras ocho parejas, quedaron impregnados en la roca y permanecieron allí durante millones de años. Sus fósiles proporcionan ahora una valiosísima información.


    Leer más:
    Abrazados para la eternidad: un coito de 47 millones de años

    Tomado de:

    Fogonazos

    14 de mayo de 2012

    ¿Podría un asteroide impactar en la Luna y precipitarla hacia la Tierra?

     

    Si un asteroide impactara sobre la Luna sencillamente se formaría otro nuevo cráter. Incluso si tenemos en cuenta el tamaño de los asteroides de más de 100 km de diámetro que orbitan en las proximidades de la Luna.

    ¿Y con el mayor asteroide conocido? Éste se llama Ceres y con sus 965,6 km de diámetro tiene el tamaño de California y Nevada juntas. La Luna gira alrededor de la Tierra a aproximadamente un km por segundo, es decir, que este impulso es tan grande que neutralizaría limpiamente el impacto de Ceres y continuaría orbitando alrededor de nuestro planeta.

    ¿Entonces qué sería necesario para desviar a la Luna? Pues, como mínimo, un objeto del mismo tamaño y densidad que la Luna. Lo más probable es que, tras el impacto, la Luna no sobreviviera. Pero si lo hiciera, sí que podría precipitarse contra la Tierra. Aunque no sería necesaria tanta parafernalia: si la colisión recolocara la Luna en una órbita más baja o menos circular, también sería muy peligroso para nosotros.

    Por ejemplo, si la nueva órbita lunar estuviera a mitad de distancia que la actual, entonces las mareas oceánicas aumentaría ocho veces su nivel.

    Fuente:

    30 de marzo de 2012

    Descubren que la Tierra se formó por varios tipos de meteoritos

    Meteorito
    Meteorito
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    • El material que creó la Luna formó parte del núcleo terrestre, reforzando la teoría de que se formó por la colisión de un protoplaneta contra la Tierra.
    • Este nuevo hallazgo, según el CNRS, no resuelve de manera completa la cuestión sobre el origen de la Tierra, pero abre una vía interesante de análisis.
    • Se partió del análisis de isótopos de silicio terrestre y de otros de diferentes condritas de enstatita, el tipo de meteorito más frecuente en el planeta.


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    Un equipo francés de científicos ha descubierto que la formación de la Tierra, contrariamente a lo pensado hasta ahora, no se produjo por la colisión de un solo tipo de meteoritos, según ha informado el Centro Nacional francés de Investigaciones Científicas (CNRS).

    Ese grupo de expertos, procedente del CNRS y del Laboratorio de Geología de Lyon, partió del análisis de isótopos de silicio terrestre y de otros procedentes de diferentes condritas de enstatita, el tipo de meteorito más frecuente de los caídos en el planeta.

    La Luna se formó por la colisión de un protoplaneta contra la TierraLa suposición inicial de que la Tierra surgió a partir de un solo tipo de condritas había sido consecuencia de la "sorprendente similitud" entre la composición isotópica de las muestras terrestres analizadas y la de esas condritas.

    Pero en su estudio vieron que si el núcleo terrestre procediese de la suma de un único tipo de condritas la temperatura de formación de ese núcleo sería de 1.500 grados Kelvin, muy inferior a los 3.000 grados que indican los modelos anteriores.

    Este nuevo hallazgo, según el CNRS, no resuelve de manera completa la cuestión sobre el origen de la Tierra, pero abre una vía interesante de análisis. La investigación, cuyos resultados se publican este viernes también en la revista científica Science, revela igualmente que los isótopos de silicio medidos en rocas terrestres y lunares eran similares.

    Esto sugiere, según sus conclusiones, que el material que creó la Luna formó parte del núcleo terrestre antes de que se crease ese satélite, lo que refuerza la teoría de que se formó por la colisión de un protoplaneta contra la Tierra.

    Fuete:

    20 MinutosEnlace

    22 de febrero de 2012

    El enigma de las rocas lunares desaparecidas

    Una roca lunar en la casa del presidente

    En 1985 el periodista colombiano Daniel Samper escribió un artículo en el que llamaba la atención sobre el paradero de un obsequio al estado colombiano. El regalo era la "piedra lunar" que el entonces presidente, Misael Pastrana, había recibido de la NASA, y la cual, según el periodista, parecía haber sido considerada por el presidente como un "regalo personal."

    Una semana después la piedra, que no estaba en el Planetario Distrital, fue devuelta por Juan Carlos Pastrana, de parte de su padre.


    Las rocas traídas de la luna fueron recogidas por dos misiones espaciales: las Apollo 11 y 17.

    Hacia el final de la misión Apolo 17, concretamente el 13 de diciembre de 1972, Eugene Cernan y Harrison Schmitt, los últimos dos hombres en pisar la luna, recogieron una roca.

    Cernan anunció: "Queremos compartir un trozo de esta piedra con todas las naciones del mundo".

    Y su deseo de cumplió.

    El presidente Richard Nixon ordenó que la roca, del tamaño de un ladrillo, fuera fragmentada y enviada a los cabeza de estado de 135 países y a los 50 estados de la unión norteamericana.

    Cada "roca de la buena voluntad lunar" fue encapsulada en una bola de cristal y montada en una placa de madera con la bandera de la nación a la que iba dirigida.

    Las piedras lunares recogidas durante la misión del Apolo 11 en 1969 también fueron enviadas de la misma manera y a los mismos destinatarios.

    En total, unas 370 piezas lunares fueron recogidas entre ambas misiones. Unas 270 fueron repartidas entre los distintos países y 100 en los estados de EE.UU.

    Pero de todas estas, 184 están perdidas: 160 en el mundo y 24 en los Estados Unidos.

    Las rocas fueron entregadas a países como Afganistán o Trinidad y Tobago.

    "El gobierno de Gadaffi recibió dos, y ambas están perdidas. Rumania también perdió su roca de la buena voluntad, recogida por el Apolo 17", cuenta Joseph Gutheinz Jr., abogado y ex agente de la NASA, conocido ya como "el cazador de rocas lunares".

    Los números de las piedras lunares

    El cazador de rocas lunares

    Su obsesión comenzó en 1998, cuando, todavía en la NASA, puso en marcha un proyecto secreto llamado Operación Eclipse Lunar.

    Gutheinz publicó un anuncio en el diario USA Today con la frase: "Se buscan rocas lunares", para atraer a todos aquellos estafadores que dijeran poseer una pieza.

    "Lo que no esperaba era la llamada de una persona con una de las rocas auténticas. El poseedor de la piedra de Honduras me contactó."

    La roca, que pesaba poco más de un kilo, fue ofrecida por US$ 5 millones.

    Gutheinz no pagó, pero asegura que el precio le pareció razonable.

    Señala además que las rocas no están siendo protegidas de la forma en la que debieran, y tanto la NASA como los países que las recibieron no están llevando a cabo una buena gestión en la elaboración de un inventario.

    Cuenta que la única venta legal de material lunar de la que tiene conocimiento se produjo en 1993, cuando el gobierno ruso vendió en la casa de subastas Sotheby´s de Nueva York material de la misión espacial soviética Luna 16.

    Un coleccionista privado pagó US$ 442.500 por 0,2 gramos de polvo lunar.

    Con estos precios no es sorprendente que haya surgido un lucrativo mercado negro en torno a las rocas, sean estas reales o falsas.

    Gutheinz señaló que una mujer en California supuestamente intentó vender una piedra lunar a través de Internet, y que intentos de vender las piezas de España y Chipre han sido bien documentados.

    "Una vez ofrecí US$ 10.000 por la recuperación de la roca de la buena suerte de Malta, que fue robada, pero hasta ahora no he tenido ninguna noticia", dice.

    "Sé que el ladrón no era un profesional ya que solo se llevó la roca, y no la placa que la autentifica", agrega.

    Piedras lunares para dictadores, o que acaban en vertederos

    Algunas piezas se perdieron en momentos de revolución o transición política. Los archivos nacionales de EE. UU. señalan que una de las rocas fue entregada al dictador rumano Nicolae Ceausescu, pero Gutheinz cree que fue vendida tras su ejecución.

    Y también está la misteriosa historia de cómo, tras un incendio en un observatorio en Dublín, la piedra irlandesa del Apolo 11 acabó en un basurero con los restos del siniestro.

    La búsqueda de rocas lunares de Joe Gutheinz comenzó en 1998.

    "Sigue ahí, bajo toneladas de basura. Podría valer más de US$ 5 millones. Te diré donde está: en el vertedero Finglas de Dublín".

    Debido a la magnitud del proyecto Gutheinz pidió ayuda a sus alumnos de la Universidad de Phoenix y del Colegio de Alvin, en Texas.

    Hasta ahora, le han ayudado a rastrear unas 77, incluyendo las que fueron entregadas a los gobernadores de Colorado, Missouri y Virginia Occidental.

    El doctor Carl Pieters, geólogo planetario en la Universidad de Brown, EE.UU, dice que los conocimientos arrojados por estas pequeñas piedras son incalculables.

    "Siempre me sorprendo al trabajar con muestras de hace más de 4 billones de años. Son hermosas y no tienen los materiales erosivos que hay en la tierra".

    "Las rocas lunares ofrecen un registro de algunos eventos del sistema solar que no podríamos obtener en ningún otro lado", comenta.

    Aunque Joseph Gutheinz las compara con obras de arte, no todo el mundo es tan entusiasta con las rocas del espacio.

    Francesa Gavin, curadora de arte y escritora basada en Londres, las describe como unas "cosas feas y pequeñas", pero no se opone a la idea de algún día verlas en una galería de arte.

    "Las piedras lunares podrían ser vista como obras de arte, particularmente en relación a la tradición china de las piedras filosofales como obras que ocurren de forma natural y que representan el universo en forma microcósmica", afirma.

    Pero Gavin no cree que las rocas tengan un valor tan alto, y cuestiona la forma en la que son presentadas como regalos de buena voluntad.

    "La placa marrón, el texto y la bandera son un poco molestos para el ojo", afirma.

    Gutheinz admite que nunca conseguirá recuperar todas las rocas lunares –algunas están ya en colecciones privadas- pero asegura que hay algunas que le interesan especialmente.

    "Con seguridad la roca de Malta. Definitivamente me gustaría recuperarla, y a la roca rumana también. Si voy a Europa, le seguiré la pista. Tengo algunas ideas sobre cómo hacerlo", admite.

    "Y me encanta la historia de la piedra irlandesa: ese tesoro escondido bajo un vertedero".

    Fuente:

    BBC Ciencia

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    8 de febrero de 2012

    Amasia: el supercontinente que fusionará América y Asia

    Recreación del futuro supercontinente. | Nature

    Recreación del futuro supercontinente. | Nature

    La fuerte atracción hacia el polo norte provocará dentro de millones de años la fusión de América y Asia dando lugar a Amasia, el nombre con el que científicos estadounidenses han bautizado al que creen que será el próximo supercontinente de la Tierra.

    Según sus cálculos, esta gran masa de tierra llegará a formarse dentro de entre 50 y 200 millones de años, de acuerdo con una investigación publicada en la revista británica 'Nature'.

    Así, ambos continentes se unirán por el polo norte, mediante una cordillera montañosa que permitirá cruzar de Alaska a Siberia y viceversa, de acuerdo con expertos de la Facultad de Geología y Geofísica de la Universidad de Yale (EEUU).

    América permanecerá situada sobre el anillo de fuego del Pacífico, una zona de intensa actividad sísmica y volcánica, pero su orografía cambiará radicalmente porque la atracción hacia el Polo fusionará América del Sur con el Norte.

    Este desplazamiento provocará a su vez la desaparición del océano Ártico y del mar Caribe, según explicó Ross Mitchell, geólogo de Yale y uno de los autores del artículo.

    Nuna, Rodinia y Pangea

    Han pasado alrededor de 1.800 millones de años desde que se formó el primer supercontinente, Nuna, al que siguieron Rodinia y Pangea, última gran masa de tierra con centro en el África actual y que con el tiempo y la acción de las placas tectónicas conformó los continentes actuales.

    El estudio del magnetismo de las rocas de entonces ha servido en el presente al equipo de Mitchell para determinar la distancia que existió entre uno y otro y estimar dónde se situaría Amasia, cuyo centro localizan en algún punto del actual océano Ártico, a noventa grados de distancia del centro del supercontinente anterior, Pangea.

    Esta teoría, a la que han denominado ortoversión, desafía los dos modelos tradicionales defendidos hasta el momento para predecir la evolución de las masas terrestres, según detalló Mitchell.

    De estas dos últimas hipótesis, una sugiere que la próxima gran masa continental se formará sobre la región en la que existió el supercontinente anterior (introversión), y la otra, todo lo contrario, defiende que será en un punto opuesto a donde se encontraba su predecesora (extroversión).

    De esta forma, los partidarios de la introversión localizan el centro del próximo supercontinente en África, mientras que los defensores del modelo de extroversión lo sitúan en el océano Pacífico, en algún punto entre las islas de Hawaii, Fiji y Samoa.

    Según estos modelos, la unión se produciría a través del océano Atlántico o del Pacífico respectivamente, mientras que el modelo de Mitchell se decanta por una unión a través del Ártico.

    Fuente:

    El Mundo Ciencia

    24 de enero de 2012

    Un material eléctrico en el manto podría explicar la rotación de la Tierra

    Cuando se trata de la rotación de la Tierra, podrías pensar que los geofísicos lo tienen todo bastante calculado. Aún no. Para explicar algunas variaciones en la forma en que gira el planeta, el manto de la Tierra – la capa de roca caliente fundida que está entre la corteza y el núcleo – debe conducir la electricidad,una capacidad que no debería tener el manto que conocemos. Ahora, un nuevo estudio ha encontrado que el monóxido de hierro, que forma el 9% del manto, en realidad conduce la electricidad como un metal, pero sólo a las temperaturas y presiones encontradas bajo la superficie.

    El giro de la Tierra no está exento de fallos. Los geofísicos han descubierto que el tiempo que necesita nuestro planeta para completar una rotación – la duración de un día -fluctúa ligeramente a lo largo de meses o años. También han observado una oscilación adicional predecible en el bamboleo del eje de rotación de la Tierra, como el balanceo de una peonza. Las variaciones están probablemente provocadas por el núcleo interno de hierro sólido, el núcleo exterior de metal líquido, y el manto rocoso, todos girando a velocidades ligeramente diferentes. La fricción les ayuda a alinearse, y el campo magnético del núcleo externo puede tirar del material del núcleo interior. Pero para encajar las observaciones, el núcleo debería también ejercer su tirón magnético sobre el manto, dice Bruce Buffett, experto en ciencias de la Tierra de la Universidad de California en Berkeley, que no estuvo implicado en el nuevo estudio. Esto significa que una capa del manto debe ser capaz de conducir la electricidad. Pero, comenta, “el origen de la capa metálica sigue siendo una cuestión abierta”.

    Corte de la Tierra © by Samuel Mann


    El componente principal de la roca del manto, incluido el monóxido de hierro, no conduce la electricidad a las temperaturas y presiones que solemos tener aquí en la superficie. Pero la investigación en la década de 1980 sugería que las cosas podrían ser algo distintas en las profundidades: Una corriente eléctrica pasaba a través del material más fácilmente cuando se exponía a una onda de choque. La presión de la onda de choque comprimía la ordenación del hierro y el oxígeno en el monóxido de hierro, permitiendo que los electrones viajasen más libremente entre átomos.

    Este trabajo picó la curiosidad de Kenji Ohta, que estudió materiales bajo condiciones extremas en la Universidad de Osaka en Japón. Para calcular si la presión podría convertir al monóxido de hierro en un conductor en el manto de la Tierra, Ohta y sus colegas calentaron un disco del material con un láser, y lo comprimieron en un yunque de diamante. A la vez, midieron lo bien que conducía la electricidad haciendo pasar una corriente a través del mismo mientras también monitorizaban la ordenación de sus átomos con rayos-X. Aproximadamente a 700 000 veces la presión de la atmósfera terrestre y a una temperatura de 1600 ºC, el equipo encontró que el monóxido de hierro conducía la electricidad igual de bien que un metal.

    El monóxido de hierro había hecho la transición de no conductor a conductor, pero su estructura no había cambiado. En lugar de esto, había creado un nuevo tipo de transición, dice el geofísico Ronald Cohen de la Institución Carnegie para la Ciencia en Washington D.C., que lideró la simulación por computador del monóxido de hierro. El cambio depende de las propiedades magnéticas del material a altas temperaturas. En el monóxido de hierro no conductor, cada electrón potencialmente móvil está atrapado en un átomo de hierro. No pueden moverse fácilmente a través del cristal, pero pueden alinearse con los campos magnéticos como la aguja de una brújula – es decir, están en un estado magnético. A altas temperaturas y presiones, los electrones empiezan a fluctuar entre el estado magnético y el no magnético, en el cual ya no responden al campo magnético. Esto corta su ligadura con los átomos, y se mueven libremente como en un metal, según informa el equipo el 12 de enero en Physical Review Letters.

    Cuando los investigadores elevaron la presión a 1,4 millones de atmósferas y la temperatura a 2200 ºC, condiciones comparables a las del interior de la Tierra, el monóxido de hierro seguía en una forma metálica. Luego predijeron la conductividad a 3430 ºC – la temperatura en el límite entre el manto y el núcleo – y encontraron que el monóxido de hierro permanecía como un respetable conductor.

    Buffett señala que el 9% del monóxido de hierro del manto no es suficiente para garantizar que se forme una capa conectada. Estaría concentrado cerca del núcleo externo, formando posiblemente el 90% del material que hay allí. Buffett apunta que otros investigadores han propuesto reacciones químicas entre el manto y el núcleo que podría producir compuestos similares al monóxido de hierro. “Los impresionantes avances recientes tanto en experimentos como en teoría” podrían evaluar pronto la plausibilidad de una capa de monóxido de hierro, comenta.

    Fuente:

    Ciencia Kanija

    14 de septiembre de 2011

    Logran medir el ritmo de crecimiento de los cristales más grandes del mundo

    El estudio de la extraordinaria cueva de Naica, en México, revela el menor ritmo de crecimiento jamás observado.



    Los gigantescos cristales de yeso que ocupan el interior de la cueva mexicana de Naica llevan creciendo hasta un millón de años, aunque solo recientemente hayan sido descubiertos. A pesar de que llegan a medir 11 metros de longitud y un metro de anchura, estas selenitas (su nombre científico) crecen a una velocidad increíblemente lenta, equivalente al grosor de un cabello cada 100 años y por tanto mucho más reducida que la de las estalactitas y estalagmitas, han concluido los científicos que los han estudiado. Liderados por el cristalógrafo Juan Manuel García Ruiz, del CSIC, un equipo hispano-japonés diseñó un microscopio de alta sensibilidad con el que estudió muestras de los cristales de la cueva, una de las varias que contienen estas formaciones en la mina de Naica. La investigación se publica en portada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU).

    Un estudio internacional con participación española ha logrado medir la velocidad de crecimiento de los cristales gigantes de yeso de Naica, en el estado mexicano de Chihuahua, y ha concluido que estos crecen el grosor de un cabello cada 100 años, el ritmo más lento jamás medido en un cristal.

    Estas son las principales conclusiones de un estudio que se publica en la portada de la revista PNAS y que en España está liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

    Juan Manuel García Ruiz, científico de este organismo, ha explicado a Efe que para poder medir el crecimiento de estas formaciones cristalinas han diseñado, junto a un equipo de investigadores japoneses, un microscopio especial.

    Así, gracias a las mediciones de este instrumento, han estimado que algunos de los cristales de la cueva, localizados en una mina a 300 metros bajo tierra, han estado creciendo durante cerca de un millón de años (algunos de ellos miden hasta 12 metros).

    García Ruiz, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, ha detallado que estos cristales crecen en agua, por lo que para hacer estas mediciones el equipo de investigadores cogió una trozo pequeño de una de estas formaciones y lo introdujo en agua en un laboratorio.

    En la actualidad estos cristales han parado de crecer, precisamente por que no hay agua en la cueva.

    Las minas de Naica donde se encuentran estos cristales son ricas en plata, plomo y zinc y en la actualidad se sigue trabajando en ellas.

    Por eso, ha continuado García Ruiz, "ya no hay agua en la cueva y los cristales han parado de crecer, pero si algún día, cuando dejen de bombear el agua hacia el exterior, el agua vuelve a la sala los cristales de selenita continuarán creciendo".

    Este investigador ha aseverado que estos cristales son ya los mayores del mundo y que la cueva es un escenario, por su belleza, "propio de El Regreso de Supermán", película de 2006.

    Según los responsables de la investigación, la temperatura del aire en el lugar ronda los 50 grados centígrados y tiene una humedad superior al 90 por ciento.

    La estabilidad de la temperatura y de la humedad, han apuntado los expertos, es uno de los requisitos indispensables para la conservación de esta gruta, descubierta en el año 2000 durante los trabajos de perforación de la mina, según el CSIC.

    Además, según García Ruiz, hay que evitar que la cueva se deteriore y convencer a la sociedad mexicana de su preservación.

    "La Cueva de los Cristales de Naica, con sus 35 metros de largo por 20 de ancho y una altura media de unos 8 metros, es un fenómeno excepcional por el tamaño de las selenitas", ha manifestado.

    Sin embargo, no es el único lugar de la tierra donde se han encontrado cristales de yeso de gran tamaño.

    En Pulpí y Sorbas, ambos en Almería, es posible encontrar selenitas gigantes, aunque su tamaño no es comparable con el de Naica", ha concluido.

    FuenteS:

    ADN

    El País

    23 de agosto de 2011

    Encuentran en Australia los fósiles más antiguos de la Tierra


    Científicos aseguraron que su hallazgo es evidencia convincente de que las células y las bacterias fueron capaces de prosperar en un mundo sin oxígeno.

    Científicos encontraron los fósiles más antiguos de la Tierra en Australia y aseguraron que su hallazgo es evidencia convincente de que las células y las bacterias fueron capaces de prosperar en un mundo sin oxígeno, hace más de 3.400 millones de años.

    El hallazgo sugiere que la vida al inicio estaba basada en el azufre -organismos que viven y metabolizan azufre en vez de oxígeno para producir energía- y apoya la idea de que formas de vida similares podrían existir en otros planetas, donde los niveles de oxígeno son bajos o inexistentes.

    "¿Podrían existir este tipo de cosas en Marte? Es una cuestión concebible. Esta evidencia es ciertamente alentadora y la falta de oxígeno en Marte no es un problema", dijo Martin Brasier de la Universidad de Oxford, quien trabajó en el equipo que realizó el descubrimiento.

    Los microfósiles, que los investigadores dicen que están muy claramente conservados y muestran precisas estructuras del tipo de las células, fueron encontrados en una parte remota del oeste de Australia llamada Strelley Pool.

    En un estudio publicado el domingo en la revista Nature Geoscience, el equipo de Brasier explica que los microfósiles fueron conservados entre los granos de arena de cuarzo de la ribera más antigua conocida en la Tierra en algunas de las rocas sedimentarias más antiguas jamás descubiertas.

    "Podemos estar muy seguros sobre la edad porque las rocas se formaron entre dos sucesiones volcánicas que reducen la edad posible hasta algunas decenas de millones de años", explicó el experto.

    "Eso es muy preciso en realidad, cuando las rocas tienen 3.400 millones de años", agregó.

    Fuente:

    La Tercera


    4 de agosto de 2011

    Las impurezas de los diamantes revelan el incio del choque entre continentes

    Especial: Planeta Tierra

    Un estudio en la revista «Science» explica cómo actúan a modo de «cápsulas del tiempo» aportando información de hace más de 3.500 millones de años.

    Protegidas en el interior de los duros diamantes, las impurezas son minerales inalterados que pueden contar la historia del pasado lejano de La Tierra. Los investigadores han analizado los datos de más de 4.000 de estas inclusiones minerales para encontrar que los continentes iniciaron el ciclo (llamado ciclo de Wilson) de separación y choque hace unos 3.000 millones de años.

    La investigación, que se publica este viernes en la revista 'Science'. El autor principal, Steven Shirey del Department of Terrestrial Magnetism de la Carnegie Institution, ha explicado que "el ciclo de Wilson es responsable del crecimiento de la corteza continental de La Tierra, las estructuras continentales que vemos hoy, la apertura y cierre de las cuencas oceánicas a través del tiempo, la formación de montañas y la distribución de los minerales y otros materiales de la corteza. Pero hasta hoy ha habido equívocos sobre cuándo comenzó dicho ciclo. Utilizamos las impurezas de los diamantes porque estos son cápsulas de tiempo perfectas, ofrecen información de hace más de 3.500 millones de años, información sobre la evolución de la atmósfera, el crecimiento de la corteza continental y el inicio de la tectónica de las placas"

    El coautor del estudio, Stephen Richardson, de La Universidad de Ciudad del Cabo, ha señalado que "es asombroso que podamos usar las partículas minerales más pequeñas que pueden ser analizadas para revelar el origen de algunas de las principales características geológicas de La Tierra".

    Los cratones, el origen de los diamantes

    Los diamantes más grandes proceden de cratones, las formaciones más antiguas de las zonas continentales interiores. Los cratones contienen las rocas más antiguas del planeta y se extienden hacia el manto a más de 200 kilómetros, donde las presiones son lo suficientemente altas y las temperaturas suficientemente bajas para formar y almacenar diamantes durante miles de millones de años.

    Los diamantes llegaron a la superficie accidentalmente durante las erupciones volcánicas de magma de las profundidades, que se solidificaba en roca llamada kimberlita. Las inclusiones en los diamantes se encuentran en dos variedades de roca: peridotíticas y eclogíticos.

    La peridotita es el tipo de roca más abundante en el manto superior, mientras que la eclogita parece ser el remanente de la corteza oceánica reciclada en el manto por el hundimiento de las placas tectónicas. Shirey y Richardson, utilizando sus propio trabajos con otros investigadores publicados en más de 20 documentos durante un período de 25 años, revisaron los datos de más de 4.000 inclusiones de silicato -el material más abundante de la Tierra- y más de 100 inclusiones de sulfuro de cinco antiguos continentes. Se centraron en investigar cuándo fueron encapsuladas las inclusiones y la tendencia de composición asociada.

    Las composiciones varían y dependen de la transformación geoquímica que los componentes sufrieron antes de ser encapsulados. Se compararon dos sistemas utilizados para fechar inclusiones, las técnicas del renio-osmio y del samario-neodimio. Ambas se basan en isótopos naturales que se desintegran lentamente, pero de forma predecible, lo que los convierte en excelentes relojes atómicos para determinar edades absolutas.

    Los investigadores encontraron que hace 3.200 millones de años, solo se encuentran diamantes con composiciones peridotíticas, mientras que después de dicha fecha, son más abundantes los diamantes eclogíticos. "La explicación más simple es que este cambio se produjo a partir de la subducción inicial de una placa tectónica bajo el manto profundo de otra, puesto que los continentes comenzaron a chocar a una escala similar a la del ciclo actual. Esta transición marca el inicio del ciclo de Wilson", ha concluido Richardson.

    Fuente:

    ABC

    29 de mayo de 2011

    ¿Europa se desliza debajo de Africa?

    Europa estaría empezando a deslizarse debajo de Africa, creando una nueva zona de subducción y aumentando potencialmente el riesgo de terremotos en el Mediterráneo occidental, según un informe científico.




    Las zonas de subducción se forman donde chocan las placas tectónicas, y una placa se desliza debajo de la otra hacia el manto terrestre. A veces las colisiones son graduales, pero con frecuencia se producen en grandes sacudones que pueden desatar terremotos.

    Como las zonas de subducción están generalmente en el lecho marino, los terremotos de estas zonas pueden provocar tsunamis, como la ola que devastó Japón. Duante millones de años la placa africana, donde está parte del lecho marino mediterráneo se ha movido hacia el norte hasta la placa de Eurasia a un ritmo de aproximadamente un centímetro por año.

    Estudios de recientes terremotos en la región indican que se estaría formando una nueva zona de subducción donde colisionan las placas a lo largo de las costas de Argelia y del norte de Sicilia.

    "La formación de una nueva zona de subducción es muy rara", afirmó el director del estudio, Rinus Wortel, geofísico de la Universidad de Utrecht, en los Países Bajos.

    Cambian roles geológicos

    Según Worte, hace 30 millones de años se daba la situación inversa, cuando la placa africana se deslizaba bajo la placa de Eurasia a lo largo de una importante zona de subducción del Mediterráneo occidental.

    Allí, las densas rocas del lecho marino africano eran empujadas bajo la placa europea.

    A lo largo de millones de años, Africa se movió tan al norte que no queda nada de la placa en el lecho del Mediterráneo occidental. Sólo quedan las rocas del continente mismo, que eran más livianas que el lecho marino y no se hundían, explicó Wortel.

    Pero las dos placas han seguido convergiendo, generando tensiones tectónicas. Parte de esta tensión fue absorbida por el plegamiento de la placa de Eurasia en los Alpes, la región del Cáucaso y los montes Zagros.

    En base a las ubicaciones y los movimientos de terremotos recientes a lo largo de los límites de la placa, Wortel y sus colegas piensan que la subducción ha vuelto a comenzar pero esta vez es Europa la que se desliza debajo de Africa.

    La nueva zona de subducción, anunciada en una reunión reciente de la Unión Europea de Geociencias en Viena, es un descubrimiento interesante, según Wortel, porque tales regiones tienden a existir durante largos períodos, geológicamente hablando.

    ¿Se subestimó el riesgo?

    Otros científicos están intrigados por la posible zona de subducción pero siguen siendo cautos.

    "No escuché nada, pero es perfectamente plausible", afirmó Seth Stein, profesor de geofísica de la Northwestern University de Illinois. Por ejemplo, otras partes de la región mediterránea, como Italia continental, han tenido cambios tectónicos en los últimos dos millones de años, explicó.

    Worte, el director del estudio, añadió que la formación de una zona de subducción es un proceso lento: "Estos procesos se dan en una escala de tiempo de varios millones de años". Por ejemplo, añadió, las zonas de subducción más establecidas están marcadas por gigantes fosas oceánicas. En en Mediterráneo podría formarse una fosa similar, pero no de la noche a la mañana.

    Wortel opina que los nuevos datos indicarían que el riesgo de terremoto en el Mediterráneo occidental ha sido subestimado y quizás vaya en aumento.

    "Usualmente no se la considera una región de enorme actividad sísmica, no de la magnitud gigante experimentada recientemente en Japón", explicó Wortel. Eso simplemente puede deberse a cierta complacencia histórica. "El hecho de que algo no haya ocurrido en cien años no significa que no exista el riesgo de que ocurra".

    De hecho, añadió que 70.000 personas murieron en Messina, Italia, en 1908, cuando un terremoto de una magnitud de 7,1 produjo un tsunami con olas de 12 metros.

    Y uno de los terremotos más devastadores de la historia europea ocurrió al oeste del estrecho de Gibraltar en 1755, cuando una ola gigante alcanzó Lisboa y provocó 100.000 víctimas fatales, según cálculos de la época.

    Fuente:

    Quilmes Presente

    5 de mayo de 2011

    El impacto (negativo) de los montañistas en la vegetación

    Según el estudio, los escaladores ponen en peligro pequeñas plantas que habitan en los acantilados.

    Los escaladores de montañas están teniendo un impacto negativo en las plantas que crecen en los acantilados, aseguran un grupo de ecologistas.

    En áreas donde existe una intensa actividad de montañismo, se deben poner en práctica planes de conservación de modo que algunos acantilados estén protegidos de escaladores, afirma la investigación publicada en la Revista de Ecología Aplicada del Reino Unido.

    Las sierras de Jura de Suabia y Jura Francón son pequeñas cadenas montañosas en el este de Alemania y dos de las más importantes zonas de escalada del país.

    Pero también estas sierras son el último reducto europeo de la Draba azoides (conocida popularmente como draba o hierba panadiza), una rara y pequeña planta de flores amarillas o blancas que crece en los acantilados de piedra caliza, donde forma rosetas como amortiguador.

    Para saber cómo la escalada en la zona estaba afectando a la planta, los investigadores Frank Vogler y Reisch Christoph de la Universidad de Ratisbona, Alemania, compararon el número y la distribución de la draba en ocho acantilados que se han sido muy visitados durante los últimos 50 años, y en otros ocho acantilados "vírgenes", de similar tamaño y aspecto.

    Los investigadores también evaluaron el ADN de las plantas para saber si los escaladores habían afectado a su variación genética.

    Cambios genéticos

    Instrumentos de escalar

    Los instrumentos de escalada podrían erosionar los acantilados.

    Según la Sociedad Ecológica Británica, los investigadores encontraron que en los acantilados con activa presencia de escaladores, las plantas eran más pequeñas y menos numerosas en la pared del acantilado pero más frecuentes en el pedregal, que son los fragmentos de roca quebrada en la base.

    "La escalada afecta negativamente a estas plantas de manera directa. La erosión por el uso de cuerdas de escalada, repisas, así como tomas de pies y manos, obviamente lleva a una disminución en la abundancia de la especie", afirma el doctor Reisch.

    Las pruebas genéticas también mostraron las huellas de los escaladores.

    En los acantilados que han sido escalados existen mayores diferencias genéticas entre las plantas que viven a diferentes alturas que en los acantilados vírgenes, lo que significa que los escaladores no solo desplazan las plantas, sino que también se están moviendo sus genes por la roca.

    Estos cambios genéticos podrían, a largo plazo, afectar la aptitud de las plantas para sobrevivir en un entorno al que se han ido adaptando por miles de años, asegura el estudio.

    Montañistas ambientalistas

    Básicamente este estudio propone que, para proteger la vegetación autóctona de los acantilados, algunos deben quedar fuera del alcance de los montañistas.

    En países como el Reino Unido ya se toman medidas para minimizar el impacto de los escaladores sobre áreas protegidas.

    El Consejo Británico de Montañismo (BMC, por sus siglas en inglés) explicó a BBC Mundo que ellos se aseguran de que sus miembros no ocasionen un impacto perjudicial en las áreas de escalada.

    "Hay restricciones, como por ejemplo en áreas donde la vegetación es sensible a la escalada o en ciertas zonas donde anidan aves migratorias, entonces el acceso puede quedar prohibido", aseguró a BBC Mundo Tina Gardner, vocera de la organización.

    "Además, los escaladores suelen ser muy conscientes de los problemas y bien informados sobre lo que pueden hacer para minimizar su impacto. De hecho muchos escaladores son expertos en conservación y vida silvestre", agregó la organización británica.

    Debido a su inaccesibilidad, los acantilados se encuentran entre los pocos ecosistemas relativamente poco afectados por los seres humanos durante los últimos siglos.

    Albergan una multitud de especies de plantas raras y en peligro de extinción y hacen una contribución importante a la biodiversidad regional.

    Fuente:

    BBC Ciencia

    7 de abril de 2011

    La primera huella de un insecto tiene más de 300 millones de años

    Hace más de 300 millones de años, un insecto aterrizó sobre una superficie de barro para descansar y, cuando volvió a salir volando, dejó tras de sí una impresión completa de su cuerpo que ha permanecido grabada en una roca de Massachusetts (EE UU) hasta hoy. “Es una copia perfecta de su cuerpo”, asegura su descubridor, Richard J. Knecht, del Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard (EE UU), que añade que se trata de la más antigua de la historia perteneciente a un ser vivo volador.

    A partir de la forma de la huella que dejó sobre la roca el insecto -las patas estiradas y el vientre hundido-, Michael S. Engel, entomólogo de la Universidad de Kansas, ha llegado a la conclusión de que pertenecía al orden de los efemerópteros, conocidos como efímeras por la corta duración de su vida. Los detalles de su hallazgo se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

    Fuente:

    Muy Interesante

    29 de marzo de 2011

    Las primeras rocas del sistema solar eran como algodón de azúcar

    Las primeras rocas de nuestro Sistema Solar se parecían más al algodón de azúcar que a la roca dura que se nos presenta hoy en día, según una investigación publicada en la revista Nature Geoscience.



    El trabajo, realizado por investigadores del Imperial College de Londres y otras instituciones internacionales, proporciona la primera evidencia geológica para apoyar teorías previas, basadas en modelos de ordenador y experimentos de laboratorio, acerca de cómo se formaron las primeras rocas. El estudio añade peso a la idea de que el primer material sólido en el Sistema Solar era frágil y extremadamente poroso y que se compactó en períodos de turbulencia extrema, formando los bloques de construcción que prepararon la forma de planetas como la Tierra.

    El doctor Phil Bland, autor principal del estudio del Departamento de Ciencias de la Tierra e Ingeniería del Imperial College de Londres, dice: "Nuestro estudio nos hace aún estar más convencidos de que las tempranas rocas de condrita carbonosa fueran formadas por la turbulenta nebulosa a través de la que viajaron hace miles de millones de años, en gran parte de la misma manera que las piedras en un río se alteran cuando se someten a alta turbulencia en el agua. Nuestra investigación sugiere que la turbulencia causó que estas partículas tempranas se compactaran y endurecieran con el tiempo para formar primero las rocas pequeñas".

    Los investigadores llegaron a estas conclusiones después de llevar a cabo un análisis muy detallado de un fragmento de asteroide conocido como un meteorito de condrita carbonosa (en la imagen), que llegó a la Tierra desde el cinturón de asteroides entre Júpiter y Marte. Se formó originalmente en el Sistema Solar cuando microscópicas partículas de polvo chocaron y quedaron pegadas, uniéndose en torno a grandes granos o partículas llamadas cóndrulos, de alrededor de un milímetro de tamaño.

    Para analizar la muestra de condrita carbonosa, el equipo utilizó una técnica de difracción de electrones. Los investigadores observaron el patrón de interferencia resultante usando un microscopio para estudiar las estructuras internas. Esta técnica permitió a los investigadores estudiar la orientación y la posición de cada una de las partículas que se había unido en torno a los cóndrulos. Encontraron que los granos recubrían los cóndrulos en un patrón uniforme, lo que se deduce que sólo podría ocurrir si esta piedra pequeña fue sometida a las perturbaciones en el espacio, posiblemente durante estos períodos de turbulencia.

    El equipo también definió un nuevo método para cuantificar la cantidad de compresión que la roca había experimentado y deducir la estructura original de la roca frágil.

    El doctor Bland añade: "Lo emocionante de este enfoque es que nos permite - por primera vez - reconstruir la historia cuantitativa de acreción e impacto de los materiales más primitivos del sistema solar con gran detalle. Nuestro trabajo es otro paso en el proceso para ayudarnos a ver cómo se formaron los planetas rocosos y las lunas que conforman parte de nuestro Sistema Solar".

    Fuente:

    Europa Press
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