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2 de junio de 2010

“Es deber de quien hace una afirmación demostrarla, es deber de quien escucha una tontería hacerlo notar”

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Miércoles, 02 de junio de 2010

Personajes: Javier Armentia

“Es deber de quien hace una afirmación demostrarla, es deber de quien escucha una tontería hacerlo notar”

Hoy contamos como invitado en La Ciencia y sus Demonios con Javier Armentia, astrofísico y divulgador científico. Fue investigador y profesor en la Universidad Complutense de Madrid entre 1984 y 1990 y en la actualidad dirige el Planetario de Pamplona desde 1993. También es administrador de una interesante página de blog llamada “Por la boca muere el pez” donde de tanto en tanto nos cuenta sus inquietudes.

1. Fuiste profesor de astrofísica y ahora estás al frente del planetario de Pamplona. ¿Por qué dejaste la docencia y orientaste tus pasos hacia la divulgación científica?

El cambio fue más drástico en lo de abandonar la vida académica e investigadora en la universidad y lanzarme a la aventura de dirigir una empresa pública que debería gestionar un planetario que aún estaba sin hacer. Un salto un poco sin red, pero terriblemente apetecible. Se trataba de poder crear un centro de cultura en donde la ciencia, y en concreto la astronomía, se convirtieran en protagonistas de una oferta para un público muy amplio. A comienzos de los 90 se gestaban varios proyectos, nacidos del empuje de la Casa de las Ciencias de A Coruña y del equipo de su director, Moncho Núñez. La idea de emplear propuestas llamativas, provocadoras, para hablar de ciencia, del Universo, intentar documentar una realidad compleja en la que todas las miradas son necesarias, era un reto apasionante. Y en él seguimos desde hace 20 años.

2. ¿Cuáles piensas que son los retos de la astrofísica para esta década que acabamos de inaugurar?

Como siempre, convendría despiezar esos retos, porque abarcan todas las escalas. Tenemos los de las grandes preguntas del quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos: la astrobiología, la cosmología, son ciencias en las que están pendientes muchas preguntas. No conocemos aún otro planeta similar a la Tierra, ni sabemos si la vida es un fenómeno que se da fuera de nuestro planeta. En la escala cósmica seguimos sin entender por qué el 97% de la masa y la energía del Universo son diferentes del 3%, en el que nos incluimos nosotros y todo lo “convencional”: estrellas, nebulosas, materia y luz… Pero en la escala local seguimos necesitando entender mejor cómo funcionan las estrellas, o cómo se formó y de qué manera evolucionará el sistema solar. Vamos cerrando incógnitas, entendiendo los procesos constructivos del Universo, pero aún queda mucho por detallar, y sin duda, en el tintero de lo ignoto habrá numerosas sorpresas que ni siquiera podemos aún imaginar.

Por supuesto, en ese reto se incluye también el desarrollo de nuevas tecnologías: esos grandísimos telescopios que llegarán al final del segundo decenio, la interferometría óptica de larga base, nuevos telescopios espaciales… y nuevos tipos de detector que permitirán aún más eficiencia en la recolección de la información que nos llega del Universo en forma de luz.

3. ¿Qué puede aportar un blog “colgado” en Internet que no haga un libro o una publicación científica?

Por un lado la inmediatez: un libro exige un tiempo exageradamente largo desde que se comienza a pensar en el proyecto hasta que sale a las librerías. Y luego en un par de semanas desaparecerá y nadie sabe nada. La información digital fluye más liviana, y permanece más (gracias a los buscadores, evidentemente). El problema es que a veces olvidamos que tiene que existir también un proyecto detrás, una idea, una búsqueda. Personalmente opino que esto se descuida porque se cae fácilmente en la ilusión de que consiguiendo una posición centrada en la red social, adquiriendo el privilegio de ser visitado, citado (también “meneado”) ya se tiene todo. Ojalá fuera así de sencillo.

A ello añadiría un criterio personal, o de personalidad: me gustan los blogs con nombre propio, con voz definida, que toman partido. Las publicaciones deben mantener un criterio más periodístico o informativo. Los blogs permiten, por el contrario, que la opinión sea parte esencial. Y a mí me encanta hablar con (o leer a) gente que tiene criterio y opinión.

4. Generalmente, el trabajo de divulgación científica está poco reconocido, cuando no desacreditado. Es difícil, no ya ganarse la vida, sino simplemente poder mantener la propia actividad divulgativa. Sólo algunos elegidos consiguen convertir la divulgación en su trabajo. Con tan pocas expectativas, ¿que crees que impulsa a un divulgador a seguir trabajando en la difusión de la ciencia?

Es un reto y una búsqueda personal. Si no estás convencido de que tú puedes hacer algo independientemente de lo mal que va el mundo apaga y vámonos. Desde luego, sería mucho mejor que la labor de comunicación científica se tuviera en cuenta como parte del trabajo de los científicos, que contar a la gente lo que se va aprendiendo del mundo fuera algo que nadie duraría en considerar parte de su trabajo. Me da la sensación de que poco a poco se va consiguiendo algo de esto, y a ello no es ajeno el que la publicación de la información en Internet es mucho más sencilla que el mucho más lento proceso de la información de la ciencia.

5. El argumento de la mayor parte de medios de comunicación masiva con respecto a la programación de espacios-basura, se basa en que hay que dar al público lo que éste quiere ver, y la gente quiere prensa rosa, ¿qué opinas de esta justificación?

Es mentira. Es una profecía autocumplida, en el que las audiencias son simplemente la excusa para corroborar una política que viene de los programadores y de los intereses empresariales de los medios. Y la prensa está cayendo más o menos en lo mismo con la tiranía de la portada digital y de la cita o los impactos. Por supuesto, podemos creernos que esto es una especie de democracia audiovisual, pero en tanto en cuanto no se ofrecen contenidos variados en igualdad de condiciones, lo que tenemos es justo lo contrario, la tiranía de eso que llamaban “entetanimiento” (tittytainment): basura de fácil consumo emotivo que nos aparta, y ese es el peligro de fondo, de un uso crítico de los media.

6. Fantasmas, OVNIs, apocalipsis el año 2012, chemtrails…, la pseudociencia con todas sus variantes ¿Por qué crees que la gente cree en cosas raras?

Primero porque somos crédulos realmente, o suspendemos el juicio fácilmente ante temas que nos parecen llamativos, o simpáticos, o esperanzadores.

Ser crítico implica además más trabajo (no simplemente negar algo, sino convencerse de que algo es de una manera diferente a la que nos cuentan, exige mirar fuentes, aplicar criterios, razonar… eso cansa).

Apuntaría otra tercera razón: vivimos en la falacia de que es de buen rollo que cualquiera pueda decir cualquier cosa impunemente, y que es de mal rollo meterse con lo que alguien dice. Y no es así: es deber de quien hace una afirmación demostrarla, es deber de quien escucha una tontería hacerlo notar.

Lea el artículo completo en:

La Ciencia y sus Demonios

13 de septiembre de 2009

Albert Einstein: Mujeriego y Libertino

Domingo, 13 de septiembre de 2009

Albert Einstein: Mujeriego y Libertino

“La gente cree que soy un santo o un huevo sin cáscara y no soy ninguna de las dos cosas, gracias a Dios”, Einstein.


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Sobre Einstein se ha escrito mucho. Con motivo del año internacional de la Física la FECYT publicó la Unidad Didáctica “La Huella de Einstein,” Ramón Núñez et al., 2005 [PDF descarga gratuita 4,64 MB]. La he releído y me ha parecido interesante extraer algunos párrafos.

Einstein demostró su afición a la compañía femenina, desde bien temprano, gozando de cierto éxito entre las jovencitas de su entorno, pero la gran eclosión del Einstein mujeriego y libertino se produjo a sus cuarenta años, cuando la fama mundial le convirtió en una superestrella mediática tan conocida como cualquier actor de Hollywood y, por consiguiente, en el objeto del deseo de muchas féminas, primero en Berlín y luego en EEUU. Todo ello para desgracia de Elsa, ya convertida en su segunda esposa, con quien inició un romance en 1912, a los 33 años, cuando su primer matrimonio con Mileva ya estaba condenado. Elsa tuvo que soportar las numerosas infidelidades de su marido, quien ni siquiera se molestaba en disimular sus aventuras y no se privaba de acudir a conciertos o pasear con alguna de sus numerosas amigas. Esta actitud dio lugar a situaciones tan “incómodas” como la que tuvo lugar en 1928, cuando a punto de cumplir 50 años y para recuperarse de sus problemas de salud, Einstein acudió a un balneario acompañado de su esposa, su hijastra, su secretaria y la que en aquella época era su amante: una rica viuda judía berlinesa llamada Toni Mendel.

Einstein dejó un reguero de aventuras casuales y algunas pocas más duraderas, aunque intermitentes, pero siempre evitó comprometerse, fiel a su filosofía de que los lazos afectivos no se interpusiesen entre él y su amante más fiel: la física. Para Einstein “el matrimonio es un intento fracasado de hacer algo duradero de un incidente”, “el matrimonio es la esclavitud con vestimenta cultural”, y “seguramente el matrimonio fue inventado por un cerdo antipático”.

¿Por qué Einstein se casó por segunda vez con su prima Elsa?

Por su talento para cuidarle y proporcionarle la paz y tranquilidad que necesitaba para desarrollar su trabajo, lo que le convenció de las ventajas que le reportaría contar con ella a tiempo completo. Einstein consiguió el divorcio de Mileva, que había solicitado en 1916 y en cuyo proceso tuvo que confesar infidelidades y peleas, en febrero de 1919, y en junio contraía segundas nupcias con Elsa. Junto a Elsa se sentía cómodo y, sobre todo, muy bien cuidado; lo que no le impidió salvaguardar su independencia, disponiendo de un espacio propio al que ella no podía acceder y manteniendo habitaciones separadas. Elsa aceptó esta situación y el matrimonio resultó mucho más tranquilo, y en cierto sentido feliz, que el primero. Su unión duraría hasta la muerte de Elsa, en 1936.

¿Qué tipo de mujeres atraían a Einstein?

Para responder a esta cuestión, nada mejor que preguntar a sus allegados. Según Janos Plesch, médico y amigo íntimo de Einstein: “En la elección de sus amantes no hacía grandes distinciones, pero se sentía más atraído por una rotunda hija de la naturaleza que por una sutil mujer de sociedad”. Peter, hijo de Janos, todavía es más descriptivo y posiblemente algo exagerado: “A Einstein le chiflaban las mujeres y cuanto más vulgares, sudorosas y malolientes eran, mejor”.

Os animo a todos a leer la Unidad Didáctica sobre Einstein coordinada por Ramón Núñez. Para abriros más aún la boca, aquí os presento la foto original (no recortada) de Einstein sacando la lengua (en un coche junto a Elsa y el director del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton).

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Fuente:

Francis Science News
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