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6 de enero de 2020

El ser humano comenzó a usar ropa hace 170.000 años


Estudiando el ADN de los piojos, un científico descubrió que el hombre empezó a usar ropa hace 170 mil años y subsistió cerca de 800 mil años sin vello corporal y sin ropa.


Un nuevo estudio en el que se ha rastreado la evolución de los piojos demuestra que los humanos modernos comenzaron a usar ropa hace unos 170.000 años. Esta nueva tecnología les permitió tiempo después marcharse de África y emigrar con éxito a otras partes del mundo.

El investigador principal, David Reed, del Museo de Historia Natural de Florida, en el campus de la Universidad de Florida, estudia los piojos de los humanos modernos para conocer mejor la evolución humana y los patrones de migración. En su último estudio, que ha durado cinco años, utilizó la secuenciación de ADN para calcular cuándo los piojos de la ropa comenzaron a divergir genéticamente de los piojos del cabello humano.

Los datos con los que ha trabajado Reed muestran que los humanos modernos comenzaron a usar ropa unos 70.000 años antes de emigrar hacia zonas de climas más fríos, en latitudes más altas, un proceso éste último que se inició hace unos 100.000 años. Determinar con este grado de exactitud cuándo comenzó el Ser Humano a llevar ropa sería prácticamente imposible disponiendo sólo de datos arqueológicos, porque la ropa de tanto tiempo atrás difícilmente puede conservarse hasta nuestros días en los yacimientos arqueológicos.

El estudio también muestra que el Ser Humano comenzó a usar ropa mucho después de perder el pelaje de su cuerpo, lo cual, según investigaciones previas, sucedió hace alrededor de un millón de años. Esto significa que el Ser Humano pasó una cantidad considerable de tiempo sin pelaje corporal ni ropa.

El motivo de estudiar a los piojos en el marco de la arqueología y la paleontología es que, a diferencia de la mayoría de los otros parásitos, su notable especialización en las especies que parasitan los hace mantener una estrecha relación de coevolución con éstas, hasta el punto de que estudiarlos permite a los científicos obtener datos importantes sobre los cambios evolutivos en el animal parasitado basándose en los cambios detectados en el parásito.

En un estudio de los piojos de la ropa dirigido en 2003 por Mark Stoneking, un genetista del Instituto Max Planck de Leipzig, Alemania, se llegó a la conclusión de que los seres humanos comenzaron a usar ropa hace unos 107.000 años. Pero la investigación de Reed incluye nuevos datos, así como métodos de cálculo más adecuados para este tipo de trabajo.

El nuevo resultado de este estudio es una fecha inesperadamente antigua para el inicio del uso de la ropa, bastante anterior a lo inferible a partir de los indicios arqueológicos disponibles. Sin embargo, esa fecha tiene su lógica, ya que significa que los primeros humanos modernos probablemente comenzaron a usar ropa de forma habitual para protegerse del frío cuando se enfrentaron por primera vez a las duras condiciones de una Edad de Hielo.

Los seres humanos modernos surgieron hace unos 200.000 años. Y la fecha planteada por el estudio sugiere que los humanos comenzaron a usar ropa en la penúltima era glacial, la primera con la que se toparon.

La ropa, junto con el fuego y las herramientas para cazar constituyen las tres tecnologías fundamentales en la evolución epigenética del hombre en sus albores.
 
Fuentes:

Noticias de la Ciencia

Pijama Surf 

29 de mayo de 2019

¿Afecta el tipo de ropa que llevas a la radiación solar que recibes?

Por Marisol Soengas

A través de las prendas puede llegar más o menos radiación a la piel y esto es muy importante, sobre todo, para las personas más sensibles.


La respuesta es que sí afecta. Dependiendo de si el tejido es muy tupido o poco tupido, es decir fabricado con materiales más o menos densos, a través de la ropa puede pasar más o menos radiación, y por lo tanto llegar más o menos radiación a la piel. Y esto es muy importante sobre todo para las pieles más sensibles. Es importante tener presente qué tipo de ropa llevamos, no solo que sea de manga larga o manga corta, lo que obviamente también influye en la radiación que se recibe.

En países que, como los asiáticos, no son muy amigos de tomar el sol, prestan mucha atención a esta cuestión y desarrollando tejidos muy ligeros, pero con mayor protección ante la radiación solar.

Además del tipo de tejido y la trama, el color de la ropa, su peso y la capacidad de absorción de la humedad también afectan a cómo se absorbe la radiación solar. Por ejemplo, si la ropa normal que usamos en verano tiene una capacidad de protección ante el sol similar a un factor de protección solar (lo que en inglés se conoce como UPF) de 6, esta ropa especial para evitar la radiación puede llegar a tener un factor de protección solar de 30, y eso quiere decir que solo dejará pasar un 3% de los rayos ultravioletas.

Hablando de radiación solar, otra cuestión que suele preocupar mucho son las cremas solares.

Lea el artículo completo en: El País (España)

1 de abril de 2019

Esto es lo que cuesta y el tiempo que hace falta para hacer un traje de astronauta

¿Quién no ha soñado alguna vez con ser astronauta? Yo desde luego sí. De hecho, creo recordar que uno de mis sueños más recurrentes de pequeño era enfundarme en un traje espacial. Hablando de ellos, ¿sabes cuánto cuesta hacer uno y el tiempo que lleva? Una pista: mucho tiempo y dinero.



Cuando en 1969 Neil Armstrong pisó la Luna, el astronauta llevaba un traje espacial de una empresa estadounidense llamada ILC Dover. Se trata de la misma compañía que ha estado desarrollando trajes desde entonces para los astronautas de la ISS, los llamados EMU (Unidad de Movilidad Extravehicular).

Los comienzos de la compañía fueron curiosos. En 1932, Abram Spanel fundó International Latex Corp, compañía conocida como Playtex que fabricó ropa interior femenina hasta la guerra, cuando se dedicó a la producción de balsas, comedores y otros artículos para el Ejército.

Más tarde, en 1947, la compañía pasó a tener cuatro divisiones, una de las cuales, más tarde conocida como ILC Dover, comenzó a producir trajes de alta presión y cascos para la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
 
La experiencia de la compañía diseñando zonas altamente flexibles en trajes presurizados fue una de las razones por las que el gobierno lo contrató en 1965 para desarrollar trajes para el programa espacial. El primero, el AX5L, dio paso a la A7L, el cual Neil Armstrong describió como “resistente, confiable y casi como estar en un peluche”.

Desde el programa Apollo, cada astronauta estadounidense fue al espacio en un traje ILC. La compañía adaptó sus primeros trajes para adaptarse a cada astronauta, en cambio, ahora produce una serie de brazos, piernas y botas reutilizables en materiales como Nomex, Mylar aluminizado, nylon, spandex y teflón que se unen para adaptarse a diferentes tamaños de cuerpo. 

¿Y cuánto tardan en hacer uno de estos trajes actuales? Alrededor de 5.000 horas de trabajo son necesarias para tener un traje acabado. ¿Y el precio? El coste, según la misma compañía, asciende a unos 12 millones de dólares por traje estándar.

Por cierto, ILC lleva varios años desarrollando ese ansiado sueño del hombre, los prototipos Z-1 y Z-2 que algún día servirán para llegar a Marte. 

Tomado de: Gzmodo

3 de enero de 2019

16 cosas que usás a diario y que tienen millones de gérmenes

Una lista no apta para personas aficionadas a la limpieza.

Todos los días usamos objetos que acumulan suciedad y que no limpiamos lo suficiente. Por esa razón, acumulan millones de gérmenes y bacterias que pueden enfermarnos u ocasionarnos molestias.

Por eso, según diferentes estudios, hay 16 objetos que deberías limpiar si están en tu posesión o si los utilizas alguna vez que pueden transmitir enfermedades.

Celular

¿Tenés más acné? Aunque no lo creas, la culpa la podría tener tu celular, pues el aparato que te acompaña a todos lados (incluyendo tus comidas, tu cama y tus visitas al baño) tiende a recolectar 10 veces más bacterias que un inodoro.
Solución: no lo llevas al baño, mantené limpias tus manos y desinfectarlo regularmente con un paño de microfibra y un poquito de alcohol.

Billetes

Si pusiéramos un microscopio dentro de tu billetera podríamos encontrar heces, moho y cocaína.
Solución: usar menos papel impreso y más tarjetas de débito y/o crédito.

Teclado de la computadora

Según estudios, el teclado de una laptop o una computadora suele estar 20.000 veces más sucio que un inodoro. Tus manos, toser o estornudar encima, la comida que le cae y el polvo que recibe, son algunas de las vías por donde llegan las bacterias.
Solución: limpiar con toallitas antibacteriales todos los días.

Menús de restaurantes

¿Pensaste alguna vez cuántas personas tocaron el menú antes que llegaras? Y todas esas personas comparten sus gérmenes, sobre todo aquellos menús que están hechos de plástico.
Solución: después de elegir qué comer, ve al baño a limpiarte las manos.

Botones del ascensor

Las teclas y el teclado de los ascensores, están directamente expuestos al contacto humano, y suelen ser 40 veces más sucios que un baño público. Cada vez que presionas un botón, tus manos se contaminan.
Solución: llevar siempre un desinfectante para manos.

Tablas de picar

Según los estudios, una tabla puede tener 200 veces más materia fecal que un inodoro, generalmente traídos por la comida que picas en ella, especialmente las carnes.
Solución: no usés la misma tabla para picar carne y verduras, debes tener al menos dos: una para carnes crudas y otra para frutas y vegetales, y lavarlas muy bien.

Lápiz labial

Cuando te maquillas los labios estás llenando el lápiz de tu saliva, pero si lo hacés después de comer también arrastra los restos de alimentos, los cual guardas nuevamente a tu cartera.
Solución: limpia bien tus labios antes de utilizar el lápiz y, cada vez que puedas, raspa la puntita de la barra para quitar las bacterias que acumula.

Ropa recién sacada del lavarropas

Aunque te parezca mentira, tu ropa no sale libre de bacterias. Si no le agregás cloro a los lavados o no usás agua caliente, es probable que sólo estés revolviendo los gérmenes en el tambor.
Solución: desinfectar el lavarropas antes de meter la ropa y lavar la ropa interior aparte, pues son las prendas que más bacterias acumulan.

Hielo

Las máquinas para producir hielo no las suelen lavar con regularidad, por lo que tienden a estar llenas de gérmenes.
Solución: hay bebidas, como el whisky, vodka, martini y la Coca-Cola, que matan las bacterias.

Frasco de crema

Cada vez que abrís un envase y metés tus dedos en la crema para aplicártela en la cara, la estás llenando de bacterias que contaminarán el producto y no le traerán nada positivo a tu piel.
Solución: elige cremas en envases con dispensadores o en tubos o utiliza una palita o mini-cucharita de plástico para retirar el producto.

La esponja de la cocina

Una vieja conocida recolectora y propagadora de gérmenes. Es el objeto con más bacterias de toda tu casa, incluso más que el baño. Repletas de restos de comida y siempre húmedas, son el espacio ideal para el cultivo de gérmenes y bacterias.
Solución: usa un cepillo de plástico o silicona en lugar de la esponja.

Control remoto

Este aparato recolecta toda la mugre de tus manos y su entorno, como comida, polvo e incluso la bacterias que están en tu ropa.

Solución: limpiarlo con toallitas antibacteriales todos los días

Carritos de supermercado

Según estudios, también los carritos contienen más saliva, bacterias, y restos fecales que un baño público, es por eso que algunas empresas europeas colocan toallitas desinfectantes junto a ellos para que la gente los limpie.

Solución: limpiarlo con toallitas antibacteriales antes de usarlo y desinfecta tus manos al dejarlo.

Cajeros automáticos

Los botones que tocas cuando utilizás estas cabinas están sucios y llenos de gérmenes, más si están en lugares de alta circulación, pues nunca los limpian y se usan todos los días.

Solución: usa antibacterial y lávate las manos después de usarlos.

Botella de agua

Si sos de llevar una botella para todos lados es probable que no estés lavándola correctamente y esté recolectando gérmenes y bacterias.
Solución: lavá todos los días la botella, por dentro y por fuera (principalmente).

Cepillo

No sólo este objeto recolecta gérmenes de los baños, sino que además acumula restos de productos para el pelo, pelo, moho y piel muerta, una combinación especial para el cultivo de bacterias. Es posible que notes estas bacterias si tienes irritación en el cuero cabelludo.
Solución: lávalo una vez al mes.

Con información de: El Nueve

3 de noviembre de 2018

Las sustancias químicas que ‘hackean’ nuestro cuerpo a diario

El documental ‘Advertencia: ¿Cuánto ensuciamos cuando limpiamos?’ indaga en el peligro que encierran nuestros cosméticos y productos de limpieza.





Cuando Patric C. Cohen comenzó a trabajar en 2013 como voluntario en una protectora de animales, se dio cuenta de una verdad que cosnideraba tan inconveniente como ignorada. “Una de mis tareas era la limpieza del lugar y empecé a tomar conciencia de la cantidad de químicos que usamos en nuestra vida diaria sin saber exactamente las consecuencias a las que nos enfrentamos”, comenta a EL PAÍS.


Se refiere a los parabenos, cloros, antibióticos y metales pesados embotellados en nuestros productos de limpieza, que le hicieron plantearse preguntas que intenta responder en el documental Advertencia: ¿Cuánto ensuciamos cuando limpiamos?



Sin formación previa, invirtió años en investigar sobre el resultado del uso diario de esos productos en nuestra propia salud y en el medioambiente. Escribir el guion de la película que iba a rodar y dejó a los expertos que llevaran el peso narrativo del relato.

Uno de los términos clave que usan varios de estos expertos para calificar estas sustancias es el de “disruptores endocrinos”. El doctor Nicolás Olea, catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada que participa en el documental, define como “sustancias químicas, de contaminantes ambientales, generalmente hechas por el hombre y la industria del hombre y que una vez dentro del organismo modifican el equilibrio de las hormonas”.

En otras palabras, hackeamos nuestro propio organismo cuando aplicamos algunos productos cosméticos en nuestro rostro o usamos algunos productos de limpieza en nuestro hogar. “Están conectados de forma indirecta con una gran cantidad de enfermedades emergentes: alzhéimer, párkinson, esclerosis y muchos tipos de cáncer… nos creemos que son enfermedades que tocan como la lotería, pero son multifactoriales y, uno de esos factores, son estas sustancias”, defiende Patric C. Cohen.

Exponernos a cantidades bajas de estas sustancias, en nuestra piel o nuestra ropa, también puede ser dañino, pero los estudios que deciden si pueden aparecer en productos aptos para el consumo se centran solo en altas concentraciones.

"Hay 140.000 productos sintetizados por la industria química. Solo unos 1.600, el 1,1%, han sido analizados para determinar si son cancerígenos, tóxicos para la reproducción o disruptores endocrinos, así que nos quedan por analizar los 138.400 restantes", explicaba en verano de 2017 Miquel Porta, catedrático de Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del IMIM (Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas) en un reportaje de El País Semanal.

Lea el artículo completo en: El Páis (España)

29 de agosto de 2018

De cómo los jeans conquistaron el mundo

Tres iconos del cine: Dean, Monroe y Brandon, responsables, además, de popularizar los jeans en todo el planeta.

Es difícil encontrar una prenda tan ampliamente aceptada, usada y amada en el mundo como los jeans. El símbolo clásico del oeste estadounidense ahora es un elemento básico en todos los armarios. 

¿Cuál es la razón?

Los usan los vaqueros, sí. Pero también las supermodelos, los agricultores, los presidentes y las amas de casa.

Si le pregunta a cualquier grupo de personas por qué se viste con jeans es probable que obtenga varias respuestas. Para algunos son cómodos, duraderos y fáciles de combinar, mientras que para otros son frescos y hasta sexy. Los pantalones de jean significan distintas cosas para cada persona y puede que allí resida su atractivo.

Se trata de un tema que ha sido poco estudiado, dice el antropólogo Danny Miller, cuyo libro "Blue Jeans" se publicó en el 2013.

En todos los países que ha visitado -desde Filipinas hasta Turquía, India y Brasil- Miller se ha detenido un día cualquiera a contar las primeras 100 personas que ve pasar. El resultado de su pequeña encuesta reveló que casi la mitad de la gente vestía pantalones vaqueros.

Los jeans están en todas partes, asegura, con la excepción de extensiones rurales de China y Asia meridional.

La razón de su éxito tiene mucho que ver con su significado cultural además de su diseño.
Nacieron como ropa de trabajo para los trabajadores de granjas y minas del oeste de Estados Unidos a finales siglo XIX.

A un sastre de Nevada llamado Jacob Davis se le pidió que hiciera un par de pantalones resistentes para un leñador local y a él se le ocurrió la idea de reforzar con remaches. Los pantalones terminaron siendo extremadamente duraderos y pronto se generó una enorme demanda.

Davis se dio cuenta del potencial de su producto, pero no tenía el dinero para patentarlo. Así que le escribió a su proveedor de telas, el comerciante de San Francisco, Levi Strauss, en busca de ayuda.

El nacimiento

"El secreto de los pantalones son los remaches que puse en los bolsillos", dijo. "No puedo hacerlos lo suficientemente rápido. Mis vecinos sienten celos de este éxito".
Los Levi's, como luego se les conoció a los pantalones patentados, se realizaban en dos tipos de telas: lienzo y mezclilla.

"Muy pronto supieron que la versión hecha de mezclilla era la que iban a vender", dice Pablo Trynka, autor del libro "Denim: de los cowboys a las pasarelas". La mezclilla era mucho más cómoda y su tinte índigo le otorgaba un carácter único.

Ese color, al que también se le conoce como añil, no penetra en el hilo del algodón al igual que otros tintes, sino que pinta el exterior de cada hilo. Estas moléculas se desgastan con el tiempo y ello es lo que provoca que el tejido se desvanezca.

Lea el artículo completo en:

BBC Mundo

3 de septiembre de 2016

La ropa del 'hombre de los hielos' se hizo con cinco especies animales

El análisis mitocondrial de las pieles usadas para la ropa que llevaba Ötzi revela cómo se fabricaban las prendas de vestir hace 5.300 años.

Conoce los materiales del calzado y lo leggins de nuestros antepasados!!!


Oso pardo, corzo, oveja, vaca y cabra. Estas cinco especies animales fueron utilizadas para fabricar las prendas de vestir que llevaba la momia de Ötzi, el hombre que vivió hace 5.300 años y que fue encontrado en los Alpes en 1991 a más de 3.000 metros de altitud. Así lo asegura un estudio publicado esta semana en la revista Scientific Reports en el que se han analizado nueve fragmentos de las prendas que vestía este individuo, conocido popularmente como el hombre de los hielos.

El hallazgo de la momia de este europeo ha ofrecido a los investigadores una ventana a la que asomarse para averiguar cómo era la forma de vida de nuestros antepasados durante la Edad de Cobre. Su cuerpo fue momificado de forma natural y salió a la luz debido al deshielo de unos de los glaciares de la zona en la que fue hallado, en la frontera entre Austria e Italia, por lo que también se le conoce como el tirolés.

Las distintas investigaciones realizadas hasta ahora han aportado información sobre la dieta, las enfermedades que padecía o su genoma. Se sabe, por ejemplo, que murió de forma violenta y que tuvo una úlcera, como mostró recientemente otro equipo de investigadores al analizar las bacterias de su estómago. Y también sobre las herramientas que usaba, su vestimenta y el grado de desarrollo que tenían a la hora de fabricar ropas y utensilios. 

Y es que como demuestra esta nueva investigación, los habitantes de esa zona europea hace cinco milenios trataban las pieles de los animales. Los procesos de manufacturación empleados, de hecho, han dificultado la identificación de los animales de los que procedían los cueros y pieles empleadas, impidiendo que estudios anteriores llegaran a los mismos resultados que los que recoge esta nueva investigación. Para llevarla a cabo, secuenciaron los genomas mitocondriales de nueve fragmentos de cueros y pieles procedentes de las prendas de vestir de Ötzi y de su aljaba, la bolsa en la que guardaba las flechas.


La momia de O¨tzi fue encontrada en 1991


El artículo completo en:

El Mundo (España)

Crean un polo (camiseta) con 'aire acondicionado' contra el calor

Está fabricada con una variante de polietileno con poros microscópicos que reflejan la luz visible y permiten que escape el calor corporal.

Con este polo estarás casi 3°C más fresco!!!!
 




Recreación de las micro fibras de los polos que mantendrán siempre freco.

Con más o menos acierto, el ser humano se ha vestido a lo largo de toda la historia con pieles de animales y diferentes tejidos para mantener el calor corporal, pero diseñar ropas que logren justo lo contrario aún hoy es un reto. La clave para crear prendas más frescas es utilizar materiales que permitan la transpiración. Una estrategia que no llegó a convencer al grupo de ingenieros de la Universidad de Stanford (en Estados Unidos) que ha desarrollado un tejido que refleja la luz solar y facilita la expulsión de calor. Su estudio acaba de ser publicado en la revista Science.


"Si puedes enfriar a la persona en lugar del edificio donde vive o trabaja, podremos ahorrar energía". Así resume la filosofía de este trabajo Yi Cui, uno de los autores y profesor asociado de Ciencias e Ingeniería de los Materiales y Ciencias Fotónicas en Stanford. El problema es que, a la temperatura normal de la superficie de la piel, 34ºC, el cuerpo humano emite radiación infrarroja en un rango de longitud de onda que se solapa en parte con el espectro de la luz visible. En otras palabras: si la prenda no es transparente, no deja salir el calor. Y nadie querría vestirse para seguir pareciendo desnudo. 

La solución vino de la mano de un tipo de plástico: el polietileno con nanoporos (denominado nanoPE). Este material es opaco y posee poros conectados con un diámetro de entre 50 y 1.000 nanómetros, un tamaño que permite dispersar y reflejar la luz visible a la vez que deja pasar la radiación infrarroja. Para que sea más parecido a una tela convencional, los científicos crearon un tejido formado por tres capas: dos láminas de esta variante de polietileno separadas por una malla de algodón, que aporta resistencia y espesor al conjunto. 

El artículo completo en:

El Mundo (España)
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