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26 de octubre de 2007

Personajes - Harold Mooney:
¡Estamos destruyendo los ecosistemas!





Nacido hace 75 años en Santa Rosa, California, el norteamericano Harold Mooney ha sido uno de los investigadores que más ha estudiado cómo algunas alteraciones de los ecosistemas pueden afectar de forma global al planeta. Ocupa la cátedra Paul Achilles de Biología Ambiental en la Universidad de Stanford, y fue uno de los autores principales de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de la ONU. Este ecólogo pasó por Madrid, invitado por la Fundación BBVA, y hoy en Barcelona recibirá de la Generalitat de Cataluña el Premio Ramón Margalef de Ecología 2007, dotado con 100.000 euros, con el que dice estar "muy complacido". Conocer Ciencia les ofrece a continuación dos entrevistas a Harold Mooney.

"Cada individuo del mundo rico consume demasiado"

Pregunta. ¿Cómo han cambiado los ecosistemas del planeta en los últimos 50 años?

Respuesta. Se están degradando más de lo que deberían. Hemos estado desperdiciando recursos, utilizándolos con poca consideración, lo que está destruyendo el capital natural, que es diferente del capital económico o del capital social. El capital natural permite los movimientos de agua, los movimientos de los nutrientes, la propagación de insectos para la polinización. Dependemos de estos recursos, pero no pagamos por ellos, no hay un mercado, lo que lleva a que se desperdicien. El 60% de los servicios aportados por los ecosistemas que hemos estudiado se está degradando, como las pesquerías o los combustibles.

P. ¿Qué ecosistemas están más en peligro?

R. Pues uno de los sitios más amenazados es aquí donde viven. Los ecosistemas de tipo mediterráneo están sufriendo un gran impacto en el mundo. El clima es muy bueno, el crecimiento demográfico muy alto y las costas, maravillosas para casas de verano.

P. ¿Cómo cree que debería revertirse esta tendencia?

R. Tenemos una gran población a la que alimentar, y al mismo tiempo recursos naturales que proteger. Así que debemos hacer las cosas de forma más eficiente. Vamos a ser más eficientes en el uso de la energía, y eso es fantástico. Pero debemos conseguir también una reducción en la utilización de recursos. Las naciones ricas están consumiendo demasiado por individuo.

P. Afirma que en los próximos años habrá más cambios no lineales. ¿Qué significa esto?

R. Éste es uno de los aspectos que más asusta con vistas al futuro. Un ecosistema puede haber sido degradado, pero de alguna forma no deja de ser el mismo ecosistema. Sin embargo, de pronto se produce un cambio de régimen que lo cambia por completo. Justo porque lo has empujado por encima de su límite.

P. ¿Por qué es tan importante cuando desaparece una especie?

R. La biodiversidad está en la base de todos estos servicios, es el principio de la fábrica. Si no tienes especies, no tienes fábrica, pues son los componentes básicos. Un ejemplo muy claro es el de las pesquerías. Toda la economía de una región se asienta sobre una industria como la del siluro, cuando de pronto todos los pescadores se encuentran en el paro.

P. ¿Cómo está evolucionado la distribución de las especies?

R. Si pudiésemos coger una lista de las plantas y animales que hay hoy en España y compararla con la de hace varios siglos, probablemente encontraríamos que hoy existen más especies. Esto ocurre porque muchas no son de aquí, sino que vienen de lugares como California o quién sabe de dónde. Intercambiamos tanto cosas que queremos como otras que no deseamos. Por eso la distribución de las especies se está homogeneizando. Estamos rompiendo las barreras biogeográficas y cambiando las estructuras alrededor del mundo.

Fuente:

El País (Sociedad)




"El Hombre ha roto la barrera que protege los ecosistemas"


Harold Mooney investiga los efectos del cambio climático. GABRIEL PECOT
MARIA GARCIA DE LA FUENTE - MADRID - 16/10/2007 08:18

Harold Mooney ha estudiado los factores que fomentan la invasión de especies de plantas no indígenas y ha trabajado en diversos ecosistemas, desde los bosques secos a los húmedos tropicales. Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias y ha recibido, entre otros, el premio Max Planck a la investigación. En sus conferencias, como la que ayer ofreció en la Fundación BBVA en Madrid, alerta sobre la capacidad humana para cambiar ecosistemas. Investiga en la actualidad la repercusión del cambio climático en los ecosistemas terrestres y cuando se le pregunta sobre la posibilidad de fertilizar los océanos para que absorban CO2, frunce el ceño y apunta el riesgo de que de una buena idea en laboratorio se experimente a ciegas a escala mundial.

¿Por qué se decidió a estudiar los factores que fomentan la invasión de especies?

Un día, en Sudáfrica, observé que había un tipo de pino propio del clima Mediterráneo y me llamó la atención. Decidí estudiar cómo las especies invaden y se desplazan a otros continentes, e incluso se introducen en las reservas y los parques nacionales. La invasión de especies es un problema enorme porque se ha roto la gran barrera que protegía la naturaleza en sus propios ecosistemas, y la ha roto el hombre con el crecimiento de población y con los transportes en barco, coche y avión, que trasladan especies de unas regiones a otras.

¿Cómo está afectando esta invasión?

Los ecosistemas tienden a homogeneizarse. Existen jardines muy bonitos con plantas importadas, pero hay pequeños fragmentos de esa biodiversidad que se escapan y actúan como depredadores, causando graves daños en los ecosistemas. Uno de los problemas principales es el agua: los barcos limpian sus tanques y transportan agua de un mar a otro, llevando consigo muchas especies que conquistan nuevos ecosistemas. Una de las soluciones es que se establezcan filtros y que haya controles exhaustivos en las fronteras, como en Nueva Zelanda y Australia, para evitar las importaciones de especies exóticas, por ejemplo.

¿Cuáles son las causas de estas colonizaciones?

Son principalmente humanas y hay dos: accidentales e intencionadas. Las primeras se producen por el tráfico de barcos o por el aire, y lo peor son los insectos que se introducen asociados a plantas que entran en otros países para la ornamentación de jardines, por ejemplo, o en agricultura. La segunda vía, la intencionada, se convierte en un problema cuando las predicciones fallan, como en el caso de un nuevo cultivo, y causan un gran daño en otras especies.

En sus trabajos en ecosistemas forestales, ¿ha podido comprobar la capacidad de los bosques de absorber CO2?

Es un asunto sobre el que sigue habiendo muchas discusiones. La capacidad de los bosques depende de los nutrientes que poseen y de cómo se mantienen. Sí se sabe que si se tala un bosque entero, se produce una falta de absorción de CO2, pero hay que estudiar, por ejemplo, el impacto que está produciendo la dedicación de terrenos forestales en Brasil al cultivo de grano para alimentación de
ganado en China.

¿Qué impactos está generando la producción de biocombustibles en la biodiversidad?

Me da un poco de miedo el aumento tan fuerte que se está produciendo en esta producción sin el suficiente asesoramiento científico porque existe mucho desconocimiento y hay que contar con los científicos para saber qué efectos van a tener. Es necesario realizar una planificación.

¿Dónde se produce el mayor impacto del cambio climático, en los bosques o en los océanos?

Sobre todo van a padecerlo las economías que dependan más directamente de la agricultura. Pero hemos perdido todos mucho tiempo.

¿Cuál es la primera medida que habría que tomar ante el cambio climático?

La primera debe ser mayor eficiencia energética, porque derrochamos mucha energía y recursos, y la segunda, reducir el consumo. El nivel de consumo no para de aumentar y es preciso cambiar el estilo de vida hacia otro más simple. En 50 años, hemos duplicado la población,
multiplicando por seis la capacidad de consumo y por diez el comercio internacional. Tenemos un planeta para compartirlo entre todos y hay que cuidarlo.

¿Cómo se puede cumplir el Protocolo de Kioto sin EEUU y el post-Kioto, sin China e India?

El Protocolo de Kioto no funcionará si no se unen todos los países. China es una de las grandes potencias, y ha sustituido las bicicletas por los coches e incrementado muchísimo la producción de cemento. Y eso influye en la calidad del aire, un elemento que no tiene fronteras y que afecta a unos países y a otros.

Para preservar los océanos, ¿es una buena solución la creación de reservas?

Las reservas marinas funcionan siempre y cuando se establezcan de acuerdo con los pescadores. Hay que hacerles entender que si no se cuida el océano, cada vez habrá peces más pequeños; mientras que se si crea una reserva, las pesquerías se
recuperan y habrá peces más grandes. Las reservas marinas rotatorias han dado un buen resultado allí
donde se han creado, como por ejemplo en Chile.

¿Qué le parecen las exploraciones de reservas en el Ártico?

Si yo fuera un explorador, estaría encantado, pero creo que abrir nuevas rutas va a tener un impacto enorme porque ya se ha comprobado que el permafrost (capa permanentemente helada) se derrite. Hace 20 años, ya se predijo que habría consecuencias en el Polo Norte.

¿Considera merecido el Premio Nobel de la Paz concedido a Al Gore?

Me alegro muchísimo porque es un político que sabe comunicar y un gran conocedor del cambio climático. Es un premio muy adecuado.

Fuente:

Público
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