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20 de marzo de 2007

Especial: Cirugía Plástica 3
Para la grasa que no quemamos
Conozca más sobre la liposucción...

La grasa es un almacén de energía. A causa del cambio en las condiciones de vida, almacenamos grasa que no llegamos a utilizar. La consecuencia directa es la obesidad.

Por Tomás Unger

Por millones de años, las tres preocupaciones del hombre y sus antecesores eran no dejarse comer, comer y reproducirse. Las tres requieren energía que se obtiene del alimento, que no era fácil conseguir. Para las ocasiones en que el alimento era abundante, la evolución desarrolló mecanismos que lo convierten en grasa y la almacenan. Esta reserva sirve para disponer de energía cuando el alimento es escaso. A medida de que el alimento se ha vuelto más fácil de obtener, el esfuerzo para ello ha ido disminuyendo. Hoy, sin necesidad de huir de predadores y con las máquinas reemplazando el trabajo físico, el requisito de energía se ha reducido drásticamente.

Nuestros mecanismos biológicos no han cambiado tan rápido como las condiciones de vida y seguimos almacenando reservas de energía en forma de grasa. La consecuencia es una epidemia de obesidad, contra la cual el remedio natural es cambiar el tipo de comida, reducir su cantidad y hacer ejercicio físico. No todos quieren o pueden hacerlo, pero desean reducir la grasa y el remedio extremo es la cirugía. Existen otras formas más drásticas, como reducir el aparato digestivo o impedir la ingestión de alimentos sólidos, pero aquí nos ocuparemos solo de la extracción de grasa (liposucción).

UN NUEVO RECURSO
El retiro de grasa para fines estéticos tuvo un mal comienzo. En el año 1926 una modelo francesa recurrió al cirujano Charles Dujarier para reducir sus muslos. La operación produjo una gangrena que requirió amputación. Este desenlace hizo perder interés en ese tipo de cirugía por varias décadas. Recién en los años 60 se volvió a practicar en Europa la reducción de grasa, por métodos de curetaje (retiro directo por corte y extracción) que tuvo malos resultados.

Recién en 1982, el cirujano francés Ives-Gerard Illouz presentó un nuevo método: retirar grasa por succión. La técnica consistía en introducir una cánula (tubo hueco) aplicando vacío. En la década del 80 diversos cirujanos trabajaron para perfeccionar el método y en 1985 dos dermatólogos americanos introdujeron un sistema sin anestesia general, manteniendo al paciente parcialmente consciente. Para entonces ya se utilizaba la inyección de líquidos para facilitar el proceso y en los años 90 se introdujo el ultrasonido.

EL LÍQUIDO Y LA VIBRACIÓN
Más de tres décadas de perfeccionamiento han llevado la tecnología de la liposucción a un alto nivel de eficiencia. Según la revista especializada "Dermatologic Surgery" ("Cirugía dermatológica"), las complicaciones clínicas para los procesos de liposucción suman solo el 0,7% de los casos. Entre estas complicaciones se incluye una gran variedad de riesgos, siendo probablemente el más importante la reacción alérgica a la anestesia.

En todas las modalidades se inyecta una solución salina (como nuestros fluidos corporales), el anestésico local Lidocaína y Epinefrina, que contrae los vasos sanguíneos para reducir el flujo de sangre durante la operación. El procedimiento más aceptado hoy es la liposucción húmeda o tumescente, en la cual se inyecta una cantidad de líquido mayor que el volumen de grasa por extraer.

EL ULTRASONIDO
A fines de la década del 90 los cirujanos introdujeron un nuevo recurso para ayudar a la liposucción: el ultrasonido*. Las vibraciones ultrasónicas rompen las células de grasa, con lo que ayudan a licuarla y hacen más fácil su extracción por succión. Primero el ultrasonido se aplicó a la cánula (tubo de succión), pero hoy también se emplea en forma externa. La liposucción asistida por ultrasonido (UAL) es muy ventajosa en las zonas fibrosas donde la grasa está estratificada entre músculos. En algunos casos se forman seromas (bolsones de fluido) que deben ser retirados con una aguja.

Ya sea con la cánula, o aplicado externamente, el ultrasonido tiene ventajas. Al ayudar a la licuefacción de la grasa, facilita su extracción y produce menor pérdida de sangre. Una combinación de técnicas y perfeccionamiento de los instrumentos ha dado lugar a la combinación de técnicas de liposucción, pero todas tienen en común el principio básico de procedimiento, que consiste en darle la máxima liquidez a la grasa para facilitar su extracción por succión. Todos los sistemas usan cánulas y requieren en mayor o menor grado las mismas intervenciones.

PIEL Y MÚSCULO
En una operación de liposucción se llega a sacar hasta cinco litros de grasa. Para tener una idea del volumen que esto representa, imaginemos cinco gaseosas de un litro o una columna de 10 x 10 cm de base y medio metro de alto. Este volumen de grasa deja un gran espacio vacío, ya sea en el abdomen, en las nalgas o muslos y, si la piel no es suficientemente elástica, debe recogerse para que no quede colgando. Hay diversas técnicas, de acuerdo con la edad y el tipo de piel, para obtener los mejores resultados estéticos después de la liposucción.

El retiro de la grasa requiere cierta preparación. El paciente no debe tomar anticoagulantes ni fumar. Con cualquier tipo de anestesia, el paciente debe estar en ayunas. El tiempo de recuperación depende de la extensión de la liposucción. Por lo general, se requiere un vendaje compresivo por varias semanas y la recuperación total puede demorar bastante más hasta que desaparezcan los moretones y la hinchazón. La insensibilización puede durar varias semanas.

EFECTOS COLATERALES
Como vimos, el porcentaje de complicaciones es muy bajo en la liposucción moderna, existiendo siempre el peligro de una reacción alérgica a la anestesia. Como en todas las operaciones hay un riesgo de infección. El daño a la piel es inevitable desde que se tiene que introducir la cánula, pero es una lesión menor y generalmente cicatriza bien. Una de las posibles complicaciones es la necrosis (muerte de la piel), que aumenta el peligro de infección, demora en recuperarse y deja una cicatriz.

EL RESULTADO
En cuanto al resultado de la liposucción, o para el caso de cualquier cirugía estética, su evaluación es subjetiva. Como todas las intervenciones destinadas a mejorar el aspecto físico, se hacen por decisión del paciente, quien será en última instancia el juez de los resultados. Todos los inconvenientes, el costo, riesgo y sufrimiento que supone una intervención quirúrgica se justifican cuando el resultado es satisfactorio. No se debe olvidar que, a diferencia de la cirugía debida a una condición patológica que la requiere, la cirugía estética es opcional.

En el caso de la liposucción, es una alternativa a la dieta y al ejercicio, un esfuerzo prolongado que requiere constancia y fuerza de voluntad. En algunos casos lo anterior no es una opción, por lo que el paciente se decide por la cirugía. Casi siempre el resultado estético de la liposucción es más previsible que el de una cirugía facial, por lo que generalmente satisface las expectativas. Es por esto que la liposucción es una de las formas más exitosas y comunes de cirugía estética, a la que sigue la de los senos, de la que nos ocuparemos próximamente.

* El oído humano puede captar desde 20 vibraciones por segundo (20 Hz) hasta 20.000 (20 kHz). No oímos las frecuencias por encima de 20 kHz, por lo que se llaman ultrasonido. Los perros oyen encima de 30 kHz y los murciélagos encima de 100 kHz.

Fuente.

El Comercio
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