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7 de diciembre de 2019

10 cosas que cambian tu cerebro (07/10): aprender cosas nuevas

Si aplicásemos a rajatabla el refrán español “Nunca te acostarás sin saber una cosa más”, nuestro cerebro lo notaría. 


A nivel bioquímico la consecuencia más inmediata es que, en las uniones entre las neuronas, una proteína del cerebro llamada la delta-catenina se une a un ácido graso para permitir que almacenemos nuevos datos en la memoria

Pero, además, la estructura cerebral se reconfigura. Sin ir más lejos, aprender un nuevo idioma hace que el cerebro crezca a costa del aumento de la materia gris en zonas relacionadas con el uso del lenguaje. 

Y un estudio neurocientífico basado en los taxistas de Londres ha desvelado que aprenderse las rutas de esta urbe británica hace que su hipocampo, donde se almacena la representación espacial del mundo que nos rodea, sea mucho más grande que el del común de los mortales.

6 de diciembre de 2019

10 cosas que cambian tu cerebro (05/10): Practicar deporte

Que el deporte pone tus músculos en forma salta a la vista. 


Menos conocido es su interesante efecto sobre el cerebro. Basta con subirse a una bicicleta estática y pedalear durante 30 minutos tres veces por semana, a lo largo de tres meses consecutivos, para que el volumen del hipocampo aumente entre un 12 y un 16%, mejorando la memoria, tal y como se podía leer en un estudio en Archives of General Psychiatry

Otro experimento reciente revelaba que si nos someten a una prueba de vocabulario tras 3 minutos de esprint aprendemos palabras un 20% más rápido que si dedicamos ese tiempo a descansar o a realizar una larga prueba aeróbica de baja intensidad. Entre otras cosas se debe a que tras ejercitarnos aumentan los niveles de Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF), una molécula esencial para la supervivencia de las neuronas y para el aprendizaje.

23 de noviembre de 2019

10 cosas que cambian tu cerebro (03/10): Los video juegos de acción

¿El efecto en el cerebro de jugar a videojuegos es positivo o negativo? Examinamos las evidencias científicas.
Las ventas de videojuegos siguen aumentando año tras año. En 2016, la industria de videojuegos vendió más de 24.500 millones de juegos (en 2015 fueron 23.200 millones). Entre ellos, los géneros de acción y aventura se llevan los mayores porcentajes de ventas, con juegos como Call of Duty, Grand Theft Auto o Battlefield.
Y es que los videojuegos representan una forma de entretenimiento muy popular entre todos los públicos. Millones de personas se divierten con videojuegos cada día, siendo el jugador promedio un adulto de más de 30 años de edad. Para los más jóvenes, los padres creen que los videojuegos tienen una influencia positiva en la vida de sus hijos. ¿Es así?

¿Hay consenso en la comunidad científica?


Un equipo de científicos de la Universidad Oberta de Cataluña (España) y del Hospital General de Massachusetts de Boston (EE. UU.), ha realizado un análisis sistemático de 116 estudios científicos distintos respecto a la influencia de los videojuegos en nuestro comportamiento y nuestro cerebro y que recoge la revista Frontiers in Human Neuroscience. Los resultados de los estudios indican que jugar videojuegos no solo cambia el funcionamiento de nuestro cerebro, sino también su estructura, pues se producen cambios en muchas regiones del mismo. 

Los videojuegos mejoran la atención

Los estudios incluidos en la revisión muestran que los jugadores muestran mejoras en varios tipos de atención, incluyendo la atención sostenida y la selectiva. Además, las regiones del cerebro que juegan un papel clave en la atención son más eficientes en las personas que juegan a videojuegos en comparación con los no jugadores, y requieren menos activación para mantenerse concentrados en tareas exigentes.

Los videojuegos aumentan el tamaño del cerebro


La evidencia científica también demuestra que
jugar videojuegos aumenta el tamaño y el desempeño de partes del cerebro responsables de las habilidades visoespaciales -la capacidad para representar, analizar y manipular objetos mentalmente- . Concretamente, el hipocampo derecho.

Los videojuegos pueden crear adicción


En la parte negativa,
los videojuegos pueden generar adicción. En los adictos al juego, existen alteraciones funcionales y estructurales en el sistema de recompensas neuronales -estructuras asociadas al placer, el aprendizaje y la motivación-. Pero, tal y como expresan los autores del estudio, "estos efectos no siempre se traducen en cambios en la vida real".
"Es probable que los videojuegos tengan aspectos positivos (en la atención, visuales y motrices) y negativos (riesgo de adicción), y es esencial que aceptemos esta complejidad", continúa Palaus.

Videojuegos en 3D


Otros estudio publicado en la revista Nature y desarrollado por científicos de la Universidad de California en San Francisco (EE. UU.) encontró que el uso del videojuego 3-D diseñado específicamente para el estudio mejoró el rendimiento cognitivo en adultos mayores e invirtió algunos de los efectos adversos en el cerebro asociados con el envejecimiento.
"Este hallazgo es un ejemplo poderoso de la plasticidad del cerebro. Es alentador que incluso un poco de entrenamiento cerebral pueda revertir parte de la disminución cerebral que ocurre con la edad", explica Adam Gazzaley, líder del trabajo.
En resumen,
el efecto de los videojuegos en el cerebro es un nuevo campo de investigación que necesita seguir explorándose. Es probable que aún estemos arañando la superficie de su potencial como herramienta para mejorar la capacidad cognitiva y la prevención de trastornos cognitivos.


20 de agosto de 2019

Cómo cambia la memoria con la edad

Artículo tomado de la web de la BBC


Para empezar, un dato que puede tomar por sorpresa a muchos y deprimir a otros tantos: "Lo creas o no, la memoria alcanza su punto máximo a los 20", nos dice Andrew Budson, profesor de neurología de la Universidad de Boston.

Eso explicaría por qué es más fácil aprender un idioma o estudiar una carrera cuando somos más jóvenes. A partir de ahí nuestra capacidad va disminuyendo en una línea "bastante recta", según el neurólogo.

Así que nuestra memoria a los 30 y a los 40 ya no es tan buena como a los 20.

Qué es normal a que edad

Según el experto, con la edad se producen tres cambios en la memoria que se consideran normales y forman parte del proceso natural de envejecimiento.
 
El primero es que la gente empieza a necesitar que a veces le repitan algo varias veces para poder almacenarlo en la memoria.

El segundo es que, cuando intentamos recuperar un recuerdo, a medida que envejecemos, tardamos un poco más en conseguirlo: nos lleva más tiempo "encontrar" esa información.

Y el tercero es que a veces necesitamos una pista para poder recuperarla.

Budson dice que estos tres cambios en la calidad de nuestra memoria pueden empezar a notarse desde tan pronto como a los 40 o los 50 años. 

"Y ciertamente para cuando alcanzamos los 60, 70 y 80 casi todos los adultos saludables tendrán alguno de estos problemas".

Cuándo buscar ayuda: dos alarmas

¿Pero cómo saber cuándo hay que pedir ayuda? En realidad no es tan fácil para una persona identificar qué cambios en su memoria son "normales" para su edad y cuáles no.

Lo que el neurólogo recomienda, si tienes dudas, es preguntarle honestamente a tus amigos o familiares qué piensan, para saber si ellos han notado algún cambio.

En general hay dos señalas de alarma, dice Budson, que pueden preocuparnos.

"Una es cuando la gente tiende a repetirse, a hacer las mismas preguntas constantemente o a contar las mismas historias una y otra vez sin darse cuenta de que están repitiendo esa información.

"La otra es cuando alguien pierde la capacidad de hacer algo que antes sí podía hacer, como manejar las cuentas bancarias".

Pero existen maneras de mejorar nuestra memoria: ENLACE

16 de agosto de 2019

Neuroeducación 08: La música y las emociones: alegría, tristeza y miedo

Tu oído y tu cerebro y tus sentimientos, están más conectados de lo que puedes imaginar. La música llega a nuestro cerebro y allí se producen sentimientos de alegría, de tristeza o incluso de miedo. ¿Cómo ocurre todo esto? Te lo contamos aquí...

Los seres humanos vivimos rodeados de música. La música nos hace disfrutar de momentos de placer, nos estimula a recordar hechos del pasado, nos hace compartir emociones cuando cantamos en grupos o al asistir a conciertos o estadios. Pero todo esto que nos resulta tan natural, se produce a través de complejos mecanismos en tus neuronas. 

¿Qué le hace la música a nuestro cerebro?



El origen de la música

Al igual que el lenguaje verbal la música tiene un extenso pasado. Las primeras flautas construidas por el hombre tienen una antigüedad de 43,000 años. Aquí en Perú, en la civilización Caral ya hacían música con flautas de huesos de pelícano, hace 5,000 años.

¿Cómo nació la música? Muchas teorías indican que la música nació para que podamos movernos juntos. ¿Y por qué las personas querrían moverse en grupo? Porque cuando la gente se mueve al mismo tiempo se siente más unida y actúa de forma más empática, generosa y desinteresada.

Bodas, fiestas, entierros, no existe un rito social o un momento importante en la vida sin música.


Escuchamos música desde que nacemos o, incluso, en el período de gestación. Los sonidos musicales suaves relajan a los bebés. Por ejemplo, los niños prematuros que no pueden dormir logran hacerlo si escuchan los latidos del corazón de su madre o imitaciones de dicho sonidos. En los cachorros de perros surte el mismo efecto.

¿Cómo llega la música al cerebro?

Robert Zatorre, fundador del laboratorio Brain, Music and Sound nos explica que una vez que los sonidos llegan oído viajan por todas las redes que existen dentro de nuestro cerebro, y finakmente la música también se almacena en la memoria. Y muchas canciones se almacenarán en tu mente para siempre, sí, para siempre, ¿por qué sucede esto? 

Algunos estudios apuntan a que memorizamos canciones por que las escuchamos en todo momento: en casa, en la combi, en el taxi, en la escuela, en el gimnasio o en el bar, y la escuchamos tantas veces que se quedan en la memoria, decimos entonces que aprendemos por exposición repetida del estímulo. De esta manera aprendemos, por ejemplo, el Himno Nacional. 

Pero también puede existir un aprendizaje emocional. Memorizamos canciones porque las vinculamos a emociones. La conexión es tan fuerte que una canción nos puede poner tristes o alegres.


La música puede manipular emociones

Una investigación japonesa del RIKEN Science Institute ha revelado que los temas que utilizan notas musicales menores producen nos producen desánimo, y las que suenan con notas musicales mayores nos producen alegría.

Pongamos por ejemplo dos canciones de la película animada Coco:


La canción "Recuérdame", ganadora de un Oscar, contiene muchas notas menores, empieza con un DO pero luego pasa rápidamente a notas menores como fa menor, la menor y sol menor. Las notas menores le dan un tono triste y melancólico. Nos pueden hacer llorar o sumirnos en una depresión.

Mientras la canción "Poco Loco" inicia con notas mayores como DO y RE, para luego pasar a las notas MI y LA. Al poseer notas mayores estamos ante una canción festiva y alegre. Nos ponemos de buen humor y nos volvemos optimistas.

Esto significa que la música nos ofrece una nueva forma de comunicación. Nos podemos comunicar con las palabras para trasmitir una idea. Y nos podemos comunicar por medio de la música para transmitir una emoción. Con las palabras podemos logar un diálogo más semántico, con la música podemos lograr un diálogo más emocional.



Alegría, tristeza... ¡y tambíen miedo!

La música también puede producir miedo: sonidos bitonales, sonidos disonantes, es decir, sonidos desagradables causan tensión en nuestra mente, y si la tensión crece se produce el miedo.... Esto sucede así porque la música que da miedo no es una música que sigue patrones y eso nos despierta inquietud. Los seres humanos siempre buscamos patrones y rtegularidad en nuestras acciones diarias, si se rompen los patrones nuestra amigdala cerebral nota el cambio y empezamos a sentir ansiedad y miedo.

(Cambio brusco ante cámaras)

Por ejemplo, aquí se rompió el patrón porque en medio del video apareció algo inesperado. El estímulo viaja rápidamente a la amigdala cerebral la cual se pone en alerta y se produce el miedo. El miedo es muy importante por que nos advierte de un peligro y nos pone en alerta, ya sea para luchar o para huir, en pocas pañabras: el miedo nos ayuda a sobrevivir.

Por eso todas las películas de terror, espanto y miedo tienen esas canciones tan especiales.

La música puede reforzar la cognición general y la memoria musical, por ejemplo, es la última en desaparecer en casos de demencia.

Consejos para que la música pueda potenciar tu mente

1. Que la música inunde tu vida: despiertate con música para iniciar el día con buen humor, escribe y dibuja con música para tener mayor inspiración: y almuerza y cena con música para tener una mejor digestión.

2. Escucha todas las canciones que puedas y de todos los géneros, no sólo se incrementará tu memoria auditiva también crecerá tu cultura musical. Ah, y si quieres disfrutar una canción a plenitud escúchala cerrando los ojos.

3. La música, al igual que las matemáticas, son abstractas, no puedes tocar los números o las notas musicales; por lo tanto ambas son herramientas imprescindibles para desarrollar tu mente.

4. La música suave se emplea en los supermercados ´porque induce a la gente a comprar más. La música con volumen alto es de uso común en los bares porque impulsa a beber más. Y, sí, es ciero que una música suave, como una balada, puede crear un ambiente romántico. Y una música fuerte, como el rock pesado, nos puede volver agresivos. La música manipula nuestro comportameinto y nuestras emociones. 

5. La música puede calmar a personas con depresión o ansiedad. La próxima vez que veas a una persona triste en vez de hablarle ponle o cántale una canción alegre, verás como su estado de ánimo mejorará casi de inmediato.

6. Debido al gran potencial de la música para el cerebro se han creado musicoterapias para reducir el estrés, mejoar el ánimo de personas enfermas y para dormir mejor.

Fuente: BBC  

El País (Ciencia)

Healthy Children

El Mostrador

13 de agosto de 2019

Neuroeducación 04: ¿De qué se alimenta el cerebro?

Para tener un cerebro sano y fuerte necesitas... ¡azúcar!

Sí, todas tus neuronas se alimentan de un tipo de azúcar llamado glucosa.


¿Qué es la glucosa?

La glucosa es un tipo de azúcar formada por moléculas grandes que se transforman en moléculas pequeñas, en este proceso liberan una gran cantidad de energía, energia que necesita tu cerebro. La glucosa es el combustible de tu cerebro.

¿Qué cantidad de glucosa necesita el cerebro?

Tu cerebro representa el 2% del peso de todo tu cuerpo, es decir si pesas 75 kilos tu cerebro pesará 1.5. kilos. Pero, tu cerebro consume el 20% de toda la glucosa que produce tu cuerpo, es el órgano que más consume azúcar de todo tu cuerpo. Y tu cerebro consume mucha, mucha energía porque cumplir con sus tres funciones es muy desgastante.

Consume unos 20 watios al día (con una dieta de 2400 calorías).


¿Y cuáles son las tres funciones que realiza nuestro cerebro?

De acuerdo a una investigación reciente de la IB, las funciones del cerebro son tres: sensorial (qué sentimos), etológica (qué hacemos al respecto) y límbica (que significa todo ello para nosotros). Estos tres aspectos son los encargados de adquirir nueva información.

Volvamos a la glucosa y el cerebro...

Tu cerebro necesita azúcar, mucha azúcar. Pero no el azúcar libre, que es el azúcar que se añade a los alimentos procesados: gaseosas, golosinas. Es más, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda reducir el conmumo de azúcar libre. Pero, lo repetimos, tu cerebro necesita azúcar, pero un tipo de azúcar especial: la glucosa.

Y no hace falta comer alimentos dulces para obtener glucosa. Nuestro cuerpo puede producir gluocosa de todos los alimentos que comemos. Sí, todos los alimentos que ingerimos acaban siendo reconvertidos en glucosa, es decir, en energía para el organismo.

Entonces, a estas alturas, ya parece que está por demás decirlo, pero lo vamos a decir: alimentate bien para que tengas un cerebro sano y fuerte.

Y además, comer tus alimentos favoritos libera la dopamina química en el sistema de recompensa del cerebro, por eso sientes placer cuando los comes.



Los carbohidratos

Los alimentos que más fácilmente se convierten en glucosa son los carbohidratos. Aquí encontramos a los cereales, tubérculos, legumbres, productos lácteos, frutas y verduras. Si llevamos una dieta saludable y nuestro organismo funciona bien, no hay de qué preocuparse: el aporte de glucosa está asegurado, aunque no comamos pasteles y golosinas nunca más.

Mucha glucosa y poca glucosa

Pero, como es sabido, el organismo puede fallar por múltiples razones, también en lo que respecta a la obtención de glucosa. Cuando el aporte no es el necesario, es decir, cuando la cantidad de glucosa en sangre es excesiva o insuficiente, se produce, respectivamente, hiperglucemia e hipoglucemia.

La insulina

La insulina es la hormona que se encarga de regular la cantidad de glucosa en la sangre. Si la hormona cumple su trabajo todo marchará bien. Pero si la insulina no cumple su trabajo se produce exceso o deficiencia de glucosa en la sangre, y las consecuencias de ello sonh todas negativas. El exceso de glucosa produce diabetes que afecta a la vista, el corazón, los riñones y al sistema nervioso (y por lo tanto al cerebro). Los niveles bajos de glucosa pueden conducir a la muerte.

Cuando el cerebro pide comida nos está pidiendo ¡Auxilio!

Por ello, cuando los níveles de glucosa están bajos, las neuronas activan una señal de alarma, y tenemos hambre. Y debemos corregir la falta de glucosa ingiriendo alimentos. Si la glucosa no aumenta, se pueden dar convulsiones, desmayos o incluso un coma, que podría terminar con una muerte neuronal.  

Tips

1. Tu cerebro consume un tipo de azúcar llamado glucosa. Evita consumir productos a los que se les ha añadido azúcar como gaseosas, galletas o caramelos, este tipo de azúcar le hace daño a tu organismo. Fijate en los octogonos de los productos y rechaza los que sean altos en azúcar.

2. Los alimentos que más fácilmente se convierten en glucosa son los carbohidratos, consume estos alimentos con frecuencia para tener un cerebro sano y saludable. Los carbohidratos más saludables son la quinua, la avena y el arroz integral.

3. Pero no debes dejar de lado las grasas. Consume aceite de oliva, paltas (aguacates) y pescado.

4. Si te sientes deprimido o sin ánimos come tus alimentos favoritos, se liberará dopamina, la hormona del placer, y te sentirás mucho mejor anímicamente,

5. Comer acompañado nos hace sentir más relajados, además mejora la digestión y la abosrción de nutrientes. Y si además cocinas y comes acompañado los beneficios serán mayores. Come y conversa, crea vínculos. Socializar afianza los efectos positivos de una dieta buena y saludable para tu cerebro.

Fuentes: BBC,

El País (Buena Vida)

La Vanguardia

24 de julio de 2019

Neuroeducación 03: Memoriza en movimiento


¿Sabías que si intentas memorizar algo es mejor si lo haces caminado o moviéndote?

Si tratas de memorizar palabras e intentar aprender algo mientras te mueves, es más probable que la información se te quede. Esta es una técnica respaldada por muchas investigaciones. Y es un secreto d elos actores que deben memorizar mucho texto en sus cabezas.

Entonces ya olvidate del ¡parate derecho y recita esa poesía!, deberíamos decir: ¡ponte en movimiento y recita esa poesía!

Muévete para memorizar mejor 

El movimiento ayuda a mejorar y agilizar el aprendizaje de las materias que, en un principio, pueden parecer difíciles de comprender.

La conexión entre cerebro y movimiento existe. Por ejemplo, los niños pueden aprender matemáticas con mayor facilidad si se conecta esta asignatura con ejercicios de Educación Física.

Entonces una manera eficaz de aprender las tablas de multiplicar sería: 2 x 1 = 2 (puños estilo Wonder Woman), 2 x 2 = 4 (dos símbolos de paz), 2 x 3 = 6 (tres pares de dos juntos), 2 x 4 = 8 (manos como patas de una araña). 

Igualmente, los niños serán capaces de mantener la concentración durante más tiempo y absorberán todos los conocimientos de forma más liviana si se opta por pequeños descansos en movimiento después de un periodo considerable de actividad sedentaria. Es lo que se conoce como descansos activos

Es decir si una realiza un trabajo intenso como cortar leña o cargar costales debe hacer una pausa para descansar. Y si uno está demsasiado tiempo sentado o inactivo debe hacer una pausa para entrar en movimiento. 

Existe una innegable relación entre actividad física y la mejora del rendimiento escolar y/o cognitivo.

Una clave: llenar nuestra vida de experiencias

Las experiencias modifican nuestro cerebro continuamente creando, fortaleciendo o debilitando las sinapsis que conectan las neuronas. A este proceso se le conoce como aprendizaje neuronal (o aprendizaje hebbiano). Y cada nuevo circuito neuronal creado/modificado en el todo cerebral equivaldría (mentalmente) a un aprendizaje significativo.

Asimismo, una emoción (positiva) es fundamental para pensar eficazmente, tomar decisiones inteligentes y permitirnos pensar con claridad.
 
Lo reiteramos, la práctica regular de ejercicio (fundamentalmente de tipo aeróbico) mejora la memoria y procesos mentales asociados, por lo que utilizar el juego y el movimiento, es la fórmula ideal de mejorar las capacidades mentales e incidir sobre la motivación y la predisposición al aprendizaje. En este sentido, aunar aprendizajes con movimiento es la vía para lograr aprendizajes. Por ello, padres y educadores, deben de diseñar actividades donde exista juego y movimiento para desarrollar la capacidad cognitiva general. 

El "sistema espejo" de nuestro cerebro

Asimismo, tenemos zonas del cerebro que funcionan como un sistema espejo. Gracias al sistema espejo aprendemos movimientos viendo los movimientos de los demás. Cuando observamos un deporte, nuestro cerebro realiza una simulación interna de las acciones, como si estuviera enviando las mismas órdenes de movimiento al cuerpo. Es por eso que nos emocionamos tanto con el fútbol. 

Y, por supuesto, los movimientos aprendidos también se almacenan en la memoria; por eso recordamos como nadar o como andar en bicicleta.

Además, los deportes, sobretodo los deportes grupales requieren de una toma rápida de decisiones y demandan un alto grado de atención visual y flexibilidad. Por lo tanto, el beneficio del deporte es integral: tanto para la mente como para el cuerpo.

“Tenemos un cerebro por una y única razón: producir movimientos complejos y adaptables.  El movimiento es la única manera  en la que nosotros podemos afectar el mundo que hay alrededor nuestro”.
 
Nuestro cerebro permanentemente hace millones de “cálculos” para lograr que a veces cientos de músculos se posicionen en la configuración adecuada para lograr un determinado objetivo y fin.

La mayor parte de este “cálculo motriz” está basado en la capacidad que tiene nuestro cerebro de “predecir” y “anticipar” la acción.  Si este nivel de procesamiento no existiera, seríamos sumamente torpes para movernos, y es más, sería imposible que pudiéramos sobrevivir.

Este  computo “neural” es increíble y no superado a la fecha por ninguna máquina existente.

Y cómo aprendemos los movimientos, es simple: haciéndolos. Y repitiéndolos una y otra vez.

Pero este modelo “cognitivo” de aprendizaje del movimiento a través del circuito continuo de repetición y mejora lleva a un modelo matemático de comportamiento que en Neuroingeniería se denomina el modelo de Bayes.

Thomas Bayes fue un antiguo clérigo inglés que desarrollo un algoritmo matemático que calcula la probabilidad de un evento a partir del estado previo del sistema y del nuevo dato que incorporamos en él.  Nuestro cerebro, desde el punto de vista neuro-motriz al parecer trabaja de manera “bayesiana”.

Consejos para mejorar la memoria, ¡moviéndote!

La próxima vez que tengas una exposición o un discurso que aprenderte, ¿por qué no pruebas a pasear mientras lo lees o incluso bailar para ayudar a tu cerebro a memorizarlo?

Crea una coreografía para la tabla del tres, del cuatro o del cinco. Crea una coreografía para el Teorema de Pitágoras.

Recuerda una poesía breve. Recítala de pie, estático, sin hacer ningún movimiento. Ahora recítala caminado (lento o rápido, tú eliges). Ahora recítala moviéndo, de forma exagerada, manos y pies. 

Si llevas clases de matémnaticas, y debes memorizar fórmulas y conceptos, intenta realizar ejercicios físicos 4 horas despúes de tus clases. Tu capacidad de memorizar puede incrementarse hasta en un 100%.

Si eres diestro, prueba a realizar diversas actividades con tu mano izquierda como escribir, tomar los cubiertos o peinarte.

Luego de estudiar tres o cuatro horas seguidas deja tus libros y apuntes, ¡y sal a la calle a realizar un paseo! Aunque sea da la vuelta a la manzana, despeja tu mente y deja de pensar en el estudio, en síntesis: desconéctate por unos minutos, ¡pero desconéctate poniéndote en movimiento!


13 de julio de 2019

Neuroeducación 02: Haz ejercicio ¡y mejora tu memoria!


¿Sabías que nuestro cerebro crece a medida que hacemos ejercicio? En efecto. El ejercicio fotalece las sinapsis, crea más conexiones en el cerebro y ayuda a que se formen nuevas células. En otras palabras: ¡te vuelves más inteligente!

Hacer ejercicio nos ayuda a tener mejor salud cardiovascular, lo que significa que llevas más oxígeno al cerebro y puedes despejar la mente. 

Además, un nuevo estudio descubre que para recordar algo, no hay nada mejor que hacer ejercicio 4 horas después de adquirir nuevos conocimientos. Diversos estudios apuntan a que el ejercicio, al mejorar la memoria y la atención, mejora el rendimiento académico: ¡subirán tus notas en el colegio aún más!

Y con 10 minutos de ejercicio diario es suficiente. Pero si te ejercitas 20 minutos, pues mucho mejor. Y basta con dar un paseo o hacer tai chi, sobretodo si se trata de personas mayores. 

Y si haces ejercicio al aire libre tendrás el beneficio adicional de absorber más vitamina D, pues recibirás los marvillososo rayos del Sol en todo cuerpo.

Consejos:  

Haz ejercicio mientras exploras un nuevo lugar o un nuevo ambiente. Ejercítate ante una nueva forma de hacer las cosas o al compartir ideas con otra gente. De esta forma ayudarás a que las nuevas células formen un circuito.

Si te gusta la jardineria, rapear, hacer experimentos o pintar únete a un grupo que tenga las mismas aficiones que tú en lugar de hacerlo solo. No solo obtendrás nuevos conocimientos, también conocerás a más personas. La interacción social también beneficia a tu cerebro.

Entonces: ¡a ejercitarse! y ¡a divertirse!


Leonardo Sánchez Coello
Mag. en Educación

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