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18 de septiembre de 2018

El anciano de la URSS que derrotó a un batallón de alemanes

Matvey Kuzmin, al que todos llamaban “Biriuk” (lobo solitario), era un anciano de 83 años que vivía en una cabaña de madera en los bosques que rodeaban su pueblo natal, Kurakino (Rusia). En 1942, alejado del mundanal ruido y en plena ofensiva nazi sobre Rusia, sus únicas preocupaciones eran cazar, pescar, recoger leña… Hasta que un día se topó con un batallón de la 1ª División de Montaña del ejército alemán.

El comandante alemán le ofreció comida, queroseno y un rifle de caza nuevo a cambio de guiarlos por el bosque y poder sorprender al ejército rojo por la retaguardia. Kuzmin aceptó el trato… o eso hizo creer a los nazis. Aunque Kuzmin no simpatizaba con el régimen stalinista, tampoco era un traidor. Mientras los alemanes planificaban la estrategia de ataque, Kuzmin consiguió avisar a Vasilij (hay versiones que dicen que era su hijo y otras que su nieto) de su plan: atravesarían el bosque, por la ruta más difícil para agotarlos, hasta las cercanías de Malkino donde había un lugar idóneo para que el ejército rojo, avisado por Vasilij, los emboscase.

Tras varias horas de marcha, con la nieve hasta las rodillas, agotados y temblando de frío llegaron al punto elegido para la emboscada. Si Vasilij no había llegado a tiempo o no había podido avisar a los rusos… estaba perdido. De repente, los rusos salieron de su escondite y comenzaron a disparar sus ametralladoras… los alemanes habían caído en la trampa. En medio de la refriega, y antes de caer abatido, el oficial alemán mató a Kuzmin. Sólo unos pocos alemanes pudieron huir de aquella encerrona.

La historia de Kuzmin pasó sin pena ni gloria hasta que el periodista de Pravda, Boris Polevoy, escribió el artículo “El último día de Matvey Kuzmin” que luego se convertiría en un cuento infantil.

En 1965 fue nombrado, a título póstumo, Héroe de la Unión Soviética, convirtiéndose en la persona de más edad que recibe esta condecoración.

Fuente: Historias de la Historia


13 de septiembre de 2018

Oferta para españoles en URSS: alojamiento y comida gratis, jornada de 8 h. remuneradas en clima templado

Aunque el título de este artículo pueda parecer una oferta de trabajo, es un ofrecimiento de rendición hecho por la URSS a los españoles de la División Azul, la unidad de voluntarios españoles que sirvió en la Wehrmacht entre 1941 y 1943 durante la Segunda Guerra Mundial.


Lee esta hoja y pásala a tu compañero.
El Gobierno de la U.R.S.S.

Observa estrictamente todas las leyes internacionales en relación con los prisioneros de guerra. De acuerdo con la decisión del Gobierno Soviético Nº 1.798 del 1 de julio de 1.941, y la orden del Comisario de Defensa de la URSS Stalin, nº 55 del 23 de febrero de 1.942, a todo el que se entrega prisionero, el Ejército Rojo le garantiza la vida y el regreso a la patria después de terminada la guerra. Todos los prisioneros están alojados en campos especiales, visitados por representantes de la Cruz Roja Internacional. Los campos para los prisioneros de guerra españoles están situados en regiones de clima templado.

La jornada de trabajo para los prisioneros es de 8 horas.El trabajo es pagado.

A los prisioneros de guerra españoles en la URSS se les dá 3 comidas calientes al día, 400 gramos de pan, para los que trabajan 800 gramos, 300 gramos de verduras y patatas, embutidos, carne, pescado, azúcar, té y tabaco.

Los prisioneros tienen derecho a mantener correspondencia con sus familiares a través de la Cruz Roja Internacional. Esta hoja sirve de salvoconducto para presentar al Ejército Rojo.

Fuente: Historias de la Historia

Pepsi: la primera empresa extranjera en ser comercializada en la URSS

El 2 de diciembre de 2010 PepsiCo (la multinacional estadounidense que produce y distribuye el refresco Pepsi) invirtió 3.800 millones de dólares en la compra del 66% de Wimm-Bill-Dann, la mayor compañía rusa de productos lácteos. Y aunque muchas analistas consideraron que Pepsi estaba pagando un precio demasiado alto, la relación comercial entre Pepsi y URSS -ahora Rusia- ha dado lugar a acuerdos comerciales que podemos calificar como “curiosos”. Todo comenzó en la Exposición Nacional Americana, celebrada en Moscú en el verano de 1959, tras otra exposición similar de la URSS que tuvo lugar unos meses antes en la ciudad de Nueva York. Con aquellas exposiciones se trataba de reducir las tensiones derivadas de los primeros años de la Guerra Fría, pero la delegación estadounidense, con el por entonces vicepresidente Richard Nixon a la cabeza, no desaprovechó la oportunidad de promocionar la sociedad de consumo y el estilo de vida estadounidense frente al régimen comunista.


Nikita Kruschev, el máximo dirigente soviético, y Richard Nixon recorrían la muestra cuando llegaron a las proximidades del stand de Pepsi. Ya fuese por la elevada temperatura -era el mes de julio- o por tener que aguantar la charla de Nixon, el caso es que Donald Kendall, vicepresidente de marketing de Pepsi, se dio cuenta de que Kruschev estaba sudando, cogió un vaso de su refresco y se lo ofreció al dirigente soviético. La instantánea de aquel momento fue el mejor anuncio publicitario de Pepsi. Kendall entendió que la Unión Soviética era un enorme mercado en potencia y, además, donde su competidor Coca-Cola no había logrado penetrar. Así que, se aferró a la idea de convertir a Pepsi en el primer producto extranjero que se vendiese en la URSS. Tras varios años de negociaciones y con el apoyo de Richard Nixon, presidente desde 1969, en 1972 Donald Kendall (presidente de Pepsi desde 1963) firmó el acuerdo con las autoridades soviéticas. Pero todavía había un problema, el rublo no podía ser intercambiado en el mercado internacional. Entonces, ¿cómo podrían pagar los soviéticos los refrescos enviados desde EEUU para su comercialización? Pues con un acuerdo que se pone de ejemplo en las Escuelas de Comercio del llamado countertrade (comercio compensado). Se acordó que los soviéticos pagarían con vodka, convirtiendo a Pepsi en el importador exclusivo del vodka Stolichnaya para el mercado estadounidense.


El siguiente paso a la comercialización del refresco en la Unión Soviética fue la inauguración en 1974 de la primera planta de Pepsi en Novorossiysk (ahora ya cuenta son decenas). Pero no todo iba a ser un camino de rosas, en los años 80 las cosas se complicaron para Pepsi. Aunque más tarde el problema se solucionó, al no participar los Estados Unidos como protesta por la invasión de Afganistán, en 1980 se iban a celebrar los Juegos Olímpicos en Moscú y Coca-Cola tenía los derechos de explotación desde los Juegos de 1924. Además, el 23 enero de 1985 las autoridades soviéticas autorizaron la comercialización de la Coca Cola. Aunque al comienzo la Coca Cola era exportada y sólo se podía comercializar en tiendas para turistas, se había roto el monopolio y Kendall entendió que debía moverse. Se reunió con las autoridades soviéticas para estudiar nuevos tratados comerciales, pero ahora con la presión de su gran competidor acechando. En 1989 se firmó un nuevo countertrade por el que Pepsi se hacía con 17 submarinos de guerra, un crucero, una fragata y un destructor. De esta forma, la URSS limpiaba su obsoleta Armada y Pepsi se convertía durante unos días en la sexta potencia militar más grande del mundo en número de submarinos. De hecho, se cuenta que Donald Kendall le dijo a Brent Scowcroft, asesor de seguridad nacional del presidente Bush (padre)
Estamos desarmando a la Unión Soviética más rápido que vosotros.
Lógicamente, aquella situación sólo duró unos días ya que fueron vendidos a una compañía sueca para el reciclaje de chatarra. A comienzos de los noventa, con la Perestroika de Gorbachov y la posterior desintegración de la Unión Soviética, Pepsi no pudo mantener su posición dominante y Coca-Cola pudo introducirse en el mercado ruso, superando su cuota de mercado a la de Pepsi en 2005.

Tomado de: Historias de la Historia

17 de abril de 2017

Los doce botánicos rusos que murieron de hambre para proteger el mayor banco de frutas y semillas del mundo

Durante el sitio de Leningrado ntre 600.000 y 1.200.000 de personas murieron por las balas, el hambre, el frío y la oscuridad en uno de las peores batallas de la segunda guerra mundial. Entre ellos, doce botánicos soviéticos que murieron de hambre mientras defendían toneladas de frutas, raíces y granos: el mayor banco de semillas del mundo.


Si tenemos que buscar otra escena clave para esta historia, tenemos que irnos a finales de verano de 1941. Es mucho menos dramática: Abraham Kameraz y Olga Voskresenskaia cosechan patatas a toda velocidad.

En aquellos días, la Estación Experimental Pavlovsk tenía aproximadamente 6.000 variedades de patatas. Y en cuestión de días, la Guerra estaba a punto de llegar a aquel pequeño pueblo a 45 kilómetros de Leningrado.

Cuando comenzó el sitio de Leningrado, las autoridades soviéticas evacuaron las obras de arte del Hermitage, pero no evacuaron las semillas, raíces y frutas de Pavlovsk. Así que los científicos de la estación recogieron todas los tubérculos, frutos y semillas que pudieron y las almacenaron en un sótano cerca de Leningrado.

El invierno de 1941-42 fue especialmente duro. No solo meteorológicamente hablando, sino que, con todos los accesos a la ciudad cortados, ni la comida, ni el carbón, ni los medicamentos podían llegar a Leningrado. Y las bombas no paraban de caer.

Sin comida, cualquier cosa se convertía en alimento: perros, gatos, ratas o palomas. Según Michael Jones, en enero el canibalismo invadió la ciudad. 1.400 personas fueron arrestadas por este delito y más de 300 fueron ejecutadas.

Lo sabían muy pocas personas, pero en los sótanos de la plaza de San Isaac se guardaban más de 187.000 variedades de frutas y vegetales. Allí, en armarios y cajas hay más de mil tipos de fresas, 900 tipos de grosellas, 600 tipos de manzanas, cientos cerezas, ciruelas, frambuesas y muchas otras frutas y tubérculos.

La estación de Pavlovsk parecía maldita y abocada a su desaparición. Poco más de un año antes, su director y fundador Nicolai Vavilov, uno de los genetistas y botánicos más importantes de la primera mitad del siglo XX, había sido mandado a la cárcel de Saratov. Allí moriría, también de hambre, un par de años después.

¿Su delito? Creer que la genética era cierta. Vavilov era una leyenda, había recorrido medio mundo y había entendido como nadie la importancia de la diversidad y la hibridación para la agricultura. En 1926, el mismo año en que fundó la estación experimental de Pavlovsk, recibió el premio Lenin, el "nobel" de la Unión Soviética.

Pero a finales de los años 30, Lysenko llegó al poder. Lysenko defendía una biología a medio camino entre el lamarkismo y el diamat. Entre 1934 y 1940, la camarilla lysenkoista con el apoyo de Stalin purgó toda la biología soviética. Vavilov era, en aquel momento, presidente de la Academia de Agricultura.

Pero el trabajo que realizó antes de su muerte, es francamente prodigioso. Y allí, protegiendo su trabajo, doce personas se dejaron consumir hasta la muerte. El encargado de las especies de arroz murió de hambre rodeado de sacos de arroz y Kamerz y Voskrensenskaia murieron protegiendo sus patatas.

¿Y pór qué se dejaron morir de hambre?, ¿estaban locos?

Supongo que esa es la pregunta que todos nos hacemos. De hecho, fue la pregunta que Cary Fowler realizó en 1985 mientras visitaba la estación experimental. Y allí mismo, una estudiante de Vavilov ya anciana le explicó que los investigadores comprendían que esas colecciones eran esenciales para restablecer la agricultura después de la guerra.

El sitio de Leningrado se demoró 872 días, pero la guerra fueron seis larguísimos años donde las tierras, las semillas y las prácticas tradicionales quedaron pulverizados. Sin esas semillas, la posguerra hubiera sido terriblemente más dura. Aunque a veces las ecuaciones no nos dejan ver el bosque, ese es el verdadero objetivo de la ciencia. Y para recordarlo, nunca está de más acordarnos de los héroes de Pavlovsk.

Fuente:

Xakata Ciencia

5 de agosto de 2014

Por qué la Unión Soviética no tuvo éxito en la exploración de Marte

En las discusiones sobre la historia de la cosmonáutica uno de los temas recurrentes es el ‘fracaso’ de la exploración de Marte por parte de la Unión Soviética. Por supuesto, hablamos de un fracaso relativo: la URSS logró poner en la superficie de Marte hasta tres sondas espaciales -incluyendo la primera misión que aterrizó en el planeta rojo, la Mars 3- y cinco naves lograron transmitir datos de interés desde las cercanías del planeta. Sin embargo ninguna de estas misiones se puede considerar un éxito rotundo y su retorno científico fue claramente inferior al de misiones norteamericanas como las Viking 1 y 2 o la Mariner 9. Por otro lado, la Unión Soviética sí logró explorar la Luna o Venus alcanzando importantes logros científicos. ¿Por qué Marte se resistió a la URSS?


El 2 de diciembre de 1971 la Mars 3 se convirtió en el primer artefacto creado por el hombre que aterrizó en Marte (Novosti Kosmonavtiki).
Antes que nada, y para poder juzgar el asunto con perspectiva, primero sería conveniente repasar las misiones soviéticas a Marte:
  • Misiones que fueron un éxito parcial (5 misiones): Mars 2 (1971), Mars 3 (1971), Mars 5 (1973), Mars 6 (1973) y Fobos 2 (1988).
  • Misiones que fracasaron tras el lanzamiento (6 misiones): Mars 1 (1962), Zond 2 (1964), Zond 3 (1965), Mars 4 (1973), Mars 7 (1973) y Fobos 1 (1988).
  • Misiones que fracasaron durante el lanzamiento (9 misiones): 1M nº 1 (1960), 1M nº 2 (1960), 2MV-4 nº 3 (1962), 2MV-3 nº 1 (1962), 3MV-1A nº 2 (1963), M-69 nº 1 (1969), M-69 nº 2 (1969), M-71-S (1971) y Mars 96 (1996).
(En la lista de misiones he incluido la Mars 96 a pesar de haber sido lanzada por Rusia porque fue diseñada y construida bajo el periodo soviético. Por el contrario, no he incluido a la Fobos-Grunt por ser una sonda de diseño ruso.)

Sin duda, lo primero que llama la atención es el alto número de sondas que se perdieron durante el lanzamiento. Por este motivo es habitual echar la culpa del fracaso soviético en Marte a los fallos de los cohetes lanzadores. Sin embargo, conviene señalar que la mayoría de estos accidentes se produjeron durante la fase inicial de exploración marciana y, por lo tanto, se trataba de sondas muy rudimentarias. Y si nueve fallos durante el despegue te parecen muchos, recuerda que la URSS perdió diez sondas para el estudio de Venus por las mismas causas, lo que no impidió que la exploración soviética del planeta gemelo de la Tierra progresase sin mayores incidentes. Y es que en el mismo periodo la URSS llevó a cabo nada más y nada menos que quince misiones parcial o totalmente exitosas en Venus.

También se suele señalar que aterrizar en Marte es más difícil que aterrizar en Venus. Efectivamente, y debido a la tenue atmósfera de Marte, para alcanzar la superficie debemos usar una combinación de paracaídas y retrocohetes, e incluso a veces se deben añadir otros sistemas como por ejemplo airbags. Pero aterrizar en Venus tampoco es moco de pavo y entran en juego otra serie de dificultades técnicas que están ausentes en una misión a Marte. Además, esto no explica los fracasos de las sondas destinadas a estudiar Marte desde la órbita.

No, la causa de que la Unión Soviética no lograse dominar la exploración de Marte no fueron los lanzadores ni las condiciones atmosféricas del planeta rojo. Las razones del fracaso soviético en Marte hay que buscarlas en otro lado. ¿Y cuáles son? A riesgo de simplificar un debate harto complejo, creo que las más importantes fueron:

1- La URSS se rindió en Marte

Puede parecer paradójico, pero lo cierto es que tras ser los pioneros en la exploración de Marte la Unión Soviética no lanzó ninguna sonda a este planeta entre 1973 y 1988. Después del sonoro fracaso de la ‘flotilla marciana’ de 1973, cuando se lanzaron cuatro sondas al planeta rojo de la serie M-73, la URSS simplemente abandonó cualquier intento de explorar Marte. Al mismo tiempo las misiones a Venus se sucedían con relativa frecuencia y sus éxitos copaban los titulares de la prensa soviética. Visto en perspectiva, renunciar a Marte fue un error mayúsculo.

El artículo completo en:

NAUKAS

18 de junio de 2013

Se cumplen 50 años de la primera mujer que viajó al espacio

Añadir leyenda
Hoy se cumplen 50 años desde el 16 de junio de 1963, el día en que la rusa Valentina Tereshkova a bordo del Vostok 6 se convirtió en la primera mujer en llegar al espacio y completar 48 órbitas en torno a nuestro planeta. La hazaña ocurrió dos años después del viaje de Yuri Gagarin, y unas dos décadas antes que los estadounidenses enviaran a la primera norteamericana al espacio, Sally Ride.

Para poder unirse al Cuerpo de Cosmonautas soviético, Tereshkova debía pertenecer a la Fuerza Aérea Soviética, por lo que fue iniciada de forma honrosa, lo que técnicamente significa también que se convirtió en la primera persona civil (o no perteneciente a ningún ejército) en llegar al espacio, pues la cosmonauta era una trabajadora de una fábrica textil y paracaidista aficionada.

La carrera de Tereshkova se truncó de un momento a otro tras la muerte de Yuri Gagarin en 1968, pues “me prohibieron volver a volar otra vez, incluso pilotear aviones, ya que las repercusiones de la muerte de Gagarin fueron tan grandes que quisieron mantenerme a salvo“, recordó recientemente en una conferencia de prensa en la sede de las Naciones Unidas en Viena, en el marco de una conferencia del Comité por el Uso Pacífico del Espacio Exterior.

Fuente:

FayerWayer

5 de marzo de 2013

Si me quito el traje espacial... ¿Qué ocurriría?



Sello de la URSS de 1971 homenajeando los cosmonautas del Soyuz 11.

En realidad morirías asfixiado al escapar el oxígeno. Y no solo es teoría, desgraciadamente. En 1971, la tripulación del Soyuz 11 murió por asfixia antes de la reentrada debido a un fallo en una válvula. Cuando los oficiales encontraron la cápsula, los cuerpos no mostraban señal alguna de trauma. Solo tras las autopsias se comprobó que los cosmonautas habían muerto por falta de oxígeno.

Si te encuentras en una situación parecida, no contengas la respiración. Si tus pulmones están llenos de aire, la diferencia entre su presión y el espacio causaría una descompresión explosiva; descomposición, porque el aire se expandiría rápidamente, y explosiva porque... bueno, ya puedes imaginártelo. La descomposición explosiva puede hacer que tus pulmones estallen, algo que, pese a no alcanzar la espectacularidad de Hollywood, resultaría bastante desagradable.

Fuente:

QUO

27 de enero de 2013

Stalingrado, la tumba del nazismo

Prisioneros nazis en la batalla de Stalingrado.
Prisioneros nazis en la batalla de Stalingrado.
  • Aquel tremendo choque de enero de 1943 se gestó el verano anterior
  • Hitler se empecinó para inferirle a Stalin una afrenta propagandística
  • Von Paulus capituló enfermo, sin víveres y casi sin munición
El 31 de enero de 1943, hace 70 años, se rindió el mariscal Erich von Paulus, jefe de las fuerzas alemanas en Stalingrado, al general soviético Vasili Zhukov. No fue la de Stalingrado una de las decenas de batallas importantes de la II Guerra Mundial, sino, acaso, la más decisiva. Hasta entonces, la Wehrmacht nunca antes había sufrido una derrota significativa, ni había capitulado uno de sus mariscales, ni había perdido, como tragado por la tierra, todo un Ejército, el VIº y gran parte del IVº ejército Panzer, dos de sus joyas y, sobre todo, aquella derrota marcó el declive de las armas alemanas y el paulatino predominio de las aliadas.
Entre el 10 de enero y el 3 de febrero de 1943, unos 100.000 alemanes partieron hacia los campos de concentración, donde morirían como moscas. No regresaron a Alemania ni 5.000. En el frente de Stalingrado, entre julio de 1942 y febrero de 1943, ambos bandos sufrieron unas 1.400.000 bajas (medio millón, muertos). Según el mariscal Malinovski, jefe del 2º Ejército de la Guardia en esa batalla capturaron o destruyeron 2.000 tanques, 2.000 aviones, 10.000 cañones y no menos de 5.000 vehículos. El Estado Mayor alemán reconoció que habían perdido seis meses de producción bélica.
Aquel tremendo choque se gestó en el verano de 1942 cuando Hitler, llevado por su impaciencia -como le sucedía cuando no se producían de inmediato los resultados que perseguía- cambió los objetivos de su ofensiva y en vez de dirigirla contra el Cáucaso, como estaba previsto, dividió sus fuerzas y lanzó lo más granado de ellas contra Stalingrado, la ciudad de Stalin.

Empeño criminal

La Luftwaffe la arrasó y en agosto, cuando llegó Von Paulus, al frente de unos 250.000 hombres, Stalingrado había dejado de ser un objetivo militar interesante. Pero Hitler se empecinó en su conquista por el prurito de inferir a Stalin una afrenta propagandística y en tan infantil empeño invirtió sus mejores tropas, preparadas para librar grandes batallas a campo abierto y sin ninguna especial aptitud para combatir en un mar de ruinas.

Y entre escombros, esqueletos urbanos y sótanos pelearon desde septiembre de 1942 a enero de 1943 más de medio millón de hombres, infiriéndose unos a otros un promedio superior a las tres mil bajas diarias, sin que los soldados alemanes, continuamente reforzados, lograran tomar hasta el último reducto soviético en la orilla derecha del Volga.

La revancha de Stalin

Aquella feroz guerra de ratas era un dislate nazi, pues, además, estaba permitiendo que el Ejército Rojo reuniera efectivos para un gran contraataque, que se produjo en noviembre. El día 23, tres ejércitos soviéticos atacaron a los gastados ejércitos alemanes del bajo Volga y a sus débiles aliados, italianos y rumanos, abriendo en el frente una brecha de más de 200 kilómetros al norte y al sur de Stalingrado, donde quedó cercada toda la fuerza de Von Paulus. Eran no menos de 300.000 hombres, aunque la mitad de ellos carecían de valor militar: decenas de miles de rumanos y croatas apenas equipados que habían llegado huyendo y una inmensa confusión de planas mayores, oficinas, personal de tierra de la aviación... bocas que alimentar más que tropas operativas.

La situación empeoró paulatinamente pues Hitler se empecinó en organizar allí un resistencia numantina confiando en que la Luftwaffe del mariscal Göring suministraría a los cercados 500 toneladas diarias de víveres y pertrechos. Vana ilusión: En los dos meses largos que duró el cerco apenas proporcionó a Stalingrado 12.000 toneladas, un tercio de lo imprescindible.

El hundimiento

Con todo aún hubo un momento para la esperanza. Mediado diciembre, el mariscal Von Manstein comenzó a abrirse paso hacia Stalingrado con un reducido ejército, tratando de romper la bolsa y abrir una vía de escape a Von Paulus. Para facilitar la operación, éste hubiera debido atacar en la misma dirección con todas sus fuerzas, pero Hitler se empecinó en que Paulus no abandonara las ruinas sino que siguiera luchando para conquistarlas. Aquella insensata orden hizo fracasar la maniobra de Manstein, cuya agotada fuerza debió replegarse para no ser a su vez copada.

El 24 de enero, todas las fuerzas de Von Paulus estaban embotelladas en las ruinas, removidas cada mañana por las granadas de la artillería soviética. En esa fecha, los alemanes perdieron Gumrak, su último aeropuerto, y las fuerzas de Rokossovski partían en dos al 6º Ejército, enlazando junto al Volga con los último reductos soviéticos. Una semana después, sin víveres, con la munición casi agotada, y enfermo capituló Von Paulus, con sus últimos hombres

Fuente:

El Mundo Ciencia

9 de diciembre de 2012

Historia: "Somos más de 200 millones, no podréis colgarnos a todos"

Me vais a colgar, pero no soy la única. Somos más de 200 millones, no podréis colgarnos a todos… estas fueron las palabras de la heroína rusa de 18 años Zoya Kosmodemyanskaya poco antes de ser ejecutada.



Zoya Kosmodemyanskaya

Siendo muy pequeña ya mostró su interés por la lectura, la música, los grandes pensadores… que fueron forjando su carácter indómito e idealista. Con 15 años se unió al Komsomol (las juventudes del Partido Comunista de la Unión Soviética, PCUS). En 1941, tras la invasión de los alemanes y con sólo 18 años, se ofreció voluntaria para forma parte de un grupo de partisanos que participaban en misiones de sabotaje y reconocimiento tras las líneas enemigas. El 27 de noviembre 1941, el grupo de Zoya logró cruzar el frente y se adentraron en territorio ocupado por los alemanes hasta llegar al pueblo de Petrischevo, donde estaba acuartelado un regimiento de alemanes. Zoya prendió fuego a varias cuadras y a dos casas ocupadas por los alemanes, pero un colaboracionista ruso la delató – fue recompensado con una botella de vodka – y fue capturada.

La llevaron a una cabaña y durante 48 horas fue sometida a todo tipo de torturas y vejaciones para que delatase a sus camaradas. Ante la desesperación del oficial al mando, ya que Zoya no decía nada, la mañana del 29 de noviembre la sacaron de aquella sala de torturas y la pasearon con un cartel al cuello “Incendiaria de hogares” hasta el centro del pueblo… le esperaba la horca. Los alemanes y el pueblo entero, obligados a presenciar la ejecución, rodeaban el cadalso pero cuando se iba a proceder a la ejecución, uno de los oficiales alemanes ordenó esperar hasta tener preparada su cámara fotográfica, momento que aprovechó Zoya para gritar:
Camaradas, ¿por qué estáis tan tristes? Yo no tengo miedo a morir, soy feliz de morir por mi pueblo [...]
Me vais a colgar, pero no soy la única. Somos más de 200 millones, no podréis colgarnos a todos. Mis compañeros vengarán mi muerte. Alemanes, rendíos antes de que sea demasiado tarde. La victoria es nuestra.


Durante un mes,  el cuerpo congelado de Zoya estuvo colgado hasta que unos alemanes borrachos decidieron cortarle el pecho izquierdo y los oficiales ordenaron enterrar a Zoya. En 1942 el pueblo de Petrischevo fue liberado por el ejército ruso, el colaboracionista ruso fue ejecutado y a Zoya se le concedió a título póstumo la más alta distinción Héroe de la Unión Soviética. El oficial alemán que hizo las fotos murió en el combate y en uno de sus bolsillos se encontraron las fotos de la ejecución: 1 y 2. El hermano de Zoya, Aleksandrk, también fue condecorado a título póstumo como Héroe de la Unión Soviética.

Fuentes e imágenes: El primer ensayo sobre Zoe Kosmodemyanskoy, Zoya Kosmodemyanskaya Martyrdom

Fuente:

Historias de la Historia

10 de julio de 2012

Los bosques radiactivos de Chernobyl, una bomba dormida



Bosques Chernobyl
Muchos de los árboles que rodean la zona de exclusión de Chernobyl tienen partículas radiactivas.
La contaminación de los bosques de pinos que rodea la zona de exclusión de la planta nuclear de Chernobyl, en Ucrania, es tan alta que un incendio forestal podría provocar una nube de humo radiactivo devastadora.
Al norte de Kiev se pueden ver grupos de ancianas y nietas que se protegen del sofocante sol bajo la sombra de los altos pinos que bordean la carretera.
Es la temporada de los arándanos y ellas los venden en vasos plásticos de cerveza. A simple vista se podrían consumir, pero Sergiy Zibtsev, profesor del Instituto Forestal de la Universidad de Kiev, no lo recomienda: están contaminados con estroncio radioactivo.
Los frutos del bosque tienen la capacidad de absorber y almacenar radionucleidos, muchos de los cuales provienen de los penachos de humo que la explosión de Chernobyl dispersó por la antigua ex Unión Soviética y Europa occidental.
Las mediciones de radiación sólo se realizan en los mercados oficiales. En cuanto a los cientos de puestos de frutas improvisadas, generalmente organizados por mujeres mayores, nunca se comprueban los niveles de radiactividad.
Sin embargo, no todos los frutos del bosque son perjudiciales. En una ración tal vez sólo una cuarta parte estará contaminada. Lo principal es asegurarse de no ponerlos todos los días con los cereales.
Además de las vendedoras de arándanos, la periferia de la zona de exclusión de Chernobyl se nota más ocupada que cuando la visité hace un par de años.

El peligro de un incendio

Los pinos se estropean con facilidad: el viento los tira abajo, se llenan de insectos y la sequía los convierte en la yesca perfecta para comenzar un incendio forestal.
Además, en este caso, los llamados pinos radiactivos, contaminados por Chernobyl, se consideran demasiado peligros y costosos como para borrarlos del mapa.
"Si los pinos ardieran su efecto se podría comparar con el de poner una bomba nuclear en Europa del Este. El viento arrastraría las partículas radiactivas de humo a grandes distancias, no sólo en Ucrania, sino en todo el continente"
Si ardieran su efecto se podría comparar con el de poner una bomba nuclear en Europa del Este. El viento arrastraría las partículas radiactivas de humo a grandes distancias, no sólo en Ucrania, sino en todo el continente.
Para ayudar a confirmar o refutar esta hipótesis, Sergiy visita Chernobyl para recopilar datos sobre un enorme incendio que se propagó sin control y destruyó una vasta zona de pinos silvestres en 1992.
Un colega le está preparando un informe científico sobre las consecuencias del incendio, aún desconocidas. Juntos esperan conseguir fondos para advertir sobre el peligro que representan los bosques de Chernobyl.
Si son capaces de identificar los pinos más vulnerables, el siguiente paso será el de persuadir al gobierno de Ucrania y otros socios para invertir en capacitación y equipo para los bomberos de Chernobyl y, quizás con el tiempo, borrar las partes del bosque que tengan mayor riesgo.

Ser bombero en Chernobyl

Los bomberos de Chernobyl tienen uno de los trabajos menos envidiables del mundo. Pasan todo el día sobre las oxidadas torres de los vehículos de la antigua Unión Soviética que se mueven como cajas de lata y que, a menudo, atraen las descargas eléctricas de las tormentas. Suele ocurrir que las propias torres hayan generado incendios.
Bomberos de Chernobyl
Los bomberos de Chernobyl creen distinguir cuando están luchando contra un incendio radiactivo.
Al detectar un incendio, los bomberos triangulan su posición por radio. Los equipos saltan a bordo de los grandes camiones soviéticos y se dirigen por carreteras agrietadas al origen de las llamas.
Su equipamiento es muy básico. Ellos creen distinguir cuando están luchando contra un incendio radiactivo porque experimentan una sensación de hormigueo y metálica en la piel. Pese a ello, no entienden completamente los graves peligros de la exposición a partículas radiactivas a altas temperaturas.
Su descripción del trabajo todavía pertenece a los ideales heroicos de la Unión Soviética: Hay que detener el fuego sin importar las consecuencias personales.
Sergiy subraya que más incendios forestales como el que en 1992 afectó a Chernobyl serían catastróficos para la imagen de Ucrania, y potencialmente devastadores para las tierras de cultivo en toda Europa.
El peligro aumenta con cada nuevo verano caliente.

Sergiy y sus colegas necesitan apoyo, no sólo para salvar a los bomberos de la exposición a altas dosis de radiación, sino para detener las partículas que el viento lleva a lugares lejanos donde mucha gente piensa que el accidente de Chernobyl ya se puede olvidar.
Fuente:

29 de mayo de 2012

Historia: Ganar un partido de fútbol a costa de la propia vida

Supongo que muchos recordaréis la película Evasión o victoria (1981) en la que la selección alemana de fútbol se enfrentaba a una selección formada por prisioneros de guerra durante la Segunda Guerra Mundial y en la que se planteaba la disyuntiva de aprovechar el partido para una evasión masiva o derrotar a los alemanes en el terreno de juego, pues, como casi siempre pasa, la realidad superó a la ficción.

A comienzos de los años treinta el régimen estalinista, con su programa de colectivización, había provocado una terrible hambruna que acabó con la vida de más de 7 millones de ucranianos (Holodomor o Genocidio Ucraniano); por lo que cuando los alemanes comenzaron la invasión de la Unión Soviética, en 1941, algunos ucranianos los apoyaron al verlos como sus salvadores de las garras del tirano Stalin. Aún así, la mayoría luchó junto al ejército rojo en la defensa de Kiev, donde tras dos meses de asedio sufrieron más de 700.000 bajas entre muertos, heridos y prisioneros. El brutal régimen impuesto por los alemanes en los territorios ocupados convirtió a sus inicialmente partidarios en opositores. Los alemanes, conocedores de esta situación, decidieron congraciarse con el pueblo ucraniano y crearon un campeonato de fútbol entre varios equipos locales. Uno de estos equipos, el FC Start, estaba formado por varios jugadores del Dynamo de Kiev que, tras la ocupación, trabajaban en una panadería. El FC Start derrotó a todos los equipos locales e incluso a otros compuestos por húngaros y rumanos. Y aquí vieron los alemanes su ocasión para demostrar su superioridad… deportiva. En Kiev, el 6 de agosto de 1942, se disputó un partido entre el FC Start y un equipo de pilotos de la Luftwaffe alemana. Lo que iba a ser una muestra de la supremacía de la raza aria se convirtió, para alegría de los ucranianos, en una humillación… el FC Start venció por 5-1.


Partido de la Muerte

Pero aquello no iba a quedar así. Se organizó la revancha tres días más tarde y se preparó todo a conciencia: se reclutaron a los mejores jugadores alemanes, el árbitro era un miembro de las SS, antes del comienzo del partido recibieron una visita en los vestuarios para indicarles qué hacer y las consecuencias de su hipotética victoria… Además, el estadio fue tomada por las SS para controlar la euforia del público. Los equipos saltaron al terreno de juego e hicieron los correspondientes saludos: los alemanes brazo en alto al grito de Heil Hitler y los ucranianos, por su parte, parecía que iban a seguir las recomendaciones cuando extendieron el brazo… pero se llevaron la mano al pecho y gritaron Larga vida al deporte para regocijo de los espectadores. A pesar del nefasto arbitraje los ucranianos llegaron al final de la primera parte ganando 3-1. Durante el descanso, volvieron a recibir otra visita recordando el peligro que corrían sus vidas si ganaban. Cuando se quedaron solos discutieron qué hacer… si no podemos luchar contra ellos con las armas, los derrotaremos en el campo de fútbol y, además, devolveremos la esperanza a nuestros compatriotas. Saltaron al terreno de juego y consiguieron la victoria por 5 a 3. El público estalló de alegría y las SS comenzaron, como ellos sabían hacer, a rebajar la euforia. ¿Qué pasaría ahora con los jugadores?

A los pocos días del partido, los jugadores fueron detenidos por la Gestapo y llevados al cuartel de la policía secreta de Korolenko Street, donde fueron interrogados y torturados. Después los deportaron al campo de exterminio de Babi Yar. En este punto hay varias versiones pero todas coinciden en asegurar que tres jugadores fueron ejecutados: Nikolai Trusevich (portero y capitán del equipo), Alexei Klimenko (el jugador que poco antes de terminar el partido y a puerta vacía se giró 180º y disparó hacia el centro del campo) e Ivan Kuzmenko. Se cuenta que las últimas palabras de Trusevich fueron “el deporte rojo no morirá jamás“. En 1971, se erigió un monumento escultórico en el estadio Zenit de Kiev en memoria de aquellos héroes.


Fuentes e imágenes: Kiev Life, Big Soccer y la idea de Luis Fernando Trigueros seguidor del blog. 

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8 de septiembre de 2011

El sueño de Korolev (o el arma secreta que dio gloria a la URSS en el espacio)

Especial: Astronomía


La historia de Korolev siempre me ha fascinado, sobre todo su vertiente negativa, la mala suerte que tuvo y, más que nada, los pésimos efectos que tiene dejar en manos de políticos ineptos algunos proyectos de gran calado.

Para los rusos, nunca existió una verdadera “carrera” por la conquista de la Luna pues no admitieron participar en ella. Tras la desintegración del conglomerado soviético, los archivos secretos de la antigua URSS han mostrado lo contrario, la carrera existió sin ninguna duda.

Si el genio de la parte norteamericana ha recibido el premio de la fama mundial, su equivalente del “otro lado” ha quedado bastante oscurecido para la historia, siendo como fue su valía tan grande o mayor que la de Werner von Braun.

Gagarin y Korolev

Los éxitos soviéticos en el espacio abalaban la trayectoria de este ingeniero jefe, cuya identidad fue un secreto hasta su muerte como si su propia persona fuera un arma secreta. El primer satélite en el espacio, el primer astronauta en órbita…todo se lo debe la astronáutica al genio de Sergei Korolev. El reto del viaje a la Luna lo lanzó John F. Kennedy el 25 de mayo de 1961 ante el Congreso de los Estados Unidos: “Colocar a un Hombre sobre la Luna y devolverlo sano y salvo a la Tierra antes del final de la década.” Se puso en marcha el programa Apolo, que llevaría definitivamente a los americanos por delante, al llegar el Apolo XI a la Luna.

Los rusos comenzaron, por su parte, la contraofensiva lunar, pero siempre en medio del más terrible de los secretos. Korolev ya había pensado en los viajes a la Luna, diseñando los rudimentos para conseguir ese objetivo. Ahora, tras el reto de Kennedy era el momento de lanzarse por delante de nuevo. Korolev tenía que superar los muchos problemas debidos al sistema gubernamental soviético, conflictos por el presupuesto, los técnicos y sus implicaciones políticas, la burocracia interminable, las presiones de los dirigentes del PCUS. Tras muchos años de luchas, rediseños y experimentos, el plan estaba listo para llevarse a cabo. El cohete impulsor, el N1, similar en concepción al americano Saturno V, estaba en fabricación, llegando la hora de elegir qué motores impulsarían al monstruo. Llegó aquí un contratiempo vital, pues el colaborador de Korolev, Valentin Glushko, constructor de los motores R7, no se puso de acuerdo con el ingeniero jefe y negó el acceso a sus instalaciones de investigación sobre propulsión a Korolev. El N1 todavía estaba en las mesas de dibujo cuando el Saturno V se encontraba ya en las pruebas finales, la necesidad de encontrar otro fabricante de motores retrasó mucho su desarrollo.

En este mar de envidias, Korolev llegó a un acuerdo con una fábrica que hasta entonces no había construido más que motores de aviación. Los primeros modelos generados por esta cooperación no eran lo suficientemente potentes, llegándose finalmente al diseño de un N1 impulsado por decenas de pequeños motores, en contraste con los cinco solitarios megapropulsores del Saturno V. El N1 no andaba por buen camino por culpa de varios accidentes, algunos mortales, en algunos lanzamientos y vuelos orbitales para la prueba de las cápsulas lunares, todo ello ocultado a la prensa durante décadas. El caos final para el proyecto lunar soviético llegó el día en el que el genio fundador de Korolev desapareció para siempre.

Tras su fallecimiento en 1966, las autoridades rusas decidieron, por fin, darle un homenaje público, se destapó de esta forma la oculta identidad del jefe espacial soviético, que el estamento de la URSS mantuvo en la oscuridad por miedo a que la CIA lo secuestrara. En substitución de Korolev, el Kremlin nombró al poco experimentado Mishin, lo que trajo el retraso de los planes lunares. Se hicieron planes alternativos a los de Korolev, reformas necesarias para afinar los detalles, pero el gobierno soviético no quería gastar mucho más de su maltrecho presupuesto en esta aventura y ordenó continuar con el plan original. Así, las siguientes pruebas también fracasaron.

En el experimento del Kosmos133 se descubrió que el escudo térmico había fallado, si hubiera estado tripulado todos sus ocupantes hubieran muerto. Por otra parte, las pruebas del mastodonte N1 confirmaron los temores iniciales, la falta de motores de gran potencia, inicialmente pedidos por Korolev, hicieron que todos los modelos de prueba explotaran en la rampa de lanzamiento o en la baja atmósfera. Paralelamente, el accidente de la prueba del Apolo 1 en Estados Unidos, con la muerte de sus tres ocupantes, daba un negro respiro a los rusos. Para aprovechar la brecha se ordenó el lanzamiento prematuro de la nave Soyuz1 desde Baikonur el 23 de abril de 1967, viajando en su interior el cosmonauta Komarov.

El final de esta misión fue igualmente trágico, con los paracaídas enredados en su estructura tras varias maniobras de reentrada abortadas y sin combustible, la cápsula Soyuz impactó sobre la Tierra a una velocidad terrible provocando la muerte inmediata de Komarov. Con el paso de los años se sucedieron los fracasos con las nuevas versiones del N1, tomando la ventaja los americanos. A pesar de esto, los rusos consiguieron muchos éxitos técnicos, como son las muchas sondas cislunares o los vehículos robóticos que aterrizaron sobre nuestro satélite natural y trajeron muestras de rocas de vuelta a la Tierra. Éxitos similares supusieron las estaciones orbitales Salyut, que la URSS tomó como paso inicial en un vuelo de larga duración a la Luna para mediados de la década de los años setenta, ahora que los americanos habían “conquistado” a nuestra vecina plateada.

Este viaje se contempló en un ambicioso plan que debería llevar a cosmonautas rusos a Marte en la década de los ochenta para dar un golpe de gracia al programa espacial norteamericano. Todas estas fantasías quedaron en nada cuando la dañada economía soviética paralizó los programas lunares, ahora que ya no se les veía ninguna ventaja propagandística política. En mayo de 1974 Mishin fue substituido y el programa N1 se substituyó por el exitoso cohete de carga Energiya, el mayor vehículo de lanzamiento de la actualidad.

La URSS continuó diciendo que nunca había participado en ninguna carrera. Para borrar todas las huellas del fracaso lunar, las autoridades ordenaron el desguace de todo lo que quedara en pie de los gigantescos N1. Secciones de lanzamiento se pueden observar aún en varios campos rusos sirviendo como granjas de porcino, aparcamientos para automóviles o alojamientos para colonos. Las rampas de lanzamiento fueron reconvertidas para ser utilizadas por los Energiya y el transbordador Buran. Las Soyuz lunares se utilizaron como vehículos auxiliares de la mítica estación espacial Mir. Algunas de las decenas de motores que quedan del N1 están en venta en la actualidad, y varios diseños de Korolev han influido en el modelo final del sistema de regreso de emergencia de la ISS. Las conspiraciones políticas en el interior de la Unión Soviética para imponer este o aquel plan lunar, sumados a un presupuesto económico y humano inferior al americano, además de la descoordinación, llevaron a la ruina final el sueño de Korolev.

En la fotografía: Gagarin con Korolev.



Tomado de:

Tecnología Obsoleta

26 de abril de 2011

Chernóbil: Pripiat, la Pompeya de nuestro tiempo


Prípiat, localidad ucraniana situada a apenas cuatro kilómetros de la accidentada central nuclear de Chernóbil, era una ciudad modelo del paraíso comunista soviético hasta que la radiación la convirtió en la Pompeya de nuestro tiempo.

"Atención, atención! Queridos camaradas! Con el fin de garantizar la total seguridad de la gente, en primer lugar de los niños, es necesario evacuar provisionalmente a los habitantes de la ciudad", aseguró Nina Mélnik, locutora de la emisora de Prípiat.

Mélnik pronunció esas palabras el 27 de abril de 1986, un día después de la explosión en el cuarto reactor de la planta atómica que creaba, según sus palabras, "una situación radiactiva desfavorable" para la salud.

"Camaradas, al abandonar provisionalmente sus hogares no olviden, por favor, cerrar la ventana, desconectar aparatos eléctricos y de gas, y cerrar los grifos", dijo.

Pero los más de 50.000 habitantes de Prípiat no sólo nunca regresaron a sus hogares, sino que, en muchos casos, perdieron todas sus pertenencias.

"Por la tarde nos dijeron que nos evacuarían por tres días y resultó que fue para toda la vida", asegura Marina, antigua habitante de Prípiat, que abandonó la ciudad en uno de los miles de autobuses fletados por las autoridades locales con rumbo a Kiev.

En ese momento, en la ciudad vivían varias decenas de mujeres embarazadas, algunas de las cuales abortaron por consejo de los médicos, mientras otras optaron por dar a luz niños, que, en algunos casos, nacieron con malformaciones o murieron al poco tiempo.

Prípiat, que fue fundada en 1970, era un "atomogrado", es decir, una ciudad construida especialmente para albergar a los ingenieros, físicos y técnicos que debían construir una planta atómica, en este caso, la de Chernóbil.

Una ciudad jardín con amplias avenidas, edificios de 16 pisos, salarios privilegiados, estación de tren, puerto fluvial, una población con una edad media de 29 años, nula delincuencia y, por supuesto, muchos árboles.

Entre los ambiciosos planes urbanísticos para la ciudad figuraba la construcción de una torre de televisión, un hotel, dos centros comerciales, pabellones deportivos, cines y un palacio de la cultura.

Hoy, Prípiat, al igual que otras localidades de la zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de la central, es un lugar apocalíptico más propio del día después de una guerra nuclear.

Los contadores Geiger marcan en las desconchadas casas de Prípiat, especialmente en sus tejados, unos niveles de radiación que superan en varias decenas de veces lo permitido, ya que, en ciertos lugares, el cesio 137 yace hasta 20 centímetros bajo tierra.

Uno de los símbolos de la difunta Prípiat es la oxidada montaña rusa que debía haber sido inaugurada el 1 de mayo, pero que nunca llegó a ser utilizada.

"Mi marido me dijo que había ocurrido una explosión en la planta.

Una vecina y yo nos subimos al tejado y vimos el humo del cuarto reactor. En la ciudad no había pánico, los niños jugaban en la arena y la gente hacía cola en las tiendas", recuerda Tania, otra residente de Prípiat, quien después dio a luz dos niños sanos.

Mientras, el edificio de la escuela de Prípiat más parece una alucinación, ya que en los carcomidos pupitres aún permanecen los cuadernos y lapiceros de los alumnos, al igual que los mapas y los carteles patrióticos.

Cinco policías se ocupan de garantizar el orden en la ciudad fantasma, ya que el acceso no autorizado a la zona está penado con la cárcel, lo que no impide que los ladrones se paseen por Prípiat para llevarse cualquier cosa de utilidad, desde metales, a tuberías, muebles o cristaleras.

También está prohibida la recolección de champiñones, manzanas y frutos silvestres, y la captura de los peces y otros animales que campan libremente por su territorio contaminado.

Paradójicamente, a pesar de la radiación, Prípiat y toda la zona de exclusión se han convertido en una rica reserva natural con un gran número de jabalíes, alces, lobos, zorros, castores, visones, ardillas, hurones, nutrias, martas, comadrejas y cabras salvajes.

Algunos antiguos residentes y turistas viajan a Prípiat imbuidos por la nostalgia y lo que se encuentran es una ciudad invadida por las plantas silvestres, los matojos y los árboles que crecen en medio de los casas.

Es por ello por lo que algunos han llamado a restaurar la ciudad y convertirla en un museo de su tiempo y de la ignominia, debido a la irresponsabilidad del ser humano en el uso del átomo.

Entre los peligros de una visita a Chernóbil figura la posibilidad de derrumbe de alguno de los edificios desvencijados o un desagradable encuentro con las manadas de lobos que acechan por la zona.

Mientras, la central de Chernóbil permanece amenazante, esperando un cuarto de siglo después que alguien retire de una vez por todas el combustible nuclear de sus reactores.

Fuente:

ABC

A 25 años, nada se aprendió de Chernóbil

¿Aprendimos algo de Chenóbil? Según diversas organizaciones ambientales la respuesta es un rotundo NO.


A 25 años, nada se aprendió de Chernóbil

Como lo han demostrado desde hace tiempo las organizaciones ambientalistas, numerosos investigadores e ingenieros de renombre, así como investigadores del ámbito megaWatt, existen alternativas a la energía nuclear aunque algunos Estados se obstinen en defender el mito de su renacimiento, incluso cuando el desarrollo tecnológico alcanzado permite salir de esa industria sin dejar de respetar los compromisos climáticos de aquí a 2050, según la agenda ambiental internacional.

Así lo afirman Michèle Rivasi, diputada europea, fundadora de la Criirad (Comisión de Investigación y de Información Independiente sobre la Radioactividad); Yuri Bandajevsky, profesor de anatomo-patología y rector de la Universidad de Medicina de Gomel (Bielorrusia) y Daniel Cohn-Bendit, presidente del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo a propósito de los 25 años del estallido, por un error humano, del reactor 4 de la planta nuclear de Chernóbil (Ucrania, entonces Unión Soviética) el 26 de abril de 1986. (“Les leçons de Tchernobyl n’ont pas été tirées”, www.lemonde.fr/ 25 abril). Dicen ellos que el futuro energético de Europa y la reducción de los gases de efecto invernadero dependerán de las inversiones que se hagan en la próxima década, optando por tecnologías que nos permitan construir “un futuro durable y responsable”.

Cuando la central de Fukushima sigue arrojando nucleidos radioactivos en la biósfera, recordando la contaminación causada por Chernóbil, los autores llaman a aplicar urgentemente medidas de radioprotección en las zonas afectadas, para no repetir el error de Europa que durante años orientó su ayuda exclusivamente al control de la seguridad en de Chernóbil y su sarcófago”, en lugar de destinar fondos e investigaciones médicxas para para proyectos sanitarios.

Al respecto, los especialistas aseguran que “para la comunidad científica no hay duda alguna sobre la relación entre la catástrofe nuclear de Chernóbil y la inversión de las curvas de nacimiento en las zonas directamente afectadas por la radioactividad”. En particular en Bielorrusia, añaden, donde a 25 años de distancia se asiste a una “hecatombe” demográfica con una tasa de crecimiento de -5.9 por ciento.

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Milenio


Es mejor no prolongar la agonía nuclear

Chernóbil sacudió las conciencias hace 25 años, pero la industria nuclear y sus aliados casi habían logrado que nos olvidáramos del desastre. Los cálculos que se acabaron imponiendo oficialmente establecieron que hubo mucho ruido pero sólo unos pocos muertos. Y aquello, además, fue simplemente un estrepitoso error provocado por la decadente burocracia comunista, porque el riesgo de las nucleares es casi cero cuando las gestiona gente competente.

Pero en esa Arcadia feliz ha irrumpido Fukushima, dirigida quizá por incompetentes, pero del subtipo capitalista. Todo el mundo vuelve a hablar de reforzar la seguridad (por lo tanto, hasta ahora el riesgo no era casi cero) y en la conferencia internacional que esta semana se ha celebrado en Kiev se ha instado a reevaluar las consecuencias de Chernóbil sobre la salud porque, repentinamente, ya no cuela que causara unas decenas de muertos un accidente que irradió a centenares de miles de personas.

Tras Fukushima se ha acabado el mito del riesgo casi cero. Es muy bajo, sí, pero la catástrofe humana y económica es tan grande cuando se produce el fallo que hablar de riesgo bajo suena a sarcasmo. Las aseguradoras ya lo sabían y sus primas disuasorias ya habían llevado hace muchos años a las empresas privadas a no invertir en nucleares, un sector que ha quedado en manos de la iniciativa pública en los países que se atreven con el riesgo.

Lo que quieren las empresas privadas es que se alargue la vida de las centrales instaladas, la mayoría amortizadas y, por lo tanto, generadoras de beneficios con muchos ceros. Los gobiernos han sido hasta ahora proclives a sus presiones, pero harían bien en pensar en serio, antes de firmar más prórrogas, cómo se las apañarán si les cae encima un Fukushima. Es mejor no prolongar la agonía nuclear.

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Público

La OMS recuerda que el accidente de Chernobil cambió la actitud del mundo frente a la seguridad nuclear

¿Aprendimos algo de Chernóbil? Según la OMS, sí.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recordado que el accidente nuclear de Chernobil, del que el 26 de abril de 2011 se cumplen 25 años, cambió la actitud del mundo frente a la seguridad nuclear y que los estudios realizados sobre la población afectada, además de la investigación, mejoraron el conocimiento que hasta entonces se tenía sobre los efectos de la radiación ionizante en la salud humana.

"Tras el incidente de Chernobil, se revisaron los estándares internacionales de radiación, las estrategias para mejorar la seguridad nuclear, los procedimientos de respuesta a las emergencias y de mitigación de las consecuencias", han destacado.

Las actividades que desarrolla en la actualidad la OMS están vinculadas al Plan de Acción de Naciones Unidas en Chernobil, que define la estrategia de las agencias de Naciones Unidas en este campo, en estrecha colaboración con los tres países más afectados --Ucrania, Bielorrusia y Rusia--- para superar "el negativo legado del accidente de Chernobil en la tercera década de esfuerzos de recuperación".

"La OMS está trabajando para convertir la última información científica sobre las consecuencias del accidente en consejos prácticos sensatos para los habitantes de los territorios afectados", informan.

"Este trabajo --dicen los expertos de la OMS-- es parte del International Chernobyl Research and Information Network (ICRIN) Project, un esfuerzo conjunto de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (UNDP), UNICEF y la OMS".

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Europa Press

Chernóbil, próximo destino de 'turismo extremo', ONU apoya la idea


El gobierno de Ucrania tiene previsto ofrecer excursiones regulares a Chernóbil dirigidas, principalmente, a turistas jóvenes y visitantes en búsqueda de "aventuras extremas", según informa en su página web la agencia rusa RIA Novosti.

Para su consecución, el Ministerio de Emergencias ucraniano ha aprobado recientemente un conjunto de normas a seguir dirigidas a los turistas que visiten Chernóbil.

Así, las reglas incluyen rutas específicas para los visitantes que elijan la antigua central nuclear como destino turístico, además de el establecimiento de unas pautas que garanticen la seguridad de los visitantes y ofrezcan la oportunidad de que los turistas conozcan, en detalle, la historia de la tragedia.

Ciertamente, el turismo en el epicentro de la fuga radiactiva no es una idea totalmente nueva, puesto que ya existen touroperadores que ofrecen rutas por los alrededores pero, hasta ahora, contaban con la desaprobación gubernamental.

Sin embargo, el Gobierno ha visto en la próxima celebración de la Eurocopa, que tendrá lugar en 2012 y cuyos anfitriones serán Polonia y Ucrania, una posibilidad de atraer turistas internacionales si el destino ofertado es Chernóbil.

Esta posibilidad "ha atraído la atención del Gobierno", por lo que a partir de ahora podría ser el Ejecutivo ucraniano el encargado de gestionar las visitas a la ciudad que alberga la central nuclear, a la vez que facilitaría los permisos a las agencias de viajes ucranianas para incrementar el número de turistas hacia la región contaminada.

Gracias a ello, los operadores turísticos ucranianos están anticipando un "saludable flujo de turistas" en la ciudad donde se produjo el desastre nuclear hace 25 años, aunque se muestran escépticos sobre si el famoso lugar de la catástrofe tiene los suficientes ingredientes para convertir a la urbe en destino turístico.

Así, las agencias temen que los turistas no tengan la certeza de que la seguridad está garantizada y se plantean si el gobierno efecturará las "enormes" inversiones en infraestructura necesarias para acoger al posible flujo de visitantes.

La ONU apoya la idea

En diciembre del año pasado, el ministro de Emergencias de Ucrania, Viktor Baloga, acompañó a Helen Clark, jefe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en su visita a Chernóbil, donde el responsable ministerial propuso que los viajes regulares a la ciudad podrían iniciarse en enero del presente ejercicio.

Por su parte, Clark apoyó la idea, considerándola como una "excelente oportunidad" para "aumentar la conciencia de la tragedia y la importancia de la seguridad nuclear", apostilló.

Con ello, la funcionaria de la ONU podría haber visto un "potencial económico" en Chernóbil, idea que se sustenta en los datos aportados por la revista Forbes en 2009, medio que posicionó a la ciudad como uno de los destinos turísticos "más exóticos" al recibir la visita de 7.000 personas durante ese año.

No existe consenso entre los expertos

No hay consenso entre los expertos sobre la conveniencia de promover el turismo en una zona contaminada con radiación por el peligro que puede suponer para los visitantes, por lo que "aún está por ver" si el Gobierno podrá organizar viajes al epicentro del desastre nuclear.

Por su parte, los responsables gubernamentales intentan convencer del "atractivo turístico" que puede representar Chernóbil para los turistas internacionales, a pesar de que los efectos de la radiación aún siguen vigentes.

En ese sentido, el portavoz de Estado del Servicio de Turismo y 'Resorts' de Ucrania, Ludwig Medyany, considera que visitar la urbe es un atractivo turístico "que vale la pena" porque "la gente necesita entender qué es un desastre nuclear y cómo podría afectar al Planeta".

Lo cierto es que los expertos temen que la seguridad en la zona no esté garantizada y la contaminación afecte a los turistas, debido a que los efectos radiactivos se "propagan de forma desigual en toda la zona", y el nivel de contaminación varía de un lugar a otro.

Por ello, la radiación "es muy inestable" y se "desplaza alrededor por el viento y la lluvia", por lo que existe un "alto riesgo" de que los turistas que se acerquen a Chernóbil se encuentren en una zona de "alta actividad" radiactiva.

Fuente:

Europa Press
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