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6 de abril de 2011

Video: El cerebro y la creatividad, con Tomás Unger


Veamos hoy qué relación existe entre el cerebro y la creatividad. ¿La creatividad se podrá entrenar? ¿Qué elementos químicos intervinenen en nuestro cuerpo para crear arte? Descubrámoslo en este video.



Sinceramente Conocer Ciencia le recomienda a Tomas Unger tener primero un libreto o srcipt a la mano, se nota que sus ideas no siguen una secuencia lógica y además en muchas ocasiones le faltan palabras para describir mejor los ejemplos que pone... ah, y el aparato de Golgi no esparte del oído interno, es una parte de las células eucariotas. Pucha, esperabamos más de ti.

Fuente:


Tomás en Línea

21 de febrero de 2010

El blog de Tomas Unger


Domingo, 21 de febrero de 2010

El blog de Tomas Unger

Reconocido divulgador de las ciencias en el Perú, que acaba de lanzar su primer blog, confiesa que ama los autos, esos autos que tanto contaminan el planeta. Además fuma y se burla de los estudios que relacionan el hábito de fumar con el cáncer. ¡Vaya! Para Conocer Ciencia esto es una bierta contradicción a sus postulados científicos y ambientalistas. Vía: Edmar - Física.




Tomás Unger se ha convertido, gracias a sus artículos en El Comercio y en su revista Automás, en una referencia local en temas científicos y automovilísticos. Curioso como es, y siempre al día con la modernidad, acaba de crear su propio blog: www.tomasenlinea.com. Pongámonos en línea.


"La única vez que he participado en política fue durante la primera campaña electoral de Fernando Belaunde. Como tenía auto, llevaba votos a Huaraz, al Callejón de Huaylas, a Huánuco, etcétera. En esa época, cada partido llevaba sus cédulas para que la gente pudiese votar. El elector escogía el papelito de su candidato y lo metía en una urna. Si no llegaba la cédula del candidato, simplemente no se podía votar por él. Por eso, era muy importante llevar las cédulas a todos los lugares donde se votaba". Tomás Unger, quien –desde las páginas de El Comercio– nos ha ilustrado durante tres décadas en temas científicos, nos habla de su singular experiencia política.

¿A qué edad aprendió a manejar?
El día que cumplí 18 años, mis padres me 'emanciparon’. En aquella época, la mayoría de edad se alcanzaba a los 21, a menos que los padres 'emancipasen’ a sus hijos. Ese mismo día fui a dar mi examen de manejo y, cinco días después, ya tenía brevete. Hasta entonces, ya manejaba, pero siempre acompañado por el chofer de mi papá. Yo soy de la generación donde un auto era mejor que tener un jet.

¿Cuál fue su primer auto?
El primero que manejé fue el Packard de mi padre. El primer carro que me compré fue un Citroën (y nos muestra una réplica de juguete). Pero he tenido varios espectaculares. El Volvo 'huevito’ era extraordinario. Luego tuve un Escarabajo que resultó excelente. Es más, creo que aún anda por allí.

¿Es cierto que, de las ciencias, le ha costado aprender Física?
Para ser precisos, la parte matemática de la Física. Yo creo que las matemáticas no son una ciencia; son la herramienta de la ciencia y, además, son un arte. Si se enseñara cálculo infinitesimal y geometría analítica en la primaria, los chicos los aprenderían con mucha facilidad porque tienen una gran capacidad para graficar un cambio.





¿Cómo nace su interés por divulgar temas científicos?
Siempre he sido un gran lector de textos científicos. Empecé en La Prensa, en 1956, escribiendo mis 'Crónicas Hepáticas’ y, también, sobre autos. Permanecí allí hasta que Velasco confiscó los diarios. Me fui a trabajar para el BID y volví en el 80. Entonces, me llamó Hans Miró Quesada, de El Comercio, y me propuso hacer dos páginas: una de autos –que después se convirtió en Ruedas & Tuercas– y otra de ciencia. Acepté. Debo decirle que no soy un científico. Soy un divulgador de ciencia, un generalista, que sabe un poco de todo. A mi labor la han ayudado mucho mis años y mi conocimiento de varios idiomas –la investigación es abundante, y la mejor no siempre está en español–.

Dígame, ¿le costó adaptarse a la computadora?
Fue una cuestión de circunstancias. Hace unos 30 años, Concytec me regaló una Apple. Fui uno de los primeros en usar una computadora. Desde entonces, toda mi vida he usado Mac, que es mucho más lógica que las demás. No conozco otra computadora.

¿Por qué decidió escribir un blog?
Tengo muchos libros y textos publicados. Me dije: todo esto es un capital que puede ser metido en un blog. Convoqué a Gonzalo Céspedes, de la nueva generación, y juntos manejamos el blog. Yo digo: “Todo lo que está bien es mérito mío y todo lo que está mal es su responsabilidad” (risas). Felizmente, hemos contado con el apoyo de Telefónica. El blog recoge algunos textos que ya he publicado y algunos inéditos (en ese momento se levanta y toma su pipa).

¿Desde cuándo fuma?
Desde que estaba en el colegio. Solo lo he dejado cuando he estado resfriado o con bronquitis. Me acostumbré a fumar pipa por razones económicas: mi padre la fumaba y, por ello, yo tenía pipas y tabaco gratis. Además, quienes la usamos tenemos cara de inteligentes (risas).

¿Qué dice su médico?
A mis casi 80 años, no tengo problemas por el tabaco. El cáncer requiere de cierta predisposición genética. Unos científicos alemanes descubrieron que las tristezas, las depresiones, las tensiones, desencadenan unas caídas de defensas. Muchas veces, el cáncer se desata a raíz de una caída brusca de las defensas, y las caídas de las defensas están íntimamente ligadas al estado emocional. Sucede que, como no pueden luchar contra las drogas, se la han agarrado con el cigarro. ¿Y el trago? El trago es muy bueno. Yo sufro de 'hipowhiskemia’, que es una deficiencia de whisky en la sangre (risas).
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