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7 de noviembre de 2018

Cambio climático ahora amenaza al árbol de la quina

Emblema nacional en peligro de extinción. Aumento de temperatura de la Tierra se suma a otros factores que ponen en riesgo su existencia. Su población se redujo a menos del 5% de lo reportado antes de la llegada de los españoles. Solo una especie está protegida. El próximo mes lanzarán plan para su conservación.


De la quina, árbol que representa nuestra riqueza vegetal en el escudo nacional, podría quedar solo el recuerdo y su dibujo en uno de nuestros símbolos patrios si es que se sigue depredando y no se implementa una estrategia para su recuperación y conservación.

Pese a que el Perú es considerado como el centro de su diversidad genética, ya que preserva 19 de las 25 especies reportadas en el mundo, hoy esta emblemática planta que curó a millones de enfermos de la mortal malaria el siglo pasado se encuentra en peligro, pues su población se ha visto reducida a una mínima parte de lo que cientos de años atrás narraron los cronistas, advierten investigadores de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM).

De acuerdo con el investigador, la extracción desmesurada de la que fue víctima la quina siglos atrás al conocerse sus poderes medicinales, sumado a la actual degradación de los bosques de neblina (considerado como su hábitat natural) a consecuencia de la agricultura migratoria, la ganadería extensiva, el incremento de las rutas de acceso y la apertura de vías carrozables en zonas alejadas, entre otros, pueden acabar con todo el acervo y “pool genético” de las especies y variedades que hoy existen en el Perú.

Si antes era fácil encontrar los bosques de quina entre los 800 y 2.800 metros sobre el nivel del mar, actualmente sus árboles son muy escasos y en algunas de sus especies estos se reducen a un contado número de individuos. Hay que precisar que para extraer la quinina, componente utilizado de este árbol, se tiene que retirar la corteza de la planta matándola inmediatamente.

“La destrucción se da en todas las variantes del grupo. Solo hay una o dos, de las 19 especies que conserva el Perú, que tiene una población algo considerable. Otras están tan golpeadas que ya no sabemos si existen árboles, pues en las épocas recientes ya no se les ha vuelto a reportar”, añade el especialista.

Lea el artículo completo en: La República (Perú)

16 de diciembre de 2015

Crean la primera rosa biónica

Investigadores suecos insertan cables y transistores en los tallos y hojas de la flor.
Su objetivo es conseguir plantas electrónicas generadoras de energía.



La imagen muestra la rosa convertida en un completo circuito electrónico. / Eliot F. Gomez/U. Linköping
Investigadores suecos han inaugurado la era de las plantas electrónicas. Lograron insertar cables en los tallos y hojas de una rosa y que funcionara como un completo circuito integrado, con sus transistores, interruptores o puertas lógicas. Es solo el principio, pero ellos creen que se podría convertir a las plantas en una especie de centrales eléctricas o gasolineras sin tener que arrancarlas del suelo.

A diferencia de los animales, las plantas no tienen corazón, pulmones u otros órganos complejos. Pero eso no las hace organismos simples. Sin corazón, su sistema vascular se las ha ingeniado para transportar los azúcares generados en las hojas con la fotosíntesis hasta las raíces por un complejo sistema llamado floema. Igual de complejo es el xilema, una especie de tubos que hacen el camino inverso, llevando el agua y los nutrientes tomados de la tierra al resto de la planta.

El transporte del agua por este tejido vegetal se apoya en el mismo doble proceso de tensión y cohesión que se observa al mojar una servilleta de papel. Aunque esté en posición vertical, si hay suficiente agua, esta subirá hasta arriba. Igual de ingeniosa es la circulación de diversas moléculas básicas para las plantas y que se mueven por su diferencial eléctrico en forma de iones.

Investigadores del Laboratorio de Electrónica Orgánica de la Universidad de Linköping (Suecia) han aprovechado estos mecanismos para casi inventar un nuevo campo científico. Tan nuevo que no está claro como llamarlo, si electrónica vegetal, electrónica orgánica, bioelectrónica... Son conceptos que ya se usan para campos similares, como la obtención de materiales orgánicos con propiedades electrónicas, pero en los que no se investiga como convertir las flores en circuitos electrónicos.
Los investigadores inocularon un material conductor en el sistema vascular de la rosa.
Estos científicos compraron unas cuantas rosas en una floristería y realizaron dos experimentos sucesivos. Primero quisieron cablear el tallo de una de las flores. Para ello, lo sumergieron en una solución acuosa de un polímero llamado PEDOT. Este material plástico, usado ya por la industria en pantallas táctiles, LEDs o libros electrónicos, es un gran conductor eléctrico. Tiene la particularidad de que, como si fuera gelatina, se disuelve bien en el agua para después solidificarse lo que lo hacía el candidato ideal para colarse por el xilema de la rosa.

Tras 48 horas, los científicos metidos a jardineros cortaron el tallo a lo largo, retirando la cutícula exterior, la epidermis y el floema hasta ver aparecer todo un cableado a lo largo del xilema. Algunos cables llegaron, de extremo a extremo, hasta los 10 centímetros. Los investigadores comprobaron que tanto su conductividad como resistencia eran óptimos.

"La rosa por sí misma tiene una muy baja conductividad. Con la que le añadimos introduciendo el polímero, logramos 0,13 S/cm [siemens por centímetro, unidad de medida de la conductividad], lo que es suficiente para crear un circuito dentro de la rosa", dice el profesor Magnus Berggren y principal autor de la investigación, publicada en Science Advances.

Pero no se quedaron en cablear la rosa. Jugando con los distintos cables y conectándolos a una resistencia exterior pudieron crear un completo circuito integrado. Manipulando el voltaje entre 0 y 0,5 voltios, ya podían tener los rudimentos de un sistema digital basado en el paso/corte de corriente o lo que es lo mismo, ceros (0 voltios) y unos (0,5 voltios).

El segundo experimento lo hicieron con las hojas...

Lea el artículo completo en:

El País

19 de septiembre de 2013

Esta es la planta con patas ¡que salta y camina!



Investigadores en Francia descubrieron un nuevo tipo de movimiento en las plantas: pequeñas esporas que caminan y saltan.

Para su estudio, los científicos utilizaron cámaras de alta velocidad. El objetivo era ver cómo se dispersan las esporas de una planta del género de los equisetos.
Así pudieron observar cómo las microscópicas "patas" de las esporas se enroscaban y desplegaban al cambiar los niveles de humedad, lo que hace que parezca que gatean e incluso que saltan desde el suelo.

El hallazgo, difundido por la publicación especializada Proceedings B, de la Royal Society, fue liderado por Philippe Marmottant, de la universidad francesa Joseph Fourier, en Grenoble.

El movimiento de las plantas, según el científico, es una fuente de inspiración para dispositivos autopropulsados.

"Si piensas en una planta carnívora, como la Venus atrapamoscas, su movimiento puede ser bastante veloz", dice Marmottant, en conversación con la BBC.

"Por eso me interesaba encontrar nuevos tipos de movimientos en las plantas, y un amigo biólogo me habló de estas esporas especiales cuyo movimiento se basa en la humedad."

Rizos y capas

Equiseto

Los equisetos viven en el planeta desde la época de los dinosaurios.

Cuando Marmottant examinó las esporas en el microscopio, pudo ver sus movimientos. Pero solo cuando combinó el microscopio con una cámara de alta velocidad fue que pudo observar que las plantas no sólo se mueven: saltan y caminan.

Cuatro patas sensibles a la humedad –o eláteres– impulsan su movimiento, y se enroscan cuando cambian los niveles de humedad.

"Se parece mucho a la forma en que se riza el cabello humano cuando hay humedad", explica Marmottant.


Pero la estructura especial en capas de las esporas hace que este rizado y alisado sea lo suficientemente rápido y poderoso como para que puedan moverse.

"Las patas son capas de dos tipos de materiales", amplía el investigador.

"Una capa está formada por un material rígido, mientras que la otra es más suave, como una esponja, que se desinfla cuando se seca".

"Estas dos capas están unidas, la contracción de una de ellas resulta en un cambio de la forma de las patas cuando disminuye la humedad".

Saltar al viento

Esporas de equiseto

Las pequeñas esporas de equiseto tienen cuatro patas sensibles a la humedad. 

Antes de este estudio, no estaba clara cuál era la función de la estructura de las patas de estas esporas.
"Se asumía que eran como alas, para poder dispersarse con el viento", explica el experto.

"Pero aquí mostramos que de hecho inducen el movimiento sobre el suelo".

"Y aún más importante, también permiten los saltos, lo que hace que las esporas puedan entrar en las corrientes de viento".

"Una vez que están dentro de las corrientes de viento, pueden viajar largas distancias, lo que supone una ventaja evolutiva, porque significa que pueden dispersarse ampliamente".

Los equisetos (entre ellos, la llamada cola de caballo) crecieron cuando los dinosaurios poblaban la Tierra, pero aún se encuentran en todo el mundo.

Sin embargo, recién ahora los científicos descubrieron el extraño secreto de su movilidad que les ha ayudado a dispersarse de forma tan efectiva y a ser tan persistentes.

Marmottant y sus colegas se encuentran ahora en el proceso de diseñar nuevos objetos autopropulsores en base a las esporas de esquisetos.

Estos artilugios, dicen los científicos, podrían utilizarse para la agricultura, por ejemplo, usando los cambios de la humedad para impulsar mecanismos de evaluación ambiental o dispositivos para dispersar semillas.

Tecnología vegetal

Monique Simmonds, quien dirige la Unidad de Innovación de los Jardines Reales Británicos de Kew, en Londres, opina que este trabajo es "muy interesante" y constituye un ejemplo todo lo que queda por aprender del mundo natural que nos rodea.

Simmonds añade que algunos avances clásicos de la tecnología se inspiraron en las plantas, como el Velcro o las superficies que repelen el agua que se desarrollaron tras observar la estructura de la superficie de la hoja de loto.

"Pero tenemos tanto que aprender de la naturaleza", dice Simmonds, consultada por la BBC.

"Las plantas son como fábricas químicas que deben interactuar entre ellas y con el medio ambiente para conseguir su alimento sin moverse".

"Entender mejor cómo se comunica la naturaleza puede incluso ayudar a que las empresas trabajen mejor en colaboración".

Fuente:

BBC Ciencia

3 de junio de 2013

Increible: Estas plantas revivieron después de 400 años

Glaciar Teardrop, en el ártico canadiense

Los glaciares en esta región se han estado desvaneciendo aceleradamente desde 2004, a un ritmo de unos tres o cuatro metros al año.

Un equipo científico observó cómo unas plantas que quedaron congeladas bajo un glaciar durante la llamada Pequeña Edad de Hielo, hace siglos, volvieron a germinar.

Muestras de plantas de 400 años de antigüedad brotaron de nuevo en condiciones de laboratorio.
Según los investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, esta "resurrección" es significativa para entender cómo se recuperan los ecosistemas del planeta tras los ciclos periódicos de temperaturas heladas.

Los resultados del estudio fueron publicados en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences.

La Pequeña Edad de Hielo fue un período frío que abarcó aproximadamente de 1550 a 1850, y puso fin a una era calurosa llamada "óptimo climático medieval".

Musgos latentes bajo el glaciar

El equipo científico exploraba la zona en torno del glaciar Teardrop, en el Paso de Sverdrup, en lo alto del ártico canadiense, cuando notó un inusual manto de vegetación.

"Caminábamos por el borde del glaciar cuando vimos estas grandes colonias saliendo de debajo del glaciar, que tenían un tinte verdoso", describió Catherine La Farge, la investigadora líder del estudio.
"Los glaciares están desapareciendo realmente rápido y van a exponer toda esta vegetación terrestre, y eso va a tener un gran impacto"
Catherine La Farge, Universidad de Alberta

Los glaciares en esta región se han estado desvaneciendo aceleradamente desde 2004, a un ritmo de unos tres o cuatro metros al año.

Ese proceso está dejando a la vista terrenos que no han visto la luz del día desde la Pequeña Edad de Hielo.

Las plantas observadas, conocidas como briofitas, son plantas terrestres no vasculares, como los musgos. Carecen de tejidos vasculares que hacen bombear los fluidos por las distinatas partes del organismo.

Estas plantas pueden sobrevivir a los duros inviernos del Ártico completamente disecadas, volviendo a germinar cuando suben las temperaturas.

Pero lo que sorprendió a la doctora La Farge fue le garminación de briofitas que permanecieron bajo el hielo durante tanto tiempo.

Nuevas especies

Plantas que revivieron tras permanecer durante siglos bajo el Glaciar Teardrop, en el ártico canadiense

El retroceso Glaciar Teardrop ha revelado la existencia de nuevas especies. 

"Cuando las trajimos al laboratorio y las observamos en detalle pude ver que de algunos de los tallos habían brotado nuevas ramas laterales verdes y esto me dio a entender que estos especímenes se están regenerando sobre el terreno. Eso me dejó atónita", explicó La Farge.

"En un paisaje cubierto por capas de hielo, siempre hemos pensado que las plantas vienen de algún refugio en los márgenes del sistema de hielo, nunca consideramos que las plantas terrestres podrían venir de debajo de un glaciar", declaró.

El retroceso del glaciar Teardrop está poniendo al descubierto una gran variedad de biodiversidad, que incluye cianobacterias, bacterias capaces de realizar fotosíntesis oxigénica, y algas verdes terrestres. Muchas de las especies observadas son totalmente nuevas para la ciencia.

"Es todo un mundo nuevo que está emergiendo de debajo de los glaciares que realmente debe ser estudiado", dijo La Farge.

"Los glaciares están desapareciendo realmente rápido y van a exponer toda esta vegetación terrestre, y eso va a tener un gran impacto", añadió.
Fuente:
BBC Ciencia

31 de mayo de 2013

¿Por qué las flores ahora huelen menos?

Cuando nos preguntamos por qué, debemos preguntar casi siempre también ¿para qué? Los tomates son un fruto que antiguamente daba sabor a las ensaladas y a una multitud de guisos. Cuando los tomates los consumían los vecinos de las zonas en que se cultivaban, estos frutos no se mantenían lejos de la planta mas de unas horas.

Hoy todos los ciudadanos, a cientos o miles de kilómetros de los cultivares, quieren sus tomates, y los quieren relucientes. Las empresas tienen que garantizar la tersura del tomate durante varios días o semanas. Las rosas de hace décadas se olían en los rosales. No duraban más de unas horas (lean los poemas del siglo de oro, por ejemplo). Hoy las rosas deben conservarse frescas y lozanas en viajes a través de continentes.

Nos acercamos a Cosmocaixa, el museo de la ciencia de la Obra Social La Caixa; allí, el catedrático de Física Antonio Ruiz de Elvira nos explica por qué.

El olor de las rosas es una estrategia para atraer a los insectos para su polinización. Pero si la rosa se poliniza, la flor ya no sirve de nada y la planta se deshace de ella. Si la rosa no huele, la polinización se retrasa, y la flor se mantiene. Si queremos rosas tersas durante días, tomates lustrosos durante semanas, tenemos que elegir, en la selección artificial, el camino opuesto al de la selección natural. Exactamente esto mismo se aplica a la sociedad y otros muchos sistemas naturales. La cantidad acaba con la calidad. Cuestión de selección.

Fuente:

El Mundo Ciencia

17 de abril de 2013

¿Qué es la flora intestinal?

Cada individuo alberga 100.000 millones de microorganismos de 400 especies, en su mayoría bacterianas. Más del 95% vive en el tracto digestivo, sobre todo en el colon. Es la llamada flora intestinal, un complejo ecosistema lleno de microbios beneficiosos para la salud. En sentido estricto, el interior de la boca, estómago e intestinos son parte de la superficie externa del organismo, pues están en contacto directo con el medio ambiente. Mientras que la piel tiene un área de 2 m2, los intestinos desplegados alcanzan los 400 m2. Los seres humanos nacemos estériles, pero a las pocas horas el tubo digestivo comienza a ser colonizado por los microorganismos que pasan por la boca con los alimentos. A medida que entran en contacto con la capa mucosa del intestino, las bacterias pueden anidar y multiplicarse. A los 2 años, la flora intestinal es prácticamente la definitiva. Puede haber cambios transitorios si se altera la dieta o por el uso de antibióticos, pero son reversibles, de modo que cada individuo mantiene una flora predominante y estable.

La función de la flora bacteriana es la fermentación de la dieta no digerible, como la fibra vegetal; y del moco producido por el epitelio intestinal. Además, los liliputienses del tubo digestivo producen ácidos grasos, vitamina D y K, favorecen la recuperación y absorción de calcio, hierro y magnesio, y previenen la invasión de los microbios patógenos que ingerimos con los alimentos por el llamado efecto barrera. Las bacterias buenas constituyen, por tanto, un eslabón esencial del sistema inmunológico.


Tomado de:

Muy Interesante

23 de agosto de 2012

¿Cómo saben las plantas cuando florecer?

      
Las fotos que están viendo corresponden a exactamente el mismo árbol, pero fueron tomadas en 4 épocas diferentes del año. ¿Cuál foto fue tomada en primavera? Pues es muy fácil, es la tercera foto de izquierda a derecha. ¿Cómo lo sabemos? Por las flores, ¿cierto? Ahora, vamos a la pregunta realmente interesante: ¿Cómo supo el árbol que era primavera y que debía florecer?
      
Si bien no todas las plantas florecen en primavera, muchas de ellas lo hacen. Este comportamiento ha sido seleccionado de manera evolutiva, ya que les permite a las plantas producir flores -y sus gametos, que se encuentran dentro de ellas- en una época del año que tiene un clima benigno y que no pondrá en peligro su éxito reproductivo. Si las flores fueran producidas en medio del invierno, las heladas podrían acabar con ellas y las plantas no podrían reproducirse. El descubrir cómo las plantas “saben” que llegó la primavera ha sido una de las travesías científicas más fascinantes de la biología vegetal.

El tabaco gigante y la noche larga
      
En 1906 los agricultores del tabaco de Maryland (USA) fueron bendecidos por la naturaleza con una variedad de tabaco nueva, que apareció de manera espontánea en sus campos y que los llenó de alegría (y dinero). Este tabaco fue bautizado como Maryland Mammoth y, como su nombre lo indica, era una planta enorme: crecía hasta casi cuatro metros, producía más de 100 hojas y era mucho más grande que las plantas de tabaco silvestre.


El tabaco de la izquierda es el silvestre y el de la derecha es el Maryland Mammoth. El sujeto que está sobre los hombros del estudiante es Richard Amasino, investigador de la Universidad de Wisconsin.
      
Sin embargo, el tabaco Maryland Mammoth tenía un problema: no florecía en primavera -como lo hace el tabaco silvestre- y sólo producía unas pocas flores muy entrado el invierno; esas flores se dañaban con el frío y no producían semillas. El tabaco Maryland Mammoth era una mina de oro, pero como no se podía reproducir, los agricultores se sintieron muy decepcionados. Harry Allard y Wightman Garner, dos investigadores del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), se interesaron en averiguar por qué el tabaco Maryland Mammoth se entretenía tanto haciendo hojas y se olvidaba de florecer, para hacerlo solo entrado el invierno. Mediante sencillos experimentos, Allard y Garner descubrieron que el tabaco Maryland Mammoth sí florecía cuando lo ponían en condiciones de luz similares a las del invierno. Estas investigaciones fueron el punto de partida para descubrir el comportamiento de las plantas con respecto a la cantidad (y calidad) de la luz y su efecto en la floración. 

Descubrieron 3 tipos de comportamiento: plantas que florecían cuando el día era largo y la noche corta (a las que llamaron plantas de día largo, como el tabaco silvestre), plantas que florecían cuando el día era corto y la noche larga (a las que llamaron plantas de día corto, como el tabaco Maryland Mammoth) y plantas a las que “les daba lo mismo” la duración del día (a las que llamaron plantas neutrales). Este comportamiento, relacionado con la cantidad de luz que las plantas reciben y su respuesta floral, fue llamado fotoperíodo y explica por qué algunas plantas florecen en primavera -cuando el día se hace más largo- y otras lo hacen en invierno, cuando los días son cortos.

El florígeno
      
Experimentos posteriores permitieron descubrir que eran las hojas de las plantas las encargadas de medir la duración del día y la noche. En efecto, si se toma una planta de día corto y se la pone en condiciones de día largo, esta obviamente no florecerá. Sin embargo, bastaba con someter a sólo una hoja de la planta a un régimen de día corto -usando un sobre de papel aluminio para cubrirla y acortar la duración del día sólo en esa hoja- para inducir la floración de la planta. Lo más increíble era que si se cortaba esa hoja inducida y se le injertaba a una planta no inducida, ésta florecía. Es más, esa misma hoja inducida de una planta de día corto, si era injertada en una planta de día largo no inducida, hacía que ésta floreciera. Es decir, existe una señal de naturaleza móvil, estable y universal que hace florecer a las plantas. La señal, de naturaleza desconocida, fue bautizada como florígeno (u hormona floral) por el fisiólogo Ruso Mikhail Chailakhyan en 1936. La búsqueda del florígeno fue frenética pero infructuosa. Tuvieron que pasar más de 70 tortuosos años -incluyendo su descubrimiento y retracción del artículo respectivo por manipulación de datos- para que finalmente el año 2007 se descubriera que se trataba de una proteína pequeña, llamada FLOWERING LOCUS T (FT). 

La proteína FT se expresa exclusivamente en las hojas de las plantas en respuesta a la presencia de una proteína que se llama CONSTANS (CO). Se sabía que la expresión de CO respondía al fotoperíodo -entre otros factores- y que en las plantas de día largo sólo era posible encontrar esta proteína cuando las plantas estaban sometidas a condiciones de día largo y que desaparecía rápidamente en condiciones de día corto. De esta forma, el día largo induce la expresión de CO y a su vez esta proteína induce la expresión de FT, que se mueve por el sistema vascular de las plantas, desde las hojas hasta las puntas de los tallos, para inducir la floración. 

Lo más bello de este modelo es que se encontró que FT y CO también regulaban la floración en las plantas de día corto. La única diferencia es que en las plantas de día corto -como arroz- CO actúa como un represor de FT y por lo tanto en día largo inhibe su expresión.


Modelo de inducción floral mediado el fotoperíodo y el módulo CO/FT. Se muestra como funciona en plantas de día largo (Arabidopsis, a la izquierda) y de día corto (Arroz, a la derecha). En arroz, las proteínas CO y FT se conocen con el nombre de Hd1 y Hd3a, respectivamente.
      
Actualmente se sabe que la proteína FT es un inductor universal de la floración y además puede regular la juvenilidad de los árboles. Por ejemplo, los Álamos requieren de varios años para florecer por primera vez; sin embargo, plantas de Álamo transgénico que expresan fuertemente FT florecen a las cuatro semanas de vida. Recientemente el grupo del científico Estadounidense Ralph Scorza ha logrado generar plantas transgénicas de ciruelo que florecen en menos de un año cuando son crecidos desde semillas en vez de los 3 a 10 años que demoran normalmente. 

Esta tecnología se llama FasTracking y podría acelerar la generación de nuevas variedades de frutales, incluso de aquellos que hasta ahora no han sido mejorados debido a la enorme cantidad de tiempo que debe transcurrir para que produzcan flores (y frutos) por primera vez, como este árbol, al que le tomó más de 90 años producir sus primeras flores.

Fuente:


 

20 de abril de 2012

El calentamiento global obliga a 'trepar' ladera arriba a las flores del sur de Europa

Una de las especies afectadas por el cambio climático en Sierra Nevada. | Science 
Una de las especies afectadas por el cambio climático en Sierra Nevada. | Science
Las plantas europeas ya están reaccionando ante el aumento global de temperaturas que experimenta el planeta. Un equipo internacional en el que participan investigadores de diversos organismos españoles y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha constatado que el calentamiento global provoca que las plantas asciendan por las montañas, huyendo del calor y la sequedad. Y la distribución de la flora no se modifica del mismo modo en el norte y en el sur. 

Mientras en las latitudes mediterráneas las montañas están perdiendo diversidad de especies, en las zonas septentrionales las cumbres están ganando en riqueza.

Los científicos del programa GLORIA (siglas en inglés de Iniciativa para la Investigación y el Seguimiento Global de los Ambientes Alpinos) iniciaron en el año 2000 un estudio sobre las plantas de las montañas europeas. La red de investigadores ha analizado los cambios observados en la primera década del siglo XXI en la flora de 66 cimas de 17 cordilleras europeas, incluyendo puntos que van desde los Urales hasta la isla de Malta. En la Península Ibérica se eligieron dos áreas en los Pirineos oscenses (Ordesa) y en la Sierra Nevada granadina.

Los investigadores publican ahora un estudio en la revista 'Science' con el resultado de sus últimos trabajos, en el que se defiende que las plantas están subiendo en altura buscando condiciones más frescas y que, al mismo tiempo, la vegetación no se está alterando del mismo modo en el norte de Europa y en el sur. Según sus observaciones, la riqueza vegetal está aumentando en las latitudes norteñas mientras que en las zonas meridionales está disminuyendo el número de especies en las cimas, y que esto último se debe a la disminución del agua disponible en las montañas del sur.

En siete años, los científicos han calculado un desplazamiento hacia la cima de 2,7 metros de media en las especies estudiadas. «Este resultado confirma la hipótesis de que el aumento de las temperaturas induce el desplazamiento de la flora alpina hacia niveles superiores. Tal fenómeno ha provocado la sustitución de algunas especies resistentes al frío por otras más sensibles a él. Todo ello refleja la vulnerabilidad de los ecosistemas de alta montaña a medio y a largo plazo», explica el investigador del CSIC Luis Villar, del Instituto Pirenaico de Ecología, en Jaca (Huesca).


Fuente:


El Mundo Ciencia

23 de marzo de 2012

Lago Titicaca pide financiamiento para combatir contaminación

El presidente regional de Puno expuso la problemática en Francia ante empresas, instituciones públicas y ONG

, Lago Titicaca, Puno, Contaminación ambiental
(AP)

La falta de tratamientos adecuados de los residuos sólidos y aguas residuales domésticas perjudica actualmente la flora y fauna del lago Titicaca, así como la salud de la población que vive en las zonas aledañas.

Con el fin de obtener financiamiento para solucionar esta problemática de contaminación en la bahía interior del lago navegable más alto del mundo, el presidente regional de Puno, Mauricio Rodríguez, se presentó en Francia para exponer la situación.

Según comentó a Andina, muchas empresas e instituciones públicas, así como ONG, demostraron gran interés en el tema.

“Se han creado contactos y esperamos que en un futuro cercano podamos obtener financiamiento que nos permita dar solución al problema de la contaminación”, refirió.

Rodríguez resaltó así la necesidad de salvar el lago y promocionarlo más al turismo, pues es un lugar muy visitado por los extranjeros por su belleza y las tradiciones de los habitantes de las islas flotantes.

El lago Titicaca abarca territorios de Perú y Bolivia, y está ubicado a 3.821 metros sobre el nivel del mar.

Fuente:

El Comercio (Perú)

21 de febrero de 2012

Reviven una planta que estuvo enterrada 30.000 años bajo el hielo de Siberia

Flores de 'Silene stenophylla' de una planta obtenida con material del permafrost. | PNAS

Flores de 'Silene stenophylla' de una planta obtenida con material del permafrost. | PNAS

  • Las semillas y frutos estaban a 38 metros bajo el permafrost

Una planta con flores que vivió hace 30.000 años ha vuelto a vivir gracias a la laboriosa tarea de un grupo de investigadores rusos que han desenterrado un fruto enterrado en el suelo helado de Siberia y han conseguido replicar nuevos ejemplares utilizando los tejidos conservados bajo cero durante milenios.

La clave de esta 'resurrección está en el permafrost, la capa de suelo helado que ocupa millones de kilómetros cuadrados de las latitudes boreales y donde se almacena un gran banco de semillas y organismos congelados desde largos periodos de tiempo. Los científicos han logrado 'reanimar' muchos microorganismos, pero hasta el momento, sin embargo, no habían conseguido encontrar restos viables de plantas con flor .

El avance obtenido ahora por David Gilichinsky y sus colegas de la Academia Rusa de Ciencias ha sido publicado en la revista PNAS en un artículo que explica cómo desenterraron frutos y semillas de 'Silene stenophylla' una planta herbácea del Pleistoceno. Los restos formaban parte de la 'despensa' de un roedor prehistórico, una especie de ardilla terrestre que enterró su comida en un lugar cercano al río Kolyma, en el noreste de Siberia.

Las semillas y frutos estaban conservados a una profundidad de 38 metros, en sedimentos que permanecen siempre a temperaturas bajo cero. Una vez recogidas las muestras, datadas por el método del radiocarbono en unos 30.000 años, los investigadores de la Academia Rusa de Ciencias replicaron la planta por el método de cultivo de tejidos y de micropropagación, lo que les ofreció clones del ejemplar obtenidos de la parte germinativa de los frutos congelados bajo el hielo. Trasplantados los jóvenes vástagos a macetas de crecimiento, las resucitadas Silenes crecieron, florecieron un año más tarde y dieron frutos de nuevo.

Según los investigadores, las plantas regeneradas tienen un fenotipo distinto al de los ejemplares existentes en nuestros días de la misma especie. Sostienen que el trabajo demuestra que el permafrost es una rica fuente de material genético de plantas silvestres y una reserva de genes antiguos.

Fuente:

El Mundo Ciencia

23 de enero de 2012

Girasoles inspiran paneles solares más eficientes

Girasol

Cada florecilla en el interior del girasol está inclinada a 137 grados respecto a su vecina, un patrón conocido como el espiral de Fermat.

Científicos en Estados Unidos y Alemania investigaron con modelos matemáticos la forma más eficiente de orientar paneles solares. Y la respuesta, para sorpresa de los expertos, ya había sido hallada por la naturaleza hace millones de años.

Alexander Mitsos y Corey Noone, del Instituto Tecnológico de Massachussets, MIT por sus siglas en inglés, comenzaron estudiando la distribución de los paneles solares en la planta de concentración solar conocida como PS10, cerca de Sevilla, en el sur de España.

Más de 600 espejos, cada uno del tamaño de la mitad de una cancha de tenis, siguen al sol concentrando sus rayos en una torre central, donde el calor es transformado en electricidad para 6.000 hogares.

Las plantas de concentración solar (CSP por sus siglas en inglés) utilizan grandes conjuntos de espejos o helióstatos para concentrar los rayos del sol en un área pequeña. La luz concentrada es convertida en calor, que a su vez genera electricidad.

En la distribución tradicional, los espejos son dispuestos en filas de semicírculos concéntricos similares a un teatro, pero este patrón no es totalmente eficiente. Si bien hay brazos robóticas que mueven los espejos para seguir el movimiento del Sol, hay momentos del día en que unos espejos hacen sombra sobre otros.

La forma más eficiente de distribución, según los expertos del MIT, es colocar cada panel a un ángulo constante de 137 grados respecto al que le antecede, un patrón conocido en matemática como la espiral de Fermat, en alusión al matemático francés del siglo XVII.

Y ésa es exactamente la manera en que están dispuestas las florecillas en el interior de un girasol.

"Ángulo dorado"

Planta PS10

En la planta PS10, los espejos concentran la luz del Sol en una torre y el calor es transformado en electricidad.

Los investigadores del MIT comenzaron haciendo una representación digital de la planta PS10 y dividiendo cada espejo en cerca de 100 segmentos. Posteriormente utilizaron modelos matemáticos para calcular la pérdida de energía en cada segmento cuando los espejos bloquean parcialmente la luz. Por último, reconfiguraron los segmentos para un aprovechamiento ideal de la radiación solar.

Mitsos y Noone también buscaron combinar esa distribución con otro objetivo clave, ahorrar espacio, y mostraron el patrón resultante a otro de los investigadores, Manuel Torrilhon, de la Universidad Aachen en Alemania.

Torrilhon reconoció la presencia de un patrón en espiral, similar al hallado en la naturaleza, por lo que los investigadores buscaron inspiración para su patrón óptimo específicamente en los girasoles.

Las minúsculas florecillas que conforman el interior de un girasol están dispuestas en el patrón conocido como espiral de Fermat, que puede verse en distintos objetos en la naturaleza y ha fascinado a los matemáticos durante siglos.

Los griegos incluso aplicaron el patrón a la arquitectura. En un girasol, cada florecilla está inclinada respecto a su vecina en una proporción de 137 grados, lo que se conoce como el "ángulo dorado".

Menos superficie

Planta PS10

Las plantas de concentración solar requieren grandes extensiones de tierra.

La nueva distribución mejora la eficiencia de los paneles y permite colocarlos en un espacio 16% menor.

Mitsos asegura que utilizar este patrón en plantas de concentración solar en el futuro permitiría reducir significativamente la cantidad de tierra utilizada, disminuyendo costos.

"Las plantas de energía termal solar concentrada requieren enormes extensiones de superficie. Si queremos lograr en el futuro que al menos un 10% de la energía provenga de fuentes renovables, necesitaremos grandes áreas, por lo que la eficiencia es fundamental", señaló el investigador del MIT.

El estudio, publicado en la revista Solar Energy, muestra la importancia de la biomimesis o biomimética, un campo de investigación que busca inspiración en la naturaleza para la solución de problemas tecnológicos y sociales.

Fuente:

BBC Ciencia

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17 de enero de 2012

La científica que dio la vuelta al mundo vestida de hombre

Ilustración de época de la botánica francesa Jeanne Baret. | Mitchell Library

Ilustración de época de la botánica francesa Jeanne Baret. | Mitchell Library

Una de las plantas de jardín más coloridas y reconocibles, la trepadora buganvilla, debe su nombre al navegante francés Louis Antoine de Bougainville (1729-1811), quien la trajo a Europa desde Brasil al completar su viaje de exploración científica alrededor del mundo en el siglo XVIII.

La buganvilla es solo una de las miles de especies que Bougainville dio a conocer al terminar su viaje, realizado entre 1766 y 1769 y que tenía entre otras misiones encontrar tierras colonizables en el Pacífico. La expedición Bougainville contó con un equipo científico formado por el astrónomo Véron y el médico y naturalista Philibert Commerson.

A Philibert Commerson (1727-1773), como botánico de a bordo, se le atribuye desde entonces el hallazgo de las decenas de especies nuevas de plantas que la expedición aportó. Lo que los historiadores han empezado a desvelar ahora es que, en realidad, fue el ayudante de Commerson quien hizo la mayor parte del trabajo, pues durante gran parte del periplo el naturalista oficial de la nave estuvo enfermo.

Una buganvilla. | Ad Meskens / Wikimedia Commons

Una buganvilla. | Ad Meskens

Y ese mozo que le ayudaba, además, no era tal mozo, sino una mujer. Se llamaba Jeanne Baret (1740-1807) y hoy se la reivindica como una botánica por derecho propio y como la primera científica que completó una vuelta al mundo. A Jeanne Baret se le atribuye la recolección y la clasificación de muchos especímenes recogidos durante la expedición Bougainville.

Ahora, los botánicos del siglo XXI están empezando a rendir homenaje a su colega del pasado y acaban de dedicarle una nueva especie recién descubierta en homenaje. Se llama Solanum baretiae y es un pariente de la patata, el tomate y la berenjena localizado en Sudamérica por el investigador estadounidense Eric Tepe. La descripción de la planta se acaba de publicar en la revista científica PhytoKeys.

¿Pero qué hacía Jeanne Baret embarcada en aquella expedición? Lo explica a ELMUNDO.es la profesora de la Universidad de Louisville (EEUU) Glynis Ridley , quien acaba de publicar e una biografía sobre ese singular personaje de la historia científica titulada The discovery de Jeanne Baret (El descubrimiento de Jeanne Baret).

La amante del botánico Commerson

Jeanne Baret era en realidad la amante del botánico Commerson. Había sido contratada por éste hacia 1760 para hacerse cargo de su hogar cuando Commerson enviudó de su primer esposa. Con el tiempo, el naturalista acabó entablando una relación con su asistenta que ocultó a ojos de todo el mundo. Incluso, tuvo un hijo con ella que fue dado en adopción.

Cuando en 1766 fue 'reclutado' para la expedición de varios años alrededor del mundo, Commerson no quiso viajar solo. La expedición estaba formada por dos naves bajo el mando de Louis Antoine de Bougainville y se esperaba que en tres años no volvieran a Francia. Commerson, por tanto, no quería estar tanto tiempo sin su pareja. Pero puesto que una ordenanza real impedía embarcar a las mujeres en los barcos de la Corona, la pareja tuvo que buscar un subterfugio para poder viajar juntos.

Commerson llevó el disimulo hasta el extremo de hacer embarcar a su ayudante, es decir, a Jeanne Baret, en un puerto distinto al suyo, y recibirla vestida de marinero, como si no lo conociera y se tratara de un joven al que había contratado por referencias.

Pero el mérito de Jeanne Baret, explica Glynis Ridley, no se limita solo a su atrevimiento o arrojo , sino que su valor tiene carácter científico. Los prejuicios y las costumbres de la época tenían totalmente alejadas a las mujeres de la práctica de la ciencia, así que ella fue una pionera al participar plenamente en las tareas de investigación durante la expedición, afirma la autora de su biografía.

"Durante todo el tiempo que estuvo a bordo del barco, recolectó plantas junto a Commerson en localizaaciones como Río de Janeiro, el Estrecho de Magallanes, Tahití, Isla Mauricio y Madagascar. Cuando la mala salud de Commerson le impidió llevar a cabo trabajo de campo, Baret fue la responsable de todas las colecciones, incluyendo la recolección de la especie mas famosa de la expedición, la Bougainvillea", explica Ridley, quien añade: "Baret era una botánica por derecho propio".

Sin reconocimiento hasta ahora

Commerson y Baret recogieron más de 6.000 especímenes, que se conservan en el Museo Nacional de Historia Natural de París. Durante la expedición y en los años venideros, unas 70 especies fueron bautizadas con el nombre específico de 'commersonii' en homenaje al botánico Commerson.

La planta solanácea dedicada a Jeanne Baret. | Eric Tepe

La planta solanácea dedicada a Jeanne Baret. | Eric Tepe

Sin embargo, hasta 2012, ninguna llevaba el nombre de Baret. Y eso a pesar de que el propio Commerson quiso dedicarle alguno. Murió prematuramente, a los 45 años, durante una estancia en la isla Mauricio, antes de terminar muchas de sus descripciones de plantas. Y entre las notas que dejó se encuentra una en la que pretendía denominar no a una especie, sino a todo un género con el nombre Baretia. Hoy, esas plantas se engloban en el género Turraea de la familia Meliaceae.

Así que Baret seguía sin tener nada que la recordara hasta que Eric Tepe, un botánico de 41 años adscrito a las universidades de Utah y Cincinnati (EEUU), le ha dedicado una. Se llama 'Solanum baretiae' y es una especie sudamericana, perteneciente al mismo género que la patata, el tomate y la berenjena.

Tepe ha explicado a ELMUNDO.es el motivo por el que ha dedicado la nueva especie a Jeanne Baret: "Debió de ser una mujer admirable, muy valiente y decidida. Disfrazarse de hombre y enrolarse en un barco para participar en una expedición de ese calibre no lo hace cualquiera. Lo que me parece más interesante es que la historia la ha retratado hasta ahora como poco más que la amante del famoso botánico Commerson, pero ahora sabemos que era una gran botánica y exploradora por derecho propio, y que sus contribuciones sin duda merecen ser reconocidas".

Tepe no había oído hablar de Jeanne Baret hasta hace poco, pero quedó fascinado por su colega del pasado cuando escuchó a Glynis Ridley hablar de ella en una entrevista radiofónica: "La idea de nombrar la planta en homenaje a Jeanne Baret surgió al escuchar a la escritora Glynis Ridley. Ella mencionaba que, a pesar de las importantes contribuciones de Baret a la botánica, su nombre había caído en el olvido, y no tenía ni siquiera una planta que llevara su nombre. En mi trabajo como investigador he llevado a cabo varias expediciones a Latinoamérica en busca de especies de Solanum, y he descubierto varias especies nuevas. Se me ocurrió que Baret merecía reconocimiento por su trabajo, así que contacté a Glynis Ridley para proponerle el nombrar una de estas nuevas especies en honor a Baret, y enmendar así de alguna manera la amnesia histórica en relación a Baret".

La especie en cuestión es una planta trepadora que se encuentra en el sur del Ecuador y el norte del Perú, explica Tepe, quien añade que aunque no tiene tubérculos comestibles, es un pariente cercana de la patata. Desde luego, 'Solanum baretiae' no es tan vistosa como la buganvilla, que en justicia también tendría que haberse llamado con el nombre de Baret, pero al menos es una planta dedicada a ella y, según Tepe, quizá no sin motivo.

El botánico lo explica de esta sugerente forma: "Las flores son en su mayor parte violetas, pero también tienen manchas blancas o amarillas. Las hojas en un solo individuo varían de estar compuestas por hasta siete foliolos a ser simples. Esa variación de hojas en un individuo es poco común, y nos parecía un reflejo interesante del personaje de Baret que, al igual que la planta, reunía cualidades aparentemente contradictorias: una mujer vestida como hombre, una botánica en un mundo dominado por hombres, y una mujer de clase humilde que viajó mucho más lejos que muchos aristócraEnlacetas".

Fuente:

El Mundo Ciencia

27 de septiembre de 2011

Las hojas, una molestia para los árboles en otoño

¿Por qué en otoño las hojas de los árboles cambian de color y se caen?

En otoño los árboles se deshacen de sus hojas porque les pueden ocasionar problemas en sus tejidos. Por eso dejan de suministrarles clorofila y dejan que caigan.

Ya estamos en otoño, los días son más cortos y más fríos. Algunos árboles de hoja caduca están dejando atrás el color verde y sus copas se están tiñendo de rojos, amarillos y naranjas.

Pronto muchos de los bosques caducifolios de la península lucirán como un atardecer y poco después, cuando llegue el invierno, las hojas se caerán y los troncos quedarán desnudos.

Las hojas de los árboles caducifolios se caen en invierno porque dejan de ser útiles.

Las hojas son fábricas de comida para el resto de la planta. Utilizan la energía del sol para transformar dióxido de carbono, agua y otros nutrientes del suelo en otras moléculas que necesitan para crecer y realizar sus funciones vitales. Es un proceso llamado fotosíntesis.

Este mecanismo funciona muy bien cuando las condiciones ambientales son suaves. Pero cuando hace frío las hojas son un engorro. No pueden cumplir su función por eso la planta se deshace de ellas.

Las hojas, un engorro en invierno

Con las heladas, por ejemplo, las hojas se estropean porque el agua que contienen se congela formando cristales que dañan sus tejidos. Por otra parte, con el suelo congelado, las raíces no pueden absorber agua ni nutrientes ya que solo pueden tomarlos si están disueltos.

Como consecuencia, la planta muere de sed al perder agua por las hojas (como parte del proceso de fotosíntesis) que no recupera por las raíces.

Los colores de las hojas se deben a los productos químicos de la planta

Para evitar esta muerte, cuando empieza el frío, la planta corta el suministro de savia a las hojas, retira la clorofila y otros compuestos útiles de las hojas y la guarda en otros tejidos para echar mano de ellos en primavera.

La clorofila es un compuesto químico crucial para aprovechar la energía solar y un pigmento que da el característico color verde a la hojas. A medida que la hoja pierde el clorofila aparece el color de otras sustancias que estaban enmascaradas por su color.

Cada planta tiene sus particularidades, por eso en unas predominan más unos compuestos químicos que otros. Por ejemplo, los tonos rojos y azulados se producen por la acumulación de antocianina, los tonos amarillos son producto de los carotenoides y los marrones de los taninos.

Fuente:
RTVE

23 de septiembre de 2011

Sorprendente: Botánicos aficionados descubren una planta que "se agacha" en Brasil

Una nueva planta que "se agacha" para depositar sus semillas fue descubierta en el bosque atlántico en el estado de Bahía, en el noreste de Brasil.

Planta Spigelia genuflexa Foto: Alex Popovkin

Cuando los frutos están maduros, las ramas se doblan para depositar las semillas en el suelo. Foto: Alex Popovkin

El nombre que se ha dado a la especie, Spigelia genuflexa, refleja precisamente sus singulares características, la de "arrodillarse".

La especie fue descubierta gracias a la pasión de un botánico aficionado, Alex Popovkin, y la curiosidad de uno de sus colaboradores.

Popovkin, de origen ruso y residente en Estados Unidos antes de emigrar a Brasil, supo de inmediato que se trataba de una especie desconocida. El botánico ya ha fotografiado y registrado cerca de 800 especies de plantas en su propiedad en Bahía.

"Me ha llevado 30 años, desde mis días como voluntario en los invernaderos del Jardín Botánico de la Universidad de San Petersburgo, en Rusia, poder cumplir mi sueño de vivir en el trópico y estudiar sus plantas", señaló Popovkin.

La planta fue hallada por José Carlos Mendes Santos, conocido como Louro, un trabajador del establecimiento de Popovkin, quien fue testigo del inusual comportamiento de S. genuflexa y conociendo el interés de su empleador, le llamó la atención sobre ella.

La especie fue descrita posteriormente tras análisis genéticos por Lena Struwe, profesora de botánica de la Escuela de Ciencias Ambientales y Biológicas de la Universidad Rutgers, en Estados Unidos, quien colaboró con Popovkin.

"Era muy claro que la planta era miembro de la familia Loganiaceae y de su género Spigelia, pero no se trataba de una especie conocida", explicó Struwe.

El descubrimiento fue publicado este mes en la revista científica PhytoKeys.

Comportamiento extraordinario

Una vez que la frutas se forman, las ramas de la planta se doblan para depositar cápsulas con semillas en el suelo. Las semillas son a veces enterradas en capas de musgo, un fenómeno que se conoce como geocarpia. ¿Pero cómo se explica esta característica?

José Carlos Mendes Santos, conocido como Louro

La planta fue detectada por primera vez por José Carlos Mendes Santos, conocido como Louro.

"Las especies que hacen descender sus ramas han desarrollado este mecanismo evolutivo por una o más razones. Es probable que el motivo, en este caso, sea que la vida de la planta es muy breve, apenas unos meses", dijo Struwe a BBC Mundo.

"Vive además en pequeños fragmentos de hábitat favorable, de modo que la planta madre tendrá más éxito si deposita sus semillas muy cerca de ella, en lugar de dispersarlas en otros sitios más lejanos que pueden tener condiciones menos apropiadas".

La planta sólo sobrevive una estación y la madre no competirá con sus hijas, lo que sería un problema si se tratara de plantas de vida más prolongada.

De acuerdo a la profesora de Rutgers, aún no se sabe exactamente cómo la planta logra hacer descender sus ramas. Struwe señala que la característica distintiva de S. genuflexa puede haber evolucionado a partir de una mutación. Las plantas con ramas que se doblan tuvieron semillas más éxitosas y acabaron creando una nueva especie, en un ejemplo de selección natural y evolución en acción.

"Otras plantas con geocarpia desarrollaron este mecanismo por vivir en laderas o en acantilados, de modo que en lugar de simplemente dejar caer las semillas, las depositan en grietas. También se da el caso de plantas que entierran sus semillas para evitar depredadores, algo que sucede en el caso del maní o cacahuate", explicó Struwe.

El sueño de Alex Popopvkin

El descubrimiento de la nueva especie es especialmente emocionante para Popovkin.

Alex Popovkin

Alex Popovkin ya recolectó en su propiedad en Bahía cerca de 800 especies, incluyendo varias nuevas.

"Fui a Salvador, en Bahía, por primera vez durante unas vacaciones. En aquella época, en 1985, vivía en Nueva York. Me enamoré del lugar, del clima, de la naturaleza y comencé a pensar en vivir ahí algún día", dijo Popovkin a BBC Mundo.

Le llevó cinco años al botánico aficionado juntar el dinero hasta que finalmente en 1991 se estableció en una zona rural en Bahía, unos 130 kms al noreste de Salvador.

"Hace cinco años comencé a fotografiar y registrar plantas. Mis colecciones se encuentran en el Herbario de la Universidad Estatal en Feira de Santana, Bahía, donde hay un departamento de botánica extraordinariamente bueno con especialistas reconocidos internacionalmente".

"Cada día me dedico a la botánica y hago investigación online, y una vez por semana hacemos recorridos cortos con Louro en su motocicleta. Ya he recolectado más de 900 plantas de cerca de 800 especies diferentes, incluyendo algunas que no habían sido recolectadas en Brasil durante 60 años. Otras tres especies nuevas están siendo estudiadas ahora en colaboración con otros botánicos".

Ecosistema en peligro

Para la profesora Lena Struwe, la historia de Spigelia genuflexa muestra que los científicos necesitan del "trabajo de naturalistas aficionados y científicos ciudadanos para ayudar a descubrir y describir la increíble biodiversidad que ha evolucionado en la Tierra. Nuevas especies se descubren cada día, pero hay tanto que aún no sabemos".

El descubrimiento en Bahía también deja en evidencia, según Struwe, la necesidad de proteger el bosque atlántico. Este ecosistema cubrió en el pasado gran parte de la costa brasileña, pero se estima que más del 90% se ha destruido a lo largo de los siglos.

Sin embargo, aún alberga una gran diversidad biológica, incluyendo cerca de 200 especies de aves y 21 especies de primates que sólo se encuentran en esta parte del mundo.

"Áreas extensas del bosque atlántico ya han sido desforestadas por la acción humana y transformadas en tierras agrícolas. Los pequeños fragmentos que aún quedan deben ser protegidos y preservados".

Fuente:Enlace

BBC Ciencia

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20 de agosto de 2011

Descubren planta que absorbe arsénico en tierras altamente contaminadas


En el mundo existen diferentes plantas que logran limpiar zonas contaminadas. Son conocidas como fitorremediadoras, por su capacidad de absorber, acumular y/o tolerar altas concentraciones de metales pesados, compuestos orgánicos y radioactivos. Un grupo de investigadores de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile, encabezados por del Dr. Óscar Díaz, descubrió una especie chilena fitorremediadora que actúa contra el arsénico: el Lupinus microcarpus.

Desde 1997, un grupo de investigadores de la Usach, liderados por el Dr. Óscar Díaz, lleva adelante una línea de investigación sobre la ingesta de arsénico en poblaciones de la Región de Antofagasta. El equipo pudo determinar los elevados niveles de arsénico que se presentaban, tanto en los alimentos como en el agua. Algo no menor, ya que se trata de un elemento tóxico que puede causar graves efectos en la salud, como irritación del estómago, disminución en la producción de glóbulos rojos y blancos, cambios en la piel, e irritación de los pulmones, e incluso cáncer.

Después de obtener los primeros resultados, una de las medidas tomadas por el grupo, en conjunto con Codelco, fue solucionar el problema del agua mediante la instalación de una Planta de Abatimiento de Arsénico. “La pregunta era cómo arreglábamos el problema de los alimentos, porque estábamos hablando de una producción local agrícola que afectaba a alrededor de trece productos”, precisa el Dr. Díaz, sobre la principal motivación para iniciar un reciente estudio con plantas autóctonas de la Región y saber si alguna actuaba como fitorremediadora.

Trabajaron con tres especies: Pluchea absinthioides, Atriplex atacamensis y Lupinus microcarpus. Esta última, fue la que mejor respondió al objetivo de la investigación porque tiene la particularidad de absorber el arsénico del suelo, acumulándolo en sus hojas para, posteriormente, devolverle nitrógeno a la tierra.

Actualmente, la apuesta es fomentar que el Lupinus se plante en la zona destinada a cultivos para que limpie y reduzca los niveles de arsénico. El investigador Usach plantea que la utilización de esta metodología en los suelos del norte, podría generar ganancias para la agricultura de la zona.

Fuente:

El Ciudadano (Chile)

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