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7 de mayo de 2015

El rentable negocio de tener un hijo en Estados Unidos


Cada año más de 40.000 personas viajan a este país con el propósito de dar a luz a sus hijos. ¿Por qué?

Con una red de agencias y hoteles perfectamente organizada, el turismo de maternidad busca madres embarazadas, mayoritariamente de origen chino, que quieran tener a su hijo en territorio estadounidense para que éste obtenga la nacionalidad del país norteamericano.
"Son muchos los beneficios de ser ciudadano estadounidense. Tienes acceso gratuito a la educación primaria y secundaria y puedes solicitar becas y préstamos para acceder a la universidad reservados sólo a ciudadanos de Estados Unidos", resalta en su página web la empresa ‘Star Baby Care’, una compañía de Shangai, China, especializada en turismo de maternidad en el sur de California.
 
La compañía destaca otras ventajas como poder viajar sin visado a todos los países con los que Estados Unidos mantiene acuerdos bilaterales, disponer de los beneficios médicos reservados a los jubilados y el hecho de que, cuando el hijo sea adulto, podrá pedir la residencia permanente para sus padres en el país norteamericano al amparo de la reagrupación familiar.
 
Decenas de agencias como ‘Star Baby Care’, tanto en Estados Unidos como en China y otros países, ofrecen "paquetes" cerrados a las madres, que incluyen asesoramiento para obtener el visado, desplazamiento a Estados Unidos, alojamiento en lujosas casas y hoteles, y cuidados para el recién nacido y la madre.
 
El Centro de Estudios sobre Inmigración, una organización sin ánimo de lucro especializada en cuestiones migratorias, estima en 40.000 las personas que viajan anualmente a Estados Unidos con el único propósito de dar a luz, mayoritariamente provenientes de China, Corea del Sur, Taiwán, Nigeria y Turquía.
 
Aunque fue censurado por parte de la opinión pública estadounidense, los medios e incluso algunos políticos, el turismo de maternidad no es ilegal y las operaciones policiales que se han llevado a cabo contra él no se centran en el hecho de viajar a Estados Unidos a dar a luz, sino en los posibles fraudes fiscales y migratorios cometidos por las agencias y los usuarios.

Se trata de un lucrativo negocio y las autoridades migratorias estiman que ‘You Win USA’, una de las agencias inspeccionadas durante las últimas redadas y con sede en Irvine, California, facturó hasta dos millones de dólares en el 2013 al ayudar a 400 madres de origen chino a dar a luz en Estados Unidos.

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27 de abril de 2015

De cómo los holandeses pasaron de ser los más bajos de Europa a los más altos en 150 años

Seguro que Darwin habría hecho un viajecito a Holanda de haberse enterado de esto. Un estudio publicado recientemente en Proceedings of the Royal Society B indica que los hombres holandeses más altos tienen de media más hijos que aquellos que tienen una menor estatura. Según algunos biólogos evolutivos como Stephen Stearns -que no estuvo involucrado en el estudio- eso indica que "la población humana sigue estando sujeta a la selección natural".

Según los diferentes registros que se han tomado en las últimas décadas, los holandeses han crecido de media 20 cm en los últimos 150 años, algo que no tiene explicación clara y que los científicos están tratando de asociar tanto a los genes como a factores ambientales. Puede que el queso y la leche hayan sido factores fundamentales en ese crecimiento.

No existe una causa clara

Los diversos estudios científicos han detectado al menos 180 genes que tienen cierto impacto en lo altos que acabamos siendo, y aunque por sí solos ese impacto es muy reducido, al combinarlos se explica el 80% de la variación en altura que sufre una población. Pero los factores del entorno también influyen, y por ejemplo los hijos de los inmigrantes japoneses en Hawaii crecieron mucho más que sus padres, algo que podría estar relacionado con una dieta en el que la leche y la carneestaban mucho más presentes.
La relación de los holandeses con la producción de leche y queso -son grandes productores a nivel mundial- también podría haber sido uno de los factores clave, aunque ni los científicos lo tienen claro e incluso asignan importancia a temas como la sanidad pública o una distribución equilibrada de la riqueza.
El estudio realizado en Holanda contrasta con los resultados de otro estudio similar realizado entre los habitantes de Wisconsin entre 1937 y 1940 y en el que se concluía que los hombres de estatura media tenían más hijos que los de mayor o menor estatura, y que las mujeres algo más bajas de la media eran las que tenían más niños en comparación con las que tenían una estatura medio. Eso podría apuntar justo en la dirección contraria, y junto a la dieta, favorecerían que la gente fuera gradualmente más baja y no más alta.
En el estudio de Gert Sturt y su equipo se tomaron datos de una base de datos con 100.000 personas de tres provincias del norte de Holanda, y en ellas buscaron a personas de más de 45 que hubieran nacido en Holanda de padres holandeses. Eso les dejó con algo más de 42.000 personas de las que detectaron que aquellos de mayor estatura tenían más hijos de media, aun cuando empezaban más tarde a tenerlos. Curiosamente no se apreció el mismo efecto en las mujeres holandesas, que tenían más hijos si pertenecían al rango de estaturas medio.
Tomado de:

8 de agosto de 2013

Perú: Primer lugar mundial en puntos de venta de comida chatarra

Por Diego García Sayán


Malas noticias. Gordos mal alimentados, rebosantes grasas saturadas en la comida rápida, gaseosas llenas de azúcar y toneladas de carbohidratos. El Perú tiene una muy lamentable primera posición nada menos que en la proliferación de puntos de venta de comida chatarra.

Como lo revela un informe publicado hace poco en The Economist (27/7/13), ocupa en eso un poco honroso primer lugar. México no se queda atrás: el país con el mayor porcentaje de niños obesos en el continente.

La pobreza latinoamericana de hoy no se destaca tanto por no comer, sino por comer mal. Es donde hay más gente con sobrepeso según un reciente informe de la FAO. Y con ello, una población más vulnerable a la hipertensión, la diabetes y el cáncer, enfermedades que hoy matan más que el hambre. Diversas investigaciones son concluyentes en que la velocidad con la que la comida chatarra ha penetrado en la población latinoamericana tiene en la publicidad un factor crucial. Especialmente la que se dirige a la infancia, en la que tiene un directo y enorme impacto en patrones de consumo y en la subsecuente obesidad.

En una reciente investigación en la Universidad Javeriana de Bogotá —sobre una realidad muy parecida a la del Perú— se identificó que, en el horario infantil, el 96,43% de los mensajes publicitarios eran sobre alimentos procesados. Semejante proporción se verificó en México. Resultado: En los últimos cinco años en Colombia aumentó en 25,9% el sobrepeso y la obesidad infantil. Palabras más, palabras menos, la situación se repite en los demás países.

Frente a este ataque a la salud pública, felizmente algo se viene haciendo. En los países nórdicos desde la década del noventa esta materia se empezó a regular. Los pasos dados en América Latina son más recientes pero, por cierto, relevantes. Incluido el Perú, siete países cuentan ya con importantes regulaciones. En ese contexto, es importante el paso dado por el Perú, el pasado mayo con la ley de Promoción de la Alimentación Saludable, conocida como la “ley de la comida chatarra”. Ciertamente perfectible pero apunta a lo esencial.

Muertes prematuras y discapacidades pueden ser enfrentadas ahora con esta herramienta importante. Que no supone “prohibiciones” a la venta o a la publicidad sino regulaciones orientadas a proteger, esencialmente, a la infancia. Evitando la venta de comida chatarra en los colegios o prohibiendo, eso sí, anuncios “que incentiven el consumo inmoderado de alimentos y bebidas no alcohólicas con grasas trans, alto contenido de azúcar, sodio y grasas saturadas”. La ley también fomenta la actividad física y la implementación en los colegios de comedores o quioscos con alimentos naturales.

Pero junto con algo tan noble siempre hay y habrá quienes por sus propios intereses se oponen a estas regulaciones. En dos países han logrado ciertos “bloqueos” constitucionales y en otro relajar los límites de azúcar y grasas en la reglamentación. En nuestro medio algo así podría intentarse y eso no debería sorprender. 

Lo alucinante es que, siempre listo para intervenir en asuntos políticos y adoptar las posturas más atrabiliarias, hasta el cardenal metió su cuchara. Quejándose de que “a las personas se les imponga que pueden o no consumir” y que eso debería corresponder solo a “los padres de familia”. Curiosa lógica (porque la ley, además, no “impone” qué comer). El Estado sí debe actuar cuando está de por medio un interés público. Lo hace, por ejemplo, para proteger a la infancia de la pornografía, de accidentes de tránsito o de la contaminación ambiental. ¿O le dejamos eso solo a los padres de familia mejor?

El paso dado en el Perú, por eso, es muy importante. Pero, “el diablo está en los detalles”. La clave está ahora en el reglamento a dictarse próximamente. Que, entre otras cosas, debe especificar los parámetros técnicos sobre contenido de azúcar, sodio y grasas saturadas. No debería quedar otra ruta que ceñirse a los estándares internacionales de la Organización Mundial de la Salud. A los que manufacturan y venden estos productos les toca adaptarse a las nuevas circunstancias, como ya lo han hecho con buenos resultados en la mayoría de los países europeos en los últimos 20 años.



Fuente:

La Mula (Perú)

Gestión (Perú)

4 de agosto de 2013

Opinión: La consecuencia de la Ciencia para un país es el progreso

Comprendo que el tema Ciencia (I+D+I) y Sociedad puede resultar disuasorio, por lo manido, y también que insistir en para qué sirve la Ciencia puede sonar hasta pedante. Perdonen si lo ven así. Pero a comienzos de julio, el presidente del CSIC se veía obligado a lanzar un SOS para intentar salvar de la asfixia económica al mayor organismo público de investigación –y por cierto uno de los pocos organismos públicos vertebradores del Estado en la España de las Autonomías, junto a la Guardia Civil. Contra toda lógica –al menos, la lógica del mundo occidental— y a tenor de los acontecimientos, parece que no sobra recordar el papel que juega la Ciencia y la Innovación en nuestra Sociedad. Lisa y llanamente, la consecuencia de la Ciencia para un país es el progreso. 

La tendencia a progresar es tal vez la proyección colectiva de la insatisfacción humana, un rasgo de evidente utilidad para adaptarse y sobrevivir en un mundo cambiante, y que siempre ha llevado a nuestra especie a ir más allá, a lo largo de un proceso de búsqueda y generación de conocimiento que no tiene fin. 

Por eso la Ciencia no es una profesión, sino una aproximación a la realidad que nos permite entender el mundo de forma más directa que cualquier otra aproximación. Así concebida, la Ciencia debe ser accesible a todos los ciudadanos. Decía Lévi-Strauss que el científico no es tanto el que proporciona respuestas correctas como el que formula preguntas correctas. ¿Qué mejor herramienta para progresar podemos ofrecer a una sociedad? En definitiva, la Ciencia es un derecho porque, junto con la educación, es la vía al progreso. Sin ciencia no hay futuro dice el famoso lema.

Consciente o inconsciente de ese derecho, un sector grande y creciente de la ciudadanía demanda conocimiento científico, especialmente pero no únicamente concentrado en el campo de la salud. Por distintas causas, esta demanda no siempre se sacia con fuentes oficiales sino que busca complementarlo con otras respuestas que se encuentran fácilmente en internet. Aunque todo el mundo es libre de creer en fuentes y remedios alternativos, hablamos de un campo muy amplio, incontrolable y –en el caso de la salud, peligroso— que en ocasiones solapa con la pseudo-ciencia; una sociedad con poca Ciencia aboca a un abuso de ese tipo de fuentes. Una sociedad avanzada debe enseñar a navegar por esos mundos, cuando menos para que el ciudadano sea consciente de si su búsqueda discurre por terrenos en los que no hay más legitimación que la fe o la convicción personal. De hecho, para la comunidad científica no es nada nuevo preguntarse por las fronteras de la Ciencia. 

Las propuestas de Karl Popper a mediados del siglo XX para demarcar la Ciencia frente a otras disciplinas de aproximación a la realidad han marcado a generaciones de científicos, y son muestra de una inquietud que siempre ha estado presente en la comunidad científica. ¿Por qué? Porque es vital que las reglas de adquisición de conocimiento sean suficientemente estrictas como para que el cuerpo de doctrina que se va cimentando entre todos sea útil para construir y avanzar sobre él. Además, los datos aislados aunque sean serios, representativos y fiables no son, en sí, Ciencia; decía el biólogo Sydney Brenner en su discurso de recepción del premio Nobel que el gran reto actual de la investigación biológica no es generar más datos sino convertir los mares de datos que ya tenemos en conocimiento. Y esta es la tarea de la comunidad científica.
 
Para satisfacer la demanda de conocimiento de los ciudadanos y para que la sociedad valore más la Ciencia habría que dar pasos en varias direcciones, que pueden resumirse en una Ciencia compartida, más permeable a la Sociedad, y con unos científicos más abiertos y comunicativos. Los científicos no solo debemos hacer nuestro trabajo bien, sino que se nos debe exigir que abramos a la Sociedad nuestras cápsulas herméticas de conocimiento científico y tecnológico. Estas, que en los precursores pre-científicos, alquimistas, astrólogos, pretendían esconder ignorancia, hoy solo responden a un ensimismamiento y una dedicación exclusiva a una investigación determinada, siempre muy específica. Pero una ciencia compartida, y por ello defendida como derecho común, nos obliga a ampliar los canales de comunicación en esa dirección. 

Conocer cómo perciben los ciudadanos la Ciencia hace que esta sea más interactiva mejorando la comunicación para influir más en sus vidas. Jane Lubchenco, reciente ganadora del premio fronteras del conocimiento BBVA de ecología y biología de la conservación, es un ejemplo ilustrativo. De ecóloga marina de gran prestigio científico pasó a ser elegida por Obama para un puesto de alta gestión: directora de la poderosa NOAA (Administración Nacional para los Océanos y la Atmósfera). Hace poco contaba en una amena charla en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid sus tácticas para moverse por Washington entre la clase política y para que los políticos entendieran y tomaran en consideración la información científica antes de tomar decisiones. Toda su estrategia se basaba en ampliar y mejorar la comunicación.

Porque, querámoslo o no, en esta búsqueda de una ciencia compartida la percepción de esta y de los científicos por parte de los ciudadanos es vital. Se percibe mejor lo que es nuevo o no formaba parte de la experiencia previa, porque la innovación está en la esencia de la I+D y porque los cambios entrañan promesas. Si hay nuevas terapias o tecnologías útiles puede que pensemos de forma positiva en la Ciencia. Si no, tal vez no nos acordemos tanto de la Ciencia que subyace, pero es bueno recordarlo de vez en cuando para valorar su aportación a la Sociedad. La comprensión de los mensajes científicos es un escollo. Pero siempre hay una forma más fácil de explicar una observación, resultado o teoría científicos, como de hecho se ha venido haciendo en nuestro país en la última década, gracias al trabajo de profesionales de la divulgación y la comunicación y a algún científico concienciado y voluntarioso.

Una forma inteligente de aprovechar la inquietud de muchas personas que no son científicos de profesión es la llamada Ciencia Ciudadana (Citizen Science, Crowd Science) que consiste en externalizar una parte de las actividades de la investigación científica a aficionados interesados. Estos pueden ser proveedores de datos, por ejemplo, en estudios ambientales y de cambio global, proporcionando observaciones sobre especies invasoras, ritmos estacionales de la floración en las plantas (fenología), etc. También pueden ofrecer tiempo de computación de sus equipos informáticos para grandes proyectos o, los más entusiastas y preparados, participar más activamente en los proyectos. All for Science, Science for all es uno de los lemas que manejan (http://www.citizencyberscience.net/).

Y volviendo a nuestro país, aún a riesgo de sonar demagógico, no se me ocurre mejor antídoto para contrarrestar nuestras deficiencias ‘culturales’ (llámese envidia; escasa estima de la meritocracia; dificultad para pensar, discutir y trabajar en equipo; fatalismo, sobre todo aplicado a lo colectivo; etc.) que Ciencia –además de educación y ética— en dosis generosas. Estas líneas no pretenden idealizar la Ciencia y menos la nuestra que, por más que en las últimas dos décadas haya vivido incrementos de calidad, productividad y visibilidad inéditos –y haya formado excelentes generaciones de científicos jóvenes-, sigue adoleciendo de defectos estructurales graves, algunos coincidentes con los de la educación. Solo pretenden recordar lo que para muchos es obvio. Aunque manifiestamente mejorable en su estructura de funcionamiento, financiación y comunicación, la ciencia española está amenazada muy seriamente, dañada ya en su capital humano más joven –con consecuencias que ya están condicionando su futuro— y que el voluntarismo y dedicación con el que siempre se han compensado tales carencias no alcanza ya para tanta disfunción.

Por esos científicos jóvenes, por la Sociedad entera, salven al CSIC para que funcione como un vehículo eficaz en pro de una sociedad con una Ciencia más compartida y, por tanto, con más futuro. Y ya por pedir…, hagan Vds. un pacto por la Educación y por la Ciencia. Las generaciones futuras se lo agradecerán. Y si todo esto les parece muy utópico, lean El Optimista Racional de Matt Ridley. Ayuda en estos tiempos…

Fuente:

El País Ciencia

15 de enero de 2013

Países comprometidos con el cambio climático


Contaminación

Los esfuerzon nacionales para reducir las emisiones está dando resultados, según el estudio.

Un estudio reciente sugiere que muchos países están introduciendo leyes para combatir el cambio climático a pesar de las dificultades para negociar un acuerdo global sobre la reducción de gases de efecto invernadero.

18 de las 33 naciones encuestadas hicieron progresos significativos el año pasado al aprobar leyes sobre reducción del crecimiento de los gases de efecto invernadero o la eficiencia energética.

El estudio, realizado por la Escuela de Economía de Londres y Globe International, señala que países como Kenia y Pakistán realizaron un gran avance, mientras que México presentó una ley para reducir las emisiones en un30%.

Por su parte, la Unión Europea impuso una nueva directiva sobre la eficiencia energética y y Estados Unidos reguló el dióxido de carbono con la Ley de Aire Limpio.
Fuente:
BBC Ciencia 

10 de diciembre de 2012

339 Gbps, nuevo récord de transferencia de datos


Se ha vuelto a bátir el récord de velocidad de transferencia de datos. Investigadores de Caltech (California Institute of Technology), trabajando junto a miembros de la Universidad de Victoria (Canadá), la Universidad de Michigan, Vanderbilt University y el Brookhaven National Lab han alcanzado los 339 Gbps.


Han pulverizado el récord de 2011, que se quedó en 186 Gbps a través de una conexión de fibra óptica de un sólo cable. El nuevo tope alcanzado este año se ha conseguido mediante una configuración distinta, con tres conexiones simultáneas. También se plantearon el superar el récord de hace un año con una configuración similar de un sólo cable, superándolo sensiblemente: 187 Gbps en una conexión entre Victoria (Canadá) y Salt Lake City (Estados Unidos).

Números que quedan muy lejos de las conexiones de banda ancha domésticas habituales, sobre todo de las cifras obtenidas en España y los países latinoamericanos, con capacidades inferiores a las de otras regiones como la norteamericana, la asiática, o la de Europa continental. Existen datos de las velocidades de navegación que Alan Lazalde ya publicó hablando de la insignificante banda ancha en América Latina:
  • España, 394 KBps
  • Chile, 288 KBps
  • México, 237 KBps
  • Colombia, 183 KBps
  • Perú, 161 KBps
  • Argentina, 132 KBps
  • Ecuador, 126 KBps
  • Venezuela, 122 KBps
  • Brasil, 105 KBps
En el otro lado, se encuentran los países con velocidades de conexión más rápidas del mundo, que naturalmente siguen encontrándose a una distancia abismal del récord de 2012:
  • Corea del Sur, 2.202 KBps
  • Rumania, 1.909 KBps
  • Bulgaria, 1611 KBps
  • Lituania, 1.463 KBps
  • Letonia, 1.377 KBps
  • Japón, 1.364 KBps
  • Suecia, 1.234 KBps
  • Ucrania, 1.190 KBps
  • Dinamarca, 1.020 KBps
  • Hong Kong, 992 KBps
Para el otoño de 2013, se espera lograr transferencias de datos a una velocidad de 1 Tb por segundo sobre redes de rango amplio. Mejoras que se espera deriven en redes domésticas y corporativas de mayor velocidad, así como el aumento de la velocidad especialmente en los países de la lista que peores conexiones tienen. En ExtremeTech se puede observar el gráfico con las infraestructuras que se han empleado para lograr el récord.

Fuente:

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6 de diciembre de 2012

¿Dónde hay más confianza entre las personas? En los lugares donde las calles están más limpias

Cuando viajamos a un lugar remoto, o no tan remoto, enseguida nos damos cuenta de que en el lugar rezuma mayor o menor grado de confianza y civismo que en nuestro lugar de nacimiento.

A mí me pasó personalmente con mi primer viaje a Suiza: fueron tantos los ejemplos de confianza mutua que vi a mi alrededor (desde bicicletas sin cadena hasta huchas de dinero sin vigilancia de ningún perdidas en la montaña a fin de adquirir zumo de una mesa) que, en fin, llegué a pensar que los suizos eran programados de algún modo secreto desde el nacimiento.

Las razones que subyacen en un comportamiento más o menos agradable y confiado en una sociedad humana son difíciles de descifrar. Sin embargo, sí es posible saber dónde hay más confianza por norma general si descubrimos el efecto secundario de esa confianza: mayores ingresos económicos. 


Es decir, que cuanta más confianza haya entre las personas de una sociedad, más próspera será la misma. Ello no nos dice de dónde viene esa confianza, pero al menos podemos saber que existe de manera bastante irrefutable.


Según el experto Matt Ridley, en su libro El optimista racional, a propósito de la medición de confianza de una sociedad:
Esto puede ser medido con una combinación de cuestionarios y experimentos; dejar la cartera en la calle y observar si es devuelta, por ejemplo, o preguntar a las personas, en su lengua natal: “Por lo general, ¿dirías que se puede confiar en la mayoría de las personas, que hay que tener mucho cuidado cuando se trata con personas?
En función de estas medidas, puede afirmarse que Noruega es un país donde rebosa la confianza y la transparencia tanto a nivel político como a nivel social (el 65 % de los noruegos confían los unos en los otros), y Noruega es un país rico. Perú, por el contrario, es un país pobre, en comparación, y en él sólo el 5 % confían en el prójimo.

Paul Zak es más taxativo: “Un 15 % de incremento en la proporción de personas en un país que piensan que los demás son dignos de confianza incrementa el ingreso de cada persona en un 1 % anual cada año subsecuente”.

La razón, obviamente, no es que los noruegos sean mejores que los peruanos, sino que la sociedad noruega está mejor diseñada para generar sistemas de confianza que la sociedad peruana.
Los países más prósperos económicamente también reducen los efectos de la llamada teoría de las Ventanas Rotas, es decir, la que postula que en un lugar se producirán más comportamientos incívicos o ilegales por el simple hecho de que el mobiliario público esté más descuidado: ventanas rotas, papeles por el suelo, mala iluminación, suciedad, etc.

Para probar cuán importante es la conservación del mobiliario público, tres investigadores publicaron un experimento muy curioso en la revista Science. Escogieron un callejón de Groninga, en Holanda, un lugar a todas luces donde podemos confiar más en el prójimo y donde los ciudadanos se destacan por su civismo.
En ese callejón, la gente aparcaba la bicicleta y pegaba un flyer en el manillar. Más tarde, el usuario tenía que despegar el flyer antes de volver a montarse en la bici, pero los investigadores habían eliminado todas las papeleras, así que sólo cabía una de las siguientes dos opciones: o te llevabas el flyer a casa o lo tirabas al suelo.
El psicólogo Steven Pinker explica así el experimento en su libro Los ángeles que llevamos dentro:
Encima de las bicicletas había un visible letrero que prohibía las pintadas y un muro que los experimentadores habían llenado de grafitis (la situación experimental) o habían dejado intacto (la situación de control). Cuando los ciclistas estaban frente a los grafitis, el doble de ellos arrojaban el flyer al suelo (exactamente lo previsto por la teoría de las Ventanas Rotas). En otros estudios, las personas tiraban más basura cuando veían carritos de la compra no retornados y desparramados por ahí, o cuando oían trifulcas a lo lejos. No se producían sólo infracciones inofensivas como tirar basura.
Es decir, que un entorno ordenado fomenta un sentido de la responsabilidad debido no tanto a la disuasión (la policía de Groninga raramente multa a quienes arrojan basura) como a la señalización de una norma social: éste es el tipo de sitio donde la gente obedece las reglas.


Fuente:

Diario del Viajero

26 de septiembre de 2012

El cambio climático puede provocar la muerte de 100 millones de personas

Según un informe publicado por la organización DARA, el calentamiento global afecta gravemente nuestra economía y, en general, nuestra vida.

Calentamiento global, PBI, Cambio climático, Gases de efecto invernadero
 
(Foto: Reuters)
 
Más de 100 millones de personas morirán y el crecimiento económico mundial se reducirá en un 3,2% del Producto Interno Bruto (PBI) para el 2030 si el mundo no logra frenar el cambio climático, mostró hoy un reporte que fue encargado por 20 gobiernos.

A medida que la temperatura promedio mundial aumenta debido a las emisiones de gases de efecto invernadero, los efectos en el planeta, como el derretimiento de las capas de hielo, fenómenos meteorológicos extremos, sequías y el aumento de los niveles del mar, amenazarán a poblaciones y formas de vida, dijo el reporte realizado por la organización humanitaria DARA.

Calculó que cinco millones de muertes ocurren cada año debido a la contaminación del aire, hambrunas y enfermedades como resultado del cambio climático y de economías que emiten dióxido de carbono con intensidad, y que la cifra posiblemente aumentaría a seis millones por año al 2030 si continúan los actuales patrones de consumo de combustibles fósiles.

Más de un 90% de esas muertes ocurrirán en países en desarrollo, dijo el reporte que calculó el impacto humano y económico del cambio climático en 184 países en 2010 y 2030. Fue encargado por el Foro de Países Vulnerables al Clima, una sociedad de 20 naciones en desarrollo amenazadas por el cambio climático.

¿Imposible detenerlo?
 
“Una crisis combinada de clima y emisiones de dióxido de carbono cobraría un total estimado de 100 millones de vidas entre ahora y el final de la próxima década”, sostiene el reporte.

Las temperaturas ya han subido en cerca de 0,8 grados centígrados desde los niveles previos a la era industrial. Casi 200 países acordaron en el 2010 limitar el aumento del promedio de la temperatura mundial a menos de 2 grados centígrados para evitar los peligrosos impactos del cambio climático.

Pero científicos han advertido que las opciones de limitar el aumento de las temperaturas a menos de 2 grados Celsius se están reduciendo debido a las emisiones globales de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles.

Los países más pobres del mundo son los más vulnerables, ya que enfrentan un mayor riesgo de sequías, escasez de agua, daños a los cultivos, pobreza y enfermedades. En promedio, podrían ver una pérdida de un 11% del PIB al 2030 debido al cambio climático, dijo DARA.

Fuente:


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