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21 de mayo de 2011

Pekín reconoce los daños causados por la Presa de las Tres Gargantas

La presa de las Tres Gargantas, liberando agua. | AFP

La presa de las Tres Gargantas, liberando agua. | AFP

El Gobierno chino ha reconocido por primera vez el deterioro ambiental y la contaminación causadas por la planta hidroeléctrica más grande del mundo, la Presa de las Tres Gargantas, según informa Efe, que cita a medios de comunicación del país.

Según admite el informe de una reunión del Ejecutivo, el proyecto ha causado problemas relacionados "con el bienestar de los residentes reubicados, la protección ambiental y la prevención de desastres geológicos que deben ser resueltos de forma urgente".

Aunque la presa de las Tres Gargantas ha "desempeñado un papel significativo en la prevención de inundaciones, la generación de electricidad y el uso de los recursos del agua", ha creado problemas como la contaminación de las aguas, señala.

"Es necesario frenar la contaminación del agua en los cursos medio y bajo del río Yangtsé, que afecta a ocho provincias en un área de 633.000 kilómetros cuadrados [ una superficie mayor a la de España ] que es también la de mayor densidad demográfica de la nación, lo que se traduce en una significativa presión ambiental", añade el informe de la reunión del miércoles, que estuvo encabezada por el primer ministro Wen Jiabao.

Según el comunicado, "hay que realizar esfuerzos para controlar la contaminación y garantizar la seguridad del agua potable" para la población afectada.

El Gabinete chino se comprometió durante la reunión a elevar el nivel de vida de los más de 1,4 millones de desplazados por el proyecto a través de una reestructuración económica y de las infraestructuras de la zona, así como mediante un sistema de seguridad social que cubra a todos los afectados antes de 2020.

La mayoría de los desplazados residía en la municipalidad de Chongqing y en la provincia de Hubei cuando empezó a construirse este proyecto de 22.500 millones de dólares en 1993, aunque fuentes independientes elevan la inversión hasta los 40.000 millones de dólares.

Grupos ecologistas habían advertido desde el inicio del proyecto, uno de los sueños desarrollistas del líder Mao Zedong, de que la presa causaría contaminación y desastres geológicos como avalanchas de tierra e incluso seísmos, extremos que habían sido hasta ahora negados por el ejecutivo chino.

La presa consta de un dique y 26 turbogeneradores, y antes de 2012 está previsto que se instalen otros seis.

Ahora el ejecutivo chino se ha comprometido a mejorar el entorno ecológico y promover la diversidad biológica de las áreas afectadas por la presa, según el comunicado difundido por la agencia de noticias Xinhua.

La gigantesca planta hidroeléctrica en la ciudad de Sandoupping, en Hubei, tardó 17 años en ser construida y tiene una potencia instalada de 24.000 MW, lo que equivale a la potencia de 24 centrales nucleares.

Fuente:

El Mundo Ciencia

2 de octubre de 2009

La República Popular China cumple 60 años


Viernes, 02 de octubre de 2009

La República
Popular China cumple 60 años


“El pueblo chino se ha levantado”, declaró Mao Zedong el 1 de octubre de 1949 en la plaza de Tiananmen de Pekín, que con sus 40 hectáreas de superficie está considerada la mayor del mundo. Más de 250.000 personas –casi en su totalidad campesinos y soldados del Ejército Rojo– aclamaron al líder comunista y a Zhou Enlai, primer ministro del nuevo Gobierno, encaramados en una tribuna de la Puerta de la Paz Celestial. La
proclamación de la República Popular ponía fin a una larga guerra civil en la
que, según algunas estimaciones, hubo 30 millones de víctimas. Los dos grupos en frentados eran las tropas del Kuomintang –gobierno de los naciona listas de Chang Kai-Chek – y el Ejército Rojo del Partido Comunista chino.


Las diferencias entre ambos bandos habían comenzado en los años veinte –el Partido Comunista chino se fundó en 1921–, pero se hicieron mayores en 1945, con el fin de la Segunda Guerra Mundial, en la que Japón, que había invadido el país en 1937, fue derrotado. Entre 1946 y 1947, el ejército comunista logró arrinconar a las tropas del Kuomintang en Manchuria y, a partir de 1948, fue conquistando las ciudades más importantes. El 22 de enero de 1949, la entrada de los comunistas en Pekín ya preludiaba el final cercano de la
guerra. Con la rendición de la ciudad, que fue asediada durante más de un mes, se firmó también una paz separada para el norte de China, que preveía la creación de un comité de coalición para la supervisión de la transición a un régimen comunista.

La caída de Pekín provocó también la dimisión de Chang Kai- Chek y pareció facilitar el fin de las hostilidades, ya que el nuevo presidente en funciones, Li Sung-jen, se mostró inicialmente más inclinado a firmar la paz. Sin embargo, como luego surgieron diferencias a la hora de negociar un tratado, Mao decidió arreciar el ataque: el 23 abril 1949, un ejército comunista de casi un millón de hombres comenzó su gran ofensiva. Avanzaron rápidamente hacia el sur y tomaron Nankín, la capital nacionalista. El 26 de mayo, cayó Shanghai, entonces la ciudad más grande de China.

El rápido avance del Ejército Rojo se debió en parte a la profesionalidad que mostraron sus soldados y al hecho de que, en un país con un régimen casi feudal, los comunistas fueron muy bien acogidos por un campesinado empobrecido. En este sentido, los comunistas siguieron una táctica muy rentable: entregar a los campesinos de las zonas que liberaban las tierras de los latifundistas. Esto hizo que, mientras en un año se duplicó el tamaño del Ejército Rojo, se produjeran cientos de miles de deserciones entre los nacionalistas.

En septiembre de 1949, casi un mes antes de que fuera proclamada la República Popular, los comunistas habían celebrado la Conferencia Consultiva Popular, en la que adoptaron unas directrices políticas y aprobaron una ley orgánica para gobernar el país. El supremo órgano político era el Consejo de Gobierno Central Popular, presidido por Mao Zedong, lo que le convertía de hecho en el jefe del Estado. Por su parte, el Consejo Administrativo de Gobierno, encabezado por Zhou Enlai, otorgaba a éste el rango de primer ministro.

Más tarde, en 1954, se aprobó la nueva Constitución, en cuyo preámbulo se decía: “La tarea fundamental de nuestra nación consiste en concentrar su fuerza en la modernización socialista. Bajo la dirección del Partido Comunista de
China y orientándose por el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Zedong, el pueblo chino de las diversas nacionalidades seguirá perseverando en la dictadura democrática popular y en el camino socialista”. En el aspecto social, una de las primeras medidas para acabar con la secular miseria de China fue la reforma agraria. Ésta comenzó en 1950 y, además del reparto de las tierras, promovió las cooperativas y las granjas colectivas. Otro de los grandes retos del nuevo régimen fue la educación, pues el 80 por 100 de la población era analfabeta, por lo que pronto se tomaron medidas para generalizar la enseñanza obligatoria.

En el orden internacional, el 2 de octubre de 1949 la URSS ya reconocía al nuevo régimen y calificaba la “victoria del pueblo chino” de “duro golpe a los planes de agresión de los imperialistas en la región del Pacífico”. Por su parte, los Estados Unidos se opusieron a la entrada de China en la ONU, la bloquearon económicamente y prestaron su protección a Formosa, donde, refugiado, Chang Kai-chek había creado la China nacionalista (actual Taiwán).

Fuente:

Muy Interesante
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