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25 de agosto de 2014

¿Qué ocurre cuando un rayo cae en el mar?


Lo más recomendable es salirse del agua o sumergirse.

Lo más recomendable es salirse del agua o sumergirse.

Este fin de semana un relámpago que cayó cerca de una playa en California, Estados Unidos, dejó una persona muerta y más de una decena de heridos.

A propósito de esto, un lector escribió a BBC para consultar qué sucede cuando un rayo cae en el mar.

Esta es la respuesta de los expertos de BBC Magazine.

Si usted está en el mar y se avecina una tormenta eléctrica hay dos maneras de reducir el riesgo de ser afectado por un rayo: sálgase del agua y busque refugio o sumérjase hacia lo más profundo.

La corriente eléctrica de los rayos se distribuye horizontalmente.

La corriente eléctrica de los rayos se distribuye horizontalmente.

De acuerdo con la Administración Nacional Atmosférica y de Océanos de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés), un relámpago típico puede descargar hasta 300 millones de voltios y 30 mil amperes, suficientes para matar a alguien.

Una gran parte de la descarga eléctrica se expande horizontalmente en lugar de verticalmente, lo que no es una buena noticia para quienes flotan o nadan, pues la corriente de un relámpago puede expandirse a través de la superficie.

Varias estimaciones han sido hechas en torno a qué distancia el impulso eléctrico deja de ser dañino.

¿Y los peces?

"Yo no recomendaría apostar tu vida en ese tipo de cálculos", dice Giles Sparrow, autor del libro "Physics in Minutes" (Física en minutos).

"Si la persona sale del agua, pero no puede conseguir refugio, lo más recomendable es agacharse en posición fetal en vez de acostarse por completo en el suelo, ya que esto último incrementa los riesgos".

"Si permanece en el agua debe intentar sumergirse, aunque es poco probable que alguien pueda aguantar la respiración el tiempo suficiente para evitar que pase el peligro".

Los peces, que suelen moverse en profundidad, están más seguros que los humanos.

La exposición de las manos o de la cabeza en la superficie, como sucede con quienes nadan, los pone en mayor riesgo.

"Si estás en mar abierto, te conviertes en un objetivo durante una tormenta", explica Jon Shonk, meteorólogo de la Universidad de Reading. "Los relámpagos buscan la ruta de menor resistencia", agrega.

Los botes pueden estar equipados con conductores de rayos, los cuales dirigen la carga eléctrica al mar y evita que afecte las partes más vulnerables de la embarcación como las áreas de pasajeros o la sala de máquinas.

Investigaciones hechas por la NASA muestran que es más probable que un relámpago impacte en tierra que en el mar y que es poco probable que se produzca un impacto en zonas de gran profundidad.

En general, las aguas frente a las costas son las más afectadas.

Los riesgos también varían de acuerdo con las temporadas del año, siendo el verano la época de mayor peligro, entre otras cosas porque hay más personas bañándose en el mar.
Fuente:
BBC Ciencia

2 de diciembre de 2013

10 cifras sorprendentes sobre las tormentas, los rayos, las nubes y la lluvia


  1. En cualquier momento hay 1.800 tormentas en curso en todo el mundo. Unas 40.000 tormentas diarias.
  2. Una tormenta típica genera una potencia equivalente al consumo eléctrico de Gran Bretaña o de Francia durante un año.
  3. Un relámpago es una descarga eléctrica de hasta 30 millones de voltios, suficiente para proveer de luz a una ciudad de 200.000 habitantes durante un minuto. Alcanza una temperatura cinco veces mayor que la temperatura de la superficie del Sol: 30.000 grados centígrados.
  4. Cada día caen en la Tierra más de 17 millones de rayos; 200 por segundo.
  5. Las posibilidades de morir por un rayo en el Reino Unido son de aproximadamente 1 entre 10.000.000 (las mismas que de ser mordido por una víbora). Los hombres son alcanzados por rayos 6 veces más que las mujeres. Al año mueren por esta causa alrededor de mil personas.
  6. ¿A qué velocidad cae la lluvia? Pues todo depende del diámetro y del peso de la gota de agua. Todo y así, se estima que la velocidad oscila entre los 8 y los 32 kilómetros por hora. Una gota puede tener un diámetro de 0,5 milímetros (como un grano de sal) hasta un máximo de 6,35 milímetros.
  7. Conocemos el lugar donde se han precipitado las lluvias más abundantes, que es Isla Reunión, en el Océano Índico: el 16 de marzo de 1952 cayeron nada menos que 1.870 litros por metro cuadrado en sólo 1 día.
  8. Las nubes varían mucho en tamaño, puede pasar de unos miles de metros de espesor a unos cientos de metros. Pero, como media, vamos a escoger una nube de 1.000 metros de espesor, con 1.000 metros de longitud por 1.000 metros de anchura. Un auténtico cúmulo.
  9. Las nubes son ciertamente inmateriales, porque un cúmulo típico contiene el agua justa para llenar una bañera pequeña. Si atravesáramos caminando 100 metros de niebla, recogeríamos alrededor de 8 ml de agua: apenas un sorbo.
  10. La energía liberada por el viento es inmensa. Por ejemplo, un huracán podría alimentar a Estados Unidos durante 6 meses, o un país del consumo eléctrico de Gran Bretaña o Francia durante un año. Un huracán grande puede generar en un solo día una energía equivalente a 400 bombas de hidrógeno de 20 megatones, tal y como señala Joel Levy en su libro 100 analogías científicas La máxima velocidad del viento registrada se encuentra en el Monte Washington, Estados Unidos: el 12 de marzo de 1934, 371 kilómetros por hora; pero en general el lugar más ventoso es Commonwealth Bay, en la Antártida, donde se han sentido ráfagas de 320 kilómetros por hora.
Fuente:

Xakata Ciencia

29 de agosto de 2013

¡Que te parta un rayo!, una maldición posible y probable

[foto de la noticia]
¡Que te parta un rayo!, popular maldición con invocación a los más grandes poderes de la naturaleza, no solo es posible, sino probable, sobre todo en verano, cuando las tormentas eléctricas descargan en la superficie terrestre la energía excedente del cielo.

El récord de rayos descargados sobre el territorio español se registró un 17 de agosto en 2003, con un total de 60.201 en una sola jornada; 16.548 en Castellón y 13.867 en Tarragona.

Y no es una cantidad imposible, si se toma en cuenta que cada rayo a los ojos humanos son cientos de descargas eléctricas para restablecer el desequilibrio de una nube con un potencial eléctrico desmesurado.

En días de mucho bochorno y calor, como los que se experimentan en agosto en estepas de pre montaña, la carga eléctrica de la superficie terrestre se convierte casi en un reclamo para las nubes de verano, las espectaculares cumuloninbus, nubes de evolución diurna y desarrollo vertical que se alimentan de las corrientes ascendentes de aire cálido y húmedo.

Francisco Martín León, meteorólogo de la Agencia Estatal de meteorología (Aemet) y jefe del área de Técnicas Análisis y Predicción, ha explicado a EFEverde la variabilidad espacial y estacional de los rayos, relámpagos o "centellas" a las que sigue el trueno. El sonido es siempre más lento que la luz.

La descarga eléctrica puede ser nube-Tierra o Tierra-nube, según la dirección inicial del rayo, que depende de la polaridad, negativa o positiva, respectivamente, de los dos extremos del canal ionizado o cargado eléctricamente que establece la "conexión".

Los rayos positivos (Tierra-nube) son de mayor intensidad y en forma de una única pulsación, mientras que los negativos que "salen" de la nube son múltiples descargas eléctricas que recorren la misma trayectoria inicial de la primera subcarga.

"Para descargar, la nube busca un punto próximo, y materiales conductores", precisa Martín, por lo que los objetos elevados, las áreas de altura, los pararrayos y hasta los árboles son potenciales receptores de rayos.

Lea el artículo completo en:

El Mundo Ciencia

27 de enero de 2013

Hay microbios que viven en las nubes de tormenta

tormenta-veranoUn estudio danés basado en muestras de una tormenta caída en mayo de 2009 revela que las nubes cargadas de lluvia, rayos y truenos también están repletas de bacterias y sustancias químicas, concretamente hasta 3000 compuestos diferentes encontrados de manera habitual en el suelo.

De los microbios descubiertos en las piedras de granizo analizadas por los científicos,  existen tres tipos que podrían considerarse “típicos” habitantes microscópicos de un nubarrón tormentoso: Proteobacteria, Sphingobacteriales y Methylobacterium. Y coinciden con tipos de bacterias que suelen vivir asociados a la superficie de las plantas, según publican los investigadores en la revista PLOS ONE.

Los autores sostienen que la abundancia de ciertos microbios en el granizo de las lluvias de tormenta revela qué microbios sobreviven mejor a los procesos que implica el ciclo de vida de una nube. Y que esto podría afectar a la distribución de los microorganismos a lo largo y ancho del planeta. Dicho de otro modo, las bacterias no solo nacen, se reproducen y se seleccionan a ras de suelo, sino también en la atmósfera. “Las nubes de tormenta son los hábitas más extremos de la Tierra donde hemos encontrado vida”, concluyen los autores del trabajo.


Fuente:

Muy Interesante

16 de junio de 2011

¿Por qué no vemos el infrarrojo?

Los animales habrían evolucionado para evitar pigmentos sensibles a la gama infrarroja del espectro electromagnético en sus sistemas de visión y así tener una mejor relación señal/ruido.

Foto
Imagen de dos retinas diferentes que muestran distintas proporciones de células fotosensible al color. Foto: University Of Rochester.

Los mecanismos implicados en la visión son una maravilla de la Naturaleza y permiten al Universo verse a sí mismo. Los humanos tenemos una magnífica visión en color, otros animales la tienen peor y otros pueden ver unas frecuencias que nosotros no vemos. Algunos incluso tienen sensibilidad a un mayor número de colores que nosotros, ya que tienen un mayor número de pigmentos mayor. Cómo es la visión del mundo para esas criaturas es algo que no podemos ni imaginar.

Algunos animales pueden ver el ultravioleta, pero ninguno puede ver el infrarrojo. Es verdad que algunas serpientes pueden sentir el infrarrojo, pero no lo detectan con los ojos. De este modo, el espectro “visible” puede extenderse para algunos seres más allá del violeta, pero no por debajo del rojo. Algunos ven el ultravioleta, pero puede que no vean el rojo. ¿Por qué la extensión de la visión puede darse para frecuencias altas, pero no para frecuencias bajas?

Ahora, unos expertos de la Johns Hopkins University School of Medicine han conseguido dar una explicación experimental a esto. Han descubierto que las moléculas de los fotorreceptores pueden ser disparadas por el calor dando lugar a falsas alarmas y de ahí la limitación.

La molécula de la rodopsina está dentro los bastones de nuestra retina y es responsable de la visión a bajos niveles de iluminación en blanco y negro. Al absorber un fotón de luz cambia su forma y esto dispara una señal eléctrica en la célula (el bastón) que al final llega al cerebro. Pero además de ser sensible a los fotones de luz visible (principalmente a los azul-verdosos) puede ser sensible a otros tipos de energía como la energía térmica y se puede producir una falsa señal. Estas señales falsas podrían comprometer nuestra habilidad a la hora de ver objetos en noches oscuras.

Una de las capacidades de nuestra visión (que incluye ojos y cerebro) se puede realizar en un lugar apartado en el que no haya contaminación lumínica una noche sin luna. Incluso en esas condiciones, alumbrados solamente con la luz de las estrellas, somos capaces de ver. Ninguna cámara comercial moderna, sea de película o digital, iguala en sensibilidad a nuestra visión.

King-Wai Yau y sus colaboradores se pusieron a investigar cómo se producen estas falsas señales en los pigmentos fotosensibles.

La energía térmica está por todos lados siempre y cuando estemos por encima del cero absoluto de temperatura. Un objeto físico a temperatura ambiente emite rayos infrarrojos y nuestros cuerpos lo emiten sin duda. La cuestión es cuánta energía térmica puede absorber la rodopsina sin que salte la señal falsa.

Durante 30 años se ha creído que esta energía térmica hace dispararse al pigmento a través de un mecanismo distinto al de la captura de luz, pero el resultado estaba basado sólo en cálculos teóricos. Aunque esto estaba basado solamente en la rodopsina. Hay otros pigmentos en los fotorreceptores de nuestra retina sensibles a otros colores y que nos permiten nuestra rica visión del color. Así, hay otros pigmentos sensibles principalmente al rojo, al azul o al verde en los conos de nuestras retinas. Estos conos responsables de la visión del color funcionan a niveles de iluminación superiores comparados con los bastones.

Pero medir los falsos eventos de estos pigmentos en una célula aislada es muy complicado, ya que la señal eléctrica en un sólo cono es tan débil que prácticamente no es medible. Para poder medir estas falsas señales estos investigadores tuvieron idear otra manera de hacerlo. Se las apañaron para que un bastón usara pigmentos de cono y así poder medir la señal de salida de una célula individual y calcular las falsas alarmas. Las señales de los bastones son más intensas que las producidas por los conos y justo por encima del umbral de lo que es medible en la actualidad.

En el caso del pigmento azul no hizo falta hacer esto porque la Naturaleza ya lo había hecho por los investigadores. En muchos anfibios los bastones de sus retinas contienen el pigmento sensible al azul y fue fácil medir la señal que producían.

Así que se pusieron a medir la señal que estas células y las especialmente diseñadas producían en la oscuridad según se iban calentado desde un estado frío. Encontraron que el pigmento sensible al rojo producía más falsas alarmas que la rodopsina y que el pigmento sensible al azul producía aún menos falsas alarmas. Por tanto, la relación señal/ruido mejoraba conforme aumentaba la sensibilidad a la frecuencia luminosa, siendo peor en el extremo rojo que en el azul. El resultado valida por tanto la hipótesis de Barlow que ya cuenta con 60 años.

Además, entre los resultados obtenido está que el calor hace dispararse a estos pigmentos de la misma manera que lo hace la luz, con el mismo mecanismo. Ambos inducen idénticos cambios en las proteínas en cuestión.

Estas moléculas son lo suficientemente grandes como para contener muchos átomos y enlaces. La cantidad total de energía térmica que uno puede obtener de todos ellos es, en teoría, suficiente para disparar una falsa alarma.

Es concebible que se pudieran crear pigmentos sensibles al infrarrojo, pero la tasa a la que se dispararían espontáneamente sería inasumible. Habría mucho ruido sobre la señal y la visión no sería buena. Por esta razón los animales habrían evolucionado para evitar pigmentos sensibles a la gama infrarroja del espectro electromagnético en sus sistemas de visión. Si además tenemos en cuenta que la evolución trabaja sobre lo que hay y que casi nunca inventa las cosas desde cero, las modificaciones evolutivas de los pigmentos pensados para el espectro visible difícilmente servirían para el infrarrojo debido a las limitaciones que acabamos de “ver”.

Fuente:

Neo Fronteras

13 de junio de 2011

Logran que una célula viva emita rayos láser

Usos de los rayos láser en medicina

Rayo láser
  • Tratamiento de algunos tipos de cáncer
  • Diagnóstico de cáncer
  • Diseño de tratamientos a medida (en desarrollo)
  • Pinzas láser para cirugía (proyectadas)

Los láser uniceulares tienen un diámetro inferior a 20 millonésimos de metro.

Una célula viva fue inducida a producir luz láser, según reporta un grupo de investigadores de Estados Unidos en la publicación clic Nature Photonics.

La técnica comienza con el desarrollo de una célula capaz de producir una proteína que emite luz, tomada originalmente de medusas incandescentes.

Al iluminarla con luz azul débil, se logra que emita un haz láser de color verde.

El trabajo puede implicar futuras mejoras en el desarrollo de microscopios y en el campo de la fototerapia.

La luz láser difiere de la luz común en que su espectro de colores es más reducido y sus ondas lumínicas oscilan todas en forma sincrónica.

La mayor parte de los láser modernos utilizan materiales sólidos cuidadosamente elaborados para producir dispositivos utilizados en supermercados -para leer códigos de barra-, reproductores de DVD o robots industriales.

El trabajo de Malte Gather y Seok Hyun Yun, del clic Centro Wellman de Fotomedicina, perteneciente al Hospital General de Massachusetts en EE.UU., es el primero en el que este fenómeno ocurre en un sistema vivo.

Los investigadores utilizaron proteína verde fluorescente (GFP, por sus siglas en inglés) como el "medio activo" del láser, donde ocurre la amplificación de la luz.

La GFP es una molécula conocida, bien estudiada. Fue aislada por primera vez de medusas y ha revolucionado la biología al ser utilizda como una "linterna" a medida que puede iluminar un sistema vivo desde dentro.

Bañadas en luz

En la investigación del Centro Wellman se utilizaron células de riñón a las que se modificó genéticamente para que produjeran GFP.

Luego las células se colocaron, de una en una, entre dos minúsculos espejos de apenas 20 millonésimos de metro de ancho. Los espejos actuaron como la "cavidad láser" en que la luz rebotó, atravesando repetidamente cada célula.

Al bañar cada célula con luz azul se la vio emitir un haz intenso de láser verde.

Las células se mantuvieron vivas durante el proceso y luego de fuera completado.

En una entrevista que acompaña el trabajo publicado en Nature Photonics, los autores comentaron que su experimento produjo un láser con propiedades "autocurativas", ya que si las proteínas emisoras de luz son destruidas durante el proceso, la célula simplemente produce más.

"Podríamos ses capaces de detectar procesos intracelulares con una precisión sin precedente", dijeron respecto a las implicaciones que su investigación puede tener en el campo de la medicina.

"En general se está investigando cómo hacer que una fuente láser externa pueda penetrar tejido de forma profunda para mejorar terapias, diagnóstico y técnicas de imagen basadas en luz. Ahora podemos resolver este problema de otra forma, amplificando la luz que se encuentra en el propio tejido".

Fuente:

BBC Ciencia

Contenido relacionado

1 de septiembre de 2010

Creando un rayo con un cohete

Como viene siendo habitual en nuestra sección “¿Pero esto qué es?” os volvemos a presentar una foto inquietante, más incluso que las de Cuarto Milenio.

Si alguno de nosotros se encontrara con algo parecido a este efecto, posiblemente pensaría que se trata del comienzo de la apertura de una puerta a otra dimensión, que Thor está encabronado o que los cazafantasmas se han reunido para celebrar su tercera película pegando uno tiritos…

La realidad no se acerca ni de lejos pero resulta casi tanto o más curiosa que eventos como los anteriores.

Lo que veis en la foto es un rayo artificial o más bien provocado creado con un cohete especialmente preparado. Para ello sólo hace falta un cohete, una nube de tormenta, un pararrayos y echarle un poquitín de valor.

Colocamos el cohete cerca del pararrayos y lo disparamos contra una nube, ahora sólo nos hace falta crear una trayectoria conductora que se consigue añadiendo sales de cesio al combustible sólido o cloruro de calcio si usa un combustible líquido.

Para que quede un poquito más claro os pongo este vídeo donde se ven varios lanzamientos y como se produce el rayo cuando el cohete alcanza la nube.

Así que ya sabéis, cuando necesitéis darle vida a vuestras criaturas o recargar vuestro DeLorean ya podéis hacerlo sin necesidad de esperar a que el tiempo decida colaborar.— :Dani Burón [University of Florida]

Fuente:

Gizmología

16 de junio de 2010

Franklin, el pararrayos y las ideas míticas

Miércoles, 16 de junio de 2010

Franklin, el pararrayos y las ideas míticas


Un día como ayer, un 15 de junio de 1752, Benjamín Franklin salió al campo en plena tormenta equipado con una cometa a la que había atado en su cordel una llave. Franklin llevaba bastante tiempo dándole vueltas a la idea de que la electricidad de las tormentas provenía de una diferencia de potencial entre las nubes y el suelo. Las nubes al friccionar entre sí se cargaban negativamente con respecto a la superficie terrestre. Cuando la diferencia de cargas se hacía muy grande se producía una descarga, de duración muy breve, pero con potencia extrema, entre esas nubes y el suelo.

Franklin le estuvo dando vueltas a la idea de cómo demostrar esa idea, y sobre todo como poder evitar el efecto devastador de los rayos, responsables de gran cantidad de incendios en las ciudades estadounidenses recién fundadas. Con ese fin diseñó una cometa con un objeto metálico que tendría la función tanto de atraer la carga eléctrica como de disiparla sin alcanzar al portador de la cometa. Afortunadamente para Franklin su apuesta salió bien con lo que pudo diseñar el pararrayos, un receptor metálico de electricidad unido a tierra, por donde se descargaría tras la descarga eléctrica del rayo.

Al poco, todos los edificios que tenían una altura respetable empezaron a colocar pararrayos en sus tejados. ¿Todos? Pues no. Al principio las iglesias se negaron a hacerlo. No aceptaron las tesis de Franklin, aduciendo que los rayos eran una voluntad de Dios contra la que el hombre poco podía hacer. Unas cuantas tormentas después y unas cuantas iglesias quemadas más tarde como consecuencia de esa “voluntad divina” los pastores empezaron a aceptar que la electricidad de las nubes eran las responsables de los rayos y empezaron a decorar los tejados de sus templos con los protectores pararrayos. De nuevo el miedo a que la ciencia les quitara protagonismo hizo que los líderes religiosos rechazaran lo evidente.

Hace dos años realizamos, en el programa Conocer Ciencia, un especial sobre Franklin y el rayo, les dejo la presentación inspirada en un ensayo de Isaac Asimov:


Conocer Ciencia...

Ciencia sencilla, ciencia divertida, ciencia fascinante...


Fuente:

La Ciencia y sus Demonios

28 de octubre de 2009

¿Cómo se calcula a que distancia está una tormenta?

Miércoles, 28 de octubre de 2009

¿Cómo se calcula a que distancia está una tormenta?


Si usted vive en la sierra del Perú debería de estar acostumbrado a las lluvias con rayos y truenos, pero ¿sabe usted como calcular a que distancia se encuentra una tormenta? Es sencillo, lea:


Conocer la distancia a la que se encuentra una tormenta de un observador y saber además si se está aproximando o alejando es bastante sencillo: basta contar los segundos que transcurren desde que se produce el relámpago hasta que se escucha el trueno.

La diferencia de tiempo entre ambos fenómenos se debe a que, mientras la luz viaja a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, el sonido lo hace a tan sólo 331 metros por segundo. Para calcular la distancia en kilómetros a la que se halla una tormenta de nosotros, únicamente hay que aplicar la siguiente fórmula matemática: Distancia= Nº de segundos/3

Así, si entre el relámpago y el trueno existe un espacio de tiempo de seis segundos, esto quiere decir que la tormenta está a una distancia de dos kilómetros.

Fuente:

Muy Interesante

5 de julio de 2008

Benjamin Franklin y el rayo

Benjamin Franklin y el rayo

Conocer Ciencia en la televisión

Franklin realizó un innovador, aunque sencillo, experimento. Voló una cometa, en la cual había una varilla de hierro, en plena tormenta. El objetivo que un rayo le diera a la cometa para que, de esta manera, la electricidad pasara por el hilo y llegara hasta las mismas manode Franklin.

Los invito a descubrir la historia de Franklin y el rayo:



Un abrazo:

Leonardo Sánchez Coello
Profesor de Educación Primaria
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