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26 de marzo de 2019

Los tres cereales que nos alimentan desde hace milenios

El trigo, el maíz y el arroz siguen siendo la base de la dieta en un mundo que necesita una nueva revolución agrícola para dar de comer a cada vez más gente de forma sostenible.


Aunque es una efeméride imposible de concretar en un día exacto, imaginemos que hoy, cuando usted lee estas líneas, se cumplen 10.000 años desde que un ser humano plantó —por primera vez— unas gramíneas silvestres en algún lugar de Oriente Medio. Para atinar más, unas semillas de la especie Triticum, que son las que 2.500 años después dieron lugar al trigo tierno. Aquello fue un hito fundamental en la historia de la humanidad. Ese primer cultivo fue el origen de la agricultura, el germen de las ciudades, el comienzo del sedentarismo, el primer minuto de lo que hemos sido y de lo que somos desde entonces.
 
Hasta aquel momento, el Homo sapiens era nómada y comía lo que literalmente se encontraba por el camino. Caza y pesca, ya sabemos. Cultivar y domesticar estas gramíneas, a las que en pocos cientos de años se sumaron variedades de arroz y los antecesores del maíz en otras partes del planeta, fue el principio del ser humano actual. Tras el trigo llegaron el farro y la cebada o los guisantes, lentejas y garbanzos. Se domesticaron también los animales, como cerdos y ovejas. Y el ser humano ya nunca miró hacia atrás.Pero volvamos a dar un enorme salto en el tiempo —de 10 milenios, nada menos— y situémonos ahora en un supermercado moderno de un país de ingresos altos, de los llamados “ricos”. Uno de esos lugares donde encontramos alimentos de todos los sabores y colores.

En el centro vemos carnes, verduras, frutas y un sinfín de latas, bolsas, paquetes y botellas. Al entrar, pocos pensamos ya en maíz, trigo o arroz, salvo que vayamos a hacer una paella o a asar unas mazorcas. Y, sin embargo, esos tres cereales siguen siendo los elementos básicos de la dieta del Homo sapiens moderno.

Fijémonos mejor en los estantes del supermercado. Exacto: maíz, trigo y arroz. Están por todas partes, mucho más presentes de lo que parece. Pensemos en panes, pizzas, tartas, pastas, harinas, bollos, etc. Y en su presencia indirecta, ya que los tres cereales —juntos o por separado— también han servido de alimento principal e indispensable para las vacas, cerdos y aves que producen gran parte de la carne, la leche y los huevos del mundo.

Así se entiende que ese trío de cereales sea la verdadera base de nuestra alimentación. Entre los tres aportan aproximadamente el 42,5% del suministro de calorías alimentarias del mundo. Y no solo calorías —la energía que nos permite vivir— porque, aunque el lector no lo sepa, el trigo aporta más proteínas que las carnes de ave, porcino y bovino juntas.
 
 

29 de mayo de 2016

¿Por qué el 1 es el número más popular?




Es el primero y cuando está de primero, ningún otro le gana. 

 
"Es el principio mismo de contar, es que pone en marcha la infinitud de números naturales que usamos todo el tiempo. Se podría decir que es el más importante de todos".

Palabras del físico Robert Matthews exaltando las virtudes del número 1. Sin embargo, en mi opinión, el 1 no es tan genial.

De hecho, me parece soso. Y el matemático Marcus de Sautoy concuerda.

"Los griegos ni siquiera lo consideraban como un número, porque un número sólo es importante cuando quieres distinguir una cantidad de otra. Cuando hablas del 1, no parece que algo está empezando, mientras que al nombrar el 2 realmente empiezas a contar".

No obstante, otros matemáticos insisten en pregonar las maravillas de la unidad, entre ellos Julie Roskies.

Pues sí, pero eso es como invitar a alguien a una fiesta y ni siquiera darse cuenta de que vino.

"Pero es muy necesario para que todo tipo de cosas en matemáticas funcionen bien", replica Roskies.

Marcas en la historia

"El número 1 es muy importante y tan omnipresente que ya no lo notamos", afirma Eleanor Robson, historiadora de matemáticas, quien también opina que el 1 es único, y señala que su origen se remonta unos 10.000 años atrás.
"En todo Medio Oriente, la gente llevaba un registro de lo que producían o tenían y lo que comerciaban de uno a uno".

"Para hacerlo, tenían unas fichas pequeñísimas de arcilla, que metían en un contenedor, también de arcilla. Pero, claro, para saber qué tenían adentro, tenían que romper el contenedor, así que empezaron a imprimir marcas con las fichas encima de él antes de meterlas".

"Muy pronto se dieron cuenta de que el contenedor era superfluo, pues ya tenían un registro permanente en la arcilla".

"A través del proceso de contabilidad con pequeños objetos tridimensionales, empezamos a ver los primeros números a mediados del IV milenio a.C. en lo que hoy es Irak, Irán, Siria, etc.".

"Así que el número 1 es el primer signo escrito del mundo".

A pesar de sus antiguos orígenes y su envergadura, aún no estaba convencido de que fuera tan valioso, hasta que me enteré de que existe algo llamado "la ley de Benford", también conocida como "la ley del primer dígito", que me hizo ver al número 1 con otros ojos.

Según esa ley, el 1 es el número más popular del universo.

El artículo completo en:

BBC Ciencia


9 de mayo de 2012

La geopolítica podría cambiar gracias al petróleo no convencional

Dudas ambientales

manifestantes aanti-fracking en Nueva York

El uso de muchas de estas tecnologías para producir combustibles fósiles no convencionales se justifica si los precios de la energía se mantienen altos.

Además su explotación exitosa desalienta la búsqueda de fuentes de energías renovables y el uso más eficiente de la energía. Además, son tan contaminantes como los combustibles convencionales.

"Hay una fiebre de estas nuevas tecnologías por conveniencia económica e intereses geopolíticos, pero eso no quiere decir que sean sostenibles desde el punto de vista ambiental", afirma Adriano Pires del Centro Brasileño de Infraestructura.

En el caso del gas de esquisto, otro factor agravante es la falta de claridad sobre el riesgo de contaminación de aguas subterráneas por los químicos usados. También se cree que el gas liberado puede desatar pequeños temblores de tierra.

Esa preocupación llevó a Francia en julio de 2011 a convertirse en el primer país en prohibir las técnicas de fracturamiento hidráulico.

trabajadores de campo petrolero en Kansas

Imagine un mundo en el que a EE.UU. no le importe lo que suceda en el Medio Oriente, porque alimentar las flotas de automóviles que cruzan sus ciudades no depende ya del petróleo importado de Irak o Arabia Saudita.

Un mundo en el que el poder de la influyente organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) disminuya, Europa no necesite el gas ruso, y China no esté tan preocupada con los combustibles fósiles en África.

 
Ese el escenario a mediano plazo que dibujan algunos expertos en energía entusiasmados con las nuevas tecnologías que permiten la explotación de las reservas de petróleo y gas de difícil acceso o que deben someterse a engorrosos procesos químicos antes de ser utilizados.
La perspectiva de producir cada vez más esos combustibles fósiles "no convencionales" permite avizorar que las fuentes de petróleo y gas no se agotarán en el futuro cercano, como se profetizaba en las últimas décadas.

Además, la distribución geográfica de las nuevas reservas energéticas es mucho más democrática y favorece a los grandes consumidores al punto que podría introducir cambios importantes en el equilibrio geopolítico.

Sales y arenas

delagación de Kuwait en reunión de la OPEP

El futuro mercado energético podría quedar fuera de las manos de los jeques árabes.

"Hasta hace muy poco, la predicción dominante era que los países importadores aumentarían su dependencia de Oriente Medio y que no habría solución a los altos precios del petróleo", dice el geólogo y economista Robin Mills, autor de "El mito de la crisis del petróleo".

"Con los avances tecnológicos de los últimos años son más fuertes las expectativas de que, al menos en el mediano plazo, los precios de los combustibles fósiles vuelvan a caer, los países que importan recursos energéticos sean autosuficientes y que los exportadores y la OPEP se vean presionados para revisar sus prácticas", dijo Mills a BBC Brasil.

Son muchas las tecnologías que están contribuyendo a dibujar un nuevo mapa de la energía del mundo.

Primero, las que permiten nuevos tipos de exploración petrolera en aguas profundas, como el caso de los depósitos submarinos ubicados en las costas de Brasil y que se conocen como el "pre-sal”.

Otras son las usadas en las arenas petrolíferas en Alberta, Canadá, una explotación que ha sido posible gracias al perfeccionamiento de los procesos físicos y químicos que mejoran el crudo de baja calidad.

Pero la técnica que más entusiasmo genera está relacionada con la explotación de gas de rocas de esquisto, al punto que la Agencia Internacional de Energía (AIE) preguntaba en un informe del año pasado: "¿Estaremos entrando en una edad dorada del gas"?

Revolución gasífera

Todo ese entusiasmo viene por el buen rendimiento experimentado en la explotación del gas en EE.UU.
En 2008, los estadounidenses importaron de Canadá el 13% del gas que consumieron, según un informe elaborado por la consultora KPMG.

Actualmente, con la extracción del gas de pizarra -principalmente en campos de Pensilvana, Louisiana y Texas- no sólo el país se hizo autosuficiente, sino que algunos estarían ya pensando en exportar.

símbolo de YPF

Algunos sugieren que la nacionalización de YPF busca aprovechar nuevos desarrollos.

Además el precio del producto está cayendo fuertemente y los costos de extracción quedan cubiertos por la venta de otros productos químicos que resultan del procesamiento de gas.

Para algunos analistas, esos cambios ayudarían a explicar por qué el gobierno de Argentina expropió este mes la petrolera YPF, que controlaba la española Repsol, y que exploró campos de petróleo y gas de esquisto en la zona de Vaca Muerta.

clic ¿Está Vaca Muerta detrás de la exporpiación de YPF?

"La percepción de que esta nueva fuente de combustible fósil puede cambiar significativamente la posición de los países en el mercado de la energía da un sentido de urgencia a la explotación de estos campos", dijo Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura (BCEI), en Sao Paulo.

Tecnologías cruciales

Dos tecnologías han sido fundamentales para permitir la explotación de gas de esquisto. La primera es la técnica de perforación horizontal, que permite el uso de las reservas en grandes áreas, pero a poca profundidad.

La segunda es la técnica de fracturación hidráulica, mediante la cual se bombea una mezcla de agua, arena y químicos en los pozos de producción.

El impacto que produce la inyección a alta presión crea pequeñas grietas en las rocas, que permite la liberación de gas que luego se canaliza a través de tuberías.

La explotación de petróleo de esquisto bituminoso (un aceite similar al petróleo convencional) es diferente. 

A veces este combustible líquido se encuentra entre las rocas, pero en general se produce por calentamiento de las rocas de pizarra.

Para el especialista en petróleo y energía Jed Bailey, de Energy Narrative, un centro estadounidense de estudios de energía, lo que hace del petróleo de pizarra un motor de la revolución geopolítica energética es la forma democrática como estas rocas se distribuyen geográficamente.

Las reservas del material se encuentran por igual al norte y al sur del mundo, en todos los continentes.

Por ahora, las reservas más grandes están en China, Argentina, México, Sudáfrica, EE.UU., Canadá y Australia, pero también hay depósitos en Colombia, Francia, Polonia y Reino Unido.

Pires destaca el que EE.UU. y China, países que encabezan la lista del consumo de energía en el mundo, también concentran algunas de las mayores reservas.

"El gas de esquisto y todas estas otras fuentes no convencionales alimentan las esperanzas de los importadores de energía de reducir su dependencia de exportadores problemáticos o inestables", explica Pires.

Para Bailey, en el caso de EE.UU., la diversificación más allá del petróleo tradicional podría hacer que en el largo plazo haya menos justificación y apoyo político para interferir en el Medio Oriente, por ejemplo.

"Sin embargo, esto no significa que la región saldría del todo del radar estadounidense, debido a la influencia que tienen sobre los precios en el mercado energético mundial", afirma Bailey.

Fuente:

BBC Economía
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