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17 de octubre de 2017

Así aprende el cerebro a reconocer las caras

Un estudio sugiere que la capacidad del cerebro para reconocer a otros a través de sus rasgos no es innata

El hallazgo podría ayudar a desarrollar terapias para trastornos neurológicos como el autismo


La frontera entre lo aprendido y lo innato ha atraído desde siempre a científicos de diferentes disciplinas. Una tarea básica en la vida de un ser humano como es identificar y distinguir a los demás, por ejemplo, era hasta ahora considerada como una habilidad instintiva, tanto en el Homo sapiens como en otros primates. Sin embargo, una nueva investigación cuyos resultados aparecen este lunes en la revista Nature Neuroscience pone en tela de juicio esta teoría y sugiere que la capacidad del cerebro para reconocer a los demás a través de sus rasgos se adquiere con la práctica.

Un equipo de neurobiólogos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, liderado por la profesora Margaret Livingstone, afirma en el artículo que las regiones del cerebro responsables del reconocimiento facial se forman y se desarrollan a través de la experiencia.

Livingstone y su equipo llevaron a cabo un experimento en el que monitorizaron la actividad cerebral de dos grupos de macacos, una especie que se utiliza habitualmente en este tipo de estudios por su estrecha relación evolutiva con los humanos. De acuerdo con los investigadores, el papel formativo que las primeras experiencias tienen en el desarrollo sensorial y cognitivo es el punto crucial para adquirir esta habilidad social.

Los autores confían en que sus resultados contribuyan además a arrojar nueva luz sobre algunos trastornos del desarrollo neurológico, como el autismo o la prosopagnosia, un síndrome que impide reconocer ninguna cara, incluida la propia.

"Algunos de los déficits de habilidades sociales que se desarrollan en personas con trastornos del espectro autista pueden ser un efecto secundario derivado de la falta de experiencia a mirar a la cara", explica Livingston, "algo que los niños con estos síndromes tienden a evitar". De confirmarse, los resultados apuntan a que terapias que fomentan la exposición temprana a rostros humanos podrían jugar un papel clave para paliar problemas de habilidades sociales.

Los autores explican que, pasados los 200 días de vida, aparecen grupos de neuronas asociados con el reconocimiento facial, agrupados en un área del cerebro llamada surco temporal. Esta aparición temprana, combinada con el hecho de que los niños muestran durante los primeros meses de vida tendencia a fijarse en los rostros antes que en otras partes del cuerpo, han sido los principales argumentos para afirmar que esta capacidad puede ser innata.

Sin embargo, los especialistas de Harvard rebaten esta teoría de reconocimiento de rostros. Señalan que tanto los seres humanos como otros primates desarrollan áreas en el cerebro que responden a estímulos que sólo existen desde hace poco tiempo -en términos evolutivos- como pueden ser edificios y/o textos. Esto implicaría, a su juicio, que su conocimiento no puede depender de la herencia genética.

El experimento

Para comprender mejor las bases del reconocimiento facial, los científicos dividieron a los macacos en dos grupos. En el primero, utilizado como grupo de control, los animales fueron criados por sus madres e interactuaron libremente con otros especímenes, además de con sus cuidadores humanos. El segundo fue criado durante un año exclusivamente por seres humanos que llevaron máscaras a lo largo de todo el experimento.

Cuando ambos grupos alcanzaron los 200 días de vida, los investigadores comenzaron a realizar resonancias magnéticas para obtener imágenes cerebrales e identificar la presencia de los grupos de neuronas responsables del reconocimiento facial, así como de otras regiones claves en la identificación tanto de objetos y como de otras partes del cuerpo. La única diferencia significativa entre ambos grupos fue la detectada en las células encargadas del reconocimiento facial, que no se habían desarrollado en el grupo criado por sólo por humanos.

Posteriormente, los investigadores mostraron fotografías de humanos y primates a ambos grupos. El grupo de control prestaba atención principalmente a las caras mientras que los macacos criados sin exposición facial se fijaban más en las manos. De acuerdo con los científicos, estos resultados sugieren que la privación sensorial tiene un efecto selectivo muy importante en la forma en la que el cerebro crea sus conexiones. "El cerebro tiende a ser muy bueno en reconocer cosas que el individuo ve a menudo", declaró Livingstone, "y muy pobre en reconocer cosas que nunca o rara vez ve".

Fuente:

El Mundo Ciencia

11 de octubre de 2014

Perú: 1 700 000 sufren depresión y no son atendidas

Se calcula que en el Perú un millón 700 mil personas anualmente tienen depresión y requieren de atención, manifestó Yuri Cutipe, director de Salud Mental del Ministerio de Salud. Preocupante, y con el avance las reformas neoliberales la depresión será la enfermedad número en el Perú, si es que ya no lo es. Sin empleos de calidad, con slarios míseros, sin sindicatos y con los derechos pisoteados, con jornadas laborales extralargas, sin poder planificar un futuro... ¿quién no se deprimiría?




Cutipe dijo que es cierto que la bonanza económica en el Perú, especialmente en Lima, ha tenido repercusiones en la disminución en la frecuencia en la población de determinadas enfermedades mentales, especialmente los trastornos de ansiedad.

Sin embargo, aun cuando la prevalencia ha disminuido, encontramos un enorme volumen de la población afectada por los problemas de salud mental.

Agregó que la depresión en el Perú afecta la productividad del país en la regularidad a la asistencia en los trabajos y en la regularidad de continuar su formación académica.

Cutipe confesó que en la época incaica, los antiguos curanderos peruanos no solo se fijaban en la fractura (de un cerebro) si no también como se sentía una persona.

Sin embargo, dijo que en el mundo occidental la ciencia ha hecho que se desligue lo mental de lo físico y lo relacional; como si fueran mundos aparte de una misma persona.

Reveló que el sistema de salud peruano tiene una capacidad muy pequeña de reacción ante las necesidades de recuperación de los enfermos mentales como también de los problemas de prevención.

"El Perú, como muchos países vecinos, tiene un sistema de salud mental centrado en el aspecto psiquiátrico o psicológico; sin una visión psicosocial de utilizar los recursos en el medio donde vive la persona. Siendo esto un ejemplo claro de caso de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en los niños", puntualizó.

Fuente:

RPP

3 de octubre de 2014

En 2025, la mitad de los niños serán autistas por el glifosato

El de la doctora Stephanie Seneff es uno de los nombres más polémicos de la ciencia estadounidense, especialmente después que denunciase que los alimentos genéticamente modificados (OGM) han disparado el número de enfermedades crónicas, así como las alergias alimentarias y otras dolencias como la diabetes, el alzhéimer, el párkinson, la esclerosis múltiple o el síndrome de colon irritable, entre muchos otros. Los últimos trabajos de esta científica del MIT ponen su foco en el autismo, una enfermedad cada vez más frecuente y de la que, sin embargo, aún disponemos de poca información. 

Según la presentación que realizó el pasado mes de junio, el glifosato, componente principal del herbicida Roundup, es el principal causante de que estas enfermedades se hayan disparado de forma tan rápida, así como la intolerancia al gluten. El problema es que dicho herbicida es producido por Monsanto, el mayor fabricante mundial de semillas transgénicas y una de las multinacionales más poderosas del mundo, que ha defendido la seguridad de su producto en su propia página web. Muchos no han tardado en desacreditar la teoría de Seneff, como ocurre con la veterana periodista de nutrición Tamar Haspel en las páginas de The Huffington Post. En dicho artículo, la autora recuerda que no se trata más que pura especulación, no refrendada por ningún dato y, además, desvela que Seneff está especializada en ciencia computacional e ingeniería eléctrica, y que su interés por la alimentación es reciente. 



Sea como sea, lo que es innegable es que la prevalencia del autismo ha aumentado sensiblemente durante las últimas décadas, y aún no hemos sido capaces de llegar a un consenso sobre la misma. Actualmente, alrededor de uno de cada 175 niños de todo el mundo nace con este trastorno, aunque varía en cada país. En Estados Unidos, la prevalencia se encuentra actualmente en el 1,5%, mientras que en 1975, tan sólo uno de cada 5.000 niños tenía autismo, según los datos publicados por K. Wintraub en un artículo publicado en Nature. Seneff utiliza este cuadro para trazar su previsión y asegurar que, si el crecimiento sigue estable, para el año 2025 la mitad de los niños podría sufrir autismo. "Al ritmo actual, uno de cada dos niños será autista", anunció en la conferencia celebrada en Groton, Massachusetts. 

Uno de los principales problemas con el autismo es que, en la mayor parte de casos, sus causas son desconocidas. Como explicaba dicho artículo de Wintraub, en un 46% es imposible explicar el origen del trastorno, aunque aduce otras razones por las que se haya disparado el número de diagnósticos. Es el caso de que algunos de los que simplemente habrían sido considerados como víctimas de retraso mental ahora se clasifican como autistas (25%) o aquellos que encajan en la descripción por un mayor conocimiento de la enfermedad (15%). No existe un consenso sobre los orígenes de la enfermedad, que se atribuyen tanto a causas genéticas (los hermanos mellizos suelen desarrollar de igual manera la enfermedad) o alteraciones neurológicas

Más preocupante aún resulta que el autismo se deba a agentes ambientales, como la exposición a determinadas sustancias durante el embarazo, algo se encontrarían en sintonía con la tesis defendida por Seneff.

El artículo completo en:

Eco Portal

29 de junio de 2014

Las 7 sustancias químicas que dan forma al amor


El sentimiento amoroso no surge a raíz de que Cupido nos clave una flecha en el corazón, sino del agitamiento de la coctelera neuroquímica que anida en todos nosotros. Si se introducen las sustancias químicas en las dosis adecuadas, como en un buen cóctel, entonces nos veremos transportados por el amor más puro.

De manera que el amor poco tiene que ver con el corazón (acaso que aquél produce una mayor agitación a éste), sino con nuestro cerebro y las decenas de sustancias químicas desencadenadas. Algunas de las cuales las detallamos a continuación.

Oxitocina: conocida como la hormona del amor. Nos incita a socializar, enamorarnos y tener pareja de por vida. También desempeña un importante rol en la conducta maternal y algunos procesos fisiológicos como el parto y la lactancia.

Endorfinas: se liberan cuando contemplamos a la persona amada (o con la que anhelamos intercambiar segmentos de ADN). Estas endorfinas son capaces de elevar nuestro ánimo a pesar de que atravesemos una crisis financiara apocalíptica. 

Feniletilamina: compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas que, según Jorge Blaschke, en su libro Cerebro 2.0:

es la responsable de esa sonrisa tonta sin sentido que soltamos cuando se acerca a nosotros la persona que nos ha enamorado, en un rasgo del rostro que denota amistad, confianza y seguridad.
Acetilona: la segregamos como cualquier animal en celo, desde un chimpancé hasta un paquidermo.

Endovalium: libera nuestra fantasía e imaginación, permitiéndonos que nos figuremos con nuestra amante en toda clase de situaciones románticas o sexuales. 

Adrenalina: nos estimula, agudiza nuestros reflejos y nos induce al galanteo con posturas ridículas, como si de repente todos fuéramos pavos reales. También nos empuja a llevar a cabo acciones aventuradas o arriesgadas, como Juan Sin Miedo. Junto con la acetilona y en Endvalium, su misión también es que el corazón bombee más sangre y que esa sangre produzca una vasodilatación en el interior del pene y, en consecuencia, una erección.

Gonadotropinas (GnRH): se producen ya en la cama (o en el coche, o en el cine, o allá donde decidamos dar rienda suelta nuestra sexualidad). Actúa el hipotálamo, una de las partes de nuestro cerebro que produce la hormona liberadora de gonadrotropinas:

con el fin de estimular la secreción de las hormonas hipofisiotrópicas que se producen en las gónadas. Entonces se produce la eyaculación con 200 o 400 millones de espermatozoides, pequeñas células con una cabeza de 5 micrómetros de longitud y una cola de 50 micrómetros de largo con la que flagelan y nadan, en una competición feroz, para llegar hasta el óvulo femenino.

Fuente:

Xakata Ciencia

13 de enero de 2014

¿Cuántos nombres podemos recordar?

Chica tratando de recordar

No hay ningún límite conocido. Si se le pide a un mnemonista que aprenda una lista de nombres, podría llegar a recordar miles, decenas de miles e incluso cientos de miles sin ningún problema, ya que tienen la capacidad de aprender listas con miles de dígitos.

Algunas personas que sufren de una condición neurológica llamada hipertimesia recuerdan todo lo que les ocurre todos los días, incluyendo los nombres de todas las personas que ha conocido en su vida.

El resto de nosotros hemos evolucionado para recordar no más de 150 relaciones sociales. Se conoce como el número de Dunbar, bautizado así por el antropólogo Robin Dunbar.

El científico descubrió que los grupos de cazadores-recolectores, unidades en el ejército, equipos en las empresas y otros muchos grupos tienden hacía un límite de 150. Y parece que las redes sociales no han cambiado esta naturaleza.

Incluso las personas que tienen miles de amigos en Facebook raramente mantienen más de 150 relaciones significativas.

Fuente:

BBC Ciencia

30 de noviembre de 2013

¿Por qué es tan malo tener "guata" o grasa abdominal?

Tripa, lorza, michelín, barriga cervecera o flotador neumático de repuesto. Independientemente del nombre que le demos, lucir una barriga prominente puede tener consecuencias indeseadas. Según un estudio de la Academia Americana de Neurología, tener obesidad abdominal al cumplir los cuarenta años triplica el riesgo de sufrir demencia a partir de los setenta. A esto se suma que Miriam A. Bredella, experta en radiología del Hospital General de Massachusetts (EE UU), ha demostrado que la llamada “curva de la felicidad” se acompaña de una reducción en la densidad mineral de los huesos y un aumento del riesgo de padecer osteoporosis. Además, la grasa acumulada en torno a la cintura prácticamente duplica el riesgo de padecer asma, de acuerdo con un estudio noruego presentado el año pasado en el Congreso Anual de la Sociedad Respiratoria Europea. Por otro lado, científicos de la Academia Americana de Neurología han demostrado también que, entre los 20 y los 55 años, la obesidad abdominal incrementa el riesgo de sufrir migrañas y jaquecas. Y otro estudio europeo basado en datos de 500.000 pacientes concluía que tener un radio cintura-cadera mayor a 0,85 se asocia a un riesgo hasta un 52% más alto de sufrir cáncer colorrectal.

En resumidas cuentas, todo indica que no hay peor grasa que la que se acumula alrededor de la barriga. Los expertos lo atribuyen a que, normalmente, se trata de grasa visceral acumulada en torno a los órganos del abdomen y que, por lo tanto, resulta mucho más dañina que la que se deposita bajo la piel (grasa subcutánea), por ejemplo en brazos y muslos.

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Muy Interesante

31 de mayo de 2013

El uso de pesticidas podría causar Parkinson

Un hombre fumiga un bloque de apartamentos en Singapur.| Ed Wray | Ap

Un hombre fumiga un bloque de apartamentos en Singapur.
Los primeros datos en relacionar el uso de pesticidas con la aparición de Parkinson datan de los años 80. Desde entonces se han publicado numerosos estudios que sugieren que existe una relación causal; sin embargo, ninguno de ellos es concluyente al cien por cien. El problema, como vuelve a poner de manifiesto esta semana un trabajo en la revista 'Neurology', es que es difícil demostrar una relación causal directa.

El estudio, realizado por los italianos Gianni Pezzoli y Emanuele Cereda (de la Fundación IRCCS de Milán), ha revisado 104 investigaciones sobre Parkinson y pesticidas publicados en diversas revistas médicas. Sus conclusiones admiten que existe un incremento del riesgo neurológico en personas expuestas a pesticidas, insecticidas y disolventes, aunque reconocen que es difícil ser claro a la hora de hablar de una relación causal.

Como admiten Pezzoli y Cereda, muchos de los trabajos analizados son pequeños, muy heterogéneos entre sí, o no han controlado adecuadamente la vía de exposición (inhalada, por contacto...) o la dosis ingerida. Así, aunque los trabajos de mayor calidad metodológica sí perciben un riesgo de Parkinson relacionado con estos productos tóxicos (que oscila entre el 33% y el 80%, según la investigación), sigue siendo necesario todavía un estudio adecuadamente controlado y riguroso que permita sacar conclusiones.

"Que los pesticidas aumentan el riesgo de Parkinson ya está claro; tanto como que el tabaco causa cáncer de pulmón", explica Francisco Pan-Montojo, un investigador español de la Universidad de Dresde (Alemania), especializado en este campo "Lo que nos faltan por conocer son los detalles. Igual que no sabemos porqué hay fumadores que no desarrollan cáncer, no sabemos todavía si hay algún tipo de característica genética que proteja frente a los daños neurológicos de los pesticidas, qué nivel de dosis es tóxica, si hay ciertos herbicidas más peligrosos que otros...".

En 2010, el equipo que dirige Pan-Montojo en Alemania relacionó la exposición prolongada a la rotenona (un pesticida) en el intestino con la muerte de neuronas dopaminérgicas en el cerebro de ratas.

"Posteriormente, otro equipo dirigido por Caroline Tanner demostró en la revista 'Environmental Health Perspectives' que sustancias como la rotenona y el paraquat, que inhiben la función de la mitocondria, duplicaban el riesgo de Parkinson en humanos", explica a ELMUNDO.es el científico gallego.

Igual que en el trabajo italiano, en aquel experimento se observó mayor riesgo en personas expuestas a dosis mayores y durante periodos de tiempo más prolongados. Sin embargo, como reconocen los autores italianos, falta por demostrar adecuadamente qué papel juega la exposición a múltiples pesticidas simultáneamente (cómo pueden interaccionar estos en el organismo) y si la genética de cada individuo puede jugar un papel en esta cuestión.

"El problema de muchos estudios de este tipo es que están basados en autocuestionarios sobre la exposición por parte del propio trabajador", reconoce Cereda en declaraciones a ELMUNDO.es; "no sabemos realmente cuál es la ruta de exposición o su llevaban protección". Aún así, añade, los estudios controlados con agricultores y trabajadores muy expuestos a estos productos han demostrado que el riesgo es mayor; "ahora que ya sabemos eso, falta un estudio más serio".

En ese sentido, el propio doctor Cereda apunta que su metaanálisis no hace sino señalar esas cuestiones que siguen sin resolver alrededor de esta cuestión, pero con importantes implicaciones desde el punto de vista de salud pública. "La literatura apoya la hipótesis de que la exposición a pesticidas y disolventes es un factor de riesgo en el desarrollo de Parkinson. Sin embargo, son necesarios estudios prospectivos de calidad para sostener esta relación causal".
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16 de marzo de 2013

Hay dos cerebros en cada cabeza

cerebro-leerNeurocientíficos del Instituto MIT han descubierto que los hemisferios de nuestro cerebro, derecho e izquierdo, funcionan como dos cerebros independientes cuando se trata de procesar qué vemos en el mundo que nos rodea. En un artículo que publica la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) los autores explican que nuestra memoria de trabajo -es decir, el "cuaderno de notas mental"- tienen un límite: sólo podemos gestionar cuatro cosas a la vez. No obstante, en algunas personas con un cociente intelectual especialmente alto la capacidad de retener varias cosas simultáneamente puede incrementarse.

Aprovechando que los monos muestran exactamente la misma limitación que los humanos, Earl Miller y sus colegas decidieron estudiar las bases neurológicas de los límites de la memoria de trabajo. Y comprobaron que los primates podían procesar dos elementos visuales con la mitad izquierda del cerebro y dos con la mitad derecha. Y que cada hemisferio procesa la mitad del espacio visual. Si extendemos el hallazdo al ser humano, esto implica que podemos procesar dos objetos en cada área visual, pero si hay tres objetos a nuestra derecha y uno a la izquierda, sólo recordaremos dos de la derecha y uno a la izquierda. "El cuello de botella de la memoria visual no está en la fase de memorización sino en la fase de percepción", concluye Miller. En otras palabras, cuando la capacidad de cada hemisferio cerebral se sobrepasa, la información ni siquiera es procesada por nuestro cerebro, por lo que es imposible recordarla.

De este hallazgo se pueden extraer aplicaciones prácticas inmediatas, según sugiere el neurocientífico estadounidense. Por ejemplo, que los monitores médicos que muestran la información en una columna deberían mostrarla en dos, una a la izquierda y otra a la derecha, para que la persona que los mira procese más información. Lo mismo se podría aplicar a la información que se muestra al personal de seguridad de un aeropuerto o un edificio.

El siguiente reto, adelantan los autores, será averiguar si este descubrimiento acerca de la memoria visual se puede aplicar en otros tipos de memoria (verbal, sonora...).

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Muy Interesante 

28 de febrero de 2013

La insulina: Es necesaria para aprender y memorizar

Además de regular los niveles de azúcar en sangre, la insulina juega un papel crítico a la hora de modular la actividad de las neuronas implicadas en el aprendizaje y la memoria, según revela un nuevo trabajo publicado en la revista Neuron. “La gente suelen pensar que los trastornos en la regulación de insulina únicamente pueden causar diabetes, pero muchos defectos cognitivos y del comportamiento, como la depresión o la demencia, también están asociados con síndromes metabólicos”, aclara Yun Zhang, bióloga de la Universidad de Harvard y responsable del estudio.

Para estudiar este vínculo, Zhang y sus colegas dirigieron su atención al gusano transparente Caenorhabditis elegans. Usando técnicas de ingenieria genéticas eliminaron su capacidad de crear compuestos similares a la insulina. Los gusanos “mutantes” así obtenidos fueron luego sometidos a pruebas para ver si eran capaz de aprender a evitar comerse una bacteria que los infecta. Y los científicos descubrieron que quellos que, a diferencia de los gusanos no modificados, estos no solo no podían sintetizar insulina sino que además habían perdido la capacidad de aprender. 

Curiosamente, no se debía solo a la ausencia de esta hormona sino a una compleja de red de moléculas y péptidos similares a la insulina que “actúan juntos y coordinan sus señales para regular el aprendizaje y la memoria, de modo que si se cambia la manera en que interactán también se modifica la forma en que aprendemos”, puntualiza Zhang. Entender estas rutas moleculares y estos circuitos neuronales podrían ayudar en el futuro a tratar trastornos cognitivos, incluida la demencia. lo

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Muy Interesante

26 de febrero de 2013

Mono en EE.UU. controla mentalmente a un robot en Japón

monobot1

El investigador de interfaces cerebro-máquina Miguel Nicolelis presentó un experimento bastante inusual en una charla TED, publicada recientemente por la organización: Una mona en Estados Unidos que puede controlar a un robot en Japón sólo con el pensamiento.

“Esta es la liberación completa del cerebro de las limitaciones físicas del cuerpo”, afirma Nicolelis, pionero en el campo de las neuroprótesis. Junto a su equipo en la Universidad de Duke desarrollaron una tecnología para “escuchar” al cerebro, que permite detectar cuando las neuronas están activas enviando una instrucción y encontrar patrones en “sinfonías cerebrales”, que luego se pueden conectar con máquinas para reproducir un movimiento. El resultado es que un animal como Aurora (la mona) puede aprender a controlar avatares virtuales y máquinas en el mundo real sin contacto físico.

Nicolelis entrenó a Aurora en 2003 para jugar un videojuego usando un joystick (con jugo de naranja como recompensa al hacerlo bien), mientras se registraban las señales enviadas por su cerebro con las instrucciones que enviaba a su brazo. Esas instrucciones eran luego procesadas por un computador, ya que la idea era que Aurora pudiera reproducirlas en un brazo robótico sólo con su pensamiento. Y eso es lo que se logró: Aurora luego podía jugar el videojuego sin tocar el joystick, sino que enviando instrucciones mentales al brazo robot para que hiciera los movimientos por ella. “El modelo de sí misma que Aurora tenía en su mente se expandió para obtener un brazo más”, dice Nicolelis – Aurora no perdió el uso de sus otros dos brazos, que podía seguir usando para hacer otras cosas mientras controlaba el tercer brazo robot.

El siguiente paso fue crear un avatar virtual de Aurora que ella pudiera controlar con la mente, y explorar objetos que aparecen en el mundo virtual. Cuando la mona tocaba algo en el mundo virtual, se enviaba una señal a su cerebro, provocando una sensación de tacto pero sin pasar por la piel. “El cerebro aprende a procesar esta nueva sensación y obtiene un nuevo camino sensorial, es como un nuevo sentido”, dice Nicolelis. De este modo el control del avatar se hace directamente con el cerebro, y el sistema envía feedback directo al cerebro, sin pasar por acciones en el mundo físico.

El investigador decidió llevar esto al siguiente nivel tiempo después al hacer que Aurora corriera sobre una trotadora en la Universidad de Duke para controlar a un robot en Kioto, Japón.

“Lo que sucede aquí es que la actividad cerebral que genera el movimiento en el mono fue transmitida a Japón, y se hizo caminar a este robot, mientras se enviaba de vuelta a Duke el video del robot caminando, para que el mono pudiera ver las piernas de este robot caminando frente a ella, y pudiera ser recompensada no por lo que su cuerpo estaba haciendo, sino por cada paso correcto que diera el robot al otro lado del mundo”, afirma.

El tiempo en el que la señal viajó desde el cerebro de Aurora hasta Kioto, más el tiempo que le tomó al video llegar de vuelta a Duke fue 20 milisegundos menos que lo que le toma a una señal viajar desde nuestro cerebro hasta nuestras piernas, indica Nicolelis, lo que según el investigador implica que “nuestro concepto de nosotros mismos no termina en las células de nuestro cuerpo, sino que en la última capa de electrones de la herramientas que hemos estado comandando con nuestro cerebro”.

Si bien podemos pensar en varias aplicaciones de ciencia ficción a una tecnología como ésta, el objetivo de Nicolelis está en restaurar la habilidad de personas cuadrapléjicas y parapléjicas de controlar sus propios miembros de nuevo, saltándose el daño de la médula espinal y enviando las señales cerebrales a un “nuevo cuerpo” – un exoesqueleto robótico. El proyecto “Walk Again” reúne a científicos de Europa, Estados Unidos y Japón.



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FayerWayer

19 de febrero de 2013

El mapa más detallado del cerebro humano

Escáner del cerebro

Con este proyecto los científicos esperan comprender cómo funciona la mente humana.

Un grupo de científicos se prepara para presentar los primeros resultados de un proyecto diseñado para crear el primer mapa detallado del cerebro humano.

Este proyecto podría ayudar, por ejemplo, a saber por qué algunas personas tienen más habilidades que otras para la ciencia, la música o el arte.

Las primeras imágenes de la investigación se dieron a conocer en la reunión de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia celebrada en Boston.
 
Tuve la oportunidad de descubrir cómo los científicos están desarrollando nuevas técnicas para crear imágenes del cerebro sometiéndome yo mismo a un escáner.

Los científicos del Hospital General de Massachusetts están llevando hasta el límite la creación de imágenes cerebrales, utilizando escáneres construidos especialmente para este propósito que se encuentran entre los más potentes del mundo.

Los imanes de los escáneres necesitan 22MW de electricidad para funcionar, lo mismo que un submarino nuclear.

Antes de someterme al escáner, los investigadores me preguntaron si prefería el que dura 10 minutos o el de 45 minutos, que daría como resultado uno de los escáneres más detallados jamás realizados. Sólo se han llevado a cabo una cincuentena de ellos en todo el mundo.

Opté por el escáner de 45 minutos.

Fue una experiencia agradable estar atrapado entre los dos imanes gigantes, mientras los potentes y cambiantes campos magnéticos buscaban las pequeñas partículas de agua que viajan a través de las fibras nerviosas.

Siguiendo estas partículas, los científicos que se encontraban en la sala adyacente fueron capaces de detectar las principales conexiones de mi cerebro.

Imagen en 3D

Escáner del cerebro

Las imágenes revelan las conexiones más importantes del cerebro en vivos colores.

El resultado fue una imagen en 3D que reveló las conexiones más importantes de mi cerebro en vivos colores.

Uno de los científicos que encabeza el proyecto, me hizo un tour guiado por el interior de mi cabeza. 

Me enseñó la conexión que me ayuda a ver y otra que me ayuda a comprender el habla. Se podían ver los arcos gemelos que procesan mis emociones y la conexión entre el lado derecho e izquierdo de mi cerebro.

El profesor Wedeen utilizó un software de visualización que le permitió viajar entre las diferentes conexiones e incluso centrarse en los pequeños detalles.

Con este proyecto esperan comprender cómo funciona la mente humana y qué sucede cuando algo no va bien.

"Existen todos estos problemas de salud mental y nuestra forma de intentar comprenderlos no ha cambiado en casi 100 años", asegura Wedeen.

"No contamos con métodos de creación de imágenes como las del corazón para saber lo que no funciona en el cerebro. ¿No sería fantástico si pudiéramos meternos allí y verlo todo para poder aconsejar a la gente sobre los riesgos que tienen y cómo podemos ayudarles a superar esos problemas?", se pregunta el científico.

La tecnología de creación de imágenes del cerebro está siendo desarrollada para un proyecto encabezado por Estado Unidos llamado Proyecto de Conectoma Humano (HCP, por sus siglas en inglés).

Igual que con el Proyecto del Genoma Humano, los datos que se obtengan serán entregados a los científicos a medida que los escáneres sean procesados. Los primeros datos de entre 80 y 100 personas serán hechos públicos en unas semanas.

El HCP es un proyecto de cinco años financiado por los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. Su objetivo es mapear todo el sistema de conexiones neurológicas humanas escaneando el cerebro de unas 1.200 personas.

Los investigadores también recogerán información genética y de comportamiento de los sujetos para construir una imagen completa de los factores que influencian a la mente humana.

Cambios constantes

Escáner del cerebro

El diagrama del cableado del cerebro no es fijo.

El diagrama del cableado del cerebro no es como el de un aparato electrónico, que es fijo. Se cree que, tras cada experiencia, ocurren cambios, por lo que cada mapa cerebral es diferente en cada persona. Un registro en cambio permanente de lo que somos y lo que hemos hecho.

Según explica el doctor Tim Behrens, de la Universidad de Oxford, el HCP será capaz de comprobar la hipótesis de que las mentes difieren igual que las conexiones.

"Probablemente aprenderemos mucho sobre el comportamiento humano".

"Algunas de las conexiones entre las diferentes partes del cerebro pueden ser diferentes en gente con personalidades y habilidades diferentes. Por ejemplo, existe una conexión en las personas a las que les gusta asumir riesgos y otra en aquellas a las que les gusta jugar sobre seguro".

"Así que seremos capaces de decir a qué personas les gusta el paracaidismo y cuáles prefieren quedarse en casa viendo la televisión".

"Será una fuente increíble para la neurociencia, ya que ayudará a entender cómo funciona el cerebro", concluye Behrens.

El profesor Steve Petersen, quien trabaja para el HCP en la Universidad de Washignton, quiere identificar las diferentes partes del cerebro que tienen algo que ver en nuestra habilidad para solucionar problemas científicos, para concentrarnos y para guardar información en la memoria.

"La parte romántica de todo esto es que estamos adentrándonos en nuestro lado humano", asegura Petersen.
Fuente:
BBC Ciencia

¿Puedes usar tu cerebro para rejuvenecer?

Cerebro

Hay quienes aseguran que entrenar la mente ayuda a evitar enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

¿Es la enfermedad mental una consecuencia inevitable del envejecimiento? ¿O podríamos disfrutar de una vejez con una mente sana?

Los anuncios que promueven el ejercicio mental para revertir los efectos del envejecimiento son cada vez más comunes.
"El proverbio viejo 'si no lo usas, lo pierdes' es realmente cierto", comenta Leslie Sherlin, de Neurotopia, una empresa de ejercicio mental de Los Ángeles, Estados Unidos.

"Cuanto más lo usamos, más fuertes, adaptativos y resistentes nos volvemos".

Para entrenar el cerebro se pueden hacer ejercicios tan simples como crucigramas o recordar números telefónicos.

Sin embargo, es todo un tema de debate el que estas técnicas puedan ayudar a alguien a tener una mente joven o si puedan tener un impacto en enfermedades degenerativas como el Alzheimer.

"Existen muchas teorías prometedoras, pero todavía no tenemos los datos", explica Sherlin. "(Es un tema que) necesita ser examinado con profundidad. Pero desde una perspectiva teórica y con evidencia anecdótica, las posibilidades están allí".

SPECT para diagnosticar

Otra forma de contrarrestar los efectos del envejecimiento del cerebro es la que promueve el doctor Daniel Amen.

Peter Bowes

Un psiquiatra realiza escáner para detectar cuan deteriorado está el cerebro.

Este psiquiatra californiano asegura que su programa de escáner cerebral puede detectar los problemas que impiden vivir más tiempo y aparentar ser más joven.

Uno de sus libros se titula "Usa tu cerebro para cambiar tu edad" (Use Your Brain To Change Your Age). 

"Tu cerebro se empieza a deteriorar incluso muchos antes de que empieces a notar algún síntoma", advierte Amen.

Para diagnosticar a sus pacientes, Amen utiliza análisis de sangre, pruebas cognitivas, el historial familiar y un escáner cerebral conocido como SPECT por sus siglas en inglés (tomografía computarizada por emisión de fotones individuales).

Esta última prueba muestra el flujo de la sangre como una medida de la actividad cerebral.

El resultado es una imagen tridimensional en la que se representa con espacios las zonas con un flujo bajo de sangre en la superficie del cerebro.

El corresponsal de la BBC en Los Angeles, Peter Bowes, se sometió al examen.

"El resultado sugiere que tengo niveles bajos de actividad en mi córtex pre frontal y cerebelo, lo que sería consistente con problemas de atención y memoria".

¿Sentido común?

Bowes confiesa que con 50 años le atribuye los problemas de su memoria al proceso natural de envejecimiento.

"No es normal, incluso a los 70", sentencia Amen. "Esto significa que tu cerebro está empezando a sufrir".

Escáner cerebral

Según el especialista, los espacios o agujeros que se ven en el cerebro son una señal de envejecimiento. 

Amen considera que nuestra vida útil está determinada por la función cerebral. "La gente debería poder tomar decisiones prudentes sobre no comer o tomar en exceso, conducir con cautela, tener suficientes horas de sueño, elegir con sensatez a los amigos y tener habilidades de organización para evitar el estrés".

¿No son estas decisiones que dicta el sentido común? ¿Para qué necesitamos un escáner cerebral?

Mark Affleck, un ejecutivo jubilado de la industria del aguacate en California, acudió a la consulta de Amen hace un año, cuando tenía 56, porque se sentía "vago y confuso".

Un escáner de su cerebro mostró una superficie lunar con espacios y huecos que Amen asocia a una salud pobre.

Afflecks asegura que los resultados lo llevaron a realizar un cambio en su vida. Ahora realiza caminatas de 45 minutos casi todos los días, hace pesas día por medio y lleva una dieta rica en vegetales y baja de cafeína y azúcar.

Seis meses más tarde, Affleck asegura que su segunda tomografía fue diferente. Algunos de los espacios "se habían rellenado y se veían saludables".

"No creo que sea esencial someterse a un escáner, pero hay algo en lo que uno ve -y cómo cambia- que lo hace muy poderoso", agrega.

Consulta de US$3.600

Para estimular el flujo en ciertas partes del cerebro del corresponsal de la BBC, Amen le aconsejó comer menos pan y más vegetales, tomar suplementos como aceite de pescado y vitamina, así como melatonina -una hormona que ayuda a dormir y en muchos países no requiere de receta médica.

Tenis de mesa

Para "rejuvenecer" la mente, el doctor Amen recomienda el tenis de mesa.

Para mejorar sus períodos de atención, también sugirió el tenis de mesa, un ejercicio de coordinación que estimula la actividad en el cerebelo, la zona del cerebro importante para la motricidad.

"Después de dos meses me sentí más alerta, y otra visita a Amen me permitió ver pequeños cambios en la apariencia de mi cerebro re escaneado", cuenta Peter Bowes. "Aunque de todas formas, me iba a hacer sentir mejor con una vida más sana".

El diagnóstico con escáner cuesta US$3.600, una consulta nada económica y a la que pocos expertos le ven el beneficio.

El doctor Gary Small, director del Centro de Longevidad de la Universidad de California en Los Angeles, dijo que se había pasado su carrera desarrollando tecnología de escáner cerebral. "Creo que es prometedor, pero antes de pedir una prueba siempre me pregunto: '¿Realmente va hacer una diferencia en el resultado del paciente? ¿Cambiará la terapia? ¿Ayudará de alguna forma?'".

Por su parte, Helen Mayberg, profesora de psiquiatría, neurología y radiología de la Universidad Emory en Atlanta, es más crítica. "No existen evidencias que indiquen que este tipo de escáner pueda ser usado como un procedimiento general para confirmar si estás sano o para diagnosticar una condición específica".

"Estos escáneres de cerebro son una utilería innecesaria que sólo le añade un nivel de corroboración aparentemente científica (pero no comprobada) a sus afirmaciones", agregó.
Fuente:
BBC Ciencia 

11 de febrero de 2013

Científicos publican método para lograr comunicar al cerebro con una computadora


Esquema del implante de electrodos en el cerebro del paciente.

Esquema del implante de electrodos en el cerebro del paciente.
Científicos de la Universidad de Pittsburgh en Pensilvania, Estados Unidos, hace un año consiguieron comunicar de manera exitosa al cerebro humano con un sistema informático de computadora, logrando que una persona controle un brazo robótico sólo con su pensamiento. Hoy, subieron su trabajo en PLOS ONE –publicación científica digital–, quizás abriendo las puertas a la implementación de esta tecnología por parte de otros investigadores.

A finales de 2011, se contactó al paciente Tim Hemmes, quien a raíz de un accidente en motocicleta sufre de parálisis en todo su cuerpo desde los hombros hacia abajo, luego de haberse lesionado la médula espinal. Los científicos le colocaron un implante de 28 electrodos en el cerebro, que sirve de interfaz o puente para establecer la comunicación entre el sujeto y la computadora, artefacto tiene el tamaño de una estampilla y que sirvió para esta proeza científica. Antes de la operación y para determinar en qué ubicación se pondría el dispositivo, los médicos detectaron a través de una resonancia magnética funcional el área del cerebro de Hemmes que se activaba frente a los movimientos de brazos.

Como resultado y además de poder mover un brazo robótico, el paciente también fue capaz de mover figuras virtuales en tres dimensiones en la pantalla de un PC a voluntad sólo con la mente, estableciendo estas pruebas como todo un éxito a modo de que en el futuro, se pueda ayudar a las personas que sufren de parálisis a interactuar de mejor forma con el mundo exterior, a lo que contribuye esta nueva divulgación pública de la información.



 
Fuente:
FayerWayer

10 de febrero de 2013

Las lágrimas emocionales: ¿Cuál es la función de llorar?

A pesar de que conocemos los mecanismos fisiológicos que intervienen en la secreción de las lágrimas y, hasta cierto punto, los factores psicológicos que predisponen al llanto, el acto de llorar sigue siendo en gran parte un misterio. 

Incluso el lloro es capaz de sobrevenir por motivos contradictorios, como bien recogió William Blake en El matrimonio del cielo y el infierno: “El exceso de pena ríe. El exceso de dicha llora.”

Por si esto fuera poco misterio, el acto de llorar emocionalmente es universal, se produce en todas las culturas. Por ejemplo, durante los ritos funerarios lloran los integrantes de todas las sociedades, excepto en Bali (e incluso allí). Los bebés también lloran cuando sienten hambre o dolor. Y también se ha calculado que las mujeres lloran más que los hombres (y los bebés, más que las mujeres).

Además, llorar es un rasgo exclusivamente humano. Darwin yo la afirmó cuando dijo que el llanto es una de las “expresiones específicas del hombre”.

Hasta donde se sabe, ninguna otra especie produce lágrimas emocionales, salvo, quizá, los elefantes, que cuentan con defensores de sus lágrimas. Las evidencias sobre las lágrimas de elefantes, sin embargo, son insuficientes, tal y como señala el profesor de psicología Tom Lutz de la Universidad de Iowa en su libro El llanto:

Algunas personas aseguran haber visto llorar a sus mascotas y otros animales: perros, focas, castores y delfines; pero ninguna de estas declaraciones ha sido probada. Incluso Jeffrey Moussaieff Masson y Susan McCarthy, autores de Cuando los elefantes lloran, se propusieron establecer la naturaleza de la emoción en los animales, pero, después de narrar con detalle y gran patetismo la historia de la elefantita llorona, tuvieron que admitir que muy probablemente los elefantes no lloran.
Tal vez parezca baladí diferenciar las lágrimas no emocionales de las lágrimas emocionales, pero no lo es en absoluto. Los fisiólogos han descubierto que el contenido químico de las lágrimas emocionales es distinto al de las lágrimas basales o continuas, cuya función es lubricar los ojos. Porque las de emoción poseen más proteínas y más hormonas relaciondas con el estrés.

A partir de aquí, lo que sabemos sobre las lágrimas es más bien poco, tal y como advierte Tom Lutz:
La antropología, la historia, la fisiología, la neurología: cada disciplina formula sus propias preguntas y llega a sus propias respuestas. (…) Aun cuando este registro cultural es muy amplio, cada día surge una gran cantidad de preguntas: ¿Por qué lloramos? ¿Qué tienen en común las lágrimas de felicidad, las lágrimas de duelo, de frustración o de derrota? (…) ¿Cuándo es neurótico o patológico el llanto? ¿Cuándo es patología la incapacidad para llorar? ¿Qué expresan, exactamente, las lágrimas?
Lo que parece seguro es que llorar tiene una función social, como la risa: las lágrimas sirven para demostrar a quienes nos rodean de que nuestra pena es fidedigna y no un ardid maquiavélico para suscitar el consuelo o la ayuda. (Si bien fingir el lloro es posible, resulta mucho más dificultoso que fingir necesitar ayuda). 

Pero otras veces, las lágrimas afloran por motivos que nada tienen que ver con lo social o con solicitar ayuda. Porque las emociones que lleva aparejadas son complejas y contradictorias.
Si las lágrimas sustituyen a la expresión verbal, no sorprende que sea tan difícil articular su significado, y esto se complica aún más por la enorme variedad de tipos y causas del llanto.
Oren Hasson, biólogo evolutivo de la Universidad de Tel Aviv, ha desarrollado una teoría según la cual existe el llanto: al nublar la vista “las lágrimas nos dejan indefensos y funcionan como una señal de sumisión”.

Hay, pues, teorías muy distintas, pero pocas: las lágrimas no parecen concitar la atención de los investigadores: por cada docena de libros sobre la risa, sólo existe uno acerca de las lágrimas. El más importante de ellos tal vez sea Crying: The Mistery of Tears, del fisiólogo Arhtur Koestler. 

Mientras llegan las investigaciones, seguiremos llorando.


Tomado de:

Xakata Ciencia

10 de enero de 2013

El cerebro adulto no tiene problemas para aprender, sino para olvidar

recordarA medida que envejecemos, nos resulta más costoso aprender idiomas, memorizar datos... Un estudio del Medical College de Georgia (EE UU) sugiere que es debido a que el cerebro pierde la capacidad de filtrar solo lo relevante y de eliminar información vieja y obsoleta, más que a las dificultades para almacenar nuevos contenidos.

Según explica el neurocientífico Joe Z. Tsien en la revista Scientific Reports, este fenómeno guarda relación con el funcionamiento del receptor NMDA del hipocampo del cerebro, que se comporta como un interruptor para el aprendizaje y la memoria. Cuenta con dos subunidades: NR2B, que se expresa más en niños y permite a las neuronas comunicarse durante más tiempo; y NR2A, que empieza a aumentar su ratio a partir de la pubertad y va ganándole terreno al NR2B a medida que envejecemos. Simulando las proporciones propias de un adulto en ratones -es decir, más NR2A y menos NR2B-, los científicos comprobaron que los animales no eran capaces de debilitar selectivamente ciertas conexiones neuronales ya existentes (un proceso llamado "depresión a largo plazo"). Sin embargo, su cerebro conserva intacta la capacidad para establecer conexiones neuronales y formar recuerdos a corto plazo.

“Lo que vemos es que si en el cerebro solo se fortalecen sinapsis y nunca se liberan del ruido que crea la información que ha dejado de ser útil, surgen serios problemas”, aclara Tsien. Esto dejaría a las neuronas sin posibilidad de seguir “esculpiéndose” para almacenar información nueva. Y podría estar relacionado con el alzhéimer y la demencia senil.
 


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Muy Interesante

18 de junio de 2012

¿Por qué tenemos cosquillas y nos reímos cuando nos las hacen?

Las cosquillas pueden ser una fuente de diversión, y generalmente solo podemos sentirlas si nos las procura otro. Así pues, ¿cuál es la justificación evolutiva de las cosquillas?

Según el reurocientífico de la Universidad de Maryland, Robert R. Provine, a la sazón autor del libro La risa: una investigación biomédica, las cosquillas constituyen un mecanismo de cohesión social entre compañeros, y favorecen el forjar un entramado de relaciones entre los miembros de una familia y sus amigos. La risa como respuesta a las cosquillas ya se produce en los primeros meses de vida.

Las cosquillas que se llevan a cabo entre niños también podría ser una fortalecimiento del mecanismos de defensas. En 1984, el psiquiatra Donald Black, de la Universidad de Iowa, advirtió que muchas partes del cuerpo propensas a las cosquillas, como el cuello o las costillas, son también más vulnerables en el combate. Dedujo así que los niños aprenden de esta manera a proteger esas partes durante los juegos con cosquillas.

En las cosquillas también podría estar el origen de la misma risa humana. La risa, en realidad, responde a las relaciones sociales. La risa es una forma de decir al otro: te entiendo, estamos en sintonía. Por eso reímos con más frecuencia cuando hay gente alrededor y los demás ríen y no cuando estamos solos. (Por eso las risas enlatadas funcionan en las comedias de la tele).

Reímos fundamentalmente porque la risa es una especie de lubricante emocional que une a los padres con sus hijos durante los años más vulnerables del desarrollo. Los padres conectan más rápidamente con sus hijos cuando éstos se ríen. Y los hijos reirán con una frecuencia mucho mayor que cualquier adulto. El juego de hacer cosquillas al bebé, por ejemplo, es una constante en todas las culturas. Y el niño puede reír, incluso, ante la perspectiva de cosquillas.

En los pies también tenemos muchas cosquillas. Sin embargo, el pie derecho siente más cosquillas que el pie izquierdo, en la mayoría de casos, tal y como constataron en los años 1980 científicos italianos. En 1998, dos investigadores de la Universidad de Stirling repitieron el experimento usando un dispositivo que garantizara un estímulo constante: se pegaba en la planta del pie con una varilla de nylon en tres ocasiones a intervalos de un segundo.

Uno de los experimentos más extraño a propósito de las cosquillas fue el llevado a cabo por Clarence Leuba, un profesor de psicología de la universidad de Ohio, que decidió hacer cosquillas a mansalva por allá 1930. La intención era comprobar que la risa no era algo innato y que las personas aprendían a reirse por necesidad, cuando se les hacía cosquillas.

Leuba probó a hacer cosquillas a su propio hijo, obligando al resto de la familia a permanecer serios. Pero el experimento se le frustró cuando descubrió a su esposa jugando con el niño, haciéndole cosquillas, y riendo.

Leuba no se rindió y volvió a probar con su hermana.

En definitiva, un jadeo rápido puntuado por oclusiones glóticas, ja-ja-ja, la risa, nos hace sentir bien. La risa, incluso, se enlata y se reproduce una y otra vez para dar empaque a las comedias de la televisión: la primera vez fue en 1950 acompañando a The Hank McCune Show. La risa es omnipresente y tiene un gran poder, además de ser contagiosa, pero ignoramos todavía mucho sobre sus fundamentos neurológicos.

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3 de agosto de 2011

Cómo 've' el cerebro la belleza

Un visitante observa la estética de un cuadro en el Museo de Orsay (París, Francia). | AP

Un visitante observa la estética de un cuadro en el Museo de Orsay (París, Francia). | AP

  • Una disciplina de reciente creación intenta descubrir cómo procesamos el arte

Definir una obra de arte no es sólo una cuestión humanística, también la neurobiología tiene algo que decir, más concretamente una rama denominada neuroestética, creada hace apenas unos 10 años por el científico Semir Zeki, catedrático de Neuroestética de la Universidad College de Londres. Según este experto, el arte es aquello que "satisface más partes del cerebro, a más cerebros y a lo largo de más tiempo". En definitiva, tal y como argumentan los especialistas en esta materia, el comienzo y el final del arte están en este órgano del sistema nervioso.

Aunque belleza y arte existen desde tiempos inmemorables, aún se desconoce cómo el cerebro es capaz de crearlos y percibirlos. Aquí es donde entra en juego la neuroestética, cuyo fin es descubrir cómo se procesa la información que el cerebro recibe e identificar qué áreas del mismo se activan ante un estímulo considerado como 'bello'. Es decir, profundizar en la interacción del sistema nervioso con la pintura y el arte en doble sentido: "Cómo influye el arte en el sistema nervioso y cómo el sistema nervioso crea el arte", señala Teresa Moreno, del servicio de Neurología, del Hospital 12 de Octubre (Madrid) en un libro titulado Neuroestética, en el que participan otros expertos como Zeki.

En otras palabras, "intentamos encontrar la base científica de la creación del arte", resume a ELMUNDO.es Antonio Martín Araguz, neurólogo del Hospital central de la Defensa de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid). Se trata de un proceso muy complejo en el que intervienen distintos parámetros como los colores, el movimiento, las formas (si es creación visual) y también existe un componente emocional.

"Todavía no se sabe cómo un único estímulo, por ejemplo, un cuadro, puede desencadenar diferentes emociones", subraya la doctora Moreno. Podrían influir los conocimientos previos, la formación artística, el nivel intelectual, incluso el sexo y la edad.

Y en esta línea trabajan actualmente los especialistas en neuroestética, a través de resonancias magnéticas que detectan las áreas cerebrales que se estimulan con la acción de distintos estímulos. "Los artistas nos ayudan a estudiar cómo funciona el cerebro visual", recalca la experta.

Neuronas y dolor crónico

En la última década "hemos visto que, a pesar de existir una teoría que dice que las neuronas no se regeneran a partir de cierta fase de maduración, sí se producen nuevas interconexiones y esto origina cambios en el cerebro", desvela el neurólogo español. Por ejemplo, "los músicos de alto nivel tienen un crecimiento de este órgano que afecta al procesamiento de los sonidos de la música". Es decir, su desarrollo artístico a lo largo de los años puede derivar en el aumento de algunas zonas cerebrales y cambios en el arte musical. Esto podría suponer en el "futuro avances en algún tipo de enfermedad neurológica".

Otro de los parámetros que influyen en la creación y la percepción del arte es el dolor crónico. "Probablemente Van Gogh tuviera un trastorno psicótico que hacía que su forma de percibir los colores y los movimientos fuera absolutamente genial o que Mozart sufriera síndrome de Gilles de la Tourette (trastorno neurológico caracterizado por la emisión involuntaria de tics fónicos y motores) y alcanzara [así] un desarrollo musical como el que logró". Hay enfermedades cerebrales que pueden modular su actividad y hacerla genuina.

En España hay tres grupos de trabajo que analizan estos y otros componentes de la creación de arte. Araguz participa en uno de ellos, desarrollado por la Sociedad Española de Neurología (SEN). "Trabajamos en la historia del arte y patologías neurológicas y también hacemos seguimiento de pacientes concretos, observando cómo evolucionan los trastornos mentales y cómo va cambiando su creatividad".

Queda mucho por entender del cerebro humano y la investigación al respecto "es muy reduccionista (se estudia por pequeñas partes). Nosotros lo analizamos de forma más global. Recibimos millones de estímulos que tenemos que filtrar para sobrevivir y a partir de ahí el cerebro construye una realidad exterior. Ser creativos podría ser una necesidad que siempre hemos tenido a lo largo de la historia para adaptarnos a todo y alcanzar la supervivencia, algo que también tenemos que hacer en la actual crisis económica".

Tomado de:

El Mundo Salud

15 de abril de 2011

La canción que ayudó a los científicos a entender la vergüenza

Señoras y señores, con ustedes The Temptations y su éxito " My Girl" (1965)



Así actúa un cerebro dañado cuando cantamos mal 'My Girl'



La historia de la ciencia deja a menudo momentos de lirismo. Uno de los últimos casos se dio a conocer este jueves. Gracias a un clásico del rythm and blues, el éxito romántico My Girl del grupo de soul The Temptations, los científicos han descubierto una zona del cerebro fundamental en el sentimiento de la vergüenza y que ayudará a entender las emociones de pacientes con enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer, el parkinson o la esclerosis múltiple.


Investigadores de la Universidad de California en San Francisco y en Berkeley (Estados Unidos) han conseguido identificar la parte del cerebro que es esencial para sentir vergüenza. El experimento, realizado entre pacientes de enfermedades neurodegenerativas, se ha hecho público en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología que se celebra en Hawaii. El trabajo podría ayudar en el diagnóstico precoz de personas con ciertas enfermermedades neurodegenerativas.

Pacientes cantando

En el estudio participaron 79 personas, la mayoría con enfermedades neurodegenerativas, a las que los investigadores pidieron que cantaran la canción 'My girl' del grupo 'Temptations' mientras se les tomaban medidas de sus signos vitales y sus expresiones eran grabadas mediante vídeo-cámara.

Las canciones fueron grabadas y después los investigadores hicieron que los participantes las escucharan pero sin música. Los autores evaluaron lo avergonzados que se sentían los participantes basándose en las expresiones faciales y marcadores fisiológicos como la sudoración y la tasa cardiaca.

La vergüenza en el cerebro

Después, todas estas personas pasaron por imágenes de resonancia magnética, con las que se construyeron mapas muy exactos de su cerebro. Los investigadores utilizaron estos mapas para medir el volumen de las diferentes regiones del cerebro y consideraron si los tamaños de estas regiones podían predecir la vergüenza que sentían los participantes.

Descubrieron que las personas que tenían una neurodegeneración significativa en la corteza cingulada anterior pregenual eran menos propensos a sentir vergüenza. De hecho, a mayor deterioro del tejido de esta parte del cerebro, menor era la vergüenza que las personas sentían al escuchar su canción.

Un disparo en la habitación

El mismo grupo de personas fue también sometido a una prueba simple de reactividad emocional en la que se sentaban hasta que un sonido alto de un disparo retumbaba en la habitación.

"Saltaban y estaban asustados, así que no es que no tuvieran reacciones emocionales. Pero los pacientes con pérdidas en esta región cerebral parecían perder estas emociones sociales más complicadas. Las emociones como la vergüenza son particularmente vulnerables en las enfermedades neurodegenerativas que se dirigen a los lóbulos frontales", explica Virginia Sturm, responsable del estudio.

Aunque los cambios en el pensamiento y la memoria son fáciles de identificar por los miembros de la familia y los médicos, los cambios en la conducta emocional y social pueden ser más sutiles y pasar desapercibidos.

Según los investigadores, un mejor conocimiento de la base neural de las emociones sociales como la vergüenza podría también ayudar a familiares y cuidadores a comprender mejor los cambios de conducta más graves en sus seres queridos.

Fuente:

Actualidad Orange
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