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1 de mayo de 2013

Las cuatro formas de matar de los volcanes


Los volcanes activos pueden arrasar ciudades enteras y matar grandes números de personas.


El aspecto tenebroso de la ciudad romana de Pompeya es un recordatorio de la erupción letal del Vesubio en el año 79 de nuestra era, que mató a miles de habitantes y preservó la huella de sus cuerpos al morir.

Pero no fueron la lava ardiente o las nubes sofocantes de ceniza las que dejaron tantos muertos. Fue algo mucho más inusual.

Los flujos de lava, o las rocas derretidas que expulsan los volcanes en escudo, se mueven demasiado lento como para ser realmente mortales.

Los 'exterminadores' reales son mucho más escabrosos.

BBC Mundo le presenta cuatro formas en que un volcán puede resultar mortal.

1. Flujos extremadamente calientes de gas

Las ciudades romanas de Pompeya y Herculano fueron destruidas el 24 de agosto del año 79 dC, cuando Vesuvio erupcionó violentamente y envió olas de gas recalentado por las faldas del volcán a velocidades de huracán.

Estos flujos piroclásticos contienen gas, cenizas y rocas y pueden viajar a hasta 700 kilómetros por hora.

La primera ola golpeó a Herculano con temperaturas de hasta 500º centígrados. Esa temperatura fue suficiente para hervir los cerebros y vaporizar instantáneamente la carne de sus víctimas, dejando apenas los esqueletos ennegrecidos.
La temperatura de la erupción del Vesuvio fue suficiente para hervir los cerebros y vaporizar instantáneamente la carne de las víctimas.
Pero cómo murieron la gente que estaba en Pompeya fue un misterio por muchos siglos. Los vulcanólogos descubrieron que murieron por una ola posterior de flujos piroclásticos.

La ola de Pompeya fue significativamente menos caliente que la que arrasó con Herculano, así que si bien los cuerpos de las victimas permanecieron intactos, el calor 'cocinó' sus carnes de forma instantánea.

Su forma y a veces hasta expresión en el momento de morir fue preservados por la ceniza volcánica que cayó.

Los flujos piroclásticos son tal vez el evento volcánico más mortal porque pueden viajar por kilómetros y son imposibles de sobrevivir.

Son producidos por estratovolcanes explosivos, que están hechos de capas alternas de lava, ceniza y roca.

Cuando un volcán de estos hace erupción, la capa de roca se destroza y queda en partículas diminutas de polvo.

Estas partículas se mezclan con la ceniza caliente y los gases para formar una nube gigante en forma de hongo.

A medida que la erupción se debilita, la nube puede colapsar bajo su propio peso. Cae entonces por los lados del volcán como un flujo piroclástico, destruyendo todo a su paso.

Pero esa no es la única forma en que pueden causar problemas mayores...

En fotos: vida y muerte en Pompeya y Herculano 

2. Barro que fluye rápidamente
La localidad de Armero, en Colombia, sucumbió bajo un lahar.
En Colombia, en 1985, el volcán Nevado del Ruiz hizo erupción.

A medida que los flujos piroclásticos explotaron desde el volcán, derritieron los glaciares en la montaña.

Derritieron agua mezclada con la ceniza volcánica, barro y rocas, lo que provocó que cuatro enormes e hirvientes lahares o flujos de sedimentos se despeñaran por la montaña a 60 kilómetros por hora.

Los lahares son mezclas tan gruesas como el concreto que se precipitan como avalanchas. Pueden ser extremadamente destructivas porque viajan con semejante fuerza que cargan enormes rocas a altas velocidades por hasta unos 80 kilómetros.

Los lahares del Nevado del Ruiz fluyeron en los seis ríos principales en la base del volcán antes de cubrir el pueblo de Armero, en el departamento del Tolima, y dejar más de 20.000 muertos.

Lea también: la difícil búsqueda de los niños perdidos de Armero

Lea ela rtículo completo en:

BBC Ciencia

4 de agosto de 2011

Océanos de lava podrían haber acabado con los dinosaurios

Especial: Planeta Tierra

Los científicos británicos han establecido una nueva y controvertida hipótesis sobre las causas de la desaparición de los dinosaurios de la Tierra. Según ellos, los reptiles prehistóricos podrían haber desaparecido a causa de la aparición de unos océanos de lava, informa la web New Scientist.

Las mortíferas eyecciones de lava, según los investigadores, se debían a dos grandes concentraciones de manto caliente a una profundidad de 2.800 kilómetros bajo la corteza de la Tierra. La formación de estas concentraciones, de acuerdo con los especialistas, se remonta a los tiempos del nacimiento de nuestro planeta, hace unos 4.500 millones de años.

Fuentes de lava caliente salieron a la superficie a través de grandes grietas en la corteza cubriendo vastos territorios de unos 100.000 kilómetros cuadrados durante cada erupción, envenenado la atmósfera y aniquilando a todo ser vivo en su camino. Estos fenómenos dejaron huellas geológicas formando las llamadas grandes áreas ígneas (LIP, por sus siglas en inglés), algunas de las cuales datan de la época en la que los dinosaurios habitaban la Tierra.

Andrew Kerr, de la Universidad de Cardiff, Reino Unido, señala que “existe una correlación sorprendente entre la extinción masiva de especies antiguas y las LIP”.

Según otros científicos, la idea de que formaciones gigantes de magma podrían haber terminado con los dinosaurios es interesante, pero se necesita realizar una serie de investigaciones adicionales para comprobar esta versión.

En la actualidad la versión más divulgada de la extinción de los dinosaurios es la caída de un meteorito que ocurrió hace unos 65 millones de años.

Fuente:

Actualidad RT


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