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12 de marzo de 2020

Por qué hay que prohibir que nos manipulen el cerebro antes de que sea posible

El científico Rafael Yuste, impulsor de la mayor iniciativa para conocer el cerebro, reclama a los Gobiernos la creación de nuevas leyes frente a los riesgos de la neurotecnología.


“Tenemos una responsabilidad histórica. Estamos en un momento en que podemos decidir qué tipo de humanidad queremos”. Son palabras mayúsculas, tanto como el reto que se plantea Rafael Yuste. A este neurocientífico español, catedrático de la Universidad de Columbia (EE UU), le susurran en la conciencia los fantasmas de otros grandes científicos de la historia que abrieron la caja de Pandora. Él, que ha impulsado la iniciativa Brain, la mayor apuesta por descubrir los secretos del cerebro, no elude su responsabilidad: “Lo llevo como un deber”. Yuste sabe bien lo que su campo, la neurotecnología, ya es capaz de ver y hacer en nuestras mentes. Y teme que se nos vaya de las manos si no se regula. Por eso reclama a los Gobiernos de todo el mundo que creen y protejan unos derechos de nuevo cuño: los neuroderechos. Chile quiere ser el primer país que los recoja en su carta magna y ya se está negociando para que este espíritu se incluya en la estrategia del Gobierno español para la inteligencia artificial.

El año pasado, Yuste consiguió manipular el comportamiento de unos ratones. Y lo hizo interviniendo en los pequeños cerebros de estos roedores, amaestrados para sorber zumo cuando ven unas rayas verticales en una pantalla. Yuste y su equipo habían apuntado las neuronas concretas que se disparaban en ese momento y las estimularon directamente cuando en la pantalla no se veían las barras. Pero los ratones sorbieron zumo como si las hubieran visto. “Aquí en Columbia un colega mío ha desarrollado una prótesis visual inalámbrica para invidentes con un millón de electrodos, que permite conectar a una persona a la red. Pero también se puede usar para crear soldados con supercapacidades”, advierte Yuste. Ese aparato, financiado por Darpa (la agencia de investigación del Ejército de EE UU), podría estimular hasta 100.000 neuronas, aportando destrezas sobrehumanas.

Cuando Yuste comenzó hace dos años a trabajar en la iniciativa de los neuroderechos era casi un planteamiento abstracto, de ciencia ficción. "Pero ha aumentado la urgencia de la situación, hay problemas bastante serios que se nos vienen de frente; las compañías tecnológicas se están metiendo en esto de cabeza porque piensan, de manera acertada, que el nuevo iPhone va a ser una interfaz cerebro-computadora no invasiva", advierte Yuste. El hombre que impulsó un proyecto en EE UU de 6.000 millones de dólares para investigar el cerebro enumera con preocupación los movimientos de los últimos meses. Facebook ha invertido mil millones de dólares en una compañía que comunica el cerebro con los ordenadores. Y Microsoft otros mil millones en la iniciativa de inteligencia artificial de Elon Musk, que invierte 100 millones en Neuralink, una compañía que implantará finísimos hilos en el cerebro de sus usuarios para aumentar sus competencias. Y a Yuste le consta que Google está haciendo esfuerzos parecidos que no son públicos. Ha llegado la era del neurocapitalismo.

“Estas grandes tecnológicas se están poniendo nerviosas para no quedarse atrás con el nuevo iPhone cerebral. Tenemos que acudir directamente a la sociedad y a quienes hacen las leyes para evitar abusos", afirma. La tecnología impulsada por Musk pretende ayudar a pacientes con parálisis o extremidades amputadas a controlar su expresión y movimiento o a ver y oír solo con el cerebro. Pero no oculta que el objetivo final es el de conectarnos directamente con las máquinas para mejorarnos con inteligencia artificial. La iniciativa de Facebook es similar: una empresa con el historial de respeto por la privacidad como la de Zuckerberg, accediendo a los pensamientos de sus usuarios.



9 de diciembre de 2019

10 cosas que cambian tu cerebro (09/10): hacer malabarismo

Adquirir la habilidad de mantener tres pelotas dando vueltas en el aire no solo es sumamente divertido. 


De acuerdo con una investigación de la Universidad de Oxford (Reino Unido), produce cambios en la materia blanca del cerebro a cualquier edad. La materia blanca es la maraña de fibras nerviosas que conducen señales eléctricas entre neuronas y conectan unas células nerviosas con otros, mientras en la materia gris se procesa la información. 

Trabajando con 24 voluntarios Heidi Johansens-Berg y sus colegas comprobaron que, después de seis semanas practicando con las bolas de malabares durante 30 minutos diarios, había cambios visibles en su cableado cerebral en zonas relacionadas, sobre todo, con la visón periférica, una capacidad que resulta muy útil en la vida cotidiana.

7 de diciembre de 2019

10 cosas que cambian tu cerebro (06/10): el dolor crónico

Por muy bien que afronte un enfermo con dolor crónico el sufrimiento físico permanente, a la larga su cerebro se resiente. 


Las alteraciones más importantes se producen en las conexiones neuronales de una zona de la corteza frontal vinculada a la gestión de las emociones. «Si sientes dolor veinticuatro horas al día, siete días a la semana, hay áreas de tu cerebro que se mantienen constantemente activas», explica Dante Chialvo, fisiólogo de la Universidad Northwestern (EE UU) coautor de una investigación que publicaba The Journal of Neuroscience

Y cuando las neuronas están a tiempo completo en ‘modo on’ se trastornan o incluso mueren porque no pueden resistir la falta descanso. El resultado es que el cerebro cambia y se daña para siempre, y aparecen trastornos del sueño y dificultades serias a la hora de tomar decisiones.

6 de diciembre de 2019

10 cosas que cambian tu cerebro (05/10): Practicar deporte

Que el deporte pone tus músculos en forma salta a la vista. 


Menos conocido es su interesante efecto sobre el cerebro. Basta con subirse a una bicicleta estática y pedalear durante 30 minutos tres veces por semana, a lo largo de tres meses consecutivos, para que el volumen del hipocampo aumente entre un 12 y un 16%, mejorando la memoria, tal y como se podía leer en un estudio en Archives of General Psychiatry

Otro experimento reciente revelaba que si nos someten a una prueba de vocabulario tras 3 minutos de esprint aprendemos palabras un 20% más rápido que si dedicamos ese tiempo a descansar o a realizar una larga prueba aeróbica de baja intensidad. Entre otras cosas se debe a que tras ejercitarnos aumentan los niveles de Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF), una molécula esencial para la supervivencia de las neuronas y para el aprendizaje.

19 de noviembre de 2019

10 cosas que cambian tu cerebro (02/10): Leer novelas


“Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”, sentenciaba Jorge Luis Borges. Y la neurociencia ha demostrado que, al menos a nivel cerebral, el escritor argentino estaba en lo cierto.  

Ciertas estructuras cerebrales se transforman cuando leemos. Las conexiones de las neuronas del lóbulo temporal izquierdo, vinculado al lenguaje, y las del surco central del cerebro, relacionado con las sensaciones físicas motoras, aumentan tras la lectura de una novela de ficción como “Pompeya”, de Robert Harris, según un estudio del que se hacía eco la revista especializada Brain Connectivity. Y otro trabajo dado a conocer en Psychological Science sugería que devorar las obras de Frank Kafka y de otros autores surrealistas crea nuevos patrones cerebrales que nos hacen más inteligentes.
 
Importa el género que leas 
 
No es lo mismo leer una novela de aventuras que un texto sobre derecho penal para el cerebro. “Las novelas activan regiones que no solo interpretan los símbolos, también estimulan la imaginación o la acción motora. Es a lo que llamamos “meterse en un libro”, explica el neurólogo. 

"En la lectura hay dos aspectos importantes: uno referido a la complejidad sintáctica -que descodifica el lenguaje- y el otro al pensamiento simbólico o la narrativa que tiene la propia lectura”.

Crea más conexiones cerebrales
 
Leer nos modifica el cerebro de manera favorable. En un estudio del neurocientífico Alexandre Castro-Caldas y su equipo de la Universidad Católica Portuguesa, demostraron que esta actividad tenía repercusiones anatómicas pues las fibras nerviosas que unen ambos hemisferios son más gruesas en los lectores habituales que en los analfabetos.

“Aquellas personas que leen presentarán el mismo número de neuronas, pero mayor número de conexiones más eficientes”, sentencia García Ribas. 

“Esto implica aumentar nuestra reserva cognitiva ante el envejecimiento o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. A mayor reserva notaremos después o evitaremos los efectos de estas dolencias, es decir, que se manifestarán más tarde”, concluye.

La lectura los cimientos del aprendizaje
 
Como pedagogo, Giner Tarrida, considera que no solo se debe tener una lectura mecánica, sino también comprensiva que te ayude a entender los mensajes subliminales y la riqueza del texto. “Aparte del acto mecánico e imprescindible en sí, ahora se está incidiendo más en la comprensión holística”, sentencia.

“Una de las mayores riquezas de la lectura es poder imaginar lo que estás leyendo a través de imágenes. Además, es una actividad que conecta con todo el resto de aprendizajes que poseemos”, continúa. 

Y es que la imaginación es tan poderosa que con solo leer un verbo que implique una acción, también se activan regiones encargadas del movimiento, tal y como demuestran muchas resonancias magnéticas funcionales de algunos estudios. “Esto implica que hay una conexión entre las zonas de la interpretación de los símbolos y otras, como la del movimiento, que hasta ahora desconocíamos”, concluye García Ribas.

Leer mejora la memoria 

La lectura retrasa el deterioro que sufre el cerebro con el paso de los años y ejercita nuestra memoria al hacer que el cerebro almacene nueva información constantemente: historias,personajes, lugares, expresiones..  Además, esta información va acompañada de las emociones que nos produce leer la historia, y toda emoción favorece que los recuerdos perduren más tiempo y con mayor claridad en nuestro cerebro. Tal es así,  que una investigación realizada en el Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago concluía que las personas que realizaban actividades estimulantes como la lectura, tanto de niños como de adultos, tenían una disminución de la memoria mucho menor que aquellos que no leían nunca.

La lectura reduce el estrés

Leer por placer nos ayuda a reducir el estrés, incluso más que escuchar música o hacer ejercicio. Cuando leemos, habitualmente nos sumergimos en una historia. Durante unos minutos nos olvidamos de nuestra propia vida y pasamos a vivir la de otra persona, la de los protagonistas de nuestro libro. Esto nos permite desconectar, dejar de pensar en nuestros problemas y dejamos de preocuparnos.

¿Puede un adulto aprender a leer?

Definitivamente. Se puede aprender durante toda la vida. Se puede llegar a ser alfabetizado en cualquier momento, sólo que se hace más difícil. El cerebro plástico de un niño hace que el aprendizaje del lenguaje oral y escrito sea más fácil que con el adulto.

¿Hay una edad mínima para aprender a leer?

Los niños en casi todo el mundo aprenden a leer entre los 5 y los 7 años. No existe un acuerdo al respecto. En Gran Bretaña, los niños comienzan a leer y a escribir a los 5 años, en China empiezan a leer a los 3 y a escribir a los 6, y en Finlandia, uno de los países en los que siempre destaca sus sistema educativo, los niños no comienzan a leer y escribir hasta los 7 años.

¿El mecanismo para aprender a leer es igual en todas las personas?

Existe un mismo cerebro para todas las razas pero el cerebro para la lectura es diferente según los diversos sistemas de escritura. El alfabeto chino es diferente al inglés. Incluso dentro de los alfabetos hay diferencias. Por ejemplo, por los regulares que son el alemán, italiano, holandés se hace más fácil y los circuitos cerebrales son ligeramente diferentes a los del francés o el inglés.

Y con el idioma chino habrá más corteza visual en ambos hemisferios porque tiene 5000 caracteres para reconocer. El circuito del cerebro para la lectura refleja los requisitos del sistema de escritura.

Con información:

La Vanguardia

BBC Mundo

RTVE

Hola

15 de marzo de 2019

Las clases de música generan nuevas conexiones cerebrales en niños

Estudiar este arte favorece el neurodesarrollo. Los expertos creen que ayuda también al tratamiento de menores con TEA o TDAH 


La música puede ayudar a tratar los trastornos del espectro autista (TEA) y los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños, así lo concluye la Sociedad Norteamericana de Radiología (RSNA, por sus siglas en inglés). Una característica más de este arte en esta jornada en la que se celebra el Día de la Música. Según estos expertos, que los pequeños reciban clases de música incrementa y crea nuevas conexiones cerebrales y “puede facilitar los tratamientos en niños con estos trastornos”. “Ya se sabía que la música era muy beneficiosa, pero este estudio ofrece un mejor entendimiento sobre qué está ocurriendo en el cerebro y dónde se producen estos cambios”, asegura Pilar Dies-Suárez, jefa de radiología en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, en un comunicado. "Experimentar la música a una edad temprana puede contribuir a un mejor desarrollo del cerebro, a la optimización de la creación y establecimiento de redes neuronales y a la estimulación de las vías existentes del cerebro”, añade la experta.

Estudios anteriores ya hablaban de los beneficios de la música en el desarrollo cerebral. Por ejemplo, uno elaborado por el Instituto de Aprendizaje y Neurología de la Universidad de Washington (Seattle, EE UU) y publicado National Academy of Sciences concluyó que “ciertas melodías mejoran el procesamiento cerebral de pequeños de nueve meses, tanto en lo que se refiere a la música como a nuevos sonidos del habla”. La investigación sugería “que experimentar patrones rítmicos musicales mejora la habilidad de detectar y predecir patrones rítmicos del habla. Esto significa que escuchar música en edades muy tempranas puede tener un efecto global en las habilidades cognitivas de los bebés”, aseguraron los autores. 

El artículo completo en: El País (España)

4 de diciembre de 2018

Somos capaces de crear nuevas neuronas a cualquier edad con un sencillo ejercicio (que está en tus manos)

Ponte las zapatillas de deporte, tu cerebro lo agradecerá.


Somos capaces de crear nuevas neuronas, incluso de adultos. Este hallazgo es relativamente nuevo, porque se pensaba que se nacía con un determinado “banco de neuronas” que iba menguando con el paso del tiempo, pero que no era posible renovar ni ampliar. Sin embargo, los últimos hallazgos en neurociencia desmontan esta creencia. El cerebro es plástico: es posible crear conexiones diferentes e incluso en algunas zonas, como es el hipocampo, se puede conseguir que nazcan nuevas neuronas, según explica el profesor Terry Sejnowski, de The Salk Institute for Biological Studies. Hay margen de maniobra con independencia de la edad.

El hipocampo tiene forma de caballito de mar y es uno de los responsables de nuestra memoria y de nuestra capacidad espacial. Las investigaciones sobre esta zona del cerebro comenzaron con ratas a las que se mostraban varias imágenes que tenían que aprender a diferenciar. Cuando los roedores lo lograban se observó que en su hipocampo se habían generado nuevas neuronas. Pero si el animal dejaba de hacer el ejercicio, las neuronas jóvenes desaparecían. Si retomaba la actividad volvían a aparecer, es decir: la práctica repetida ayuda a que se generen nuevas neuronas en el hipocampo. En el caso de los humanos, si hubiera que decidir qué actividad nos permite realmente mantener joven el cerebro, Sejnowski no lo duda. El deporte es el mejor tratamiento antiedad para la masa gris.

Se sabía que practicar deporte es una manera de cuidar el cuerpo y reducir el estrés gracias a los bailes hormonales que se activan de dopamina, serotonina y noradrenalina. Pero investigaciones más recientes demuestran que el ejercicio físico mejora también la secreción del factor neurotrófico cerebral (que influye positivamente en la memoria y en un estado de ánimo más positivo) y permite que nazcan nuevas neuronas en nuestro hipocampo. A pesar de sus ventajas, no parece que exista demasiada conciencia del vínculo entre aprendizaje y deporte. Pero educar en el deporte a niños y adultos no solo ayuda a mantener la salud corporal, sino también a que el cerebro se mantenga más joven y con capacidad para generar neuronas. Como resume Sejnowski, “el gimnasio y el recreo son las partes más importantes del plan de estudios”.

Los expertos sugieren que es precios practicar ejercicio tres veces por semana con una duración mínima de 30 minutos. Vale por ello la pena buscar un ejercicio amable, un grupo de amigos y ponerse las zapatillas deportivas. El hipocampo lo agradecerá.

Fuente: El País (España) 

7 de octubre de 2018

Qué son los escaramujos, las nuevas neuronas que tienen fascinados a los científicos

Los científicos han descubierto un nuevo tipo de neurona que solo han hallado en humanos.

La han llamado escaramujos, o rosehip en inglés (rosa mosqueta), porque su apariencia se asemeja a la de una rosa sin los pétalos. Y su hallazgo puede servir a los especialistas para conseguir entender mejor los trastornos cerebrales.

Los resultados de este grupo internacional de 34 científicos se han publicado en la revista especializada Nature Neuroscience y abre la puerta a un nuevo rediseño del cerebro humano tal y como lo conocemos ahora, aseguran los investigadores en su estudio.

El hallazgo, que ha sido posible gracias a la colaboración entre la Universidad de Szeged, en Hungría, y el Instituto Allen para la Ciencia Cerebral, con sede en Seattle, Estados Unidos, puede ayudar a explicar por qué muchos tratamientos experimentales para desórdenes cerebrales han funcionado en ratones pero no en personas.

Lea el artículo completo en: BBC Mundo
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