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5 de agosto de 2018

La ciencia en tus manos: lo que dicen de ti tus huellas dactilares

Las huellas dactilares se han consolidado como el “código de barras” que identifica a cada uno de los individuos de la especie humana. Son la prueba forense más preciada para los criminólogos y se están convirtiendo en una herramienta cotidiana en la oficina e incluso en la pantalla de tu smartphone. ¿Por qué son tan singulares e irreemplazables las huellas dactilares? ¿Cuál es el secreto de esas peculiares marcas?

Sabemos que los patrones que dan lugar a las huellas dactilares son únicos para cada individuo desde hace más de 2.000 años, aunque solo llevamos 2 siglos estudiando el porqué. En este reportaje repasamos algunas de las cosas que tus huellas dactilares dicen de ti desde perspectivas científicas sorprendentes.

Un código de barras con más de 2000 años de historia

Las huellas dactilares son los patrones o dibujos de las yemas de los dedos, aunque también existen en las palmas (palmetogramas) y en las plantas de los pies (pelmatogramas).
Sabías qué: los dactilogramas o huellas dactilares se crean alrededor de la décima semana de embarazo (cuando el feto mide unos 7.62 cm aprox.) y son definitivas cuando cumple los 6 meses.
Las huellas dactilares son únicas en cada individuo, pero además son inmutables: permanecen inalterables desde que se forman en el feto y hasta la muerte, pues a pesar de los daños que pueda sufrir la piel, se regeneran siempre siguiendo el patrón original. Aunque están determinadas por la información genética de cada individuo, su desarrollo está influenciado por factores físicos (la ubicación exacta del feto en el útero, la densidad del líquido amniótico …), por lo que ni siquiera en gemelos idénticos o en un clon (con el mismo ADN) las huellas dactilares de dos individuos pueden ser iguales. Sin embargo, sí que existe la excepcional situación de las personas que nacen sin huellas dactilares, una condición que se conoce como adermatoglifia.

Lea el artículo completo en:

OpenMind

4 de noviembre de 2013

7 curiosidades sobre las huellas dactilares

El otro día veía un capítulo de Orphan Black, y una de las protagonistas comentaba que las huellas dactilares entre dos clones debían ser las mismas. Pensé desconcertada si aquella afirmación era un error científico sobre las huellas dactilares o si por contra mi memoria me estaba fallando.





Y es que sobre las huellas dactilares se ha escrito y hablado mucho. Tanto que este sistema de identificación de la biometría es ampliamente conocido desde el siglo XIX. Aunque en criminalística hoy en día se usan como herramientas complementarias de otros importantes métodos, tales como la identificación genética de las muestras, lo cierto es que el uso de las huellas dactilares como medida de identificación individual ha marcado un antes y un después en nuestra historia.


Por ese motivo, hoy recopilamos en ALT1040 algunas curiosidades sobre las huellas dactilares, utilizadas en la investigación policial o en la identificación en nuestros documentos de identidad. Una característica propia de la piel de nuestros dedos que no pasa de moda:

¿Para qué sirven?

La existencia de las huellas dactilares hace que la piel de nuestras manos y pies sea más rugosa. Una característica realmente útil si queremos agarrar con firmeza cualquier objeto.Se forman en el tercer o cuarto mes de embarazo

Que todavía existan en la piel de nuestros pies no significa, lógicamente, que estemos habituados a coger cosas con esa parte de nuestro cuerpo.

Hace mucho tiempo, sin embargo, sí que era necesario estar sujetos a ramas y troncos de árboles. Era otra época, donde no caminábamos por el suelo con los dos pies, ni teníamos el desarrollo tecnológico con el que contamos hoy en día.

¿Están determinadas en nuestros genes?

La respuesta es clara: no. Por ese motivo, no hay dos huellas dactilares iguales. Las también llamadas crestas papilares, formadas entre el tercer y cuarto mes de embarazo, no solo dependen de nuestra información genética.No existen dos huellas dactilares iguales

Su patrón también viene condicionado por el ambiente, de forma que la presión que sufra el feto por otras partes de su cuerpo, los golpecitos contra el viente de la madre, su posición o incluso la presión sanguínea, pueden llegar a condicionar también nuestras huellas dactilares.

De hecho, los gemelos monocigóticos (es decir, los que proceden de un mismo óvulo y por tanto presentan la misma información genética) no tienen las mismas huellas dactilares. Tampoco los clones, a pesar de que compartan el mismo ADN.

¿Podemos nacer sin huellas dactilares?

Por extraño que parezca, podemos llegar a nacer sin huellas dactilares. Sin embargo, este es un caso muy raro, que se ha observado solo en un número muy reducido de individuos en todo el mundo.Un cambio genético puede provocar que no tengamos huellas dactilares

Como explicaba América Valenzuela hace un par de años en su blog de RTVE, la adermatoglifia era la condición que permitía a algunas personas tener la piel de manos y pies extremadamente lisa. ¿La causa? Un único cambio en el gen SMARCAD1 podría tener la clave.

Esta rareza supone, sin lugar a dudas, un complicado problema en nuestros días. Y es que en la semana en que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea avala el uso de huellas dactilares como instrumento identificatorio, viajar puede ser un problema por una sola mutación genética.

Lea el artículo completo en:

ALT1040

3 de octubre de 2012

¿Los gemelos tienen la misma huella dactilar?

escaneAunque los gemelos comparten muchas características, la huella dactilar no es una de ellas. Esto se debe a que los dibujos de la huella no están totalmente determinados por la información de los genes, que es la que comparten los gemelos idénticos.

Uno de los factores ambientales que determinan la forma de la huella dactilar son las fuerzas intrauterinas, por ejemplo la que ejerce el flujo amniótico alrededor del feto durante el periodo de gestación, y que determina el dibujo de las yemas de los dedos de pies y manos. Como cada hermano ocupa una posición diferente en el útero, las fuerzas intrauterinas son distintas y como resultado los dibujos de sus huellas dactilares, aunque se parezcan, son únicos. Otros factores que pueden determinar el dibujo son las variaciones en la concentración de algunas hormonas y factores de crecimiento durante la gestación.

Y además…

24 de agosto de 2012

¿Para qué sirven las huellas dactilares?

Empiezo este post haciendo el comentario que muchos de mis lectores esperarían. Voy a explicar la funcionalidad de las huellas dactilares. Funcionalidad biológica, por supuesto. Pero de nuevo recalco que la funcionalidad de cualquier órgano o parte anatómica de un ser vivo no es algo “diseñado” sino algo producto del proceso evolutivo y el azar. Lo que ocurre es que tras millones de años de evolución el grado de sofisticación adquirido por los seres vivos hace que nos podamos preguntar sobre casi cualquier parte de su anatomía esto mismo: “¿para qué sirve?”, ya que todo ha quedado muy perfilado y se ha mantenido a lo largo de la evolución por un motivo concreto.


Pues bien, hoy vamos a centrarnos en las huellas dactilares. Así a primera vista pronto puede parecer que son algo inútil, ¿no?. Pero tienen su utilidad.

La comúnmente denominada “huella dactilar” es una estructura presente en la yema de los dedos formada por las crestas papilares, que no son más que glándulas de secreción de sudor situadas en la dermis. Mediante los poros existentes en estas crestas el organismo segrega gotas de sudor, las cuales al mezclarse con la grasa siempre presente en la piel hacen que nuestra “huella” quede impresa en cualquier superficie que toquemos. La estructura que forman estas crestas papilares en nuestros dedos es única para cada persona, generando un mosaico que nos identifica biunívocamente. Esta estructura viene -parcialmente- determinada por nuestros genes, aunque también influyen determinados factores durante el desarrollo embrionario. Una vez definida la huella ya permanece inalterada de por vida (se considera que quedan completamente formadas en la semana 19 de gestación). 

 Podemos decir que una estructura inicial viene definida genéticamente; el resto depende un poco del azar ocasionado por pequeñas fuerzas que atienden a patrones no lineales, según las últimas investigaciones que le han dado un enfoque matemático (teoría de Kücken-Newell). Se basan en 5 estructuras primarias:


Como prácticamente todo el mundo conoce, este hecho ha sido utilizado para convertir el dibujo de la huella dactilar en la base para un método de reconocimiento biométrico. Precisamente yo mismo desarrollé hace unos años un sistema de este tipo que identificaba sujetos mediante la estructura de su huella dactilar y la estructura de su iris (también única en cada persona). Sobre este proyecto hablaré otro día.

Como digo, la utilidad social de las huellas digitales puede ser la de identificación. En una investigación policial la huella dactilar es considerada prueba válida ante un juez. Pero a nivel biológico, ¿para que nos puede servir?. La respuesta es sencilla según los expertos en anatomía evolutiva:
  • Gracias a estas curvaturas la superficie de nuestros dedos no es del todo lisa y eso nos permite coger objetos con una mayor adherencia, sin tanto riesgo de que se nos resbalen.
  • Mejora nuestra sensibilidad táctil, permitiéndonos sentir con mayor claridad texturas suaves (esto viene determinado por la frecuencia de las micro vibraciones cutáneas que experimentamos al deslizar la palma de la mano por una superficie).
  • Permiten una mejor distribución del sudor en una zona tan importante debido a su utilidad.
Cabe destacar, por último, que en las extremidades inferiores (en los dedos de los pies) también disponemos de huellas dactilares, aunque estas han perdido su utilidad biológica en nuestra especie, ya que no manipulamos objetos con ellas, pero históricamente tuvieron una función similar.
Referencias:
Models for fingerprint pattern formation,” , Michael Kücken, Forensic Science International 171: 85-96, 2007
Fingerprint formation,” , Michael Kücken, Alan C. Newell, Journal of Theoretical Biology, 235: 71-83, 2005

Fuente:

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