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6 de marzo de 2007

Mejoran entrenamiento de pilotos con silla de Barany
Martes 06 de marzo del 2007

Aparato simula las situaciones de riesgo que confunden los sentidos del piloto
Por Eduardo Venegas Villanueva



Para la adecuada preparación en tierra, los futuros pilotos necesitan de tres máquinas especiales: una cámara hiperbárica, una silla de Barany y una centrífuga (equipo que ocasiona desorientación espacial). Estos aparatos miden, en condiciones reales, todas las posibles reacciones de los estudiantes ante una situación de vuelo.

Hasta el año pasado, el Centro de Desarrollo de Proyectos (Cedep) de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) solo contaba con la cámara hiperbárica (inhalación de altas dosis de oxígeno por períodos cortos dentro de una cámara completamente presurizada), pero desde hace unas semanas ya cuentan con una silla de Barany.

Esta silla, que costó cerca de tres mil dólares y que fue construida en el país, permite a los futuros pilotos superar los efectos de la desorientación espacial producida por los cambios bruscos de posición durante el vuelo.

IMPORTANTE HERRAMIENTA
Un grupo de ingenieros y mecánicos, al mando del coronel Luis Icaza, trabajó durante tres meses elaborando la silla. Su objetivo buscar que el aspirante a piloto, de encontrarse en una situación de riesgo, haga caso a sus instrumentos de vuelo y no a sus sentidos para nivelar una aeronave.

El Comercio comprobó los efectos del uso de la silla de Barany, en que el piloto es sometido a una serie de movimientos de rotación en diferentes sentidos, con velocidades de hasta 30 revoluciones por minuto, lo que permite su adecuación a los giros cerrados, característicos del vuelo en un avión de alto rendimiento. El entrenamiento acostumbrará a los pilotos a las ilusiones producidas en vuelo, como la barrena mortal, cuando el avión cae verticalmente al girar sobre sí mismo, y la ilusión de Corioli, cuando la cabeza se mueve en sentido distinto del giro del avión.

Todas las tripulaciones pasan por estas pruebas, incluso las unidades de fuerza especiales (paracaidistas). El comandante Juan Robles, encargado del área de sanidad y operaciones aéreas, refirió que el entrenamiento en la silla de Barany era una extensión del proceso previo al vuelo y permite comprobar la tensión, los mareos, el pulso, la sudoración, la palidez y el sistema de equilibrio del piloto o aspirante.

En el mercado internacional, una de estas sillas cuesta entre 35 mil y 40 mil dólares. El Cedep planea una centrífuga, con lo que el nivel de preparación de los pilotos nacionales se igualaría con el de cualquiera del mundo.

SEPA MÁS
La silla lleva ese nombre en honor al austríaco Robert Barany (1876-1936), premio Nobel de Medicina, que desarrolló un método rotatorio para probar el órgano de la audición, y se enfocó principalmente en la función del laberinto y de los canales semicirculares.

Fuente:

El Comercio
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