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23 de agosto de 2013

¿Cuál es la mejor manera de desempañar el espejo?

Condensación

Un espejo se empaña porque el vidrio tiene una capacidad calorífica específica mucho más alta que el aire: en otras palabras, el agua caliente de la ducha calienta el aire que le rodea más rápido que el vidrio del espejo.

Cuando el vapor de agua de la ducha llega al vidrio, se enfría y se condensa.

Pero la tensión de la superficie del agua hace que se formen gotas diminutas que crean miles de lentes, los cuales refractan la luz y lo que se ve es un borrón gris homogéneo.

Si le echa aire caliente con un secador de pelo al espejo, el agua se evaporará y el vidrio se calentará evitando que se forme más condensación.

También puede evitar que el espejo se empañe frotando espuma de afeitar en el vidrio y brillándolo un poco, pero sin enjuagarlo. Eso deja una fina película de detergente que interfiere con la tensión de la superficie del agua de las gotas. Así, la condensación se forma como una película continua en vez de gotas, lo que impide que se empañe el espejo por una semana o más.

Fuente:

BBC Ciencia

8 de diciembre de 2012

Lluvia fosilizada revela la atmósfera del pasado


Lluvia Foto SPL

La presión atmosférica en el pasado pudo deducirse a partir de las marcas dejadas por la lluvia.

Huellas dejadas por gotas de lluvia preservadas en rocas de 2.700 millones de años de antiguedad están permitiendo descifrar la composición temprana de la atmósfera.

Midiendo los hundimientos o marcas dejadas en las rocas por la lluvia, los científicos lograron calcular la velocidad de las gotas en el momento de impacto.

Y esa velocidad ha permitido a su vez determinar la densidad del aire.

Esta nueva técnica de "paleobarometría", presentada en el actual encuentro de la Unión Geofísica de Estados Unidos, AGU por sus siglas en inglés, en San Francisco, contribuirá a la precisión de los modelos que buscan simular las condiciones en el pasado.

Hace 2.700 millones de años, la Tierra era muy differente del planeta que habitamos actualmente.

El planeta rotaba mucho más rápido, la Luna estaba más cercana y el Sol era mucho más débil. Y no había ni plantas ni animales porque el aire no era "respirable".

"Había probablemente bastante nitrógeno en la atmósfera, como ahora, pero no había oxígeno", explicó Sanjoy Som del Centro Ames de Investigación de la NASA.

"En lugar de oxígeno había probablemente gases de invernadero como dióxido de carbono y metano".

"Mi trabajo en paleobarometría no permite determinar exactamente de qué gases se trataba, pero ayudará a quienes trabajan con modelos de composición atmosférica al darles ciertos parámetros", dijo Som a la BBC.

La clave de las gotas

Las gotas de lluvia fosilizadas fueron descubiertas en Ventersdorp, en Sudafrica en la década del 80.

Marcas en roca volcánica

Las gotas cayeron sobre ceniza volcánica cuando las condiciones en la Tierra eran muy diferentes.

Consisten en huellas en la superficie de roca que inició su vida como ceniza volcánica. La lluvia que caía sobre la ceniza dejó pequeños hundimientos, que luego fueron cubiertos por nuevos depósitos de ceniza y litificados, es decir, convertidos en piedra. Hoy en día podemos ver las marcas sólo porque la capa superior de la roca se ha erosionado.

Som y sus colegas creen que estos hundimientos contienen claves sobre la presión atmosférica en el pasado.

El diámetro de las marcas depende de la velocidad máxima de las gotas cuando impactaron el suelo. Este número –velocidad terminal- depende de la densidad del aire y en la atmósfera actual es de 9m/s.

"Si el aire fue más denso en el pasado, la gotas cayeron más lentamente y los hundimientos en la ceniza habrían sido más pequeños. Por el contrario, si el aire era menos denso las gotas habrían caído más rápido y dejado marcas más grandes", explicó el Dr. Som, quien trabaja también con el Instituto de Ciencias Espaciales Blue Marble, en Seattle.

El factor que podría alterar ese razonamiento es que las gotas de lluvia hubieran sido mucho más grandes en el pasado. Pero afortunadamente el tamaño máximo que puede alcanzar una gota es controlado por fuerzas aerodinámicas independientes de la densidad del aire.

Las gotas más "gordas" hace 2.700 millones de años habrían sido iguales a las de ahora, con un tamaño de cerca de 7 mm.

Densidad atmosférica

Som y sus colegas condujeron experimentos en los que, usando una pipeta, dejaron gotear volúmenes controlados de agua en una bandeja de ceniza volcánica desde una altura aproximada de 25 metros.

El experimento permitió a los científicos relacionar el momentum de las gotas con el tamaño de las marcas que dejaban y realizar cálculos para diferentes tamaños de gotas en distintas densidades de aire.

Los científicos concluyeron que las marcas más grandes en la roca en Ventersdorp fueron dejadas por las gotas de mayor tamaño. La densidad del aire en tiempos del Eón Arcaico (división geológica que comienza hace 3.800 millones de años y finaliza hace 2.500 millones de años) no habría sido superior al doble de la actual, "pero sabemos que las gotas de máximo tamaño no eran frecuentes".

"Si las gotas menores formaron las marcas más grandes en Ventersdorp, entonces la densidad atmosférica era probablemente similar a la nuestra, sino menor", explicó Som.

El estudio sugiere que la atmósfera temprana debe haber tenido una alta concentración de gases de invernadero.

Si la presión atmosférica era la misma o menor que la actual, no hay otra forma de explicar por qué la Tierra no estaba cubierta de nieve a pesar de un Sol más débil.

Sin mayor densidad en la atmósfera para atrapar calor, las propiedades de los gases mismos deben haber provisto una cobertura para el planeta.

Fuente:

BBC Ciencia

6 de diciembre de 2012

NASA descubre por accidente una manera de mejorar el pronóstico del tiempo

 
(c) NASA

De vez en cuando, vemos el pronóstico del tiempo y salimos a la calle con un paraguas, para encontrarnos con un día de sol radiante. O tal vez al revés: Salimos sin paraguas y nos mojamos. El pronóstico del tiempo todavía tiene espacio para mejorar, y en la NASA pueden haber descubierto algo para lograrlo.

Investigadores que trabajaban en una manera para proteger los lugares donde están los restos de las misiones Apolo en la Luna encontraron por accidente un sistema que podría aplicarse en la Tierra. Al estar trabajando en el jardín durante días de lluvia, el físico John Lane descubrió que el láser y el reflector que estaba desarrollando para rastrear polvo lunar también podía determinar de forma exacta el tamaño de las gotas de agua, algo que los sistemas meteorológicos actuales estiman, pero no miden.

La cantidad medida por el láser es llamada “segundo momento de la distribución de tamaño”, que es el promedio de gotas que pasan por una zona del láser. Según Lane, esta información puede resultar útil para completar los complejos cálculos que se hacen actualmente para determinar las condiciones del tiempo y predecirlo.

“Podríamos refinar los modelos computacionales para hacerlos más exactos. El análisis de radares meteorológicos hacen suposiciones sobre el tamaño de las gotas, así que creo que esto podría mejorar las estimaciones totales de distribución de gotas”, indicó Lane.

Originalmente, Lane trabajaba con su colega físico Phil Metzger en una forma de calibrar el sensor láser para registrar partículas de polvo que se levantan del suelo de la Luna. La investigación busca determinar cuán cerca de los seis sitios Apolo se puede estacionar un nuevo robot en el satélite natural, sin dañar los materiales que quedaron allá. El polvo que se levante podría dañar el metal de los módulos lunares, que fueron dejados en la Luna entre 1969 y 1972.

“Los sitios Apolo tienen valor científico, y desde la perspectiva ingenieril, debido a que han registrado cómo estos materiales en la Luna han interactuado con el sistema solar en los últimos 40 años. Son testigos del medioambiente”, afirma Metzger. También hay bolsas de basura que dejaron los astronautas allá arriba, y que los biólogos quieren analizar para ver qué pasó con los organismos vivos que estaban en los desechos.

El plan de la NASA es instalar un sensor láser (en el que trabajan Lane y Metzger) en la parte de abajo de uno de los robots que participan en el concurso Google Lunar X-Prize, que pretende enviar un robot pequeño a la luna en 2014.

Link: Physicist Happens Upon Rain Data Breakthrough (NASA)

Fuente:

FayerWayer

30 de octubre de 2012

¿Cuánto pesa un huracán? 1 millón de ballenas azules (ballena arriba, ballena abajo)


La tormenta tropical Sandy está dejando un rastro de destrucción a su paso por el Caribe. Se trata de un huracán de categoría 2, es decir relativamente débil (en una escala de 1 a 5) y, sin embargo, tremendamente pesado. ¿Cuánto? Lo mismo que una manada de 40 millones de elefantes o como 1 millón largo de ballenas azules.

La comparación entre el peso del huracán y los voluminosos animales no es un cálculo frívolo sino una unidad real de medida utilizada por los meteorólogos para determinar la masa de las nubes: perros y gatos para las nubes pequeñas, y ballenas y elefantes para las más grandes, siendo el paquidermo la unidad de medida más habitual.

La utilización de la “escala elefante” trata de poner de manifiesto que las nubes son mucho más pesadas de lo que nos creemos desde el suelo, al verlas flotar livianamente en el cielo. Por ejemplo, la clásica nube blanca y algodonosa (cúmulo) pesa del orden de 100 elefantes, unas 600 toneladas, mientras una nube negra de tormenta (cúmulo-nimbo) puede alcanzar los 200.000 elefantes o 7.000 ballenas azules (Un apunte para contextualizar estas cifras: el elefante, el animal más pesado de la tierra, pesa lo mismo que la lengua de la ballena azul, el animal más pesado de la Tierra).

Y por fin llegamos a la tormenta tropical, ciclón o huracán, que puede alcanzar un peso total de 40 millones de elefantes, lo que viene siendo la población mundial de elefantes… multiplicada por 26. ¿Y esto cuánto es en ballenas? Pues en torno a 1,2 millones, que una vez más deberían ser ballenas virtuales, pues se calcula que la población mundial de esto cetáceos es de 11.200… que pesarían cien veces menos que el huracán Sandy.


¿Huracán? No: hipercán.

Pero queda una pregunta en el aire, flotando como nube, ¿cómo es posible que las nubes no caigan al suelo pesando tanto como pesan? La respuesta nos la da el sensacional ‘Nuevo pequeño gran libro de la ignorancia’:
“… El peso de la nube está distribuido en una grandísima cantidad de diminutas gotas de agua y de cristales de hielo a lo largo de una superficie muy extensa. Las gotas más grandes no superan los 0,2 milímetros de anchura. Las nubes se forman sobre corrientes ascendentes de agua caliente. El aire que sube es más fuerte que la presión descendente de las gotas de agua, y por eso flotan las nubes. Cuando el aire se enfría y cae, llueve”.
Por cierto, tampoco habría gatos y perros en el mundo para igualar el peso de un ciclón como el que azota Cuba en estos instantes: Sandy pesa unos 20.000 millones de perros y 20.000 millones de gatos.

Fuente:

8 de octubre de 2012

La física de los arcoíris múltiples con gotas de agua no esféricas



Esta imagen de un arcoíris doble y bífido no es real, ha sido obtenida mediante el mejor software de simulación de arcoíris del mundo, resultado de una colaboración internacional en la que participa el grupo de investigación de Francisco Serón en la Universidad de Zaragoza. Para ello se ha mejorado el modelo físico de Lorenz-Mie, que asume gotas esféricas, para considerar gotas con forma no esférica realista (porque las de mayor tamaño lo son). En concreto, en esta imagen se observa un arcoíris ”bífido” porque se ha utilizado una mezcla de gotas pequeñas (esféricas) y gotas grandes no esféricas. El resultado es realmente espectacular y si no te dicen que está hecho por ordenador, lo mismo hasta te crees que es una fotografía de verdad. 

El artículo técnico para los interesados en los detalles técnicos es Iman Sadeghi, Adolfo Muñóz, Philip Laven, Wojciech Jarosz, Francisco Serón, Diego Gutiérrez, Henrik Wann Jensen, “Physically-Based Simulation of Rainbows,” ACM Transactions on Graphics 31: 3, January 2012 [tuit de Rafael Bachiller (@RafaelBachiller); la verdad es que ya no leo revistas de investigación en gráficos por ordenador (cuando hace un lustro las leía todas).

¿Realmente existen los arcoíris bífidos? Por supuesto, la imagen de la izquierda es una fotografía real obtenida por Benjamin Kuehne y la parte derecha la simulación correspondiente utilizando el nuevo software; se han utilizado gotas de agua de dos tamaños, con radio 0,4 mm y 0,45 mm. El acuerdo entre teoría y realidad es espectacular. Haz click en la imagen para verla en tamaño más grande (si te apetece disfrutar de sus sutiles detalles).


En estas cuatro imágenes de arcoíris incluyendo los arcos supernumerarios, la banda oscura de Alejandro y diferentes efectos. En concreto, arriba-izquierda, el arcoíris ideal según la teoría de Lorenz-Mie (gotas esféricas), arriba-derecha, cómo cambia éste cuando se introduce la efecto de que el Sol no es puntual, abajo-izquierda, una arco doble mostrando cómo cambian los colores de orden en el secundario, y abajo-derecha, un arcoíris doble con múltiples arcos supernumerarios resultado de una distribución uniforme de muchas gotas pequeñas.


La clave de la nueva teoría del arcoíris es considerar gotas de agua que no son esféricas. Beard y Chuang construyeron un modelo teórico de las gotas en 1987, que ratificaron con medidas experimentales. Os voy a confesar que yo le propuse a uno de mis estudiantes de doctorado hacer casi exactamente lo mismo que han hecho Paco Serón y sus colegas, estudiar cómo cambia la teoría de Lorenz-Mie cuando se usa el modelo de Beard-Chuang para la forma de las gotas. Pero al final mi estudiante, sin beca de investigación, no pudo completar su trabajo. Quizás por ello me ha encantado este nuevo trabajo. Los interesados en este modelo de gotas disfrutarán con Kenneth V. Beard and Catherine Chuang, “A New Model for the Equilibrium Shape of Raindrops,” Journal of the Atmospheric Sciences 44: 1509-1524, 1987, y Kenneth V. Beard, Rodney J.Kubesh, Harry T. III Ochs, “Laboratory Measurements of Small Raindrop Distortion. Part I: Axis Ratios and Fall Behavior,” Journal of Atmospheric Sciences 48: 698-710, 1991.


No este blog el lugar adecuado para discutir la teoría de la formación de los arcoíris. Quienes no la recuerden o nunca la hayan estudiado pueden recurrir a la web. En cualquier caso, resumiendo mucho, un arcoíris se forma por la refracción y reflexión de la luz del Sol en el interior de gotas de agua, incluyendo efectos de óptica geométrica (u óptica de rayos) y ondulatoria. El arcoíris primario (ver figura arriba-izquierda) se forma gracias a la luz que se refleja en el interior de la superficie interior de la gota, que ha llegado allí tras una refracción y que llega a nuestros ojos tras otra. El arcoíris secundario (ver figura arriba-derecha) requiere dos reflexiones en el interior de la gota (más las dos refracciones). Los arcos supernumerarios que se ven debajo del arcoíris primario se deben a la combinación de dos fenómenos ondulatorios, por un lado la interferencia (ver figura abajo-izquierdo), que les da los detalles finos, y por otro la difracción (ver figura abajo-derecha), que emborrona estos detalles finos.


El responsable de los maravillosos colores del arcoíris es la dispersión de la luz, el hecho que la refracción dependa de la longitud de onda de la luz incidente. La intensidad y el color de la luz dependen del ángulo con el que penetra la luz en el gota de agua y de su radio, como muestran estas dos figuras obtenidas utilizando la teoría de Lorenz-Mie para gotas esféricas. Para el caso de gotas no esféricas, el nuevo artículo técnico ha desarrollado un método numérico capaz de obtener el equivalente a estas figuras para diferentes radios de la gota de agua modelada según la teoría de Beard-Chuang.


Fotografía de un arcoíris en la que se ha insertado un trozo simulado por ordenador (solo se ha ajustado el color de fondo del arcoíris insertado). Click para ampliar.

¿Cómo compara el nuevo algoritmo con fotos reales de arcoíris? En estas fotografías reales de arcoíris se han insertado un pequeño trozo del arcoíris simulado por el nuevo modelo (los colores simulados no han sido retocados, solo se ha retocado el color de fondo para lograr un mejor ajuste con la fotografía). Tienes que ser click en la imagen para ampliar esta imagen y disfrutar del increíble acuerdo entre teoría y experimento. Los valores de los parámetros del arcoíris utilizados en estas fotografías aparecen en la siguiente tabla.


Haz click en la imagen para verla mejor. Arriba, se comparan la teoría de Lorenz-Mie y la nueva teoría; abajo izquierda, se ilustra el efecto del radio de la gota; y abajo derecha, se ilustra el efecto de la posición del Sol para gotas de 0,5 mm de radio.

En resumen, ya habrás notado que soy un apasionado de la óptica física de los arcoíris (y de otros fenómenos ópticos atmosféricos). Realmente si te apasionan como a mí este tema, te recomiendo leer el artículo de Paco Serón y sus colegas, así como muchas de las otras fuentes que hay disponibles por la web. 

Conocer la teoría detrás de los arcoíris te permitirá disfrutar mucho más del espectáculo que puedes contemplar cuando ves regar con aspersores el césped en cualquier parque de tu ciudad, o cuando disfrutas de los primeros rayos de Sol al acabar de llover

Fuente:

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