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3 de octubre de 2013

La guerra es la madre de la civilización, según un modelo matemático

Un modelo matemático muestra que la competencia entre sociedades fue el impulso evolutivo que llevó a las pequeñas tribus a unirse en grupos humanos gigantescos, anónimos y complejos como los actuales.


Ahora puede parecer algo normal, pero hasta hace muy poco, nadie dejaba decisiones fundamentales para su vida en manos de desconocidos que vivían en ciudades lejanas. La cercanía del jefe de la tribu y la familiaridad con todos los miembros de una sociedad pequeña tiene valores que no se abandonarían sin un buen motivo. Esa fuerza que impulsó a los pequeños grupos humanos a fundirse en sociedades descomunales y anónimas fue, según un nuevo estudio, la guerra.

Esta conclusión es parte de un análisis realizado a partir de un modelo matemático que hoy se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Introduciendo factores sobre la geografía, la ecología o las innovaciones militares de las diversas sociedades, y añadiendo un mecanismo de evolución cultural, recrearon un periodo de 3.000 años, entre el 1500 a.C y 1500 d.C., que después se cotejó con el registro histórico. El modelo fue capaz de predecir cuándo y dónde surgirían las civilizaciones con sociedades complejas y de gran tamaño con un 65% de acierto.

Competición y lucha

Cuando a ese mismo modelo se le quitaba el efecto de la difusión de tecnología militar, su coincidencia con lo sucedido en realidad se reducía al 16%. Según los autores, esta es una muestra de que la aparición y el mantenimiento de instituciones y mecanismos que sirvan para cooperar con individuos con los que no se tiene parentesco se ve influida por la competencia entre sociedades, una competición que los autores recogen, fundamentalmente, como enfrentamiento bélico. Como si fuesen organismos que compiten entre ellos, afirma el estudio, las sociedades con rasgos que permitan un mayor control del grupo y sean capaces de coordinar a un mayor número de sus miembros, se impondrán a otras sociedades que no cuentan con esos rasgos.

El enfoque de los investigadores, formado por un grupo interdisciplinar de EEUU y Reino Unido, pretende demostrar que, como dijo Arnold Toynbee, la historia no es la sucesión de “una maldita cosa tras otra” sino que existen “mecanismos generales en juego que modelan los patrones generales de la historia”. En lo que se puede considerar una afirmación optimista, uno de los autores del estudio, Sergey Gavrilets, director de actividades científicas del Instituto Nacional para la Síntesis Matemática y Biológica, afirma que “explicar los sucesos históricos [con su modelo] nos ayuda a entender mejor el presente y, finalmente, puede ayudar a predecir el futuro”.

De momento, gracias a su simulación han observado cómo la presión de otras sociedades empujó a los humanos de lo que hoy es Oriente Medio o China hacia la civilización. Las sociedades agrarias, que habían surgido en regiones apropiadas, como las fértiles cuencas de los ríos Nilo, Tigris y Eúfrates, incrementaron su capacidad para guerrear entre ellas por el contacto con las tribus nómadas de la estepa. Estos grupos humanos desarrollaron importantes avances en la tecnología de guerra, como los carros de combate tirados por caballos o la caballería pesada. Aquellos avances, igual que en el caso de los grandes agricultores de Oriente Medio, aparecieron en la estepa de Eurasia por unas características ecológicas determinadas: estaba llena de caballos listos para ser domesticados.

La competición y el intercambio tecnológico entre ambos tipos de sociedad favoreció la aparición de grandes instituciones y burócratas profesionales para gestionar y mantener cohesionadas a aquellos complejos grupos humanos. Como sucede en la competición entre seres vivos, en ese entorno de intensa competencia no había mucha elección. Las sociedades que no avanzaban hacia mayores grados de complejidad eran fagocitadas por las civilizaciones capaces de movilizar grandes ejércitos y de alimentarlos y armarlos con sistemas de producción de bienes muy organizados.

Además de obtener conclusiones como las anteriores, los autores del estudio consideran que este trabajo muestra que la combinación de los datos históricos disponibles y la teoría evolutiva puede desempeñar un interesante papel para lograr responder preguntas sobre la historia humana y la evolución cultural. Modelos como el empleado por este grupo de investigadores, permite testar las hipótesis frente a la historia real y averiguar así si se ajustan mejor o peor a la realidad. Y más importante, la posibilidad de introducir o extraer factores concretos, como se hace en el artículo publicado en PNAS con la difusión de la tecnología militar, permite comparar el valor de hipótesis alternativas para explicar unos datos concretos.

Tomado de:

21 de agosto de 2013

Perú: Tensa reaparición de una tribu de indígenas que vive aislada


Una tribu de indígenas que vive en aislamiento voluntario en la zona amazónica del sureste de Perú intentó establecer contacto con una comunidad del exterior por segunda vez desde 2011. El tenso encuentro fue filmado por un guarda forestal.

Más de 100 miembros del grupo indígena de la etnia mashco-piro aparecieron en la orilla opuesta del río donde se encuentra Monte Salvado, una comunidad remota del estado de Madre de Dios, durante tres días a finales del pasado mes de junio, explicó Klaus Quicque, presidente de la Federación Nacional Nativa del Río Madre de Dios y sus Afluentes (FENAMAD).

Un vídeo grabado por un guarda forestal, al que tuvo acceso la agencia AP, muestra a miembros de la tribu de todas las edades y sexos, entre ellos hombres con lanzas, arcos y flechas.



Al parecer, los mashco-piro pidieron plátanos, cuerdas y machetes a los indígenas yine que viven en esa zona. Quisieron cruzar el río pero varios miembros de FENAMAD los disuadieron de hacerlo. 

Según Quicque, hubo momentos de bastante tensión en los que buena parte de los habitantes de Monte Salvado "temieron por sus vidas". "Se puede ver en las imágenes que hubo muchas amenazas […]. Llegaron prácticamente a la mitad del río", señaló Quicque, citado por AP. Días más tarde, la tribu se marchó y desde entonces no ha regresado. 

Las autoridades desconocen la causa del encuentro, pero sospechan que los mashco-piro podrían estar molestos por la tala ilegal de árboles en su territorio y la presencia de narcotraficantes que lo atraviesan con frecuencia. Además, en la zona se realizan labores de exploración en búsqueda de petróleo y gas. 

A finales de 2011 la tribu hirió a un guarda forestal y acabó con la vida de un indígena que se dedicaba a la pesca y a la agricultura y que había mantenido durante mucho tiempo contacto con ellos. 

De acuerdo con las leyes de Perú, está prohibido establecer contacto físico con aproximadamente 15 tribus aisladas que viven en el país. El motivo principal de la prohibición es la seguridad de los propios indígenas, dado que podrían contraer enfermedades a las que sus sistemas inmunológicos serían vulnerables. 

Recientemente otro vídeo difundido por internet mostró a una tribu en extinción que vive aislada en la selva en el norte de Brasil

Fuente:

RT Actualidad

19 de mayo de 2013

Los primates 'futboleros' (o el origen de la afición por el deporte)

Una aficionada del Atlético antes de la final de la Copa del Rey.| Afp
Una aficionada del Atlético antes de la final de la Copa del Rey.| Afp
Los deportes se han convertido en algo tan cotidiano que rara vez nos preguntamos cuál es el origen de la tendencia universal que existe a involucrarnos en este tipo de actividades y competiciones. Los humanos somos unos primates muy juguetones, capaces de enfrascarnos en una actividad lúdica en cualquier momento y lugar.

Gracias a las observaciones del comportamiento animal, sabemos que el deporte se desarrolló a partir del juego. Los primates entrenamos habilidades motoras y sociales fundamentales cuando jugamos. Practicarlo uno mismo o ver a otros hacerlo, conecta a la perfección con esta actitud tan característica de los primates.

Pero en torno al fenómeno social del fútbol, podemos analizar comportamientos muy complejos que han sido vitales en nuestra supervivencia, así como también en el desarrollo social de nuestra especie.

Convertirse en un buen cazador y guerrero

Cristiano Ronaldo y Leo Messi. | Quique García.
Cristiano Ronaldo y Leo Messi

Para comenzar, los antropólogos creemos que la práctica del deporte en sí misma es un método muy eficaz para desarrollar las capacidades que eran necesarias hace miles de años para ser un buen cazador y guerrero. Correr más rápido, arrojar lanzas a gran distancia, perseguir a otro o ser muy ágil, eran habilidades muy deseadas. Aquellos que las poseían, adquirían un mayor estatus debido a la importante función que desempañaban para la supervivencia del grupo.

Este es el origen de nuestra fascinación por personajes como Leo Messi o Cristiano Ronaldo. De vivir aún en el paleolítico, todos los querríamos tener como aliados en nuestra tribu. Se cree esta es la razón que explica por qué los hombres dedicamos más tiempo a observar cómo otros hacen deporte. Los machos, de esta forma, evaluamos las fortaleza y debilidades, de posibles aliados o rivales.

La identidad como tribu

Pero a medida que hemos evolucionado como especie, nuestra supervivencia ya no depende tanto de las capacidades físicas. Los deportes han adquirido otros significados culturales. Más recientemente, el deporte también posee una dimensión política y ritual. En los estadios de fútbol, por ejemplo, la afición hace gala de su identidad como tribu, que normalmente se define en oposición a otra. Los cantos e himnos, los colores del equipo, las bufandas y un sin fin de elementos más, constituyen los símbolos que llaman a la unidad.

En unos experimentos recientes, se colocaba a un grupo de personas en una sala durante media hora y se les hacía cantar al unísono. En otra sala, un número idéntico de sujetos pasaron el tiempo hablando entre ellos. Luego se comparó la percepción que tenían de sí mismos como grupo. Los resultados demostraron que los integrantes del primero se sentían más unidos y vinculados los unos con los otros.

Los jugadores son los representantes de la tribu ante otras tribus. Son la 'élite guerrera' del barrio, ciudad, región o país. Por eso nos sentimos más identificados y nos involucramos más cuando los futbolistas provienen de la cantera. Por el contrario, cuando un jugador abandona el equipo para irse a otro mejor, lo percibimos como la peor de las traiciones. La lealtad es fundamental en las relaciones con otros primates, tanto para los humanos como los no humanos.

Canalización de la violencia

Otra función importante es la canalización de la violencia. La tensión y los conflictos 'inter-tribales' existentes se trasladan a la competición deportiva. La oposición es visible en todos los escenarios del estadio: vestuarios, banquillos, gradas, tribunas, etc.

Aficionados durante la semifinal de la Copa del Rey Barcelona-Real Madrid.| Jordi Soteras
Aficionados durante la semifinal de la Copa del Rey Barcelona-Real Madrid

La afición es una de las partes fundamentales de la representación. Los insultos que lanzan contra jugadores, árbitros e hinchas rivales son una manifestación del conflicto y suponen un desahogo para los miembros de la tribu.

Los deportes no son la solución a los problemas del mundo pero cumplen funciones sociales importantes en la vida social del ser humano desde tiempos remotos y probablemente lo continuarán haciendo por mucho más. Al contrario de lo que algunos creen, son algo más que puro entretenimiento.

Fuente:

El Mundo Ciencia

31 de mayo de 2011

La belleza de las tribus Surma y Mursi (África)

Atuendos tribales de Etiopia © Hans Silvester

Las tribus Surma y Mursi son indígenas del sur de Etiopia que viven principalmente del pastoreo de grandes rebaños de ganado en el valle del Omo, también se dedican a la agricultura de cereales, sorgo y maíz sobre todo, y son recolectores de miel. Se calcula que quedan unos 9.000 indígenas Mursi y unos 45.000 Surma.


Atuendos tribales de Etiopia © Hans Silvester

Se alimentan de la leche de sus vacas, su carne, los cereales que cultivan y de la propia sangre de las vacas que extraen pinchándoles en una vena. Las vacas también son el patrón comercial. El padre, propietario del rebaño, regala 30 vacas a cada hijo cuando se casan. En las familias numerosas, los más jóvenes suelen quedarse sin esta dote y tienen que recurrir a otro tipo de recursos, normalmente bastante irregulares, para conseguir su dote.


Atuendos tribales de Etiopia © Hans Silvester

En una práctica inmemorial se adornan, cotidianamente, con espectaculares tocados realizando también decoraciones increiblemente bellas en sus cuerpos con pigmentos naturales extraidos de minerales y vegetales, que además les ayuda como repelente de insectos al mezclar estas pinturas con ceniza y orina de ganado.


Atuendos tribales de Etiopia © Hans Silvester


Sus pinturas representan desde diseños abstractos a los patrones de colores de las flores, que forman una deslumbrante variedad en todo el cuerpo, en una expresión cultural más elemental para ellos que la propia música o la danza.


Atuendos tribales de Etiopia © Hans Silvester


Consideran su imagen como algo abstracto. Se pintan el cuerpo dos o tres veces al día, como si cambiasen de ropa en una particular forma de seducción, de expresar su estado de animo o su orgullo. Las escarificaciones y mutilaciones que se infligen son también signos de elegancia, de fortaleza y de valor.


Atuendos tribales de Etiopia © Hans Silvester


Los surma lucen discos de calabaza o platos de arcilla incrustados en sus labios y en las orejas, que cuanto más grande sea, en el caso de las mujeres, les permitirá una dote matrimonial más suculenta, normalmente en cabezas de ganado.


Atuendos tribales de Etiopia © Hans Silvester


Terminada la cosecha, los jóvenes surma compiten en luchas bastante violentas, con bastones como armas, que se conocen con el nombre de Donga. Con ella demuestran su masculinidad, saldan rencillas personales o luchan para conseguir una esposa. Los participantes, compiten de dos en dos y van quedando eliminados hasta que solo queda el vencedor del torneo. Los jovenes Mursi también participan de esta tradición.


Atuendos tribales de Etiopia © Hans Silvester

Elaboran una bebida alcohólica parecida a la cerveza a base de sorgo fermentado. Hablan el suri y varios dialectos, como el tirma y el chai.


Atuendos tribales de Etiopia © Hans Silvester

La mayoría de los indígenas conservan un temperamento belicoso. Luchar contra otras tribus ha sido una constante en toda su historia y alternan periodos de guerra con otros de paz. Si se producen tensiones demasiado graves, los Jalaba, consejo de hombres de mas edad del poblado, son los que toman las decisiones y dictan las leyes de convivencia. Si se producen enfrentamientos con otras tribus, una delegación de ancianos se reune con la delegación de la otra tribu y negocian las soluciones para conseguir la paz.

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