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22 de febrero de 2018

¿Qué significan las pinturas y las plumas de los nativos americanos?

Tenemos la imagen de que los nativos americanos usaban ambas ornamentaciones cuando guerreaban, pero su función era en realidad más amplia.


Las plumas de aves rapaces y las pinturas conferían a sus portadores propiedades espirituales, porque procedían del mundo natural, adorado por los indios. Eso no quita que su simbolismo fuese también muy importante en el momento de combatir.

De hecho, un guerrero ganaba plumas en función de los actos de valentía que llevaba a cabo en la lucha. Tocar a un enemigo y robarle armas o caballos eran algunos de ellos. Asimismo, resultar herido le hacía merecedor de ese trofeo. Según fuera la acción, adoptaría formas distintas: una pluma completa indicaba que había matado a un enemigo, y si se le quitaba un pico central, quería decir que además le había arrancado la cabellera.

Cuando estaba partida por el centro, su dueño había sido herido combatiendo, y si aparecía teñida de rojo, entonces simbolizaba un acto de máximo valor, como quitársela a un adversario. Los penachos o tocados –llamados warbonnets en inglés– con más de una decena de plumas, de águila o de halcón, estaban al alcance de muy pocos; era un signo evidente de autoridad. Se lucían únicamente durante las ceremonias, porque en la batalla hubieran sido incómodos.

En cuanto al hecho de pintarse, se consideraba un acto transformador de la personalidad. Por ejemplo, para los siux oglala conllevaba un cambio fundamental, como si hubiesen vuelto a nacer. El fundamento de este tipo de creencias era el animismo propio de los americanos nativos: creían que los elementos de la naturaleza estaban dotados de alma y entidad divina.

Así, confiaban en que al embadurnarse la cara con tintes naturales recibirían poderes y energías sobrenaturales, como el coraje y la fuerza. Un caso muy evidente era el de los exploradores pertenecientes a la tribu de los pawnees, que se blanqueaban el rostro para lograr las cualidades de sigilo de los lobos, así como su habilidad de seguir las huellas.

Las pinturas de guerra eran propias de las tribus de las praderas, los principales enemigos históricos de los colonos y del ejército estadounidense. Servían como talismán protector para evitar las heridas o la muerte en la batalla. Por eso, además de la cara, pintaban su cuerpo, así como a sus caballos. La protección no solo dependía de aplicarse un color determinado, sino que ciertas formas resultaban más propicias para lograr seguridad en el combate.

Fuente:

Muy Interesante

28 de agosto de 2015

¿Por qué cruzar los dedos es signo de buena suerte?

Cruzar los dedos para tener buena suerte o como muestra de solidaridad en apoyo a alguien, es uno de los símbolos más reconocidos en el mundo occidental. Esto se debe a la larga historia del gesto, aunque en un principio, no era un acto solitario.


Hay dos teorías principales sobre el origen de cruzar los dedos para la buena suerte. Las primeras ideas nacen en el cristianismo pagano de Europa occidental y es relacionado con la cruz. La intersección de los dedos era considera como una marca de concentración, buen ánimo y para pedir un deseo.

La práctica de pedir un deseo en una cruz dentro de las culturas europeas evolucionó para que la gente expresará su apoyo hacia alguien, cruzando los dedos frente a la otra persona. Finalmente, la gente se dio cuenta que podía pedir algún deseo solo y difundir el beneficio de una cruz sin la participación de otra persona, cruzando primero sus dos dedos índices, y finalmente adoptando el cruce de los dedos de la mano que actualmente usamos.

La explicación alternativa cita a los primeros tiempos del cristianismo, cuando los practicantes fueron perseguidos por sus creencias. Para reconocerse entre cristiano, la gente desarrolló una serie de gestos con la manos, una de las cuales era el símbolo de un pez, tocando los pulgares y cruzando los dedos índices.

Esta teoría no explica completamente cómo inicialmente se asoció con la buena suerte, pero si con un gesto para saludar a los soldados heridos creyentes en Dios durante la Guerra de los Cien Años.

Tomado de:

QUO

31 de mayo de 2015

Charlie: ¿por qué se mueve el lápiz?

Se lo conoce como "el reto Charlie", se parece al juego de la ouija, y desde hace días se ha convertido en un furor en las redes sociales, aquí, en el Perú, hace furor en las escuelas donde lo juegan niños y jóvenes; puede algunos que son fácilmente impresionables sientan temor, entonces ¿qué hacer en estos casos? Primero lea este artículo, segundo explíquele lo que leyó a sus alumnos en un lenguaje sencillo. 
El juego es muy simple: hay que colocar en equilibrio dos lápices en forma de cruz sobre un papel con las palabras "sí" y "no" y hacerle preguntas a un supuesto demonio de origen mexicano llamado Charlie que contesta moviendo el lápiz hacia una de las palabras.
Quienes creen en los fenómenos paranormales no tienen dudas: el movimiento -y la respuesta- está dictado por Charlie.
Los que no, si es que no lo saben, se preguntan por qué.

Entonces, ¿por qué se mueve el lápiz?

En principio, por la fuerza de gravedad y la posición delicada e inestable en la que se encuentran los lápices.
Si pruebas ponerlos en la posición que indica el juego te darás cuenta de que, aunque no le hagas pregunta alguna, los lápices se mueven -o pueden hacerlo- de todas maneras.
La posición de los lápices es tan inestable que la menor variación en el ambiente que los rodea puede afectar su equilibrio.
Es decir, un pequeño temblor en la superficie donde están apoyados o un ínfimo movimiento de la corriente de aire provocado por la respiración, pueden hacer girar el lápiz hacia un lado u otro.
El problema es que a diferencia de la ouija, donde los jugadores deben apoyar su mano en un plato o una copa (y por ende están en contacto con el objeto que se mueve), en este juego, los lápices parecen moverse solos -o de acuerdo a los "designios" de Charlie-.

¿Y si no se mueven?

Si motivado por la reacción en las redes lo pusiste a prueba, puede que te haya pasado lo mismo que nos pasó a muchos: los lápices no se inmutaron.
Eso ocurre cuando no están alineados perfectamente o cuando la superficie de contacto (por ejemplo si el lápiz tiene una superficie facetada) es demasiado grande.
En ese caso, se produce demasiada fricción y no se genera movimiento.
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26 de julio de 2013

¿Por qué se dice que romper un espejo trae mala suerte?

Casi inevitablemente, si alguien rompe un espejo se le oye exclamar: ¡Siete años de mala suerte! Millones de personas asocian las supersticiones de cualquier tipo con los espejos, y muchas de ellas se deben a la creencia de que romperlos atraerá no sólo mala suerte, sino una muerte en la familia durante el año siguiente.

Se toman extrañas precauciones para protegerse del demonio que se supone acecha dentro de los espejos. Algunos padres los voltean hacia la pared para evitar que sus hijos se vean en ellos antes de que cumplan un año; creen que si lo hacen, podrían volverse tartamudos, no crecer adecuadamente o morir en el lapso de un año. Muchas personas cubren los espejos cuando alguien de la familia muere, pues creen que el espejo atrapará el alma del fallecido impidiendo que llegue al cielo. Hay quienes no soportan tener un espejo en la recámara o quienes lo tapan con un paño antes de dormirse; temen que si su alma vaga durante la noche, el espejo la atrape y eso le provoque la muerte.

Una superstición europea dice que verse en un espejo a la luz de la vela es llamar a la desgracia. En todo el mundo, muchas personas acostumbran cubrir los espejos durante una tormenta, pues creen que es de mala suerte ver los relámpagos reflejados. Para ampararse en contra de la mala suerte, algunas novias se quitan un zapato o un guante antes de arreglarse la ropa frente aun espejo de cuerpo entero. De acuerdo con ciertas creencias muy antiguas, es de mala suerte para una novia probarse el vestido antes del día de la boda, así como verse completamente ataviada con dicho traje.

Los antiguos egipcios y romanos tenían espejos hechos con metales muy pulidos, pero lo más asombroso es que los poderes que se atribuyen a los espejos comenzaron mucho antes de que se fabricara el primer espejo. Las supersticiones con respecto a los espejos comenzaron cuando los primeros hombres vieron sus reflejos en los estanques y creyeron que eran espíritus o almas, o alguna parte esencial de ellos mismos, que también podía ser dañada. Romper esa imagen equivalía a lastimar a su otro yo.

Los espejos despertaron la vanidad, la cual fue vista como pecado. La historia de Narciso, que se enamoró de la imagen que le devolvía un estanque y se ahogó, en él, explica por qué algunos padres reprenden a sus hijos por mirarse tanto en el espejo. Se dice que el mismo diablo puede aparecerse para castigar a quienes así lo hagan.

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25 de julio de 2013

¿Por qué se piden deseos al ver caer estrellas fugaces?


En las sociedades primitivas, se creía que cada estrella era el alma de una persona. Una estrella fugaz representaba a un recién nacido: el astro caía a tierra en el lugar en el cual el niño nacía.


Las supersticiones con respecto a las estrellas son tan antiguas como la propia humanidad. Desde los primeros tiempos, el hombre creyó que el cielo era la morada de los dioses. Al nacer Jesús, los Reyes Magos declararon que habían visto su estrella brillar en el Oriente: así se originó la idea de que las estrellas brillantes indicaban un nacimiento. En las sociedades primitivas, se creía que cada estrella era el alma de una persona. Una estrella fugaz representaba a un recién nacido: el astro caía a tierra en el lugar en el cual el niño nacía. Un deseo formulado cuando la estrella iba cayendo se cumpliría con seguridad.

Junto con estas supersticiones vinieron otras que decían que las estrellas fugaces eran avisos de muerte. Hasta hace poco, cuando se daba la noticia de una tragedia, alguien aseguraba haber visto caer una estrella.

Algunos historiadores dicen que la costumbre de pedir un deseo a las estrellas, ya sea que estén fijas o que vayan cayendo, probablemente comenzó con un intento de remediar algo. Si las estrellas tenían el poder de traernos algo bueno o algo malo, pedirles un deseo equivalía a reconocer su poder, y quien lo hiciera así sería recompensado.

Por otra parte, contar las estrellas se considera de mala suerte, pero si se cuentan nueve estrellas en nueve noches sucesivas, se puede pedir un deseo. También se dice que señalar las estrellas es pecaminoso y hasta puede ser fatal.

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¿Por qué se echan monedas a las fuentes para pedir un deseo?


No es de sorprender que las monedas y el agua figuren en tantas supersticiones y profecías. A lo largo de la historia el agua ha sido el símbolo de la fertilidad, pues sin ésta nada vive o se regenera. Un tazón lleno de agua era el símbolo egipcio de la maternidad. Y para agrado de dioses y demonios, gitanos y pordioseros, el dinero siempre ha tenido una magia infalible por sí mismo.

Desde tiempos muy remotos hasta la actualidad, las personas han creído que la cualidad limpiadora del agua puede vencer las enfermedades y alejar la maldad. En las civilizaciones primitivas, a los recién nacidos se les sumergía en un lago o un río; esta costumbre aún persiste en nuestro rito bautismal.

Cuando una fuente brotaba de la tierra era un acontecimiento digno de culto y de respeto, pues se interpretaba como un regalo de los dioses destinado a curar las enfermedades. Debido a que el agua corriente refresca y enfría más que la de un estanque, se pensaba que poseía mayores propiedades curativas. Las aguas termales y los manantiales de agua mineral resultaron ser los más benéficos. Los enfermos se sumergían en éstos para curarse de sus dolencias, tal y como lo hacen hoy día otros tantos pacientes.

Las mágicas propiedades del agua hicieron que se desarrollaran diversas prácticas destinadas a agradar a los dioses que habían otorgado dichos beneficios. Como se afirmaba que el agua contrarrestaba a los malos espíritus, se creía que era de mala suerte arrojarla después del anochecer, cuando se suponía que tales espíritus andaban sueltos.

Desde las primeras monedas, hechas probablemente en Asia Menor por los lidios hasta las actuales, estas pequeñas piezas de metal han sido consideradas como símbolos de buena suerte. Hoy día es muy común verlas en pulseras y collares. Algunas novias ponen una moneda dentro de su zapato y muchas personas se niegan a gastar su moneda de la suerte.

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19 de septiembre de 2011

Por qué creemos que nuestras supersticiones cambian la realidad

Muchos de nosotros seguimos rituales o cargamos amuletos para atraer la buena suerte, pero ¿por qué insistimos en que hay patrones o conexiones significativas en eventos aleatorios e insignificantes?

Pierna de futbolista con balón

Las únicas medias que quizás lleguen a influir en el resultado de un partido son las del futbolista.

En la televisión están pasando el resumen de los mejores momentos de un partido y usted está mirándolos con sus medias de la suerte.

Sí, esa escena sucede después de que sonó el silbato final, y sin embargo usted espera que sus medias van a cambiar la dirección de la causalidad (además de otras múltiples leyes de la física).

Yo sé que los únicos números que importan en ese momento son los resultados que muestran que su equipo ganó.

Le tienen sin cuidado los grandiosos principios estadísticos, pero le debo advertir que usted y sus medias de la suerte están cometiendo un grave error estadístico.

El error es tan fundamental que tiene nombre: "error tipo I". Aunque el "error tipo II" también es bastante fundamental.

No sólo eso. Usted puede incluso estar sufriendo de apofenia, pero de eso hablaremos más tarde.

Y un par de datos más mientras todavía me está prestando atención. Primero: según un descubrimiento hecho en 1947, su conducta es compartida por las palomas... en principio, pues las palomas no usan medias de la suerte. Segundo: el error que está cometiendo puede hasta ser bueno.

Asociación accidental

¿Qué tiene que ver con la estadística el que la gente tenga medias de la suerte u otras supersticiones para "asegurarse" de que les va bien en los deportes y otras cosas? Déjeme contarle primero sobre las palomas y luego le hablo de estadísticas.

Palomas volando

Las palomas también tienen sus supersticiones.

En 1947, el famoso psicólogo conductista B.F. Skinner metió a unas palomas hambrientas en una caja y les dio comida en intervalos inciertos. Las palomas, notó Skinner, empezaron a pensar que lo que sea que estuvieran haciendo cuando la comida aparecía de alguna manera causaba su llegada, así que lo hacían a menudo.

"Una paloma estaba condicionada a darle vueltas a la jaula en la dirección opuesta a las agujas del reloj y daba dos o tres vueltas entre las raciones", escribió. "Otra empujaba su cabeza repetidamente contra una de las esquinas superiores de la caja. Otra más sacudía bruscamente la cabeza".

"Se puede decir que el experimento demostró una suerte de superstición. El ave se comporta como si existiera una relación de causalidad entre su conducta y la aparición de la comida, a pesar de que no existe", señaló Skinner.

Lo llamó "reforzamiento adventicio": una asociación accidental entre un resultado y lo que sea que usted esté haciendo en ese momento se establece en su mente como una relación real.

Cabe anotar que hay quienes retan el análisis de Skinner y, teniendo en cuenta que él también desarrolló un misil guiado por una paloma durante la Segunda Guerra Mundial, es evidente que le gustaban las ideas provocativas, aunque no mucho las palomas.

En cualquier caso, esa tendencia a encontrar conexiones que no existen también se conoce como apofenia, que Wikipedia define como: la experiencia consistente en ver patrones, conexiones o ambos en sucesos aleatorios o datos sin sentido.

La ilusión de la conexión

Lo que nos lleva al vínculo con la estadística. En términos estadísticos, se trata de la sobreinterpretación del azar. La comida llegaba en cualquier momento pero las palomas no manejan bien lo fortuito, así que se inventan una causa.

Trébol de cuatro hojas

Las falsas conexiones llevan a conclusiones erradas... eso no siempre es malo.

Lo mismo con alguna gente: no nos gusta sentir que la relación entre nosotros y el resultado que obtiene nuestro equipo no existe, así que buscamos alguna asociación que esté a la mano: "¡Ah! Eso debió haber pasado porque...".

Una de las cosas más difíciles al examinar estadísticas es determinar si A realmente causa B, o si B sencillamente sucedió sin razón o por otra razón distinta.

El punto de partida para investigar estos problemas es asumir que no hay ninguna relación entre A y B, lo que es conocido como la hipótesis nula. Se puede rechazar esta hipótesis sólo si hay evidencia de que sus medias de la suerte realmente hacen que su equipo gane los partidos.

Si rechazamos esa hipótesis falsamente, y decidimos que sus medias sí marcan una diferencia cuando realmente no lo hacen, estaremos cometiendo un "error tipo I". Pensamos que algo que no está pasando, sucede.

El otro tipo, el "error tipo II", es pensar que no hay vínculo cuando sí lo hay. Sus medias, que no han influido para nada en el resultado de los partidos de su equipo preferido, sí han sido un factor determinante para el equipo de fútbol de Estonia, pero usted descartó esa posibilidad.

Así que, en realidad, sus medias representan el problema más fundamental de la ciencia de la estadística.

Bueno para todos

Y la última vuelta de la tuerca: todo esto puede haber sido muy beneficioso para nuestra supervivencia.

En un artículo de hace unos años, en la revista Scientific American, el historiador de las ciencias Michael Shemer escribió:

"Nuestro cerebro es una maquina de reconocimiento de patrones, que conecta puntos y encuentra significado en los patrones que cree ver en la naturaleza".

"A veces A realmente está conectada a B; a veces no. Cuando lo está, aprendemos algo valioso sobre el ambiente en el que hacemos las predicciones y eso ayuda a la supervivencia y a la reproducción... Desafortunadamente, lo que no desarrollamos fue un sistema de detección en el cerebro para distinguir entre los patrones reales y los falsos", agrega.

De manera que fue así como sobrevivimos y evolucionamos lo suficientemente bien para alcanzar este avanzado punto en la civilización en el que usted se pone las medias de la suerte para asegurarse de que su equipo ganará el partido (o carga cualquier otro amuleto, con cualquier otro fin).

Pero, así nuestros hiperactivos sistemas de reconocimiento de patrones creen sólo la ilusión de Enlaceque podemos controlar lo que no está en nuestras manos, ¿qué importa?

Quizás el pináculo de la evolución es tener la capacidad de inventar ilusiones esperanzadoras.

Fuente:

BBC Ciencia

15 de julio de 2010

Jueves, 15 de julio de 2010

El Pensamiento Mágico


Cuando era adolescente, me encontré en la biblioteca con un libro de maldiciones, conjuros y pociones mágicas. Como estaba en la fase de leer literatura fantástica, no pude resistirme a echar un vistazo. Estaba lleno de recetas y rituales para todo tipo de propósitos. La mayor parte de ellos eran hechizos de amor. Realmente no le di un gran uso por aquel entonces. El que mejor recuerdo era uno contra las migrañas. La cura era presionar un hueco crudo contra tu frente y murmurar unas palabras mágicas que harían que el dolor pasara al huevo. El dolor se pasaría luego a quien fuese el desafortunado que se comiera el huevo.

Estaba fascinada por la cantidad de detalles que se prestaban sobre estos procedimientos mágicos, como a qué hora del día y en qué fase de la luna se supone que hay que cortas las hierbas, y me gustaba imaginarme cómo sería el mundo si realmente funcionasen estos conjuros. No probé ninguno de ellos. Mi razonamiento fue que si realmente funcionaban, nadie de este planeta sufriría por tener el corazón roto o dolor de cabeza. Hoy, probablemente daría una razón distinta. Los que ofrecen una cura milagrosa son los que deberían aparecer con la documentación científica para la eficacia del tratamiento. Huelga decir, que el libro de conjuros no se paraba a tratar con las evidencias de que los rituales tuviesen algún tipo de efecto.

Estaba pensando en el pequeño libro de conjuros recientemente cuando, por coincidencia, me crucé con un sitio web en el que venían hechizos. Está claro, Internet está repleto de tonterías, pero por alguna razón ésta me hizo pensar. No es sólo que el sitio ofreciese “hechizos de amor, amuletos mágicos, etc.”, querían dinero real por ellos. “Pongo a tu disposición hechizos mágicos, encantamientos, genios, talismanes y amuletos como GURÚ de renombre mundial y no como un aficionado en este campo”. Atento a las mayúsculas. El “conjuro para el retorno de un amante” parece que está particularmente extendido. Por lo que a mi concierne, el retorno súbito de uno de mis amantes pasados probablemente terminaría en pesadilla. Por lo que, tal vez, prefieras echar mano de un genio:

“La Conjuración o Invocación de genios es ahora posible siguiendo con precisión el conjuro de invocación de genios y ciertos poderosos rituales de invocación preparados por mi [...] Algunos ejemplos de las cosas que estos poderosos genios pueden hacer por ti [...] Si deseas viajar a otro país, no necesitas documentos o un avión. Simplemente ordenaselo a tu genio y él cogerá tus manos y en una fracción de minuto estarás en la tierra de tus sueños”.

¿Tal vez simplemente vende pastillas para dormir? Pero no, el genio también puede “darte los números de la lotería, bingo etc.” Lo que me hace pensar por qué el GURÚ no ha ganado aún la lotería.

Vale, lo admito, no llegué a ese sitio web accidentalmente. Leí un foro en el que una mujer insistía en que un conjuro que había comprado recientemente por sólo 200 dólares le había ayudado (con un problema de salud). No era un anuncio (no había enlaces ni nombres adjuntos). En realidad, en un principio no sabía de qué estaba hablando. Después supe que había gastado 200 dólares en que alguien le enviase un correo con algunas “palabras mágicas” probablemente generadas aleatoriamente. No pude más que quedar asombrada. Me generó dos preguntas: Primero, ¿por qué la gente gasta dinero en basura totalmente inútil? Segundo, ¿no dice la teoría económica estándar que el valor de un producto refleja toda la información sobre el mismo? Entonces, ¿por qué el milagro del mercado libre no pone un precio exacto de cero a los inútiles conjuros? (Para ser justa, probablemente tienen un ligero valor de entretenimiento y un efecto psicológico. Pero eso es como decir que te gastarías 200 dólares en un iPod, y que si no funciona el dinero aún estuvo bien gastado porque te sientes mejor ayudando a la economía).

Bien, pero... ¿cuál es la definición de pensamiento mágico?

Lea el artículo completo en:

Ciencia Kanija
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