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20 de febrero de 2010

“La humanidad se topa con el límite de los recursos naturales”

Sábado, 20 de febrero de 2010

“Por primera vez la humanidad se topa con el límite de los recursos naturales”

Entrevista a Herve Kempf, periodista de Le Monde especializado en la defensa del medio ambiente

10 años después del Foro Social Mundial: elementos para un nuevo orden del día

Con una gran capacidad pedagógica y sin caer jamás en la histeria anticapitalista o en la denuncia incendiaria embebida en otras ideologías, Kempf plantea una evidencia ante la cual el ser humano cierra los ojos: la humanidad se dirige hacia su pérdida llevada por un modelo político y económico que terminó por contaminar y agotar la esencia misma de la vida. ¿Cómo sobrevivir a semejante cataclismo? De una sola manera, dice Kempf: rompiendo las amarras que nos ligan al capitalismo. Kempf demuestra que el capitalismo actual, enredado por la corrupción, la gula, la ceguera y el apetito especulativo de sus operadores es el responsable de la crisis ecológica que amenaza la existencia misma de nuestra aventura humana. El único remedio es, dice Kempf, romper su lógica, restaurar e inventar otros valores antes que un cataclismo nos trague a todos. Hoy, el sistema capitalista ni siquiera es capaz de garantizar la supervivencia de las generaciones futuras. Para salvar el planeta hay que salir del liberalismo saldrá en la Argentina en el primer semestre de este año siempre en las impecables e indispensables ediciones de Libros del Zorzal.

–En su libro anterior, Cómo los ricos destruyen el planeta, usted expuso un aspecto del saqueo de nuestro planeta. En esta segunda obra, usted formula a la vez una denuncia implacable sobre los estragos causados por el sistema al planeta y propone una metodología para atenuar la crisis del medio ambiente.

–Estamos al mismo tiempo en una situación de crisis ecológica extremadamente importante, con una dimensión histórica nunca vista antes, y en un sistema económico que no cambia pese a que todos los indicadores ecológicos están en rojo. La clase dirigente, que yo llamó la oligarquía, eligió no tomar las medidas necesarias para atenuar la crisis ecológica porque quiere mantener sus privilegios, su poder y sus riquezas exorbitantes. La oligarquía sabe perfectamente que para ir hacia una política ecológica habría que poner en tela de juicio sus ventajas. Para la filosofía capitalista todas las relaciones sociales están garantizadas únicamente por el intercambio de mercaderías. Para salir de esa situación y volver a una política ecológica y de justicia social hay que trabajar los valores de cooperación, de solidaridad, de bien común, de interés general.

–Hay así dos cataclismos simultáneos: el agotamiento del sistema económico y el agotamiento de los recursos naturales y los cambios del clima. Ambos podrían desembocar en un enfrentamiento.

–Ya estamos constatando ese enfrentamiento. La oligarquía mantiene un modelo cultural de hiperconsumo que difunde al conjunto de la sociedad a través de la televisión, la publicidad, las películas. Ese modelo tiene que cambiar, pero está tan arraigado en la manera de vivir de la oligarquía con su enorme acumulación de riquezas que ésta se opone a esos cambios. Un millonario nunca aceptará andar en bicicleta porque su modelo, su poder, su prestigio, es el auto caro. Si queremos atenuar la crisis ecológica, ése es el modelo que debemos romper. Es necesario reducir el consumo material y el consumo de energía. Estamos entonces en plena confrontación entre la ecología y la justicia, por un lado, y, por el otro, una representación del mundo totalmente inadaptada a los desafíos de nuestra época.

–¿Acaso la defensa del medio ambiente, todo lo que está ligado al clima, no puede llegar a convertirse en una nueva forma de plataforma política pero ya no marcada por la ideología?

–Desde luego que sí, tanto más cuanto que estamos en una situación histórica que nos impone esa plataforma. La crisis ecológica que estamos viviendo es un momento histórico. Es la primera vez en la historia de la humanidad que la humanidad se topa con los límites de los recursos naturales. Hasta ahora, la naturaleza nos parecía inagotable, y ello permitió la aventura humana. Pero desde hace una generación comprendemos que hemos llegado a un límite, entendemos que la naturaleza puede agotarse y que la humanidad, la civilización, debe establecer un nuevo lazo con su medio ambiente, con la naturaleza, la biosfera. El momento es a tal punto histórico que en un corto plazo, 20 o 30 años, éste es el tema que dominará todas las cuestiones políticas. Ese es el elemento clave de toda política que, sin ideologías, busque definir un post capitalismo ecológico y social. En no más de dos décadas debemos cambiar nuestra sociedad para enfrentar el desafío del muro ecológico al que la cultura humana está confrontada. Estamos obligados a realizar una mutación cultural, no sólo en la forma de concebir la sociedad, es decir, el desprendimiento de esa cultura capitalista que se volvió mortífera, sino también en la manera en que interrogamos la cultura occidental y esa dicotomía existente entre naturaleza y cultura. Hemos pasado a otro momento histórico.

–Pero hoy tenemos una suerte de paradoja general: estamos en un sistema capitalista ultra individualista y competitivo al mismo tiempo que vivimos en una sociedad de colectivización de la información y de contacto a través de Internet.

–Internet y la comunicación directa entre individuos no tienen aún el suficiente contrapeso. El poder capitalista no sólo controla los flujos financieros o el poder económico, también controla los medios de comunicación y ello impide que exista una verdadera expresión de la crítica social o la difusión de visiones alternativas. Internet es, por el momento, una sopapa de seguridad a través de la cual la crítica social y la crítica ecológica, que ahora empiezan a ir juntas, comienzan a tener canales de información independientes. Sin embargo, por ahora esa utilidad es mucho menos potente. Las capacidades de información alternativas de Internet o de los libros y revistas son todavía débiles frente a los medios dominantes, en especial la televisión, que está en manos de la oligarquía y que imprimen en la sociedad una visión controlada, dirigida y convencional de las cosas.

–Usted señala también los límites de la ilusión tecnológica. Usted demuestra cómo la oligarquía nos hace creer que la tecnología va a resolver todos nuestros problemas y cómo y por qué se trata de una mera ilusión destinada a perpetrar el sistema.

–El sistema capitalista quiere creer que vamos a resolver los problemas, en particular el del calentamiento global, recurriendo a los agrocarburantes, a la energía nuclear, a la energía eólica y a unas cuantas tecnologías más. Es cierto que esas tecnologías pueden jugar un papel, pero de ninguna manera están a la altura del desafío que nos plantea el calentamiento del planeta. Y no es posible que sea así porque, por un lado, el plazo y la dificultad para llevarlas a la práctica requieren demasiado tiempo para asumir las transformaciones necesarias. Los cambios climáticos se producen ahora a una velocidad muy alta y de aquí a unos diez años ya tenemos que haber cambiado de rumbo. Por otra parte, todas esas técnicas, si bien algunas tienen efectos favorables, también tienen efectos secundarios muy dañinos que no podemos ignorar. Resulta obvio que es necesario seguir investigando nuevas tecnologías, pero no podemos poner la tecnología en el centro de las acciones que deben emprender nuestras sociedades. En lo esencial, para prevenir la agravación de la crisis ecológica es preciso reducir el consumo material y el consumo de energía. Esa es la solución más directa. Pero ese cambio profundo de orientación de nuestras sociedades sólo se hará si el esfuerzo es compartido de manera equitativa, y ello pasa por la reducción de las desigualdades. Nadie aceptará cambiar su modo de vida si al mismo tiempo seguimos viendo a millonarios con Mercedes enormes, barcos gigantescos y aviones privados. Aclaro que reducir el consumo material y de energía quiere decir que vamos a desplazar, a reorientar nuestra riqueza colectiva.

–Usted dice al respecto que el porvenir no está en la tecnología sino en el armado de una nueva relación social.

–La cuestión que está en el centro de nuestras sociedades consiste en saber cómo los individuos se piensan a sí mismos y cómo piensan a los demás. Por eso debemos salir de esta visión individualista y competitiva, de esa visión del crecimiento indefinido. La pelea se juega en la cultura: se trata de saber qué es lo que define una conciencia común.

–Usted se burla con mucha pertinencia de ese discurso de protección del medio ambiente que tiende a hacer de cada individuo un militante ecologista siempre y cuando éste lleve a cabo ciertos gestos –dividir la basura, por ejemplo– individuales. Usted define ese método también como un engaño de la oligarquía.

–Sí, hay un discurso que dice “si cada uno de nosotros hace un esfuerzo” eso resolverá las cosas. No. Desde luego que consumir menos agua y andar menos en auto ayuda, pero ese enfoque individualista no resuelve nada. ¿Por qué? Pues porque en el fondo hay una cuestión política: si yo decido circular en bicicleta pero el gobierno y las grandes empresas deciden construir nuevas autopistas de nada servirá que yo circule en bicicleta. Además, decirle a la gente que es ella quien hará avanzar las cosas con pequeñas acciones individuales equivale a permanecer en el esquema individualista, que es el del capitalismo. No resolveremos nada con soluciones individualistas sino mediante una concertación colectiva y con actos colectivos.

Lea el artículo completo en:

Rebelion

Página12

28 de enero de 2009

Foro Social Mundial se abre con multitudinaria marcha

El Foro Social Mundial (FSM) es el mayor evento antiglobalización neoliberal del planeta, que reúne a miles de ONG y activistas de todo el mundo empeñados en la defensa de un orden social y económico más justo, y que se celebró por primera vez en 2001 en Porto Alegre (sur de Brasil) bajo el lema "Otro mundo es posible".

El FSM nació en oposición frontal al tradicional Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), que ocurre en las mismas fechas y reúne anualmente a los ricos y poderosos del planeta. (Vía Univision).

Lo que eclosionó este movimiento ciudadano fueron las gigantescas protestas de activistas y ONG de todo el mundo en Seattle (noroeste de Estados Unidos), que hace casi diez años, en noviembre de 1999, desbordaron la llamada "Ronda del Milenio" de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Ahora les dejo con una excelente nota de Amaruxs, administrador del blog ¿Hay alguién ahí? sobre el inicio del Foro Social Mundial en la ciudad Belem, en Brasil. El Foro se inició con una marcha multitudinaria y pidiendo paz y condenando al capitalismo... Conocer saluda al inicio de este Foro.

El Foro Social Mundial (FSM) se inauguró el martes 27 con una multitudinaria marcha, en la que mostró su rechazo a la globalización y al capitalismo ( representado en otro evento, el Foro Económico Mundial, que se celebra estos mismos días en la fría ciudad Suiza de Davos). El FSM se organiza desde 2001 como una alternativa que coincide con la cumbre que se realiza en la ciudad de Davos, donde se reúnen cada año los principales responsables de la crisis económica y mediambiental para ver si se deciden a hacer algo, este año, por cierto, el foro de Davos padece por la ausencia de importantes figuras de la política y las finanzas internacionales.

En contrapartida, el FSM, concebido como un espacio de debate entre organizaciones no gubernamentales, se fortalece con la presencia de cinco líderes de la izquierda latinoamericana: Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador; Fernando Lugo, de Paraguay y Hugo Chávez, de Venezuela, además del anfitrión, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. (más noticias en la web)

En la inauguración unas ochenta mil personas bailaron bajo una lluvia copiosa que fue invocada minutos antes. No fue ni un milagro ni una casualidad: a esta hora en Belém siempre llueve, pero poco antes de las cuatro de la tarde podía escucharse una voz superponiéndose a otras, invocando a la Madre Tierra. “Elevemos una plegaria a la tierra que amamos, a la tierra que debemos preservar. Señora de la sabiduría, fertiliza. Danos lluvia, que ella traiga amor, alegría, sensualidad.” Cuando el primero de los chaparrones tropicales se soltó sobre la multitud, los gritos y los cantos se multiplicaron en una fiesta un poco loca, desatada, maravillosa. Así empezó, oficialmente, el octavo Foro Social Mundial (Belém baila en la apertura del FSM).

En este foro, además, participan más de diez mil jóvenes, quienes pueblan el Campamento de la Juventud y aportan sus ideas para un mundo alternativo.

“El caos puede ser creativo, sólo depende de nosotros que la crisis se convierta en un salto cualitativo. Por eso esta crisis es buena. Nos obliga a buscar alternativas que incluyan a toda la comunidad de la vida”, dijo a su turno, en un panel matutino del que participaron 9000 profesores de diferentes materias y de varios países, el teólogo Leonardo Boff, una de las voces escuchadas con más reverencia. Boff habló de cinco principios que deben regir un nuevo mundo: sustentabilidad, cuidado, respeto, cooperación y solidaridad. Y habló de virtudes que deben ser revalorizadas e impulsadas: hospitalidad, convivencia, tolerancia.


Fuente:

¿Hay alguién ahí?


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La batalla de Seattle: inicio de la antiglobalizacion
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