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26 de marzo de 2014

El marsupial que muere por exceso de sexo

Científicos descubren en Australia una nueva especie en la que los machos mueren antes de cumplir un año tras frenéticas sesiones de apareamiento que duran hasta 14 horas.

La nueva especie de marsupial conocida como 'Antechinus de cola...
La nueva especie de marsupial conocida como 'Antechinus de cola negra'. Museo de Queensland


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A veces, el sexo puede llegar a matar, sobre todo cuando la competencia por transmitir los genes obliga a realizar intensas y maratonianas sesiones de apareamiento que duran entre 12 y 14 horas. Esto es lo que acaba de comprobar un equipo de científicos australianos al descubrir una nueva especie de marsupial, parecido a un ratón, que muere tras copular de manera frenética, según publican en la revista Zootaxa.
Esta criatura tiene un pelaje anaranjado, pero su larga cola y sus patas de color negro han llevado a los investigadores a catalogar la nueva especie como Antechinus de cola negra. En ella los machos afrontan un destino fatal después de aparearse: literalmente, mueren por exceso de sexo antes de cumplir un año de vida. "Cuando tienen 11 meses todos los machos mueren", asegura el Dr. Andrew Baker, de la Universidad de Tecnología de Queensland.

El periodo de apareamiento dura tan solo unas pocas semanas, y se produce en los meses de otoño e invierno austral. Después, los machos mueren por estrés sexual. "[La nueva especie] probablemente sigue el patrón típico de Antechinus, en el que todos los machos mueren antes de cumplir un año de edad ", explicó Baker a ABC News.

La competición que surge entre los machos de esta familia de marsupiales, las agresiones entre ellos y la hiperactividad a la que están sometidos en periodos de cría provocan la muerte de estas criaturas.
Según señalan los investigadores, la tensión a la que están sometidos para conseguir que su material genético pase a la nuevas generaciones provoca infecciones, hemorragias internas, una desintegración de los tejidos del cuerpo y, finalmente, la muerte. Además, su sistema inmunitario también se debilita debido a que no se alimentan durante el frenético periodo de apareamiento.

"Es un poco angustioso verlos morir", asegura la bióloga Diana Fisher de la Universidad de Queensland, "Su piel se cae. Parecen muy enfermos y se tambalean. A veces tienen gangrenas debido a que su sistema inmune deja de funcionar", apunta.

Fue en el año 2013 cuando Diana Fisher desveló que la competición del esperma impulsa la "reproducción suicida" y provoca la muerte por estrés en algunos marsupiales australianos y, en menor medida, en los sudamericanos, dejando de lado la teoría de que los machos morían por puro altruismo al entregar alimentos a sus crías.

En su descubrimiento Fisher detalló que "cada apareamiento puede durar de 12 a 14 horas y lo hacen una y otra vez". Además, destacó que si sobreviven a este acontecimiento, "después son estériles".
Aún se desconoce el número exacto de ejemplares de esta especie, que se cree que habita solamente en las zonas altas y húmedas del Parque Nacional Springbrook, situado cerca de las zonas montañosas de la región de Gold Coast. Los investigadores tratan de incluir al nuevo marsupial dentro de la lista de especies en peligro de extinción.
Fuente:

5 de octubre de 2012

Si nos pintáramos todo el cuerpo con pintura dorada ¿nos pasaría lo mismo que a la chica de 'Goldfinger'?

 

Una de las imágenes míticas de la saga de James Bond (era Sean Connery, of course) pertenece a la tercera película, estrenada en 1964 bajo el título Goldfinger. Además de estrenar el autómovil Aston Martin DB5, que reaparecería en “Operación Trueno” (Thunderball) y en otras películas como “GoldenEye” y “Casino Royale”, una chica es asesinada de un modo muy original: cubriéndose cada centímetro de su piel con pintura dorada.

La intención es que así su pies sea incapaz de respirar y muera asfixiada. La actriz que interpretaba a la pobre chica dorada era Shirley Eaton, y publicó su autobiografía en el año 2000, a pesar de que corría la leyenda urbana de que había muerto asfixiada durante el rodaje de la escena. De hecho, los productores de la película creyeron conveniente que un médico asistiera al rodaje de la escena y que se dejaran 10 centímetros de piel sin pintar en el abdomen de la actriz, a fin de que la piel pudiera “respirar”.

Pero ¿cuánto hay de cierto en esto? ¿Realmente la piel necesita respirar y si tapamos todos sus poros nos asfixiaríamos?


A pesar de lo gráfico de la secuencia cinematográfico, sería imposible asfixiar de ese modo a una persona, ni con pintura dorada ni con pintura de cualquier otro color. Básicamente porque solo respiramos por la nariz y la boca, no por los poros de la piel. Si acaso, la mujer podría morir de calor, siempre que dejáramos la pintura el suficiente tiempo cubriendo su piel, porque los poros, bloqueados por la pintura, no podrían sudar, que es la forma que tiene nuestro cuerpo de regular su temperatura.

Otra suerte correría el ratón marsupial de Douglas (Smithopsis douglasi), porque es un animal de doce centímetros de longitud que respira por la piel. Él sí que podría haber protagonizado la escena de Goldfinger, aunque no fuese un personaje tan glamouroso (aunque el marsupial no fue descubierto hasta 1998, bastante después del rodaje).

Tal y como explica John Lloyd en El nuevo pequeño gran libro de la ignorancia:
Los ratones marsupiales de Douglas nacen inusualmente poco desarrollados: su período de gestación es de tan solo doce días, y la cría nacida apenas es más larga que un grano de arroz. Por lo tanto, no pueden utilizar los pulmones inmediatamente, así que intercambian el oxígeno y el dióxido de carbono a través de la piel: algo que antes se creía imposible en cualquier mamífero. Los investigadores se dieron cuenta de ello cuando se percataron de que las crías recién nacidas ni respiraban ni estaban muertas.
Pero bueno, Bond es Bond, y se lo perdonamos, como perdonamos que en las novelas de piratas aparezcan tantos mapas con una X señalando el tesoro, a pesar de que no hay mapas así documentados históricamente.

Fuente:

Xakata Ciencia

3 de mayo de 2012

El nimbadon, un marsupial gigante que vivía en la copa de los árboles

Esqueleto de 'Nimbadon lavarackorum'. | AFP
Esqueleto de 'Nimbadon lavarackorum'. | AFP
Los nimbadon, unos marsupiales extintos que tenían el tamaño de una oveja y antecesores de los wombat, poblaron las copas de los árboles australianos hace unos 15 millones de años.

El nimbadon, que pesaba más de 70 kilogramos de peso y tenía garras poderosas, era un "animal muy hábil" que "que habría adoptado un método para trepar los troncos de los árboles similar al de los koalas actuales", dijo la jefa de la investigación Karen Black de la Universidad de Nueva Gales del Sur (NSW, por sus siglas en inglés).

Sus descendientes lejanos son los actuales wombat, unos marsupiales terrestres de un metro de largo, con patas cortas y muy agresivos cuando se sienten amenazados.
El nimbadon, que solía movilizarse en manada como el canguro contemporáneo, se alimentaba de frutos localizados en la copa de los árboles de los bosques tropicales australianos y fue un agente importante en la dispersión de las semillas en la era del Mioceno.

Hábil trepador

Su habilidad para trepar por los árboles le permitió al gigantesco marsupial "reducir la competencia por las fuentes de comida con otros herbívoros, entre ellos el canguro, y escapar de sus depredadores como los leones marsupiales", agregó la científica australiana en un comunicado de prensa de la Universidad de NSW.

Black, quien presentará este jueves en Sydney las primeras conclusiones de este estudio, que aún no ha sido publicado, ha trabajado con Aaron Camens, de la Universidad de Flinders, así como Mike Archer y Sue Hand, de la Universidad de Nueva Gales del Sur.

El equipo científico se centró en el estudio una gran cantidad de fósiles de los 'Nimbadon lavarackorum', de todas las edades, hallados hace varios años en una cueva del yacimiento arqueológico Riversleigh, en el noroeste del estado australiano de Queensland.

Estos fósiles permitieron a los investigadores estudiar en detalle el desarrollo del cráneo, del cerebro de estos gigantescos animales y su comportamiento, así como de los cambios ambientales que afectaron el ecosistema australiano en la prehistoria, agregó el comunicado.

Fuente:

El Mundo Ciencia

30 de junio de 2010

¿Por qué el canguro tiene brazos tan cortos?


Miércoles, 30 de junio de 2010

¿Por qué el canguro tiene brazos tan cortos?

Canguro y su cría

Los canguros tienen brazos cortos para poder escalar hacia el marsupio cuando nacen.

Un análisis de los huesos de las patas delanteras del canguro reveló porqué estos marsupiales tienen extremidades posteriores tan desarrolladas y, sin embargo, las anteriores son tan pequeñas.

Los científicos de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, Estados Unidos, creen que esto se debe a que los brazos cortos son necesarios para poder arrastrarse hacia la bolsa materna, o marsupio, cuando nacen.

Los investigadores afirman en Australian Journal of Zoology (Revista Australiana de Zoología) que la necesidad de gatear en las primeras etapas de vida obligó a la evolución de la forma corporal de los marsupiales, lo que condujo a los animales que conocemos hoy.

La investigación también ofrece información de porqué no existen marsupiales con aletas o alas.

Para escalar mejor

Comparados con los mamíferos placentarios, los marsupiales, como los canguros, nacen en una etapa muy anticipada del desarrollo fetal.

Una vez que nacen "escalan" o se arrastran hacia el marsupio para encontrar la tetilla materna y para esto utilizan sus excepcionalmente bien desarrolladas extremidades posteriores.

"Se me ocurrió que este tipo de estrategia de nacimiento pudo haber limitado la diversificación evolutiva de la forma de sus patas delanteras", dice el doctor Jim Cooper, quien dirigió el estudio.

"La teoría es que debido a que necesitan los brazos para escalar hacia el estómago de la mamá cuando nacen, terminan 'estancados' con esta forma de brazos para toda la vida", agrega.

Esta teoría no es nueva. Fue propuesta por primera vez en los 1970, pero la idea, llamada 'hipótesis de la restricción', nunca había sido probada.

Así que el doctor Cooper, junto con el profesor Scott Steppan de la Universidad Estatal de Florida en Tallahassee, Estados Unidos, diseñaron un estudio para comprobarla.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

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