Latest Posts:

Mostrando las entradas con la etiqueta evolucion. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta evolucion. Mostrar todas las entradas

29 de noviembre de 2015

¿Cómo actuará y pensará la 'Generación Z'?

 Tomado de: Expansión





La primera generación del siglo XXI, los nacidos entre 1995 y 2010, se incorporará al mercado en cinco años. Con este grupo, bilingüe y autónomo en su aprendizaje, llega la era de la transparencia y la diversidad. 

Tienen una gran capacidad para entender y analizar información compleja
Son los primeros en muchas cosas. La tecnología no es nada nuevo para ellos, han nacido en un mundo conectado a Internet y han desarrollado una capacidad de aprendizaje muy visual. Muchos han viajado por todo el mundo antes de llegar a la adolescencia y han tenido la oportunidad de contactar con personas de diferentes países. Han crecido en nuevas estructuras de familia y han vivido los movimientos migratorios, para ellos la diversidad es la norma. Así es la Generación Z, que sigue a los Millennials y que en apenas cinco años ya se incorporará al mercado. 

Este grupo ha nacido entre 1995 y 2010 y se constituye como la primera generación del siglo XXI. "Estos jóvenes han crecido con tres factores clave que van a definir su papel como profesionales: la tecnología, la crisis económica y los nuevos métodos de aprendizaje", asegura José Luis Pascual, sénior manager de Page Consulting.

Aún está por ver el impacto real que causarán en el mercado laboral, pero las empresas deben empezar a adaptarse a una generación crítica, caracterizada por su pensamiento global y que se siente motivada por los continuos retos. Las compañías tendrán que trabajar así en la convivencia de grupos profesionales muy diferentes.

Nuevas habilidades

Son muy resolutivos y saben solucionar sus problemas solos a través de la tecnología
El uso de plataformas multimedia en su día a día ha determinado su habilidad para enfocarse y analizar información compleja. Están acostumbrados a leer un texto de una página web en su ordenador al mismo tiempo que chatean con su smartphone o ven una película en la televisión. Han desarrollado así una gran capacidad para detectar qué es lo importante de cada tarea.

-Expertos digitales. "Siempre están conectados, para ellos la conciliación no existe, y tienen una gran capacidad para hacer networking", comenta Martin Boehm, decano de programas de IE Business School. Sin embargo, frente a esta fortaleza, "la tecnología no causa una tendencia a la multitarea, sino que más bien se trata de una capacidad para cambiar de una actividad a otra a una gran velocidad debido a los patrones de seis segundos del bombardeo informativo en Internet", señala Montse Ventosa, socia directora de Grow. Por eso, las compañías tendrán que hacer un gran esfuerzo en que aumenten su atención media a cada actividad y que no hagan una lectura superficial.

-Retos continuos. Van a cuestionar los sistemas tradicionales, les encanta buscar nuevas formas de hacer las cosas y son autónomos en su aprendizaje. Tanto es así que están perfectamente acostumbrados a solucionar problemas por ellos mismos a través de la tecnología y los contenidos que comparten. 

Las compañías y empleadores tendrán que saber cómo cautivarles, transmitiendo la información de manera clara y concisa. Ir al grano será obligatorio y dividir los contenidos en pequeñas píldoras, la fórmula ideal para captar su atención. Han crecido en una era muy visual, por lo que pedirán trabajar con imágenes, infografías o vídeos. 

-Valores. Para esta generación la información no es poder, sino que lo más importante es compartirla. Hay que estar preparado para la era de la transparencia. La diversidad será otro valor fundamental. Tanto es así que reaccionarán de manera negativa, por ejemplo, ante un comité de dirección que esté formado sólo por hombres o ante una empresa en la que no convivan varias nacionalidades.

Intereses

"La Generación Z busca la seguridad y la estabilidad, pero a través de un trabajo que le guste. Valora mucho los entornos laborales de confianza y honestidad", comenta Santiago de Miguel, CEO de People Excellence. 
Compartir la información es lo más importante, en vez de mantenerla en secreto
A estos jóvenes las grandes compañías no les resultan tan atractivas como sí lo eran para generaciones anteriores. De hecho, al haber crecido al mismo tiempo que la recesión económica y ver la dificultad que han tenido miembros de su entorno para encontrar un trabajo, miran con cierto recelo a los grandes conglomerados.

Por eso, lo que de verdad les motiva y les aporta confianza es que las compañías creen escenarios que les den la oportunidad de emprender. Desean trabajar con líderes que les escuchen y que les permitan personalizar su trabajo. Aunque parezca paradójico prefieren hablar con sus superiores cara a cara antes que por email

También han comprobado que las soluciones tradicionales de "estudia esta carrera y encontrarás trabajo" no siempre se cumplen y han aprendido a vivir en situaciones de incertidumbre social. Esto les empuja a perseguir más sus propios intereses y poner en marcha sus ideas. Son buenos emprendedores y están acostumbrados a formar parte de las decisiones que se toman en su entorno.
No les da miedo trabajar por proyectos. De hecho, lo que más les gusta es estar en contacto con mucha gente diferente a la vez. Buscan la inmediatez y resultados a corto plazo. Además, no hay que olvidarse de que se trata de la primera generación bilingüe, así que los proyectos internacionales son los que más captarán su atención.

Cuáles son sus motivaciones

La generación que se incorporará al mercado en 2020 cuenta con motivaciones parecidas a las de los 'Millennials'. Sin embargo, en los próximos años esos intereses ya no van a ser una opción en la empresa, ya que para los futuros profesionales será determinante que las compañías dispongan de esos incentivos. Han crecido con demasiado malestar para estar en un trabajo que no les haga felices:
  1. Sentirse parte de: hay que crear un sentimiento de ir a un destino común. El orgullo de pertenencia es muy importante.
  2. Tener un impacto positivo: necesitan el reconocimiento. Muchos han estado demasiado protegidos y están acostumbrados al apoyo de sus padres.
  3. Marcar la diferencia: con su trabajo construyen su identidad, por lo que no quieren que los proyectos sean algo sin importancia.
  4. Poder ser ellos mismos: no van a aceptar que nadie les diga cómo tienen que ser y quieren dejar su huella en el puesto.
  5. Aprender constantemente: quieren conocer cosas nuevas, debe existir una gestión del conocimiento y una comunicación fluida. Buscan proyectos interesantes que no sean más de lo mismo.
  6. Espacios colaborativos: quieren compartir, no sólo a nivel virtual, sino también de forma presencial.
  7. Jefes que sean referentes: buscan a alguien a quien admirar y de quien aprender.

¿Quién es Lucy, la australopiteco?

Hace 41 años un grupo de paleontólogos descubrió en Etiopía los fósiles de un humanoide de 3,2 millones de años de antigüedad.


Lucy es el esqueleto más famoso del mundo. Hace 41 años, un grupo de paleontólogos descubrió en Hadar, al noreste de Etiopía, el conjunto de restos fósiles de un australopiteco que vivió hace 3,2 millones de años. Era una hembra de 1,1 metros de altura y se trató del primer hallazgo de un humanoide en buen estado que logra explicar la relación entre los primates y los humanos.

Los trabajos de rescate recuperaron el 40% del esqueleto y tras varios estudios se confirmó que esta Australopithecus afarensis ya caminaba en dos extremidades inferiores. Tiene los pies arqueados como los humanos actuales, lo que indica que era bípeda. El hallazgo la ubica como un ancestro de los Homo sapiens y también como una conexión evolutiva con los primates.
Era el 24 de noviembre de 1974 cuando se hizo el descubrimiento y en la radio sonaba Lucy in the sky with diamonds, el éxito de los Beatles, así que al paleontólogo Donald Johanson le pareció buena idea darle un nombre al grupo de huesos que, según indicaban las primeras investigaciones, pertenecían a una sola persona. La nombró Lucy y con el apelativo siguió la fama. Tras este descubrimiento se han encontrado más de 250 fósiles de al menos 17 individuos en la misma región.

El artículo completo en:

El País

27 de octubre de 2015

¿Cómo los inuits (esquimales) se adaptaron a comer ballenas?

Un equipo de investigadores identifica las mutaciones genéticas que permitieron a los habitantes del Ártico sobrevivir con una dieta a base de grasas y proteínas. La afirmación de que el omega-3 contrarresta las grasas saturadas solo es aplicable a su metabolismo.





Si cualquiera de nosotros comiera carne de ballena y foca durante varios meses es probable que empezáramos a sentir los efectos sobre la salud y a desarrollar algún problema cardiovascular. Sin embargo, los habitantes de Groenlandia, los llamados inuits, llevan siglos sobreviviendo a base de una dieta rica en grasas y proteínas y lo hacen gracias a su particular metabolismo.

 
Para conocer mejor este fenómeno, el equipo de Matteo Fumagalli ha analizado el ADN de 191 personas inuits con menos del 5% de ascendencia europea y lo ha comparado con los genomas de 60 europeos y 44 chinos. Los resultados, publicados este jueves en la revista Science, identifican una serie de mutaciones interesantes en los genes que regulan la conversión de ácidos grasos omega-6 y omega-3 en grasas menos saturadas y que debieron producirse hace más de 20.000 años, cuando las poblaciones originales cruzaron el estrecho de Bering y se establecieron en lo que hoy es Groenlandia.

Lo que demuestra el trabajo es que los inuits tienen una serie de adaptaciones en sus genes que les permiten contrarrestar los efectos de una dieta rica en grasas de mamíferos marinos como focas y ballenas que a su vez se alimentan de peces con altos niveles de omega-3. Durante mucho tiempo, este hecho ha servido como argumento para defender las virtudes del omega-3, pero ahora los especialistas indican que esto es solo aplicable a la población inuit adaptada a este entorno desde la última edad de Hielo. "Hemos descubierto ahora ellos [los inuits] tienen unas adaptaciones únicas para su dieta, de modo que no puedes extrapolar a otras poblaciones", asegura Rasmus Nielsen, coautor del estudio. "Puede ser muy bueno para los inuits comer todos estos ácidos grasos omega-3, pero no para el resto de nosotros".
"Son adaptaciones que no puedes extrapolar a otras poblaciones".
Estas adaptaciones genéticas, explican los autores, aparecen en casi el 100% de los sujetos inuits de la prueba, mientras que solo se hallaba en un 15% de los genomas europeos y chinos analizados. Entre las diferencias también se han visto cambios que protegen del estrés oxidativo asociado a la toma de grasas, aquellos asociados a la cardiomiopatía, a los niveles de insulina y 'colesterol bueno' y a la diferenciación de las células adiposas y la conocida como 'grasa parda'. Asimismo, estas variaciones tienen un coste asociado con la altura de los individuos, pues el metabolismo de las grasas y el del crecimiento tienen algunas conexiones. Estos cambios concretos del crecimiento se registran también en los europeos de menos talla.

"Creemos que se trata de una adaptación bastante antigua que pudo ayudar a los humanos a adaptarse al ambiente de la última edad de Hielo", asegura Fumagalli, "pero la selección es más fuerte en los inuit que cualquiera de los otros. Es fascinante que los groenlandeses tengan una característica genética única que les permita utilizar mejor sus tradicionales recursos de comida".
“Esta adaptación ayudó a adaptarse a la última edad de Hielo”
Otra implicación interesante del estudio es que constituye otra prueba de cómo las poblaciones humanas están adaptadas genéticamente a sus recursos y se diferencias fisiológicamente en la respuesta a los mismos alimentos. De la misma forma que el conocimiento del genoma individual puede conducir hacia una medicina personalizada, ya son muchos los investigadores que trabajan en el diseño de dietas personalizadas a partir de nuestra carga genética.

Referencia: Greenlandic Inuit show genetic signatures of diet and climate adaptation (Science) 

Artículo tomado de:

Vox Populi

18 de octubre de 2015

La célula de la que venimos todos




Chimeneas hidrotermales en el fondo del Ártico cercanas al punto donde se encontraron las Loquiarkeas.



Los humanos sabemos más de la superficie de Marte que de las profundidades del océano, y hoy un ser microscópico nos lo vuelve a dejar meridiano. Un barco de exploración científica ha encontrado en el fondo del Ártico unos microbios que permiten aclarar cómo, hace más de 2.000 millones de años, una célula solitaria y primitiva dio lugar a la espectacular orgía de vida compleja que abarca a humanos, animales, plantas y hongos.

Los nuevos organismos han sido bautizados como lokiarqueas, un término que probablemente abarca a varias especies hasta ahora desconocidas. Su material genético se ha encontrado a 3.283 metros de profundidad, cerca de unas chimeneas hidrotermales entre Noruega y Groenlandia conocidas como el Castillo de Loki, el misterioso dios nórdico. Sus descubridores creen que son el puente entre la vida celular más sencilla, los procariotas, y el resto de seres vivos, los eucariotas.

Usted y todos los seres vivos que puede ver a su alrededor son miembros del gran imperio eucariota. Toda forma de vida cuyas células tienen un núcleo diferenciado para guardar el ADN, un citoesqueleto bien desarrollado y orgánulos que las mantienen vivas es un eucariota.
Este hallazgo nos acerca un poco más a poder responder la eterna pregunta, ¿de dónde venimos?"
Las arqueas componen otro dominio fundamental de la vida más desconocido. No tienen núcleo celular, pero sí rasgos genéticos que las acercan a nosotros y las alejan de las bacterias y otros procariotas. Los primeros fósiles de procariotas datan de hace unos 3.500 millones de años. Unos 1.500 millones de años después, en una Tierra irreconocible, evolucionaron las primeras células eucariotas que sustentaron una incomparable proliferación de nuevos seres vivos. Cómo sucedió es un misterio que varias hipótesis científicas compiten por explicar.

Las lokiarqueas pueden ser la respuesta. "Parecen descendientes directos de nuestro ancestro microbio”, explica a Materia Thijs Ettema, uno de sus descubridores. "Nuestro hallazgo nos acerca un poco más a poder responder la eterna pregunta, ¿de dónde venimos?", añade.

Solo el 1% de todos los microorganismos que habitan la Tierra se pueden criar en el laboratorio y estas nuevas arqueas no son una excepción. Ettema, de la Universidad de Uppsala (Suecia), y el resto de su equipo, han podido identificarlas y estudiarlas gracias a una técnica, la metagenómica, que identifica el código de barras genético de cada ser vivo de entre los sedimentos marinos y luego intenta recomponer el resto de su genoma.

Años para reproducirse

Según el trabajo, publicado en Nature, las arqueas de Loki son los microbios sin núcleo más parecidos a nuestras propias células eucariotas, de las que parecen “hermanas” en términos filogenéticos. Su genoma es mucho más evolucionado de lo esperado y contiene “unos 100 genes eucariotas” relacionados con aspectos fundamentales de este grupo, según Ettema. Algunos de estos genes producen actina, “una proteína que indica que el ancestro de los eucariotas tenía ya un citoesqueleto dinámico y tal vez un mecanismo primitivo de fagocitosis”, explica este microbiólogo. Esto es un dato clave, pues explicaría cómo apareció la mitocondria, el orgánulo que proporciona energía a todas nuestras células, cuando nuestro antepasado arquea se tragó una bacteria primitiva.
Una de las encendidas polémicas que rodea esta etapa fundamental de la vida en la Tierra es si los eucariotas evolucionaron de los procariotas antes o después de la aparición de las arqueas. El nuevo trabajo dibuja un árbol de la vida con dos ramas principales (arqueas y resto de procariotas) con los eucariotas surgiendo de la primera hace más de 2.000 millones de años. Las lokiarqueas son descendientes directos de ese ancestro común del que hablaba Ettema.

Tal vez lo más frustrante de este descubrimiento es que no sabemos qué aspecto tienen las arqueas de Loki. El estudio no se basa en el organismo en sí, sino en sus genes y proteínas. El nuevo objetivo de Ettema será sacar a estos microbios del fondo del mar y estudiarlos bajo el microscopio, lo que ofrece una doble dificultad. Primero, estas arqueas están tan esparcidas en el tenebroso y gélido fondo marino dada la escasez de nutrientes que las muestras recogidas por los barcos contienen muy pocas. Segundo, su ritmo de división celular es extremadamente lento, puede llevar años, y eso si hay suerte y los científicos adivinan de qué se alimentan. Por eso, al mismo tiempo, van a seguir secuenciando el metagenoma de las profundidades en busca de nuevas especies que aclaren cómo la unión entre los dos grandes imperios procariotas dieron lugar a un tercero, el nuestro.

El linaje perdido

La búsqueda de vida desconocida gracias a las nuevas técnicas de secuenciación genética ha empezado hace muy poco tiempo y ya están dando resultados sorprendentes, explican T. Martin Embley y Tom Williams, de la Universidad de Newcastle, en un artículo complementario publicado en Nature. “La identificación de las lokiarqueas tan pronto en la historia de este campo naciente sugiere que pronto descubriremos entre las arqueas a parientes incluso más cercanos a nosotros”, opinan ambos investigadores, que no han participado en el trabajo.

Purificación López-García, una experta española en evolución microbiana que trabaja en la Universidad París Sur, ofrece una opinión independiente sobre el estudio. La hipótesis propuesta, dice, “sigue en liza con otros modelos para explicar la aparición de los eucariotas, como que surgiesen por simbiosis entre bacterias y arqueas”, resalta. Uno de los mayores problemas de este y muchos oitros trabajos es que “no tienen al organismo en sí, sino que deducen su presencia a partir de los genes”, resalta.

“Se trata de un estudio muy interesante, sobre todo por descubrir un linaje perdido que ayuda a entender un momento clave de la historia evolutiva sobre el que existen bastantes teorías alternativas”, opina Iñaki Ruiz-Trillo, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF).

Toamdo de:

El Mundo Ciencia

12 de octubre de 2015

"El origen y la evolución de la forma de comprender el mundo" por Steven Weinberg

 

Isaac Newton con el prisma para descomponer la luz blanca en el espectro. Lo acompaña su compañero de habitación de Cambridge John Wickins. Grabado de 1874.

Steven Weinberg (Nueva York, 1933) es seguramente ‘el’ gran físico vivo, y el coautor de una de las grandes unificaciones de la historia de la ciencia, la que condujo al llamado modelo estándar, nuestro gran cuadro del mundo subatómico que recibió el espaldarazo definitivo con el hallazgo del bosón de Higgs. Tiene el premio Nobel, como parece lógico, pero también el premio Lewis Thomas al mejor escritor divulgativo. Publica ahora en español la que tal vez sea su obra más ambiciosa, Explicar el mundo. El descubrimiento de la ciencia moderna (Taurus), donde narra su visión del origen y la evolución de nuestra forma de comprender el mundo. Un libro para aprender a pensar como solo han pensado los grandes.

“Lo verdaderamente incomprensible”, dijo Einstein, “es que el mundo sea comprensible”. Así que una buena pregunta para un físico teórico es: ¿Por qué es el mundo comprensible? “No sabemos si lo es”, responde Weinberg desde Pasadera, California. “Al igual que resulta imposible enseñar mecánica cuántica a un chimpancé, por más esfuerzos que uno dedique a ello, puede que la teoría correcta que explique todos los fenómenos físicos, la teoría final, esté más allá de nuestra capacidad”. Si uno de los cerebros más incisivos del planeta está dispuesto a admitir eso, dan ganas, en efecto, de tirar la toalla. Pero eso tampoco está al alcance de la naturaleza humana, ¿verdad?

Explicar el mundo no tiene mucho que ver con un libro de ciencia al uso. No empieza por Newton, de hecho, sino que acaba por él. Porque lo que importa a Weinberg aquí no es tanto la historia de la ciencia como la de nuestra forma de pensar. Los científicos actuales están tan acostumbrados a esa forma de pensar que la dan por hecha, pero el autor muestra de manera aplastante que no está en nuestra naturaleza, sino que es el producto de varios milenios de fracaso contumaz y humillante. Nuestro cerebro evolucionó en la sabana, donde el comportamiento de los quarks importaba mucho menos que el de las panteras. La mente humana no está hecha para entender el mundo: solo puede aprender a hacerlo, y solo con gran penalidad.

Pero entonces, le pregunto, ¿sería la ciencia la misma en el planeta Mongo? Weinberg se parte de risa.

— Disculpe que me ría, —dice,— es que el planeta Mongo salía aquí en un tebeo que ahora no me acuerdo…

Flash Gordon.

— ¡Sí, de Flash Gordon, por supuesto, ja ja ja!

Clint Eastwood pensaba de joven que el western y el jazz eran localismos norteamericanos, y se llevó una gran sorpresa al ver que también eran géneros populares en Europa y otras partes. Weinberg creía lo mismo de los tebeos de Flash Gordon.

“Bien, respondiendo a su pregunta, yo creo que las ‘conclusiones’ de la ciencia serían las mismas en Mongo, por supuesto; pero la historia de la ciencia sería muy distinta, probablemente; sabemos por nuestra propia historia que el progreso del conocimiento está plagado de errores y salidas en falso; de hecho, ese fue el gran problema para llegar, hace solo unos siglos, a la revolución de la ciencia moderna; pero ese tipo de pensamiento conduce al final a los resultados correctos”.

Pocas profesiones le llevarán a uno a vivir en una ciudad tan extraña. La vida profesional de Weinberg ha transcurrido entre las avenidas de la relatividad de Einstein y la mecánica cuántica, los dos grandes pilares de la física moderna, y por las callejuelas a menudo sombrías y cegadas por las masas de datos que escupían los aceleradores de partículas y el ‘zoo’ de entidades incomprensibles y caprichosas que emergieron de ellos durante 60 años.

La gran aportación de Weinberg fue, de hecho, ‘imaginar’ una posible salida de ese atolladero, una posibilidad matemáticamente precisa y físicamente iluminadora que lograra ordenar esa niebla caprichosa de fenómenos en unos pocos principios simples y elegantes, de someter la exuberancia del cosmos al punto de vista correcto, el que permite entenderlo. La confirmación experimental de sus ideas llegó años después, y gracias a ellas. Los grandes saltos en nuestra comprensión de la realidad ocurren raramente, pero siguen a menudo esas mismas pautas. Cuando Weinberg habla de la historia de la ciencia, sabe muy bien de lo que habla.

El artículo compleo en:

El País Ciencia

4 de septiembre de 2015

Los primeros seres complejos de la Tierra se reproducían como las fresas




Recreación de una colonia de 'Fractofusus', seres complejos que vivieron en los lechos marinos hace más 500 millones de años. / C. G. Kenchington


A los primeros seres complejos que habitaron la Tierra no les interesaba el sexo. Un análisis de fósiles de hace más de 500 millones de años sugiere que los organismos pluricelulares más antiguos del registro fósil se reproducían como muchas de las actuales plantas: para las grandes distancias usaban propágulos, como las patatas o los lirios. Para las distancias cortas, proliferaban mediante estolones, como las fresas.

Hasta hace unos 635 millones de años, las bacterias y otros organismos unicelulares reinaban en el planeta. Pero, en un misterio aún por resolver, desde entonces el registro fósil recoge la presencia de una gran cantidad de seres vivos complejos. Los científicos aún discuten si eran animales o algún otro clado del árbol de la vida. No tenían huesos o alguna estructura ósea exterior, pero sí tienen claro que eran organismos multicelulares. Fue el principio de la vida compleja sobre la Tierra. Ahora, un grupo de investigadores británicos cree haber descubierto cómo se reproducían uno de aquellos extraños seres.

Los investigadores han estudiado una serie de fósiles encontrados en tres zonas sedimentarias de lo que hoy es Terranova (Canadá), pero entonces estaba cubierta por el mar. Los registros están datados en torno a 580-541 millones de años atrás, en la parte final de lo que es el periodo Ediacárico. Son los organismos complejos más antiguos descubiertos hasta la fecha. Se trata de poblaciones de dos especies de Fractofusus, pertenecientes al grupo de los rangeomorfos. Por su apariencia fosilizada, recuerdan a algunas plantas y por sus reconstrucciones asemejan a las lapas marinas, pero eran otra cosa. Muchos científicos sostienen que fueron los primeros animales, aunque otros se conforman con llamarles protoanimales y los más prudentes reconocen que no lo saben.

Estos macroorganismos eran lo que los biólogos llaman sésiles, es decir, que no se movían, se quedaban fijados en el lecho marino. Entonces, ¿cómo se reproducían y colonizaban nuevos territorios? Usando un enfoque original, apoyado en mediciones milimétricas por GPS de la posición en que las poblaciones de Fractofusus quedaron grabadas para la historia, los científicos han descubierto dos patrones que no pueden deberse a la casualidad.

Los 'Fractofusus' no eran ni animales ni plantas, pertenecían a un reino extinguido

Por un lado, los ejemplares más grandes, supuestamente los adultos, presentan una distribución aleatoria pero marcada por la orientación de las corrientes marinas. Sin embargo, a su alrededor, hay Fractofusus de tamaño medio y otros aún pequeños, que podrían ser una especie de crías. Aquí, la distribución espacial sigue un patrón propio de muchas plantas modernas. Tal y como explican en la revista Nature, los científicos creen que estos organismos usaban una estrategia doble de reproducción: algún mecanismo de propágulos (ya fueran esporas, bulbos, tubérculos...)  para las distancias mayores y, como hacen las fresas, estolones para las pequeñas.

"La reproducción por estolones o propágulos tienen patrones espaciales diferentes", dice la investigadoras del departamento de Geología de la Universidad de Cambridge y coautora del estudio, Emily Mitchell. "Hemos comprobado que la gran mayoría de los Fractofusus surgieron de estolones, estaban agrupados en radios muy pequeños y estas agrupaciones no presentaban un patrón de dirección. En cambio, los especímenes más grandes muestran un patrón muy diferente. No forman grupos, están distribuidos aleatoriamente en el lecho marino, pero sujetos a la direccionalidad de la corriente", añade.

Esta combinación, explica Mitchell, "solo puede encajar con que los Fractofusus grandes se formaron de propágulos fuera de la columna de agua mientras que los medianos y más pequeños crearon agrupaciones por una reproducción de tipo estolón". El hecho de que este doble patrón lo hayan comprobado en los tres yacimientos alejados entre sí por decenas de kilómetros, da más fuerza a sus conclusiones.



Usando un receptor propio de GPS, los investigadores pudieron establecer la distribución espacial de las colonias de 'Fractofusus'. / EG Mitchell

El uso de propágulos o estolones son dos de las estrategias más usadas en el reino vegetal, junto a la de las semillas, para la reproducción. Pero en otros reinos, los ejemplos escasean. Sin embargo, usar dos estrategias de reproducción combinadas no es tan excepcional entre los seres vivos actuales. Las esponjas y los corales, por ejemplo, combinan la reproducción asexual por medio de fragmentos o brotes con la sexual por medio de esporas.

Sin embargo, a pesar de esta aparente ventaja adaptativa, los Fractofusus, como todos los rangeomorfos y el resto de la vida del Ediacárico se extinguieron hace unos 540 millones de años. No se sabe el porqué, pero Mitchell da algunas posibles pistas: "Debido a que la gran mayoría de los Fractofusus eran clones de sus padres, el resultado de una reproducción asexual por estolones, su capacidad para adaptarse con agilidad pudo ser menor que la de los animales cámbricos".

Tomado de:

El País Ciencia

28 de julio de 2015

Stephen Hawking y otros 1.000 expertos alertan sobre el peligro de los 'robots asesinos'

SkyNet está a la vuelta de la esquia y las mentes más lúcidas de nuestra época se encargargan de darnos la advertencia.

Más de 1.000 científicos y expertos en tecnología han firmado una carta en la que alertan sobre el peligro de desarrollar los llamados 'robots asesinos', es decir, armas autónomas programadas con inteligencia artificial. El manifiesto -firmado por el astrofísico británico Stephen Hawking, el emprendedor Elon Musk, presidente de Tesla y SpaceX, y el cofundador de Apple, Steve Wozniak- afirma que "la aplicación militar de la inteligencia artificial a la carrera de armamentos es una mala idea".



No es la primera vez que figuras como Hawking y Musk denuncian los peligros de los 'robots asesinos', pero el tono de esta nueva carta, que se presentará este martes en Buenos Aires, durante una conferencia internacional sobre inteligencia artificial, es especialmente dramático.

Las posibles aplicaciones militares de la inteligencia artificial han desencadenado una gran polémica en los últimos años, y el debate incluso ha llegado hasta Naciones Unidas, que ha dedicado reuniones de expertos a este tema e incluso se ha planteado una prohibición internacional de esta tecnología.

Ahora, los firmantes de la nueva carta han pedido que se prohíba específicamente el uso de la inteligencia artificial para el desarrollo de armas que podrían funcionar "más allá del control humano".

"De la misma manera que la mayoría de los químicos y los biólogos no tienen ningún interés en desarrollar armas químicas o biológicas, la mayor parte de los investigadores en el campo de la inteligencia artificial no tienen interés alguno en la construcción de armas basadas en esta tecnología", afirma este manifiesto.

El profesor del MIT Noam Chomsky, el responsable de inteligencia artificial de Google, Demis Hassabis, y el filósofo Daniel Dennett también han firmado esta carta de protesta. El texto, que ha sido publicado en internet por el Future of Life Institute (FLI) de la Universidad de Oxford, será distribuido entre todos los participantes de la Conferencia sobre Inteligencia Artificial que se celebra esta semana en Buenos Aires.

El pasado mes de diciembre, Stephen Hawking ya manifestó claramente su postura contraria a las aplicaciones militares de la inteligencia artificial, en una entrevista con la BBC: "Los seres humanos, que están limitados por una evolución biológica lenta, no podrían competir con la inteligencia artificial, y serían superados por ella". Por ello, el astrofísico considera que esta tecnología, si no se regula adecuadamente en lo que respecta a sus posibles aplicaciones militares, podría poner en riesgo el futuro de la Humanidad.


Tomado de:

El Mundo (España)

14 de abril de 2015

Descubren que los europeos tenían la piel negra hace solo 8.000 años

Al hablar actualmente de Europa se tiende a hacer una asociación con personas de tez blanca. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por laUniversidad Estatal de Pensilvania ha determinado que el actual tono de piel llegó a esta región hace relativamente poco tiempo, apenas8.000 años. Tal y como afirma la revista «Science» (donde se ha hecho público el estudio) antes de esa fecha los habitantes de la susodicha región contaban con una tez oscura.

Mapa de europa
Para llegar a esta conclusión, los expertos han comparado 83 muestras de ADN diferentes procedentes de otros tantos restos humanos hallados en multitud de yacimientos arqueológicos europeos. En base a estas pesquisas, los investigadores han averiguado, en primer lugar, que lo que hoy en día entendemos como raza «europea» es una mezcla de, al menos, tres poblaciones antiguas de cazadores y recolectores que llegaron a Europa en una serie de migraciones acaecidas en los últimos 8.000 años.
Entre las mismas, destacaría la que hicieron los pastores de la cultura «Yamnaya» desde las estepas del norte del Mar Negro, un pueblo que habría traído consigo las lenguas indoeuropeas hace 4.500 años. Todas estas migraciones son las que, en definitiva, hicieron que en Europa comenzase a prevalecer la piel blanca sustituyendo. Una vez en la región, ya solamente hubo que esperar para que las diferentes poblaciones se unieran.

Una serie de migraciones

El equipo ha establecido que, hace 8.000 años, los habitantes de regiones de Europa central y meridional como España, Luxemburgo y Hungría contaban con una tez más oscura debido a que carecían de los genes SLC24A5 y SLC45A2 (los cuales provocan la despigmentación de la piel). Aunque no sucedía lo mismo en regiones como el sur de Suecia, en las cuales no sólo tenían dichos componentes dentro de su organismo, sino también –entre otros- un tercero (el HERC2 / OCA2) que les hacía tener los ojos azules y el pelo rubio.
Posteriormente, una serie de sucesivas migraciones desde el Cercano Oriente provocaron la llegada hasta Europa de pueblos que sí contaban con dichos genes. Así pues, a medida que estos cazadores y recolectores se asentaban en su nuevo «hogar», extendían consigo sus especiales características de ADN.
Estos datos han venido de la mano de los genetistas de la Universidad de Harvard Iain Mathieson y David Reich, quienes –tras estudiar los genomas de las diferentes muestras- descubrieron cinco genes asociados directamente con la pigmentación de la piel.

Una dieta diferente

El equipo también se ha percatado de que algunos de los genes hallados tienen relación con variaciones en lo que respecta a la altura y a la dieta. Así pues, la cultura «Yamnaya» trajo consigo un ADN más proclive generar seres humanos con mayor altura. Esto, unido a la dieta y las temperaturas de cada región, llevó a que los humanos tuvieran una estatura media concreta en cada zona de Europa.
Por otro lado, los investigadores también han averiguado que los pobladores de Europa tuvieron que esperar hasta hace aproximadamente 4.300 años para poder digerir y tolerar el azúcarde la leche, pues antes les era imposible
Tomado de:

8 de abril de 2015

El secreto de los juguetes: por qué son tan necesarios para los niños

La campaña navideña es una época de estrés para los padres, ilusión para los niños y fundadas esperanzas para el sector juguetero español, que concentra en las tres últimas semanas del año viejo y la primera del nuevo más del 40 % de sus ventas anuales. Y pese a la feroz competencia del ocio electrónico –videojuegos, aplicaciones para dispositivos móviles, gadgets adaptados al mercado infantil…–, el objeto tridimensional y manoseable de toda la vida sigue acaparando gran parte del espacio debajo del abeto. ¿De dónde surge la necesidad por acunar una muñeca, dar patadas a una pelota o vivir aventuras intergalácticas moviendo figuritas articuladas de plástico?

El filósofo holandés Johan Huizinga (1872-1945) definió al ser humano como Homo ludens por su capacidad única para jugar, pero en realidad no es un comportamiento exclusivo de nuestra especie, ni mucho menos. Numerosos animales lo practican: desde las arañas juveniles, que simulan la copulación para mejorar sus habilidades sexuales en la fase adulta, a las crías de delfines, que se divierten haciendo burbujas. Un caso especial entre los mamíferos es el de los perros, que siguen comportándose como cachorros cuando ya están en edad de procrear. Algunas personas hechas y derechas que todos conocemos comparten ese talante juguetón tardío.

Desde el punto de vista de la neurociencia, las actividades lúdicas fortalecen dos áreas de la masa gris: el cerebelo, que coordina los movimientos, y el lóbulo frontal, asociado a la toma de decisiones y el control de los impulsos. Y como se ha comprobado experimentalmente, el juguete cumple un papel clave en esos procesos de maduración, pues sirve para que los niños más pequeños aprendan la relación causa-efecto –“si empujo el cochecito, se mueve”– y ejerciten el cálculo de probabilidades mediante el ensayo-error.


Atención, abstracción, memoria y representación

Petra María Pérez Alonso-Geta, catedrática de Teoría de la Educación de la Universidad de Valencia y miembro del Observatorio del Juego Infantil, abre aún más el abanico de los beneficios de los juguetes:  “Son un vehículo para desarrollar habilidades como la atención, la abstracción, la memoria, la representación, la simbolización o la resolución de problemas. Por eso, en todas las culturas y en todos los tiempos, los niños juegan con ellos”.

En el ámbito de la psicopedagogía, todavía se sigue a pies juntillas la clasificación  elaborada hace décadas por Jean Piaget (1896-1980). Para este influyente teórico suizo, existen tres modalidades de juguetes, acorde con la evolución mental de los infantes: hasta los dos años, sonajeros, espejos y muñecos musicales estimulan los sentidos y la motricidad; de dos a seis años, aparecen los disfraces, las cocinitas o los juegos de construcción, que promueven la memoria, el autocontrol y la imaginación; y a partir de los seis, los niños se someten a los reglamentos complejos de los deportes, juegos de mesa o actividades como la comba y la rayuela. Así se inician en el despiadado mundo de la competitividad humana.

Dada la importancia que, como ya quedó sobradamente apuntado, tienen los juguetes en el desarrollo intelectual de los cerebros más tiernos, algunos padres llegan a obsesionarse con la etiqueta educativo. Según la socióloga francesa Sandrine Vincent, es sobre todo en las familias más acomodadas y las parejas con profesiones liberales donde se aprecia la preocupación por que los más pequeños aprendan jugando, mientras delegan en los abuelos los regalos más divertidos.

Sin embargo, muchos creen que semejante dicotomía carece de sentido.“Yo suelo decir que cualquier cosa que sirva al desarrollo de las capacidades cognitivas educa”, nos explica Pérez Alonso-Geta. Catherine Tamis-LeMonda, profesora de Psicología Aplicada en la Universidad de Nueva York y autora de varios estudios sobre el aprendizaje en la infancia, también lo ha expresado con rotundidad: “Son oportunidades para jugar, explorar y socializar. Si el juguete educativo lo consigue, perfecto, pero si un objeto corriente lo hace, producirá el mismo efecto”.

Porque a menudo triunfa lo más simple, como ponía humorísticamente de manifiesto aquel famoso anuncio televisivo en el que un chaval abría un paquete y gritaba alborozado: “¡¡¡Un palo...!!!”. Otra reconocida especialista en la materia, la psicóloga Kathy Hirsh-Pasek, autora del libro Einstein nunca memorizó, aprendió jugando, aboga por ese tipo de objetos sin estructura definida, que favorecen la libertad de acción, como la clásica caja de cartón.

Un experimento muchas veces citado en la literatura académica llamaba la atención sobre el potencial de los objetos más cotidianos. Los científicos dejaron a varios niños de entre tres y cuatro años trasteando con servilletas, destornilladores –¡eran los años setenta!–, palos y clips de oficina. En otro grupo, los pequeños se limitaban a ver cómo los manejaban los adultos. Luego, al preguntarles los posibles usos de esos útiles, los primeros se mostraron mucho más ingeniosos: el contacto físico, la experimentación con sus propias manos, había despertado su tierna imaginación.


¿Juguetes sexistas?

De todos modos, si hay un fenómeno que ha intrigado a padres, educadores e investigadores en los últimos años es el de losestereotipos sexuales. Porque da la impresión de que el encasillamiento no ha hecho más que acentuarse, a diferencia de lo que ocurre en la sociedad. Por ejemplo, la socióloga Elizabeth Sweet, de la Universidad de California en Davis, lo ha denunciado en el New York Times: “Hemos hecho grandes avances hacia la equidad de género en el último medio siglo, pero el mundo de los juguetes se parece mucho más a la década de los cincuenta”. Pero ¿hay razones innatas para que las niñas asuman papeles maternales, domésticos o sociales y los niños se decanten por el movimiento, la lucha y el deporte?  

Varios estudios parecen darles la razón a quienes creen que sí existe cierta predisposición biológica. Los primatólogos han comprobado que los machos de cercopitecos verdes y macacos rhesus prefieren jugar con camiones, mientras que las hembras de estos monos se decantan por las muñecas. En 2010, una investigación publicada en la revista Current Biology señalaba que las crías de chimpancé en el Parque Nacional Kibale (Uganda) adoptaban palos espontáneamente y los trataban como si fueran bebés.  

Según parece, hasta los tres o cuatro años, niños y niñas comparten a menudo los juguetes, pero a partir de esa edad empiezan a separarse. El fenómeno es más acusado con los chicos, que se enfrentan a la estigmatización cuando sus compañeros los pillan con algún objeto supuestamente femenino.

Pero la cultura está precisamente para emanciparnos del rígido reparto de papeles que fijó la evolución en los genes de nuestros antepasados. Por eso, en varios países están surgiendo iniciativas ciudadanas contra el sesgo sexista en los juguetes. Una de las más activas es la asociación británica Let Toys Be Toys, que convenció a doce grandes distribuidores –entre ellos, Toys ‘R’ Us y Marks & Spencer– para que ordenaran sus artículos por intereses o temas, no en las categorías niños/niñas.  

Antes, en 2011, la neurocientífica Laura Nelson consiguió que la célebre juguetería Hamleys, en Londres, aboliera la misma distinción por géneros en sus plantas. En España también hay ejemplos de movilizaciones en esta línea, como la Campaña del Juego y el Juguete No Sexista y No Violento, promovida anualmente por el Instituto Andaluz de la Mujer.

El caso es que, objetivamente, los estereotipos no han perdido vigencia en lo que llevamos de siglo XXI. Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos, en Madrid, analizaron 595 anuncios televisivos entre las campañas navideñas de 2009 y 2011 y llegaron a la conclusión de que, predominantemente,inducían “al aprendizaje de valores como diversión y competición, riesgo y agresividad para el caso de los chicos, y de belleza y apariencia, el cuidado de los otros o la atención del hogar en el caso de las niñas”. 

Y es que, aparte de inculcar los valores igualitarios, el intercambio de roles acarrea indudables beneficios psicológicos: mientras que los juegos de construcción aumentan el interés de las chicas por la tecnología y la ingeniería, cocinar favorece la vena creativa de los chavales, por ejemplo.

Otro motivo de preocupación contemporánea es la eclosión de las pantallas táctiles. Dejando al margen la censurable práctica de algunos padres comodones, que dejan los smartphones a sus hijos como una especie de sonajero virtual para que los dejen tranquilos, los especialistas están divididos sobre sus ventajas o inconvenientes con respecto al juguete convencional.

Algunos, como el psicólogo uruguayo Roberto Balaguer, creen que los dispositivos móviles están “más cerca de la simulación” y que sus videojuegos ayudan a “manejar grandes flujos de información, a lidiar con el error y la equivocación de una manera más sana, a perder”. Otros, aunque reconocen que todavía es un campo incipiente de investigación, sospechan que no favorecen precisamente la dimensión social del individuo y pueden producir problemas de comportamiento, sobre todo en los menores de tres años. Rahil Briggs, psicóloga infantil en el Montefiore Medical Center de Nueva York, incluso ha llegado a plantear que retrasan la adquisición del lenguaje.

Es verdad que hay aplicaciones muy interactivas y gratificantes, pero a menudo tabletas y móviles se convierten en una suerte de teles portátiles para ver dibujos. De los padres depende fomentar un buen uso, porque no se puede –ni conviene– poner puertas a la tecnología.

Fuente:

9 de febrero de 2015

Tenemos tres sistemas cerebrales para el amor

La evolución de la especie humana nos ha legado tres sistemas cerebrales diferentes (pero interrelacionados) para el apareamiento y la reproducción: el deseo carnal, el amor romántico y los profundos sentimientos de apego a largo plazo hacia una pareja.


sistema cerebral amor


El deseo carnal: este sistema está relacionado principalmente con la hormona testosterona (tanto en hombres como mujeres) se basa en el desarrollo de la motivación para buscar sexo con una serie de potenciales parejas.

El amor romántico: relacionado con el neurotransmisor dopamina, este sistema evolucionó para permitirnos centrar nuestro tiempo y energía metabólica en una persona a la vez.

El sistema de apego: asociado principalmente a las hormonas oxitocina yvasopresina, surgió para motivarnos a mantener un vínculo de pareja el tiempo suficiente como para criar al menos un hijo.


Estos tres sistemas cerebrales tienen muchas interacciones complejas. Por ejemplo, la estimulación de los genitales desencadena la liberación de dopamina, lo que puede empujar a la persona al umbral del enamoramiento, a su vez, el orgasmo libera oxitocina y vasopresina, lo que puede estimular los sentimientos de apego.

Sin embargo, estos tres sistemas cerebrales no siempre están bien conectados, de hecho, pueden operar de forma independiente. Razón por la cual una persona puede sentir un profundo apego por su pareja y al mismo tiempo sentir amor romántico intenso por otra persona, y además sentir lujuria por otra persona. 

A pesar de que la evolución nos ha provisto de una enorme corteza cerebral con la que tomamos las decisiones sobre nuestros apareamientos y nuestra vida reproductiva, muchos son factores los que contribuyen a decidir como expresamos estos tres sistemas básicos de apareamiento, que forman parte de los numerosos patrones de nuestro sistema neural para impulsar la vinculación y la afinidad humana.

Fuente:

26 de noviembre de 2014

La (gran) historia evolutiva de los insectos

Por difícil de creer que parezca, la historia de los insectos y la forma en que se multiplicaron en variedad y formas por nuestro planeta estaba por explicar. El trabajo de Bernhard Misof y su equipo, publicado este jueves en la revista Science, es una primera reconstrucción de este largo camino gracias al análisis de los datos genéticos.

WEl trabajo ha requerido los esfuerzos de más de un centenar de  investigadores especialistas en biología molecular, paleontología, taxonomía, embriología y procesamiento de datos. Juntos, y dentro del proyecto 1KITE (para analizar el transcriptoma de cientos de insectos) han analizado 1.487 genes codificadores de proteínas de todos los grandes órdenes de insectos que existen hoy en día y los han comparado con el registro fósil. El laborioso trabajo les ha permitido concluir que estos artrópodos aparecieron sobre la faz de la Tierra hace unos 479 millones de años, en los albores del período Ordovícico, una época en la que el oxígeno aún escaseaba en la atmósfera y los mares estaban plagados de trilobites.

 

Así era la Tierra cuando aparecieron los insectos. (Imagen: Ron Blakey, NAU Geology)

La capacidad para volar, aseguran los científicos, no apareció en estas criaturas hasta hace aproximadamente 406 millones de años y la mayoría de las especies que conocemos hoy en día se originaron hace unos 345 millones de años. Los trabajos sugieren que los insectos y las plantas moldearon los ecosistemas primitivos de la Tierra juntos y que estos desarrollaron el vuelo mucho antes que otras criaturas al tiempo que las plantas iban creciendo y abriéndose paso. Un poco más tarde, afirman los autores del trabajo, la aparición de plantas capaces de florecer generó una explosión de formas entre los insectos voladores, desde las abejas a las mariposas.

Otro interesante resultado del análisis genético es que la aparición de los primeros insectos parásitos parece remontarse al momento en que progresaron las aves y los primeros mamíferos y no vivieron en las plumas de los primeros dinosaurios, como pensaban algunos autores.  Otra de las conclusiones interesantes es que la variedad de cucarachas y termitas que conocemos hoy apareció después de la extinción masiva del Pérmico, la única en la que estuvieron implicados los insectos, que han seguido evolucionando y multiplicando sus colores, formas y variedades hasta hoy. 

"Cuando imaginas un gigantesco mapa de la evolución de la vida en la Tierra, los insectos ocupan de lejos la mayor parte de la foto", asegura Michelle Trautwein, coautora del trabajo e investigadora de la Academia de ciencias de California. "las nuevas técnicas nos han permitido comparar enormes cantidades de datos genéticos y, por primera vez en la historia, podemos rellenar los huecos en nuestro conocimiento. La ciencia está más cerca que nunca de revelarnos los misterios de la evolución".

Referencia:  Phylogenomics resolves the timing and pattern of insect evolution (Science)

Tomado de:

NEXT

31 de octubre de 2014

El Hobbit, el hallazgo que cambió la historia de la humanidad

Se cree que el Hobbit vivió hasta hace 20.000 años. 
 
El descubrimiento de los restos fósiles de una nueva especie humana hace diez años transformó completamente las teorías de la evolución humana.

Esto es lo que sostiene Richard Roberts, uno de los investigadores del equipo que publicó los detalles del fósil conocido como Hobbit por su diminuto tamaño.

Se cree que esta especie habitó la Tierra hasta hace 20.000 años y por lo tanto vivió en la misma época que nuestra especie.

El hallazgo confirmó la teoría de que nuestro planeta estuvo habitado en algún momento por varias especies de humanos.

Esta hipótesis está muy lejos de la idea de una progresión lineal, de las criaturas semejantes a un mono que caminaban semiagachadas hasta llegar al hombre moderno de andar erecto.

Según Roberts, el descubrimiento de una especie de humano completamente diferente en la isla indonesia de Flores que vivió hasta hace relativamente poco, "acabó con esta idea de un solo golpe".

Sin embargo, hay muchas preguntas sobre el Hobbit para las que aún los científicos no han encontrado respuesta.

Lea también: El Hobbit no tenía problemas de crecimiento

Mujer de un metro

El esqueleto femenino de un metro de altura es una forma muy primitiva de humano.


Los arquéologos continúan excavando el sitio de la isla de Flores, donde fue hallado el Hobbit.

El artículo commpleto en:

BBC Ciencia

24 de agosto de 2014

¿Por qué a los niños no les gustan los vegetales?

Niño con vegetales


Nuestros ancestros evolutivos tuvieron que convivir con muchas plantas tóxicas y desarrollaron un gen que hace que las toxinas de estas plantas sean amargas al gusto, para disuadirnos de comerlas.

Los niños probablemente desarrollaron una aversión más fuerte a los alimentos amargos, ya que no han aprendido todavía a distinguir las plantas peligrosas.

Recién a los 20 años aprendemos qué plantas son seguras y perdemos la mitad de nuestros receptores de gusto, haciendo que los vegetales sepan menos amargo.

Fuente:

BBC Ciencia

12 de agosto de 2014

Una bajada de testosterona habría civilizado al hombre

La hormona sexual principal del hombre habría sido la protagonista de que nuestra especie se volviera civilizada gracias a una bajada general de testosterona en nuestros ancestros, según afirma un estudio de la Universidad de Utah (EEUU).

Los niveles altos de testosterona han sido asociados a un mayor nivel de agresividad, alto nivel de competitividad y poca o nula empatía con los demás. Esta hormona, que se encuentra de forma más palpable en los hombres, también deja una huella física, concretamente en la forma de nuestro cráneo. Así, los investigadores analizaron un total de 1.400 cráneos, desde piezas con más de 80.000 años a cráneos del siglo XX, con una variedad de 30 etnias distintas, para indagar en la forma de la cara y en el arco superciliar de la cabeza.

Los expertos advirtieron que desde los antiguos a los más modernos, la tendencia parecía ser clara: los cráneos tenían la zona superior de rostro más acortada y el arco superciliar más reducido, signos evidentes de reducción de la testosterona.

Cejas más pobladas y menos prominentes, cabezas más redondas... todos esos cambios pueden estar directamente relacionados con los niveles de testosterona que actúan sobre el esqueleto”, comenta Steven Churchill, coautor del estudio.

El estudio, que ha sido publicado en la revista Current Anthropology, pone sobre la mesa la posible teoría de que cuando la raza humana alcanzó niveles considerables de población y al verse obligados a trabajar en equipo como modo de obtener más y mejores recursos, ésto podría haber conducido a esa bajada general de los niveles de testosterona que llevaron a la transformación del ser humano en un ser más sociable y civilizado.

Fuente:

Muy Interesante
google.com, pub-7451761037085740, DIRECT, f08c47fec0942fa0