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8 de octubre de 2015

La increíble pero real historia de los murciélago-bomba

Una de las más delirantes ideas que estuvieron a punto de ponerse en práctica durante la II Guerra Mundial.
 
Atacar Japón con un ejército de murciélagos equipados con bombas. Parece una idea disparatada, pero estuvo a punto de ponerse en práctica durante la II Guerra Mundial. Esta idea fue concebida por un dentista estadounidense llamado Lytle S. Adams, tras el ataque a Pearl Harbor, quien envió un proyecto detallado con su plan a la Casa Blanca. El presidente Roosevelt le dio el visto bueno y se asignó un presupuesto de dos millones de dólares para esta peculiar estratégica.

Pero, ¿por qué usar murciélagos y no otros animales? Básicamente, porque estos podían orientarse en la oscuridad y transportar un peso muy superior al de su propio cuerpo. Lo curioso es que las primeras pruebas dieron resultado, y los murciélagos se revelaron eficaces bombardeando una falsa ciudad japonesa construída en el desierto de Nevada.

Finalmente, esta estrategia se abandonó proque el Departamento de Defensa prefirió centrar sus esfuerzos y recursos en desarrolla rel Proyecto Manhattan y fabricar contra reloj una bomba atómica.

Fuente:

QUO

21 de junio de 2015

Florence Nightingale salvó vidas gracias a las matemáticas


El Día Internacional de la Enfermería se celebra en el día de su cumpleaños: el 12 de mayo.


Florence Nightingale fue mucho más que una dama con una lámpara. La leyenda de la santa enfermera a veces oculta la verdad: que su genio matemático fue lo que realmente salvó tantas vidas.
Su ambición la llevó al infernal mundo de la Guerra de Crimea y, como consecuencia, por un camino que terminó transformado la enfermería y los hospitales.
Acompáñanos en un rápido recorrido por su vida.
1820

Una niña dotada


Nació en la ciudad italiana de Florencia, y de ahí su nombre, pero creció en pintorescas casas de campo inglesas con su hermana mayor Parthenope.
La criaron al estilo de la clase media alta de la época, que incluía una extensiva educación impartida en casa por su padre, quien les enseñó a sus hijas los clásicos, filosofía y lenguas modernas.
Florence se destacaba en matemáticas y ciencia.
Su afición por registrar y organizar información se notó desde una edad temprana, cuando documentó su enorme colección de conchas del mar con listas y tablas diseñadas con mucha precisión.
El artículo completo en:

18 de octubre de 2014

Naomi Klein: 'El sistema económico ha declarado la guerra al planeta'

  • Naomi Klein presenta en Londres 'Esto lo cambia todo: Capitalismo contra el Clima'

  • 'Una de las luchas claves de este siglo será el de la democracia energética'

  • 'Las reacciones contra el sistema está dando pie a un nuevo movimiento global'

Hincarle al diente al cambio climático y en plena crisis económica no ha sido fácil. Naomi Klein (Montreal, 1970) admite que éste ha sido el libro más duro de principio a fin. No logo y La doctrina del shock se escribieron casi solos, en comparación con este volumen de 466 páginas que pone el broche a la trilogía: Esto lo cambia todo: Capitalismo contra el Clima .


"Hemos llegado a un punto crítico en el que todo tiene cambiar", asegura de entrada Naomi Klein, a la hora de justificar el título. "Durante 25 años hemos intentando acomodar las necesidades del planeta a la ideología del capitalismo de mercado, que exige el crecimiento constante y el máximo beneficio. Los resultados han sido desastrosos. Lo que necesitamos ahora es una respuesta radical".

Hasta cierto punto, reconoce Klein, "la derecha tiene razón": el cambio climático es "el caballo de Troya", la excusa primera y última para justificar el Cambio con mayúsculas: "El sistema económico ha declarado la guerra al planeta. Si seguimos por este camino, aumentando al ritmo actual las emisiones de CO2, podemos experimentar un calentamiento de cuatro a seis grados centígrados. De momento hemos llegado a 0,7 grados y ya estamos sufriendo los efectos".

Sin acritud, pero con urgencia, Naomi Klein lanza su mensaje inequívoco ante más de mil seguidores que abarrotan el Central Hall de Westminster para escuchar a la "mensajera" del cambio climático y económico. El acto lo apadrina The Guardian y tiene como anfitrión a Owen Jones, el comentarista de la nueva izquierda británica, autor de El Establishment y cómo acabar con él, más combativo aún que la propia Klein en su llamada a la insurrección contra las elites políticas y económicas.

En lucha contra la 'economía extractiva'

Klein dispara en su libro contra la "economía extractiva" que está dilapidando los recursos, con la complicidad de los representantes políticos que se han convertido en uña y carne con los intereses especiales. "La puerta giratoria entre la política y las compañías energéticas es ahora una puerta abierta de par en par. En todos los países occidentales existe una connivencia que está dinamitando el sistema democrático. Una de las luchas claves de este siglo va a ser la de la democracia energética".

"La buena noticia es que la respuesta contra este modelo insostenible está ya en marcha", sostiene Naomi Klein, que pone sobre la mesa varios ejemplos del cambio en ciernes...
En Alemania ya se está trazando el camino con el auge de la Energiewende, que ha permitido la eclosión de cooperativas energéticas gracias a la descentralización del sistema. El movimiento de la Transición,

propagado por 40 países (entre ellos, España), está impulsando también modelos de autosuficiencia energética con renovables, mientras el grupo 350.org está creando por primera vez una "conciencia planetaria".

Pese a los malos augurios de los "expertos", la Columbia Británica lleva seis años aplicando el "impuesto del carbono" con notable éxito. Cientos de empresas e instituciones, con la Fundación Rockefeller como el último y notorio fichaje, se han sumado a la campaña para "desinvertir" en energías fósiles y desviar dinero hacia las renovables.

El fracking (la extracción de gas o petróleo por el controvertido método de la fracturación hidráulica) está dando pie a lo que Naomi Klein ha bautizado como Blockadia: cientos de comunidades en todo el mundo, unidas por la "resistencia a los métodos de extracción extrema". Esta misma semana, el 11 de octubre, se celebra el tercer GlobalFrackdown, con actos anti-fracking que darán la vuelta al planeta...

'Lo que está en juego es nuestra supervivencia'

"Estamos en ese momento crítico en que las reacciones contra el sistema se están dando la mano en algo parecido a un movimiento global", sostiene la autora de Esto lo cambia todo (que se publicará en marzo en España). "Las marchas por el clima se celebraron hace dos semanas en casi todos los paíes, y más de 300.000 personas se lanzaron a las calles en Nueva York en la mayor manifestación de las últimas décadas".

"La gente se sumó a las manifestaciones por dos razones principales", argumenta Klein. "Por un lado, porque ya estamos padeciendo los efectos, del huracán Sandy en Nueva York a la mayor sequía de la historia en California... Y también porque en los últimos años hemos sufrido el impacto de esta economía tóxica, y hay un hastío cada vez mayor contra la clase política por haber permitido este fallo colectivo".

Klein arremete en su libro contra los negacionistas del clima que primero llevaron al mundo a la parálisis y que ahora alegan que la trasformación sería muy costosa. "No hay una fórmula para salir de esta situación crítica", admite la activista canadiense, que ultima la versión en documental de Esto lo cambia todo y aspira en convertir el libro en plataforma de acción. "Pero tenemos que movernos más allá del fundamentalismo de mercado y liberarnos de las cadenas de la austeridad".

"La solución pasa por acciones desde lo local y por masivas inversiones públicas, para acelerar la transición de la economía extractiva en la que estamos a la economía regenerativa", concluye Klein.

"Si logramos cambiar el contexto cultural, aunque sólo sea un poco, podremos al menos abrir paso a reformas que consigan que los números del carbono se muevan en la dirección adecuada. Por encima de un aumento de las temperaturas de dos grados, advierten los científicos, las consecuencias serían desastrosas... Esto lo cambia todo, entre otras cosas, porque lo que está en juego es nuestra propia supervivencia".

Tomado de:

El Mundo Ciencia

23 de julio de 2014

¿Qué le pasaría a la Tierra después de una Guerra Nuclear?

Hemos visto en muchas ocasiones qué sucedería tras una guerra nuclear entre las dos grandes superpotencias, pero ¿Qué es lo que podría suceder después de una guerra de nivel regional, entre dos países poseedores de armamento nuclear como pueden ser India y Paquistán? Un equipo técnico de EE.UU: ha presentado un estudio sobre cuáles serían las consecuencias.



El supuesto contempla la explosión de simplemente cien ojivas nucleares del tamaño de la bomba lanzada en Hiroshima, sobre el subcontinente indio. Cinco megatones de carbono negro entrarían en la atmósfera inmediatamente, absorbiendo el calor del sol antes de que pudiera llegar a la Tierra.

Un año después del hipotético conflicto nuclear la temperatura de la superficie de la Tierra caería unos dos grados, tras cinco años nuestro planeta sería tres grados más frío de lo que es actualmente. A los veinte años de la guerra, la temperatura media seguiría un grado por debajo de la temperatura media actual. 

La bajada de las temperaturas reduce la cantidad de agua de lluvia recibida, un año después de la guerra, las precipitaciones se han reducido un nueve por ciento, veintiséis años después la Tierra recibe un cuatro y medio menos de lluvia.

Entre dos y seis años después la temporada de crecimiento de los cultivos se ha reducido entre diez y cuarenta días dependiendo de la región.

Las reacciones químicas en la atmósfera aumentan el agujero de la capa de ozono que nos protege de la radiación ultravioleta. Cinco años después de la guerra la capa de ozono se ha vuelto entre un 20 y un 25 por ciento más delgada. Diez años después la capa de ozono se ha recuperado, pero continúa siendo un ocho por ciento más delgada.

La protección UV ha disminuido produciendo más quemaduras solares y un aumento de la incidencia de cáncer entre la población. 

Para evitar esta supuesta catástrofe, la comunidad científica quiere estimular a los países a destruir las aproximadamente 17.000 armas nucleares que todavía mantienen.

Vía | popsci

Tomado de:

Xakata Ciencia

25 de mayo de 2014

'Homo Futbolensis': A los primates nos gusta jugar

  • Conecta con 'nuestro pasado más tribal' y llena el vacío de las guerras

  • Viaje a la antropología del fútbol por el autor de 'Yo, mono'

  • Nos gusta mirar para tomar partido por una manada

  • Entre los cazadores, los ronaldos, messis y diegos costas, se llevaban a las más bellas






Un amigo de la infancia de Charles Darwin contaba que cuando los niños invitaban a jugar al fútbol al futuro padre de la Evolución, prefería explorar por su cuenta en el bosque. Pero a principios del siglo XIX todavía no existía la pasión actual por este deporte. Hoy la fiebre futbolera sin duda hubiera llamado la atención del naturalista británico, ya que los comportamientos y actitudes que mostramos en los encuentros deportivos son universales. La histeria colectiva que desatan en todo el planeta partidos como la final de la Champions que enfrentará al Real Madrid con el Atleti nos lleva a pensar en sus orígenes biológicos, hundiendo sus raíces en el pasado hace cientos de miles de años.


El fútbol fue introducido en España a finales del siglo XIX por inmigrantes británicos que vinieron a trabajar en las minas. Estos obreros formaron los primeros equipos para pasar las horas muertas jugando entre ellos. Rápidamente se extendió por el resto de la población española debido a la facilidad con la que se puede practicar. A diferencia de otros deportes que requieren complejos equipamientos e instalaciones, en el fútbol sólo es necesario un balón. Pero según los antropólogos, la época en que emerge no es casualidad. En Europa, el fútbol se hace popular al mismo tiempo que desaparece la importancia de la caza para el sustento, es decir, cuando comienza la Revolución Industrial. Desde aquellos años, el fútbol se ha convertido en el deporte más extendido, practicado o seguido en los cinco continentes por cientos de millones de personas. 

Entonces, ¿esta pasión universal es producto de la casualidad o es consecuencia de alguna necesidad adaptativa? Desde la ciencia creemos que su éxito se debe a que el fútbol posee características que conectan con nuestro pasado más tribal, así como también con el desarrollo de las capacidades necesarias para ser un buen cazador y guerrero. Por esta razón, el fútbol -aunque también otros deportes de equipo como el rugby, el béisbol o el baloncesto- son los que más éxito han tenido en las sociedades contemporáneas, precisamente las que han sustituido el modo de vida del cazador-recolector por el trabajo asalariado y la industria. Pero también en las que el número de hombres que van a la guerra es mínimo comparado con tiempos anteriores. El deporte vendría a llenar ese vacío. 

La relación que existe entre la lucha y el deporte es patente. Perseguir, golpear objetivos con proyectiles o acechar a los enemigos son exigencias que encontramos en ambas actividades. Por ello, otros ven las raíces del deporte en las batallas bélicas. Una evidencia de la conexión entre la guerra y el deporte la encontramos en los Juegos Olímpicos de la antigüedad, que se celebraron durante más de 400 años en la ciudad griega de Olimpia. En ellos era costumbre llegar a una tregua que permitiera concentrarse y diera libertad de movimiento a los deportistas. Se enfrentaban varias ciudades independientes, muchas de las cuales estaban en guerra entre sí. Las disciplinas consistían en correr, saltar, luchar, lanzar jabalinas y competir en carreras de cuadrigas. Todas las pruebas ensalzaban virtudes que eran imprescindibles para los guerreros de entonces.

El artículo completo en:

El Mundo Ciencia

23 de mayo de 2014

Economía y empleo en la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial provocó importantes transformaciones en la economía y en el mundo laboral europeos. 


La Primera Guerra Mundial provocó importantes transformaciones en la economía y en el mundo laboral europeos. En este artículo analizamos estos cambios.

La magnitud de la Gran Guerra fue tal que todos los aspectos de la economía mundial se trastocaron. La constatación de que la contienda iba a ser muy larga, al fracasar los planes iniciales de la guerra de movimientos, hizo que los gobiernos europeos fueran conscientes de que la economía debía ponerse al servicio de la causa militar y que, por lo tanto, se hacía necesario introducir profundos cambios en las relaciones de producción. La guerra impuso que el Estado interviniese en la economía. Sin lugar a dudas, esta guerra fue un factor decisivo para que surgiera en la historia la economía planificada, aunque hay otras fenómenos que explican esta intervención en el siglo XX, con distintas motivaciones, como son la planificación comunista en Rusia, la planificación fascista y la relacionada con el posterior estado del bienestar en las sociedades democráticas occidentales de después de la Segunda Guerra Mundial.

El capitalismo había cambiado en la Segunda Revolución Industrial, abandonando el liberalismo económico radical a favor de los monopolios y con claras tendencias proteccionistas, especialmente tras la crisis de 1873, pero la Gran Guerra introdujo en la economía dos principios nuevos: racionalización y coordinación porque se supeditaba a un objetivo que no era otro que vencer, aunque se respetase la propiedad privada de los medios de producción, con alguna excepción. El Plan Rathenau alemán es el ejemplo más evidente de planificación económica en este momento, pero todos los gobiernos hicieron algo parecido, creando ministerios y oficinas para coordinar la tarea económica.

La cuestión de los abastecimientos fue un grave problema para todos los contendientes. La producción agrícola descendió por la falta de mano de obra, de animales y de abonos; además la guerra dificultaba de forma evidente la importación de alimentos. Las carencias de comida, vestido y combustible se hicieron patentes muy pronto. Afectaban al frente pero, sobre todo, a la retaguardia. Se impuso el racionamiento, que se fue extendiendo a más y más productos a medida que la guerra se alargaba. Alemania fue la primera que lo impuso, ya que por su situación geográfica, entre dos frentes, le era muy difícil compensar sus carencias con importaciones. Los aliados tenían la ventaja de contar con imperios coloniales inmensos y podían importar más fácilmente alimentos. Franceses y británicos pasaron menos hambre que los alemanes. Aún así, tuvieron que implantar también medidas de racionamiento.

La guerra trajo otras consecuencias económicas. Los precios aumentaron y, a pesar de que también lo hicieron los salarios, el poder adquisitivo en los países contendientes disminuyó considerablemente, mientras el mercado negro se extendía. La destrucción de muchas infraestructuras productivas y la necesidad de más productos y materias primas hicieron que las compras al extranjero se dispararan de tal forma que superaron, en muchos casos, las posibilidades de pago. Eso provocó que se multiplicasen los empréstitos y se disparase la deuda pública. El fantasma de la bancarrota sobrevoló por encima de Europa.

La Gran Guerra también transformó el ámbito laboral.

Lea el artículo completo en:

La Nueva Tribuna

24 de abril de 2014

Bombas atómicas, átomos y... bikinis

Cuando vemos pasear por la playa a una chica en bikini, lo último que se nos viene a la cabeza es una bomba atómica. O un átomo. Sin embargo, el bikini está íntimamente relacionado con esos términos.



Desde 1946 a 1958, los estadounidenses llevaron a cabo ensayos con bombas atómicas en el atolón de Bikini, ene el océano Pacífico. Y precisamente en 1946, el diseñador francés Jacques Heim diseñó un traje de baño de dos piezas al que bautizó como “átomo”. En realidad, el nombre nada tenía que ver con las bombas atómicas, sino porque el átomo era la porción más pequeña de materia, y aquella pieza de ropa era realmente pequeña.

Si hoy en día al bikini no le llamamos átomo (lo cual sería ciertamente divertido, y probablemente la prenda acabaría formando parte del vestuario de cualquier geek) es porque otro modisto rival, Louis Reard, sólo tres semanas más tarde que Heim, lanzó al mercado su propia colección de bañadores de dos piezas. Reard bautizó su ropa como “bikini” porque aquella palabra estaba de moda en todos los titulares de prensa a raíz de las pruebas nucleares en el atolón Bikini (después de todo, un buen geek debería amar al bikini igualmente).

Como las pruebas nucleares, la prenda de ropa también generó mucha polémica por lo escandalosa que resultaba. Pero entre 1950 y 1960, el bikini se fue imponiendo, sobre todo a raíz de que Brigitte Bardot lo vistiera para la película Y Dios creó a la mujer (1956). En 1962, Ursula Andress emergió de las aguas con un bikini en la primera película de James Bond, James Bond contra el doctor No, erigiéndose así en la primera chica Bond.

Por cierto, lo que todos conocen como bocadillo caliente de jamón york y queso o sandwich mixto caliente, en Cataluña se denomina bikini, pero nada tiene que ver con el atolón Bikini. El nombre procede de Sala Bikini, que abrió sus puertas en 1953 en la Avenida Diagonal de Barcelona, y que se hizo famosa por comercializar este tipo de bocadillo tal y como explica Alfred López.

Vía | Ciencia Popular

Fuente:

Xakata Ciencia

11 de marzo de 2014

Un modelo matemático anticipa dónde surgirá la violencia multicultural

Conocer por qué se enfrentan los diversos grupos étnicos o culturales que conviven en una misma región resulta esencial para evitar conflictos. Ahora, un modelo matemático ha conseguido predecir con una certeza de más del 90% donde podrían surgir dichos conflictos y su causa principal: la ausencia de fronteras claras. Si éstas están marcadas, los enfrentamientos se reducen, al igual que si existe una integración total entre los grupos. Los autores de este modelo matemático señalan la importancia del uso de la ciencia en aplicaciones que permitan profundizar en el conocimiento de los conflictos para evitar sufrimientos. 

Aplicación del modelo a la antigua Yugoslavia. NECSI.
Aplicación del modelo a la antigua Yugoslavia. NECSI.
La predicción del grado de violencia en un área poblada por seres humanos de diversos orígenes étnicos puede realizarse ahora mediante un modelo matemático creado por un equipo de científicos del New England Complex Systems Institute (NECSI y de la universidad estadounidense de Brandeis, del que se ha hecho eco la revista Science

Según el NECSI, gracias a un estudio realizado por estos científicos se ha conseguido identificar un patrón global que siguen las diversas regiones en las que habitan culturas y etnias distintas. Así, se ha descubierto que la violencia aumenta en la medida en que las fronteras entre los distintos grupos humanos no están lo suficientemente bien definidas.

Este estudio puede aplicarse a multitud de áreas pobladas por el ser humano, pero inicialmente fue probado en poblaciones con grupos étnicos distintos de la India y de la antigua Yugoslavia. Aplicando un modelo matemático que diferenciaba las zonas por sus culturas, se apreció que la tendencia a que surgiera la violencia era mayor cuanto menos claras estaban las divisiones o fronteras físicas, aseguran los expertos.

La integración evita los conflictos

La distribución geográfica sería por tanto, según este modelo matemático, la principal razón de los conflictos, y no los problemas económicos, el carácter de los miembros de las poblaciones o el comportamiento de éstas hacia sus vecinos.

Conocer con certeza matemática donde podrían producirse dichos conflictos ayudaría a evitar muchas muertes al año, si se tiene en cuenta que, tal y como publica la revista Sience Blog, en el último siglo más de 100 millones de personas han fallecido en conflictos violentos, a menudo en enfrentamientos locales entre etnias o grupos culturales distintos.

Pero existe una solución, a pesar de que la mezcla cultural resulte peligrosa. Según el estudio, si los grupos están muy bien integrados entre ellos, las partes no forman identidades muy separadas, y no consideran los espacios públicos como pertenecientes a un grupo u otro. Esta situación evita los problemas. Si no puede darse, los conflictos podrían eludirse con una definición bien de las áreas que pertenecen a unos u otros, es decir, que se encuentren claramente separadas.

Prueba retrospectiva

Para probar el modelo, el investigador del NECSI, Yaneer Ban Yam y sus colegas de investigación, decidieron predecir de manera retroactiva donde podría emerger la violencia que de hecho surgió en los conflictos más recientes vividos en la antigua Yugoslavia y en la India.

En el caso de Yugoslavia, se utilizaron datos del censo tomados a principios de la década de los 90, antes de que surgieran los problemas. En la India, se usaron datos de 2001. Con el modelo matemático, se simularon posteriormente los hábitos de migración de la población a lo largo del tiempo asumiendo que, especialmente durante los periodos de conflicto, la población se desplazó gradualmente hacia regiones en las que vivía población de su misma etnia o grupo social.

La simulación identificó pequeñas zonas en las que un grupo se hallaba rodeado por otro como potencialmente conflictivas. Las predicciones alcanzaron un 90% de relación con la situación real vivida durante la guerra de Yugoslavia y un 99,8% con los conflictos analizados en la India.

El modelo serviría por tanto para conocer cómo se produce y progresa la violencia, así como para explicar por qué motivo una población mixta que hasta un momento dado parece convivir en paz, de pronto se vuelve en contra de sus propios vecinos de otras etnias.

La lucha por el espacio

La lucha por el espacio parece convertirse desde esta perspectiva en una de las razones más poderosas para el surgimiento de los problemas, aunque no sea la única causa. La violencia contra otros grupos humanos es de por sí bastante incomprensible aún, y afecta al comportamiento colectivo.

Pero reconocer matemáticamente la importancia de las fronteras bien definidas para evitar los conflictos serviría para que los políticos pudieran dirigir sus acciones bien a separar claramente los grupos bien a potenciar la convivencia y la integración totales.

Los investigadores señalan la necesidad de aplicar nuevas herramientas científicas como este modelo matemático para conocer a fondo los problemas y buscar soluciones políticas efectivas que eviten el sufrimiento de muchísimas personas.

El concepto de la formación de patrones, originalmente empleado para comprender los sistemas químicos, es un modelo que también sirve para el estudio de los comportamientos colectivos y que puede aplicarse a diversos problemas sociales.

Tomado de:

Tendencias21

17 de enero de 2014

La Bomba del Zar, el arma nuclear más potente de la historia


La bomba de hidrógeno soviética AN602, Bomba del Zar para los amigos, ha sido el dispositivo nuclear más potente de la historia. Fue detonado el 31 de octubre de 1961, sobre la zona de pruebas militares del archipiélago de Nueva Zembla, en el Océano Glacial Ártico.

La explosión fue algo terriblemente legendario (con una potencia diez veces superior a la de todos los explosivos de la Segunda Guerra Mundial juntos), y además nos arroja algunos datos que nos permite estimar su capacidad de destrucción.

Cinco datos sobre la Bomba del Zar

1.

Tenía un rendimiento de 50 megatones. Para que nos hagamos una idea de tal magnitud, nada como leer el siguiente fragmento de 100 analogías científicas de Joel Levy:
para reunir la cantidad equivalente de explosivos convencionales sería necesario un tren de 666.000 vagones de 15 metros de largo, cada uno con 75 toneladas de TNT, que ocuparía una longitud de 10.000 km.

2.

La Bomba del Zar era 1.400 veces más potente que las bombas de Hiroshima y Nagasaki juntas. La presión bajo la explosión fue de 211.000 kilos por metro cuadrado (20,7 bares), más de diez veces la que hay en el neumático de un automóvil.

3.

Durante su explosión, su emisión de potencia fue equivalente a aproximadamente el 1,4 % de la del Sol. La energía luminosa fue tan poderosa que pudo ser vista incluso a una distancia de 1000 km, con cielo nublado. La energía térmica fue tan grande que podría haber causado quemaduras de tercer grado a una persona que se encontrara a 100 km de la explosión.

4.

De explotar bajo tierra, la Bomba del Zar habría sido equivalente a un terremoto de 7,1 en la escala de Richter.

5.

Produjo una nube de hongo de 64 kilómetros de altura. Casi siete veces más alta que el Everest. La onda de choque fue lo bastante potente como para romper vidrios gruesos incluso a más de 900 km de la explosión, y fue grabada girando alrededor de la Tierra tres veces.



En el mundo, a pesar de los tratados de reducción de armamento, se estima que hay 23.360 cabezas nucleares almacenadas en 111 lugares distintos repartidos en 14 países, cuya potencia conjunto ronda los 7.000 megatones. Al menos es una cifra menos aterradora que la existencia en el punto culmen de la Guerra Fría, en 1973, cuando había 27.333 megatones.

Con todo, no es una potencia suficiente para destruir directamente a la civilización humana: sólo para arrasar con todas las ciudades serían necesarias 99.293 cabezas nucleares de alto rendimiento. Para arrasar la superficie terrestre: 1.241.166 cabezas. ¿Y qué tal algo más parecido al rayo de la Estrella de la Muerte?
Para superar la energía de cohesión de la Tierra y destruir el planeta por completo serían necesarios 50.000 billones de megatones.
Con todo, los efectos secundarios de un ataque estratégico con todo lo que tenemos probablemente aniquilaría a la especie humana habida cuenta de los efectos secundarios que se generarían.

Más información | Neoteo

Fuente:

Xakata Ciencia

¿Las guerras actuales matan más que las del pasado?


Acostumbramos a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, que antes las cosas no estaban tan mal, que antes los jóvenes respetaban más a sus mayores, que existían valores morales más sólidos, que la comida sabía mejor, que había menos enfermedad, menos guerras, etc. Esta idea se refuerza con nuestra tendencia a olvidar los percances del pasado y a otorgar siempre más importancia a lo que nos sucede en el presente. Pero el presente parece mejor que cualquier otra época del pasado, tal y como podéis leer aquí.

La gente, en el pasado, también era más violenta, porcentualmente hablando. Algunos dirán que de acuerdo, pero antes no existían armas tan mortíferas, ni tantas muertes civiles, ni tantos genocidios, etc. Sin embargo, esta idea nace de cierto analfabetismo aritmético: las guerras de antes mataban más que las de ahora, a pesar de todo.

Echemos un vistazo a los últimos siglos de la mano de Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro:
Para el período que va de 1400 a 1938, el Catálogo de conflictos de Brecke enumera 276 conflictos violentos en el continente americano, 283 en el norte de África y Oriente Medio, 586 en el África subsahariana, 313 en el centro y el sur de Asia, y 657 en el este y el sudeste de Asia.
Las muertes por tales conflictos, en algunos casos, fueron enormes, tanto a nivel proporcional como a nivel absoluto. Si se comparan con los análisis de muertes en guerras de la segunda mitad del siglo XX, entonces descubrimos que hay un descenso apreciable de víctimas.

Cabe señalar también que gran parte de las peores cosas que se han hecho los seres humanos unos a otros han ocurrido antes del siglo XX. Y que antes de la Primera Guerra Mundial, hubo 5 guerras y 5 atrocidades en las que murieron más personas. Y las guerras y atrocidades más severas (las que mataron a más de la décima parte de la población mundial) están distribuidas de forma bastante uniforme a lo largo de 2.500 años de historia.

PRIO

En tales cómputos se tienen en cuenta muertes directas o relacionadas con el combate, es decir, desde personas que mueren tiroteadas o apuñaladas hasta personas que son condenadas a pasar hambre como parte de una contienda.

Los registros a los que se alude para computar las víctimas a partir de 1946 son los de PRIO Battle Deaths Dataset (Datos de muertos en combate PRIO). PRIO son las siglas del Instituto de Investigaciones por la Paz de Oslo.
El conjunto de datos comprende todos los conflictos armados conocidos en que murieron más de veinticinco personas en un año. Los conflictos que ascienden al nivel de mil muertes al año son elevados a la categoría de “guerras” (…) Los investigadores del PRIO buscan criterios lo más fiables posibles para que los analistas puedan comparar regiones del mundo y representar gráficamente tendencias a lo largo del tiempo mediante un patrón fijo.

Fuente:

Xakata Ciencia

3 de octubre de 2013

La guerra es la madre de la civilización, según un modelo matemático

Un modelo matemático muestra que la competencia entre sociedades fue el impulso evolutivo que llevó a las pequeñas tribus a unirse en grupos humanos gigantescos, anónimos y complejos como los actuales.


Ahora puede parecer algo normal, pero hasta hace muy poco, nadie dejaba decisiones fundamentales para su vida en manos de desconocidos que vivían en ciudades lejanas. La cercanía del jefe de la tribu y la familiaridad con todos los miembros de una sociedad pequeña tiene valores que no se abandonarían sin un buen motivo. Esa fuerza que impulsó a los pequeños grupos humanos a fundirse en sociedades descomunales y anónimas fue, según un nuevo estudio, la guerra.

Esta conclusión es parte de un análisis realizado a partir de un modelo matemático que hoy se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Introduciendo factores sobre la geografía, la ecología o las innovaciones militares de las diversas sociedades, y añadiendo un mecanismo de evolución cultural, recrearon un periodo de 3.000 años, entre el 1500 a.C y 1500 d.C., que después se cotejó con el registro histórico. El modelo fue capaz de predecir cuándo y dónde surgirían las civilizaciones con sociedades complejas y de gran tamaño con un 65% de acierto.

Competición y lucha

Cuando a ese mismo modelo se le quitaba el efecto de la difusión de tecnología militar, su coincidencia con lo sucedido en realidad se reducía al 16%. Según los autores, esta es una muestra de que la aparición y el mantenimiento de instituciones y mecanismos que sirvan para cooperar con individuos con los que no se tiene parentesco se ve influida por la competencia entre sociedades, una competición que los autores recogen, fundamentalmente, como enfrentamiento bélico. Como si fuesen organismos que compiten entre ellos, afirma el estudio, las sociedades con rasgos que permitan un mayor control del grupo y sean capaces de coordinar a un mayor número de sus miembros, se impondrán a otras sociedades que no cuentan con esos rasgos.

El enfoque de los investigadores, formado por un grupo interdisciplinar de EEUU y Reino Unido, pretende demostrar que, como dijo Arnold Toynbee, la historia no es la sucesión de “una maldita cosa tras otra” sino que existen “mecanismos generales en juego que modelan los patrones generales de la historia”. En lo que se puede considerar una afirmación optimista, uno de los autores del estudio, Sergey Gavrilets, director de actividades científicas del Instituto Nacional para la Síntesis Matemática y Biológica, afirma que “explicar los sucesos históricos [con su modelo] nos ayuda a entender mejor el presente y, finalmente, puede ayudar a predecir el futuro”.

De momento, gracias a su simulación han observado cómo la presión de otras sociedades empujó a los humanos de lo que hoy es Oriente Medio o China hacia la civilización. Las sociedades agrarias, que habían surgido en regiones apropiadas, como las fértiles cuencas de los ríos Nilo, Tigris y Eúfrates, incrementaron su capacidad para guerrear entre ellas por el contacto con las tribus nómadas de la estepa. Estos grupos humanos desarrollaron importantes avances en la tecnología de guerra, como los carros de combate tirados por caballos o la caballería pesada. Aquellos avances, igual que en el caso de los grandes agricultores de Oriente Medio, aparecieron en la estepa de Eurasia por unas características ecológicas determinadas: estaba llena de caballos listos para ser domesticados.

La competición y el intercambio tecnológico entre ambos tipos de sociedad favoreció la aparición de grandes instituciones y burócratas profesionales para gestionar y mantener cohesionadas a aquellos complejos grupos humanos. Como sucede en la competición entre seres vivos, en ese entorno de intensa competencia no había mucha elección. Las sociedades que no avanzaban hacia mayores grados de complejidad eran fagocitadas por las civilizaciones capaces de movilizar grandes ejércitos y de alimentarlos y armarlos con sistemas de producción de bienes muy organizados.

Además de obtener conclusiones como las anteriores, los autores del estudio consideran que este trabajo muestra que la combinación de los datos históricos disponibles y la teoría evolutiva puede desempeñar un interesante papel para lograr responder preguntas sobre la historia humana y la evolución cultural. Modelos como el empleado por este grupo de investigadores, permite testar las hipótesis frente a la historia real y averiguar así si se ajustan mejor o peor a la realidad. Y más importante, la posibilidad de introducir o extraer factores concretos, como se hace en el artículo publicado en PNAS con la difusión de la tecnología militar, permite comparar el valor de hipótesis alternativas para explicar unos datos concretos.

Tomado de:

28 de agosto de 2013

El Ejército Electrónico Sirio es responsable de un ‘hackeo’ masivo

El Ejército Electrónico Sirio (SEA) se han hecho con el dominio twitter.com y con las webs de los diarios ‘New York Times’ (nytimes.com) y ‘Huffington Post’ de Reino Unido. Ellos mismos lo han confirmado a través de un ‘tuit’ desde su perfil oficial @Official_SEA16.
Desde este martes, la red social estaba viéndose afectada por varios problemas: no se cargaba la hoja de estilos y dejaron de aparecer los iconos de cada usuario. Además, el servidor de imágenes de Twitter, twimg.com, fue el que más inconvenientes sufrió. Los usuarios se dieron cuenta también de que sus fondos de imágenes se cambiaban por imágenes de temáticas sirias y que los enlaces se redirigían a páginas afiliadas a la SEA, según informa la página ‘The Next Web’.

En el caso de The New York Times, el mismo martes por la tarde algunos usuarios informaron que, al acceder a la página, aparecía una pantalla con el mensaje “Hacked by Syrian Electronic Army” (“Hackeado por el Ejército Electrónico Sirio”). Además, la web experimentó una caída, la segunda desde que el pasado 14 de agosto el sitio dejara de estar disponible durante varias horas.

A través de la página de los dominios robados, se sigue informando de que los ciberdelincuentes son los ‘hackers’ del Ejército Sirio. La cuenta de Twitter de SEA había señalado varios objetivos para atacar, como los servicios de esta red social de China, Indonesia y los Emiratos Árabes Unidos.

El gigante asiático, por su parte, ha informado desde el Centro de Información sobre Internet de China (CNNIC) que el pasado fin de semana sufrieron el mayor ataque informático de su historia entre las dos y las cuatro de la madrugada del domingo. El ataque bloqueó numerosas páginas con el dominio ‘.cn’. 


Fuente:

El Boletín (Madrid)

26 de agosto de 2013

“El Legado de la Ocupación de Iraq: Los Niños de Faluya”

A menos, desde luego, que algunas ONG consigan el dinero y los recursos y la formación necesarios para hacer lo que ni el gobierno iraquí ni el estadounidense han mostrado tener interés en hacer: catalogar el incremento en malformaciones congénitas en una ciudad donde las fuerzas de EEUU combatieron una de sus batallas más duras desde la ofensiva de Tet en Vietnam. El fósforo puede utilizarse para identificar objetivos, pero si se utilizó como arma en zonas civiles, violaría el Convenio de 1980 sobre armas convencionales. Quizá es por eso por lo que nadie quiere oír el nombre de Faluya. 
Robert Fisk

 “El Legado de la Ocupación de Iraq: Los Niños de Faluya”Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — (1) La historia de Sayef: Para el pequeño Sayef no habrá primavera árabe. Con solo 14 meses de edad yace sobre una pequeña manta de color rojo amortiguada por un colchón barato instalado sobre el suelo, llorando a intervalos. Su cabeza tiene el doble del tamaño que debería y está ciego y paralizado. Sayeffedin Abdulaziz Mohamed — su nombre completo — tiene una cara amable en su cabeza descomunal, y dicen que sonríe cuando otros niños lo visitan y cuando las familias y vecinos iraquíes entran en la habitación.

Sin embargo, nunca sabrá la historia del mundo que le rodea, nunca disfrutará de las libertades de un nuevo Oriente Medio. Sólo puede mover las manos y no puede ingerir nada salvo leche embotellada, pues no puede tragar. Ya casi pesa demasiado como para que su padre lo lleve. Vive en una prisión cuyas puertas permanecerán cerradas para siempre.

Cuesta tanto escribir este tipo de informe como comprender el coraje de su familia. Muchas de las familias de Faluya cuyos hijos han nacido con lo que los médicos denominan "anomalías congénitas" prefieren mantener su puerta cerrada a los extranjeros, pues consideran a sus hijos como un vergonzoso estigma personal más que como una posible prueba de que algo terrible ocurrió aquí tras las dos grandes batallas estadounidenses contra los insurgentes de la ciudad en 2004 y tras otro conflicto en 2007.

Después de haber negado en un primer momento el uso de proyectiles de fósforo durante la segunda batalla de Faluya, las fuerzas de EEUU admitieron más tarde que habían disparado ese tipo de munición contra los edificios de la ciudad. Informes independientes han señalado en Faluya una tasa de nacimientos con malformaciones mucho mayor que la de otras zonas de Irak, no digamos la de otros países árabes. Naturalmente, nadie puede presentar pruebas irrefutables de que la munición estadounidense sea la causa de la tragedia de los niños de Faluya.

Sayef vive —un verbo utilizado con intención — en el distrito de al-Shahada de Faluya, en una de las calles más peligrosas de la ciudad. Los policías —como los ciudadanos de Faluya, todos ellos son musulmanes sunitas — montan guardia con sus armas automáticas en la puerta de la casa de Sayef cuando la visitamos, pero dos de esos hombres armados y con uniforme azul entran con nosotros y quedan visiblemente emocionados a la vista del indefenso bebé que yace en el suelo, mueven sus cabezas en señal de incredulidad y con un aire de desesperanza que su padre, Mohamed, se niega a manifestar.

"Creo que todo esto se debe a que los norteamericanos utilizaron fósforo en los dos grandes batallas", dice. "He oído hablar de muchos casos de malformaciones congénitas en niños. Tiene que haber una razón. La primera vez que mi hijo fue al hospital vi allí a otras familias que tenían exactamente los mismos problemas".

Estudios realizados desde las batallas de Faluya de 2004 han registrado profundos incrementos en los índices de mortalidad infantil y cáncer en Faluya. El último informe, entre cuyos autores se encuentra un médico del Hospital General de Faluya, constata que las malformaciones congénitas afectan al 15% de todos los bebés que nacen en Faluya.

"Mi hijo no puede valerse por sí solo", dice Mohamed, acariciando la dilatada cabeza de su hijo. "Sólo puede mover las manos. Tenemos que alimentarlo con biberón. No puede tragar. A veces ni siquiera puede tomar la leche, así que tenemos que llevarlo al hospital para que le hagan ingerir líquido. Nació ciego. Además, el riñón de mi pobre criatura se ha apagado. Se quedó paralítico. Sus piernas no se mueven. Su ceguera se debe a la hidrocefalia".

Mohamed agarra las inútiles piernecitas de Sayef y las mueve suavemente arriba y abajo. "Cuando Sayef nació me lo llevé a Bagdad y conseguí que lo examinara uno de los neurocirujanos más importantes. Me dijeron que no podían hacer nada. Tenía un agujero en la espalda, que cerraron, y luego otro agujero en la cabeza. La primera operación no tuvo éxito. Tenía meningitis".

Tanto Mohamed como su esposa pasan de la treintena. A diferencia de muchas familias tribales de la zona no están emparentados y sus dos hijas, nacidas antes de las batallas de Faluya, se encuentran en perfecto estado de salud. Sayef nació el 27 de enero de 2011. "Mis dos hijas quieren mucho a su hermano", añade Mohamed, "e incluso los médicos le quieren. Todos ellos participan en el cuidado del niño. El doctor Abdul-Wahab Saleh ha hecho un trabajo increíble con él... Sayef no estaría vivo de no ser por él".

Mohamed trabaja para una empresa de irrigación pero admite que con un salario de sólo 100 dólares al mes recibe ayuda económica de sus familiares. Se encontraba fuera de Faluya durante el conflicto, pero volvió dos meses después de la segunda batalla sólo para encontrarse con su casa derruida. Recibió fondos para reconstruirla en 2006. Durante nuestra conversación contempla prolongadamente a Sayef y luego lo coge en brazos.

"Cada vez que miro a mi hijo me muero por dentro", dice mientras las lágrimas le corren por la cara. "Pienso en su destino. Se está haciendo más duro cada vez. Es más difícil sobrellevarlo". Así que le pregunto a quién culpa por el calvario del pequeño Sayef. Aguardo oír una diatriba de insultos contra los norteamericanos, el gobierno iraquí, el Ministerio de Salud. Durante mucho tiempo la prensa occidental ha caracterizado a los habitantes de Faluya como "pro-terroristas" y "anti-occidentales" a raíz del asesinato e incineración de cuatro mercenarios estadounidenses que tuvo lugar en la ciudad en 2004 —fue aquel suceso lo que desencadenó la batalla por Faluya, que se saldó con la muerte de unos 2.000 iraquíes, civiles e insurgentes y la de casi 100 soldados estadounidenses.

Sin embargo, Mohamed permanece silencioso durante unos momentos. No es el único padre en mostrarnos a su hijo deforme. "Sólo pido ayuda a Dios", dice. "No espero ayuda de ningún ser humano". Lo que demuestra, supongo, que Faluya — lejos de ser una ciudad de terror — alberga a algunos hombres muy valientes.


Lea el artículo completo en:

Correo SR

18 de agosto de 2013

El hombre que tuvo 500 hijos durante la Primera Guerra Mundial

Una doctora británica ayudó a procrear a cientos de mujeres cuyos maridos habían quedado incapacitados tras la contienda.

La Primera Guerra Mundial se llevó por delante la vida de millones de soldados en todo el mundo. Los que tuvieron más suerte, regresaron a sus hogares para intentar recomponer sus vidas, no sin grandes dificultades. Como la de reanudar la vida conyugal con sus esposas, a las que no veían desde hacía años y a las que muchos de ellos ya ni siquiera podían satisfacer, bien por incapacidad física o porque habían quedado en estado de shock tras presenciar tanta atrocidad. Fue Helena Wright, una doctora británica pionera en educación y terapia sexual, quien reparó en la necesidad y el abandono de estas mujeres, que veían frustrados su deseos de ser madres y formar una familia.

La solución era tan fácil como controvertida para la época, por lo que acabó dando lugar a algo así como un «servicio secreto de donación de esperma», según cuenta el periodista Paul Spicer en «Daily Mail». Fue al final de la guerra, cuando Wright comenzó a buscar al candidato ideal para cumplir tan solidaria misión. Alguien que, sin ataduras emocionales ni trabas morales, pudiera suplantar a aquellos hombres cuyas capacidades habían quedado mermadas al haber sido gaseados, mutilados o al haber quedado traumatizados. Finalmente, el encargado fue un joven de 20 años llamado Derek, al que la doctora conoció a través de su esposa, Suzanne. 
La mecánica era la siguiente. Las mujeres necesitadas se ponían en contacto con Helena Wright, que les concertaba una cita con el padre de alquiler a cambio de su promesa de silencio y 10 libras que irían al fondo dedicado a financiar tan peculiar servicio secreto. Cada cita se fijaba de acuerdo con las fechas óptimas para concebir de cada mujer y rara vez se repetía, para mantener así el espíritu del servicio: fortalecer el matrimonio al traer al mundo un hijo.

Como un auténtico profesional, para cada servicio, Derek se vestía con traje oscuro, camisa blanca, pajarita de lunares y sombrero. «Los buenos modales, su sonrisa y entusiasmo hacían el resto», cuenta la publicación. Así, el joven visitó a unas 500 mujeres y cada vez que un hijo suyo llegaba al mundo, recibía un telegrama de la doctora Wright informándole.

Tomado de:

12 de agosto de 2013

Historia: Cuando se votó si Dios existía

Autor invitado: Javier Sanz, autor del blog Historias de la Historia (*)

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Durante la Segunda República Española, entre 1931 y el comienzo de la Guerra Civil, muchas cosas cambiaron del anterior régimen, la monarquía de Alfonso XIII. Éste, el mismo día que se proclamó la República, abandonó el país y creo que fue una decisión más que acertada porque de haberse quedado, la Guerra Civil habría comenzado cinco años antes. En materia religiosa, la República emprendió la secularización del Estado, proclamó la libertad de culto, la voluntariedad de la enseñanza religiosa, el fin de las exenciones tributarias a la Iglesia... El Papa Pío XI, a través del nuncio Federico Tedeschini, envió una carta a los obispos españoles...

La Santa Sede desea que se recomiende a los sacerdotes, religiosos y fieles de sus diócesis que respeten los poderes constituidos y les obedezcan para el mantenimiento del orden y para el bien común.

Las dos partes, República y Santa Sede, parecían poner cordura en un momento difícil pero, otra vez, los fanáticos decidieron hacer de las suyas. La quema de conventos provoca una ola de violencia anticlerical y, para echar más leña al fuego, aparece el arzobispo de Toledo, Pedro Segura, como representante de la facción más extremista del clero atacando a la República. Desde el gobierno de la República se solicita a Pío XI que le sustituya de su cargo.

El Papa para no calentar más los ánimos lo reclama para que viaje a Roma donde permanecerá hasta 1937. A pesar de todo, los cosas volvieron a complicarse cuando el gobierno incautó una carta al obispo de Vitoria, remitida por Pedro Segura, en la que, en previsión de la expropiación de los bienes de la Iglesia, aconsejaba que se facultase a los obispos para poder vender los bienes eclesiásticos y poner los inmuebles de la Iglesia a nombre de seglares. Rápidamente, el gobierno actuó y publicó un decreto en el que se suspendían las facultades de venta y enajenación de los bienes y derechos de todo tipo de la Iglesia Católica y de las órdenes religiosas.

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El paso del tiempo consiguió que las aguas volviesen a su cauce. Y como cuando el diablo se aburre mata moscas con el rabo... el Ateneo de Madrid (el templo de la cultura, el ágora del pensamiento libre, el senado de la libre discusión...) decidió en 1936 hacer una votación para decidir, democráticamente, si Dios existía. El resultado de la votación fue que, según las mentes privilegiadas de este país, Dios no existía por un solo voto. ¿Y no habría cosas más importantes que discutir? De entre los socios del Ateneo de Madrid han salido 16 presidentes de gobierno de España... no digo más.

Tomado de:

El País (España)

28 de abril de 2013

Ciudades del futuro imaginadas en el pasado: Alemania Nazi

El arquitecto Albert Speer mostrándo el proyecto del pabellón alemán de la Feria Mundial de Paris 1937.

El arquitecto Albert Speer mostrándo el proyecto del pabellón alemán de la Feria Mundial de Paris 1937.
En esta segunda entrega de Ciudades del Futuro, y luego de los interesantes comentarios aportados a la nota de la U.R.S.S., hoy nos vamos a adentrar en una de las etapas más violentas y extremas de la historia moderna de la humanidad, las décadas del ’30 y ’40, años en los que el planeta soportó una guerra mundial total impulsada por los nacionalismos crecientes en Europa y Asia.

Dentro de ese contexto surge el período Nacionalsocialista o Nazi (1933-1945), fruto de la aletargada República de Weimar (1919-1933), etapa posterior a la Primera Guerra Mundial y que se caracterizó por la extrema crisis económica que debieron enfrentar los alemanes.

Esta crisis, expandida a toda Europa a causa del período conocido como La Gran Depresión Económica, que devastó a países ricos y pobres durante casi 10 años, provocó el nacimiento de distintas corrientes políticas orientadas hacia la valoración del nacionalismo, la protección de los bienes y el rechazo a todo tipo de política exterior, algo que exacerbó las diferencias, algunas milenarias, entre las distintas culturas y orígenes étnicos en el viejo mundo.

Así fue como en poco tiempo, España, Italia, Japón, Unión Soviética y en especial Alemania, abrazaron ideologías totalitaristas, impulsadas por carismáticos líderes que promovieron un control total por parte del Estado de todas las actividades y una escalada militar que terminaría enfrentándolos durante la Segunda Guerra Mundial.

Estos líderes promovieron todos los aspectos que fomentaran el orgullo de sus naciones, tanto políticos, como sociales, culturales y tecnológicos. Como parte de esta búsqueda de la excelencia nacional, también se fomentó el desarrollo arquitectónico de las ciudades capitales, para mostrar el predominio y grandeza de sus culturas, y como motor de la gran maquinaria de prensa que impulsaba a estos regímenes.

Albert Speer, el padre del Reich de los Mil Años

La Alemania Nazi desarrolló miles de avances tecnológicos, tanto a nivel militar como civil durante su permanencia en el poder. Pero algo que obsesionaba a Adolf Hitler era devolverle al recién nacido tercer imperio alemán (Tercer Reich), la imponencia arquitectónica que había tenido antes de la Primera Guerra Mundial y convertirla en una especie de Imperio Romano moderno.

Para lograr este objetivo, contrató al arquitecto Albert Speer, junto con quien idearon una nueva Metrópoli para el creciente imperio. Entre 1934 y 1943, Hitler y Speer desarrollaron un proyecto para convertir a Berlín en la futura capital de todas las conquistas alemanas.

Muchas de estas ideas llegaron a ser concretadas, como las modificaciones al Palacio de los Deportes, sede de los Juegos Olímpicos de 1936, el Campo Zeppelin para desfiles y reuniones militares, el pabellón en la feria mundial de Paris y varios edificios en otras ciudades.




Durante el desarrollo de estos proyectos y en especial el de la reconstrucción total de Berlín, Speer ideó el concepto del “valor de la ruina”, una definición que buscaba diseñar edificios y monumentos que al destruirse se convirtieran en ruinas estéticamente agradables luego de miles de años. Este concepto dejó fascinado a Hitler, quien admiraba la historia y legado de los imperios de la antigüedad, ya que bajo esta filosofía arquitectónica lograría perpetuar en el futuro la grandeza del Reich Alemán.

Para Albert Speer “las construcciones modernas no eran muy apropiadas para constituir el puente de tradición hacia futuras generaciones que Hitler deseaba: resultaba inimaginable que unos escombros oxidados transmitieran el espíritu heroico que Hitler admiraba en los monumentos del pasado”.


Maqueta de la futura Berlin como capital del mundo, diseñada por Albert Speer (click para agrandar)

El futuro de una nación ultra tecnológica

Para principios de la década del ’40, la Alemania Nazi se encontraba a la vanguardia del desarrollo tecnológico militar en casi todo el mundo. La experiencia de los últimos 100 años en varias grandes guerras les había dejado lecciones aprendidas sobre diseño, desarrollo e implementación de tecnologías. A esto se le sumó la gran oleada de científicos e ingenieros ansiosos por formar parte de la élite de Europa.

En 1941, pleno apogeo expansionista de la Alemania Nazi y con toda la maquinaria de prensa y propaganda aceitada, se lanzaron una serie de libros para niños que mostraban el promisorio futuro que le auguraba a esa gran nación. El libro llamado “Durch die Welt weite vol. XIX” (que podría traducirse como “A través del amplio mundo”), era uno de ellos, y estaba ilustrado con una serie de pósters que mostraban algunos de los avances que se podrían disfrutar en el futuro.


El título de la sección sobre el futuro era: “¿Qué cosas nuevas ofrecerá la tecnología del futuro? Hoy en día sigue siendo un plan aventurero – Mañana tal vez una realidad”.

En el texto complementario se podía leer toda una declaración de principios sobre el crecimiento de la Nación: “La tecnología y economía en el Gran Reich alemán han entrado en una fase de expansión inesperada. La mayor red de autopistas Autobahn se ha construido en pocos años, se crearon nuevas industrias enteras y grandes tareas arquitectónicas y urbanísticas están a punto de hacerse realidad. A pesar de la guerra, que se nos impone, y que hace que sea necesario concentrar nuestra economía en los esfuerzos de la guerra, los grandes planes para la acumulación se dibujan con la certeza de la victoria en mente. Muchos inventos agudos y muchos pensamientos que aún parecen fantásticos hoy serán entonces reales. Las imágenes de este espectáculo en el que los ingenieros están trabajando hoy en día y lo que la tecnología del mañana nos traerá”.

 
La serie de imágenes que agregamos a la galería, muestran desarrollos pensados para el futuro del Reich alemán: un aeropuerto moderno, una estación de tren, un avión estratosférico (Alemania ya había roto la barrera del sonido y obtenido varios récords de velocidad en tierra), una línea de barcos transoceánicos supersónicos, un autobús de doble piso, un hotel, un tren subterráneo y un submarino con un casco exterior rotatorio.

La demencia de Adolf Hitler sumada a las malas decisiones estratégicas que cambiaron el curso de la guerra y el avance aliado, sólo le permitieron al Tercer Reich vivir poco menos de 10 años de esplendor, del cual apenas quedaron algunos escombros y libros donde se perpetuaron las grandes ideas tecnológicas y arquitectónicas soñadas para el futuro.

Fuente:

FayerWayer

26 de abril de 2013

La noche que llovió cadmio sobre un pueblo inglés


Reino Unido está repleto de pueblos rarísimos, como Hay-on-Wye(un reino independiente dedicado a la literatura) o una isla que hasta apenas un lustro atrás aún vivía bajo un régimen feudal. Pero hoy quiero hablaros de otro lugar británico en el que sólo pasó algo interesante la noche de jueves 28 de marzo de 1963.





El pueblo de marras se llama Norwich. Según contaban los lugareños, aquella noche había pasado sobre el pueblo un avión cargado con 70 kg de un pigmento especialmente preparado de sulfuro de zinc y cadmio, que fue soltado a una altitud de 150 metros en el punto en el que el avión pasaba a barlovento de Norwich.

El avión había partido desde Aldeburgh rumbo a Suffolk.

Las habladurías siguen así: las partículas anaranjadas fluorescentes se dispersaron a merced de una leve brisa. En tierra, diversos funcionarios esperaban la caída de dichas partículas en cuarenta lugares del pueblo y sus alrededores. Los funcionarios trabajaban en el Establecimiento Experimental de Defensa Química, de Porton Down, en Wiltshire.

Mediante colectores midieron la caída de las partículas, a fin de comprobar la eficacia en un bombardeo de guerra biológica. Tal y como explica Hugh Aldersey-Williams en La tabla periódica:
El pigmento fluorescente de cadmio era simplemente un trazador conveniente y supuestamente inocuo, preparado de forma particulada para que se pareciese a un agente biológico potencial. El Ministerio de Defensa realizó muchas de estas pruebas desde mediados de la década de 1950 (a veces, con el fin de no despertar una atención indebida, sobre las mismas instalaciones de defensa). Pero a veces los funcionarios estimaban necesario seleccionar un blanco más realista. Éste fue el caso de Norwich, en el que la idea era ver si las partículas caerían al suelo en un ambiente urbano contra la corriente de aire caliente que se elevaba desde las casas densamente agrupadas. Aquella tarde, sólo niveles bajísimos de pigmento alcanzaron los lugares de los colectores. Las pruebas aéreas se repitieron cuatro veces en los primeros y fríos meses de 1964.
Las habladurías confirmaron sus sospechas cuando en 1994 se hicieron públicas estas pruebas. La gente pensó que dicha ocultación de pruebas respondía a problemas de salud, pero un informe de 2002 señalaba que la exposición al cadmio que habían sufrido los habitantes de Norwich era el equivalente al de cualquier persona que viviera durante pocas semanas en una gran ciudad. O a fumar cien cigarrillos. 

Más tarde, sin embargo, un cirujano del pueblo señaló que los habitantes tenían niveles de cáncer de esófago por encima de la media, y que ello podía deberse a la exposición a aquel cadmio.
Un portavoz del Ministerio de Defensa declaró en respuesta, tal como se informó en el Norwich Evening News, que los materiales de la prueba eran “estimulantes inocuos” (un oxímoron imaginativo; presumiblemente ella dijo, o debió decir, “simulantes”). Posteriormente se demostró que la incidencia de cáncer estaba acorde con lo que cabía esperar si se tenía en cuenta la edad y la salud general de la población. En último término, el mayor riesgo real pudieron haberlo experimentado los funcionarios observadores de las pruebas, debido a la luz ultravioleta bajo la que trabajaban con el fin de contar las partículas fluorescentes.
Fuente:

Xakata Ciencia
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