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19 de diciembre de 2012

Los dos científicos que violaron la ley para salvar una vida (con la aparición estelar de Hitler)

En 1935, la hija de Gerhard Domagk, el gran microbiólogo, tropezó en la escalera de la casa familiar de Wuppertal, en Alemania, mientras sostenía una aguja. Caerse por las escaleras es un accidente bastante frecuente en el mundo, como ya os expliqué en Ese objeto peligrosísimo que es una escalera (I): más de 300.000 accidentes solo en Reino Unido. De hecho, morir en una escalera es más probable que hacerlo en un vuelo comercial. Pero en este caso, aún era peor: la aguja que llevaba la muchacha, de nombre Hildegard, se le clavó en la mano y se partió en su interior.

Aunque le extrajeron el pedazo de aguja, una insidiosa infección esteptocócica se extendió por todo el brazo de Hildegard. Gerhard sabía que su hija moriría pronto, porque en aquella época aún no existían fármacos capaces de frenar el avance de las bacterias.


Pero Gerhard tenía un as en la manga, un tinte rojo industrial con el que llevaba una temporada experimentando: prontosil. Al parecer, los ratones de laboratorio sobrevivían a las infecciones de estreptococos si recibían una inyección de aquel tinte. 


Sin embargo, Gerhard no confiaba demasiado en aquella sustancia, tal y como explica Sam Kean en La cuchara menguante:

El prontosil, una molécula orgánica aromática que, de forma un tanto insólita, contenía un átomo de azufre, poseía algunas propiedades impredecibles. En aquella época los alemanes creían, extrañamente, que los tintes mataban los gérmenes porque teñían sus órganos vitales de color equivocado. Pero el prontosil, aunque letal para los microbios en los ratones, en un tubo de ensayo no parecía tener ningún efecto sobre las bacterias, que nadaban felizmente en el líquido rojo. Nadie sabía por qué, y a causa de esta ignorancia muchos europeos habían atacado la “quimioterapia” alemana, que desdeñosamente consideraban inferior a la cirugía para el tratamiento de las infecciones.
Gehrhad se encontraba en la tesitura de si debía o no probar aquel tinte con su hija, habida cuenta de que los primeros ensayos con humanos provocaban, en algunos casos, graves efectos secundarios; sin contar que los pacientes quedaban rojos como la grana. 

Era el mismo dilema al que se había enfrentado el héroe intelectual de Gerhard, Louis Pasteur, 50 años antes, cuando recibió el caso de un niño herido por la mordedura de un perro rabioso. Pasteur, sin la licencia de médico reglamentaria, infringió la ley y le administró al niño una vacuna contra la rabia que sólo se había probado en animales. Pasteur salvó la vida del niño, pero corrió el riesgo de ser denunciado por un delito criminal.

Como sucede en muchas películas de mad doctors o científicos que actúan extramuros de la legalidad, Gerhard decidió que era hora de seguir el mismo camino que su ídolo Pasteur. Hildegard ya estaba a punto de sufrir una amputación del brazo y no podía esperar más: se llevó varias dosis del fármaco experimental y le inyectó aquel suero rojo a su hija.

La audacia de Gerhard fue recompensada, y Hildegard salvó la vida gracias a la primer fármaco del mundo verdaderamente antibacteriano, pero Gehrhad guardó silencio sobre su éxito a fin de no influir en los sucesivos ensayos clínicos que tuvieron lugar con aquel tinte rojo.

En 1939, Gerhard Domagk recibió el premio Nobel de Medicina o Fisiología. Sin embargo, si bien había salido airoso de su violación de la ley, obteniendo el máximo de los parabienes (el premio más prestigioso y salvar la vida de su hija), tuvo que enfrentarse a un hecho funestamente inesperado: Adolf Hitler.

Hitler odiaba al comité del Nobel por haber concedido el premio de la Paz de 1935 a un periodista y pacifista antinazi, tras lo cual Die Führer prácticamente había declarado ilegal que un ciudadano alemán ganara el premio Nobel. En consecuencia, la Gestapo arrestó y trató con brutalidad a Domagk por su “crimen”. Cuando estalló la segunda guerra mundial, Domagk se redimió un poco al convencer a los nazis (que al principio se negaban a creerlo) de que sus fármacos podían salvar a los soldados que sufrieran gangrena. Pero para entonces los Aliados ya tenían las sulfas, y no debió aumentar precisamente la popularidad de Domagk que en 1942 sus fármacos salvaran la vida de Winston Churchill, un hombre decidido a destruir Alemania.


Fuente:

Xakata Ciencia

14 de diciembre de 2012

Medicamentos, los nuevos contaminantes de las aguas


Pescados

Los medicamentos llegan al océano después de ser consumidos.

¿Dolor de cabeza después de una jornada agotadora de trabajo? La solución la tenemos muchas veces al alcance de la mano en la mesa de noche: dos antiinflamatorios con un vaso de agua y se acabó el problema.

Fin del dolor para los humanos, pero probablemente el inicio de una real amenaza para las peces. Los residuos de los medicamentos son los nuevos contaminantes de las aguas del planeta.
Resulta que la próxima vez que vaya al baño, renovado y probablemente sin jaqueca, eliminará a través de la orina entre el 50 y el 90% de la pastilla que tomó para aliviar el dolor. Estos residuos viajan por el desagüe y van a parar a las aguas servidas.

Al no existir mecanismos de depuración 100% efectivos, los residuos regresan a las aguas donde peces, crustáceos y miles de especies marinas terminan consumiendo el resto de ese medicamento que los humanos desechamos.

Los científicos europeos están alarmados por la situación. En Francia, un grupo de investigadores encontró residuos de ibuprofeno, aspirina y antidepresivos en las superficies de ríos cercanos a Burdeos y hasta en el famoso río Sena, que atraviesa la ciudad de Paris.

Del cuerpo al océano

"Hemos recomendado realizar estudios para medir el impacto a largo plazo que puede tener para la salud humana la presencia de estos residuos en el agua "
María del Pilar González, ONU

"Estos residuos de medicamentos pueden causar problemas en la reproducción de la especie marina y además bajan las defensas de su sistema inmunitario", le dijo a BBC Mundo Philippe Garrigues, del Instituto Nacional de Investigación (CNRS, por sus siglas en francés) de Francia. El nivel de toxicidad y su impacto en las especies está en estudio.

En España, los investigadores encontraron residuos de medicamentos en los tejidos de algunos peces como anguilas y carpas en los ríos Llobregat, Júcar y Guadalquivir.

A un ser humano el diclofenaco (más conocido como Voltarén) le puede desinflamar un tobillo o eliminar su dolor de espalda. Pero el impacto es negativo cuando este fármaco llega a una especie marina. Puede, por ejemplo, disminuir su fertilidad.

También se han encontrado en ríos de España concentraciones de hormonas y esteroides provenientes de los residuos de las pastillas anticonceptivas.

"Esto altera el equilibrio de reproducción, inducen un cambio de sexo en los peces haciendo que las poblaciones sean fundamentalmente de hembras", le dijo Alberto Fernández del grupo ecologista WWF (World Wide Fund Nature) a BBC Mundo.

El champú y el maquillaje también

Nuestra higiene cotidiana también contribuye contaminar las aguas del planeta. Algunos de los componentes del champú que utilizamos en la ducha diaria o los compuestos del maquillaje femenino son una amenaza para las especies marinas.

Estos residuos tampoco están siendo eliminados en el proceso de purificación de las aguas. "Esto se debe a que cuando las estaciones de depuración fueron construidas en Francia, no fueron concebidas para tratar este tipo de productos en las aguas", dijo Garrigues.

En España hay un panorama similar. Solo se purifica el 50% de las aguas residuales urbanas, según le confirmó a BBC Mundo el grupo ecologista WWF.

Aspirinas

Cualquier aspirina que uno consume, en algún momento la expulsa. Ya después llega al mar y perjudica a los animales. 

La situación es aún más preocupante cuando estas aguas, que contienen nuestros desechos sin ser totalmente depurados, llegan a míticos lugares como el Parque Nacional de Doñana, situado en Andalucía, España, donde habitan más de 200 mil aves marinas.

A la lista de estos "nuevos" contaminantes también se suman el champú para perros y otros líquidos desinfectantes. En los ríos de Francia los científicos encontraron residuos de esos productos que se utilizan para el cuidado de animales.

"Muchas veces se trata de algunos nanogramos de estos productos por litro, pero aún es difícil establecer su toxicidad o establecer una relación de causa-efecto porque son productos de los cuales no tenemos muchos datos", señala Garrigues.

Qué dice la ONU

Para Naciones Unidas, hay un reconocimiento del impacto global de la situación.

"Hemos recomendado realizar estudios para medir el impacto a largo plazo que puede tener para la salud humana la presencia de estos residuos en el agua", le aseguró a BBC Mundo María del Pilar González, de la Oficina de la ONU para el apoyo al Decenio Internacional para la Acción del Agua.

Para los científicos una de las soluciones es modernizar y actualizar los métodos de depuración del agua. Hoy en día solo se elimina el 40% de estos incómodos residuos, según González.

Pero la otra parte de la solución está en nuestras manos. Los investigadores aseguran que hay que ir a la fuente del problema.

No tenemos que llegar al extremo de renunciar a tomar una ducha con champú, siempre que utilicemos cantidades razonables.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 50% de los fármacos son empleados de manera inapropiada.

Fuente:

BBC Ciencia

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17 de octubre de 2012

Dos libros denuncian estrategias peligrosas para la salud por parte de las grandes farmacéuticas


 

Son dos obras que no han de dejar indiferentes a nadie, ya que proceden de personas del mundo sanitario y que conocen bien el terreno por el que se mueven. Ambos libros vienen de fuera de nuestras fronteras y contienen acusaciones que deberían de ser tenidas muy en cuenta por las autoridades responsables de la política sanitaria de cualquier país.

El primero de ellos lleva por título “Guía de medicamentos útiles, inútiles o peligrosos” escrito por los especialistas Philippe Even y Bernard Debre. En esta obra se analizan nada menos que 4.000 medicamentos y se llega a la conclusión de que el 50% de ellos son inútiles, mientras que otro 20% son poco tolerados por los pacientes. Es una clara denuncia al bombardeo comercial de las empresas farmacéuticas, en las que aparecen un gran número de fármacos redundantes (cargados de enormes gastos de marketing para convencer a los pacientes de que su producto es el mejor) y otros que no han pasado adecuadamente los controles de calidad a los que se tiene que someter todo tipo de medicamento.

¿Y en qué fallan esos controles de calidad? Encontramos varias respuestas a esa cuestión en la segunda obra que recomiendo: el último libro de Ben Goldacre (autor del blog “Bad Science” y del libro que lleva el mismo nombre) titulado “Bad Pharma: how drug companies mislead doctors and harm patients”. Mientras que en su libro “Bad Science”, Goldacre nos hace una revisión del mundo de la pseudociencia, y los beneficios de la aplicación del método científico para el análisis de situaciones cotidianas, en “Bad Pharma” describe malas prácticas de las grandes corporaciones farmacéuticas para poner sus productos en el mercado, escapando a los controles que las autoridades imponen.

Esas estrategias son mayoritariamente de dos tipos, unas son comerciales y otras científicas. Dentro del primer grupo encontramos sobornos a médicos (directos o mediante asignaciones menos explícitas), campañas agresivas de publicidad e intentos de copar el mercado. Si esas prácticas parecen criticables, no son nada comparadas con las relacionadas con el ámbito científico. Entre ellas quizás las más peligrosas sean la ocultación de datos y el uso de testaferros. Algunas compañías ocultan sus resultados sobre la ineficacia o los efectos secundarios de un fármaco, y dado que los investigadores que participan en el ensayo poseen un acuerdo de confidencialidad, los resultados de dichos ensayos negativos quedan escondidos en un cajón. 

Hay otra estrategia para solventar el acuerdo del conflicto de intereses que imponen las revistas científicas. Éstas exigen que los investigadores que publican sobre temas biomédicos no tengan conflictos de intereses, o lo que es lo mismo, sus resultados no deben servir para que la compañía para la que trabajan gane dinero, o bien haga perder dinero a la competencia. Si existe ese conflicto, la revista no publicará los resultados. 

Para solventar esto, algunas farmacéuticas contratan investigadores que se limitan a firmar los trabajos, sin haber participado en la investigación ni en la redacción de los mismos.

Ambas obras denuncian estrategias nada éticas de las grandes corporaciones farmacéuticas, y señala el camino a los políticos responsables de la sanidad de un país: aumenten los controles sobre dichas empresas y sus productos. 

Fuente:

31 de agosto de 2012

Científicos aseguran haber encontrado la cura a la Malaria

(CC) US Army Africa


La malaria o paludismo es causado por un parásito llamado Plasmodium que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados. Los parásitos se reproducen en el hígado para luego infectar los glóbulos rojos del organismo humano. En caso de no recibir tratamiento médico puede causar la muerte en pocos días y su impacto es tal que el 2010 hubo 216 millones de casos que terminaron en la muerte de 655.000 personas.

Sin embargo científicos de la Universidad de la Ciudad del Cabo en Sudáfrica aseguran haber desarrollado un tratamiento que puede curar a una persona de cualquier cepa de la enfermedad con una sola dosis, y no sólo eso, pues los investigadores aseguran que incluso la droga podría bloquear la transmisión del parásito de la malaria entre personas.

¿Cuál es el ‘pero’? Que aún falta que se pruebe en seres humanos. Hasta el momento las pruebas en animales no han encontrado ningún efecto secundario negativo, por lo que las pruebas clínicas con humanos comenzarán a realizarse el 2013 afirmaron las autoridades sudafricanas.

Hasta la fecha, los esfuerzos para erradicar el paludismo han ido desde erradicar a los mosquitos hasta su modificación genética, sin embargo ninguna solución hasta la fecha había sido tan exitosa como el potencial de esta droga, una molécula sintética derivada de la aminopiridina que según Kelly Chibale, la jefa del equipo de científicos, sería “la primera molécula para uso clínico descubierta en África y para africanos”.

Aún queda mucho por investigar, por lo que se estima que el fármaco estaría disponible recién en unos siete años más. Sin embargo, si resulta exitoso, sería un increíble avance para una enfermedad que se estima que mató a alrededor de 560.000 niños el 2010, donde en países con alta tasa de malaria la enfermedad puede llegar a reducir el producto interno bruto hasta en un 1,3% según la OMS.

Fuente:

17 de febrero de 2012

Una farmacia dentro de tu cuerpo

Microchip

Los chips fueron colocados en las caderas de siete mujeres con osteoporosis.

La idea futurista de que se pueden implantar microchips bajo la piel de un paciente para controlar el suministro de medicinas dio otro paso adelante.

Un grupo de científicos estadounidenses ha estado probando uno de esos dispositivos en mujeres que sufren de osteoporosis, un mal que degenera los huesos.

El chip se inserta en la cintura y es activado por control remoto.

Un ensayo clínico, publicado en Science Translational Medicine, mostró que el chip podría administrar las dosis correctas y que además no produce efectos secundarios.

La innovación también fue abordada en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.

Uno de los diseñadores, el profesor Robert Langer, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) afirmó que la naturaleza programable del dispositivo abre nuevos y fascinantes caminos para la medicina.

"Usted, literalmente, podría tener una farmacia en un chip", dijo. "Este estudio utilizó el dispositivo para el tratamiento de la osteoporosis. Sin embargo, hay muchas otras aplicaciones donde este tipo de enfoque de microchip podría mejorar los resultados en el tratamiento de pacientes con esclerosis múltiple, o para el suministro de vacunas, para el cáncer y el tratamiento del dolor".

Se trata del primer ensayo con este tipo de dispositivos en humanos para el suministro de fármacos de manera controlada de una forma inalámbrica. La tecnología ha estado siendo desarrollada en lo últimos 15 años.

Programación de la dosis

El chip del tamaño de la uña está conectado a una serie de pequeños compartimientos sellados donde es colocado el fármaco, en este caso, una hormona paratiroidea, la teriparatida, que se utiliza para contrarrestar la pérdida de densidad ósea. Totalmente envasado, el dispositivo tiene aproximadamente el tamaño de un marcapasos cardíaco.

Los compartimientos con el fármaco están cubiertos por una membrana delgada de platino y titanio. Una dosis sólo puede salir cuando una membrana del compartimiento se rompe, lo que se consigue mediante la aplicación de una pequeña corriente eléctrica.

El chip controla el tiempo, y debido a que es programable, las dosis se pueden programar por adelantado o -como en el estudio recientemente dado a conocer- activarse de forma remota mediante una señal de radio.

"Cuando el microprocesador decide emitir corriente a través de una membrana específica, ésta se deshace en unos 25 microsegundos", explicó el coautor, el profesor Michael Cima.

"La medicina pasa a los vasos capilares que rodean el dispositivo y así entra en el torrente sanguíneo".

El dispositivo se probó en Dinamarca en siete mujeres entre 65 y 70 años de edad. En su artículo, los científicos informan que el implante suministró el medicamento teriparatida con la misma eficacia que las inyecciones especiales que se usan para administrar dicho tratamiento. También revela que hay indicios de mejora de la formación de hueso (aunque la eficacia del fármaco no se evaluó formalmente).

Además, no se observaron efectos secundarios.

La innovación que comenzó como un proyecto de investigación en el MIT, ahora está siendo desarrollada por la empresa Microchips Inc.

La compañía está tratando de ampliar el sistema para que el dispositivo pueda suministrar más dosis. En el experimento, los dispositivos sólo tenían 20 compartimientos.

Microchips Inc cree que estos dispositivos para la administración de fármacos podrían incluir cientos de compartimientos.

Sin embargo, el equipo que trabaja en ello reconoce que un producto con tales características puede comercializarse en unos cinco años.

"Promesa clínica"

Al comentar sobre la investigación, John Watson, profesor de bioingeniería de la Universidad de California en San Diego, indicó que hay que hacerle una serie de mejoras para que el dispositivo sea efectivo.

"En el estudio, el dispositivo falló en un paciente (un octavo paciente no incluido en la prueba), y el proceso de fabricación incluyó sólo un tipo de dispositivo (siete en total) con 20 compartimientos con el fármaco", dijo.

"Todas las dosis fueron suministradas desde los siete dispositivos. Hacen falta algunos años para que esta tecnología sea aprobada por la Administración de Alimentos y Medicinas de EE.UU.".

Microchip

El uso de los microchips está teniendo cada vez más aplicaciones en el mundo de la medicina.

Los sistemas automatizados de administración de fármacos probablemente serán populares entre los pacientes que actualmente tienen un régimen diario de inyecciones autoadministradas.

Julia Thomson, una enfermera de la Sociedad Nacional de Osteoporosis del Reino Unido, dijo que estas innovaciones podrían mejorar el régimen de suministro de medicamentos en los pacientes, algunos de los cuales dejarán de inyectarse medicamentos por la molestia que esta actividad produce.

"Estos implantes significan un nuevo enfoque en la manera en que se administra la hormona paratiroidea, y aunque se trató de un estudio muy pequeño, los resultados son ciertamente emocionantes", dijo.

"La desventaja con la hormona paratiroidea siempre ha sido que las mujeres tienen que inyectarse diariamente, por lo que un nuevo implante ayudará al régimen de suministro de medicamentos".

En última instancia, dicen los investigadores del MIT, se podrían fabricar sensores combinados con chips que tengan compartimientos con diferentes tipos de fármacos, creando un sistema que se podría adaptar a diferentes tratamientos que respondan a las condiciones cambiantes del cuerpo del paciente.

Fuente:

BBC Ciencia

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21 de abril de 2011

Tres grandes grupos dividen a los humanos según su flora intestinal, al margen de etnia y continente

Foto de la Noticia

Foto: VHIR

Los seres humanos se clasifican en tres grandes grupos según el tipo de su flora intestinal, al margen de etnias y continentes, lo que descarta que cada individuo cuente con una flora intestinal propia y diferente como las huellas digitales como se creía hasta ahora.

Así lo constata un estudio internacional sobre el genoma humano y de las bacterias en el que han participado 13 entidades europeas, entre las que se encuentran investigadores del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR), que han trabajado con el Barcelona Supercomputing Centre.

Los resultados del proyecto europeo MetaHIT, que publica la prestigiosa revista 'Nature', confirman la existencia de tres patrones de poblaciones bacterianas que clasifican a la población mundial, algo parecido a lo que sucede con los grupos sanguíenos.

En declaraciones a Europa Press, el responable del proyecto MetaHIT en España y coordinador del grupo de investigación en fisiología y fisiopatología digestiva del VHIR, Francisco Guarner, ha resaltado la especial significación de los resultados, teniendo en cuenta que los investigadores esperaban hallar diferencias en la flora según etnias, nacionalidades, entorno y tipo de dieta.

Aunque la dieta tiene efectos sobre la flora intestinal, no es suficiente determinante como para cambiar el patrón general del ecosistema que se genera en el intestino, ha señalado Guarner, también participante en el consorcio biomédico CIBERehd.

El investigador ha comparado el hallazgo con los diferentes ecosistemas terrestres del planeta, como son los bosques tropicales, los desiertos, la sabana y el bosque mediterráneo.

"No encontramos un abeto en medio del desierto ni un pino mediterráneo en un bosque tropical ni una liana en un bosque mediterráneo", ejemplifica Guarner, quien añade que a su vez "las especies dominantes de estos ecosistemas determinan qué otras especies vegetales crecerán a su alrededor".

De esta manera, las primeras bacterias colonizadoras del intestino son las que previsiblemente determinan el resto de organismos con los que entablan convivencia, descartando otro tipo de bacterias determinantes.

El investigador ha llamado a tener en cuenta que las 150 personas a las que se ha secuenciado el genoma de las bacterias --entre las que 4 españoles-- eran de distintos continentes y entornos, pero todos contaban con unas "condiciones higiénicas" similares, por lo que habría que estudiar si en condiciones distintas también se confirma este patrón.

Fármacos y alimentos

La información será de gran importancia a la hora de medir la efectividad de fármacos y alimentos funcionales, según el tipo de flora intestinal del individuo.

"Tal vez tenemos que empezar a pensar en el tipo de flora intestinal como si se tratara de un grupo sanguíneo, especialmente cuando se aborden determinados tratamientos como en el caso, por ejemplo, de los trasplantes del microbioma como el que ya logró el equipo del VHIR el año pasado", ha resaltado Guarner.

"Ahora ya sabemos qué bacterias nos clasifican en uno de estos tres grupos y sólo queda ver qué parámetros dentro de cada uno de estos grupos nos sitúan en un estado de normalidad o enfermedad. De hecho, ya estamos trabajando en ello y esperamos tener resultados pronto", ha indicado.

Fuente:

Europa Press

14 de abril de 2011

Hallan microorganismos en la Antártica capaces de degradar petróleo y prevenir el cáncer

De los 200 descubiertos, varios prometen usos prácticos para la industria y farmacología.

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La última expedición científica a la Antártica sigue revelando sorpresas: un grupo de investigadores chilenos encontró en las islas Shetland del Sur 200 nuevos microorganismos extremófilos que viven en condiciones en que se pensaba no podría existir vida. Sus cualidades podrían generar nuevos tratamientos antibióticos, para prevenir cáncer a la piel o dar solución a derrames petroleros.

Jenny Blamey, bioquímica de la Fundación Biociencia y líder de investigación -comentada en la revista Nature- explica a La Tercera que varios de ellos podrían tener extraordinarias aplicaciones en diferentes campos, como la industria y la farmacología, debido a sus características únicas, entre ellas soportar temperaturas inusuales para cualquier ser vivo y ser capaces de sustentarse por sí mismos, sin necesidad de estar asociados a plantas o animales. "Para sobrevivir usan bajos niveles de carbono y nitrógeno", explica la investigadora.

Entre los microorganismos que destacan en el hallazgo se encuentra un grupo de sicrófilos, capaces de vivir a temperaturas de -15°C y "de alimentarse de sustratos, como el petróleo o kerosene, logrando degradarlo completamente", lo que podría ser muy útil a la hora de querer mitigar un derrame de petróleo, explica Blamey.

No fue lo único que hallaron: descubrieron bacterias que toleran una exposición a rayos gamma cinco mil veces mayor que la que soporta cualquier otro ser vivo. Por lo mismo tienen un alto potencial para prevenir mutuaciones que pueden derivar en cáncer, ya que evitan la generación de compuestos que destruyen las paredes celulares.

Otros están siendo estudiados para su potencial uso médico, ya que generan antibióticos a su alrededor que impiden que otras bacterias crezcan junto a ellos. "Estos organismos no revisten peligro para los seres humanos. No han sido descritos como patógenos, porque no pueden vivir a 37 grados (la temperatura normal del cuerpo humano)", dice Blamey.

Un futuro incierto

El siguiente paso de la investigación es analizar las características de las sustancias que producen estos microorganismos. Un tema no menor, ya que de organismos extremófilos surgió, por ejemplo, la polimerasa, una enzima que hoy permite la replicación de genes necesaria para el análisis genómico. Sin embargo, el financiamiento de un millón de dólares otorgado por Corfo al trabajo científico está a punto de agotarse, lo que amenaza la continuidad del proyecto.

"Son los primeros estudios de bioprospección sistemáticos que está haciendo Chile", destaca Marcelo González, biólogo y encargado de biorrecursos antárticos del Inach. Se trata de un campo de investigación que llama la atención de varios países por sus posibles aplicaciones en la industria biotecnológica. "Tenemos la chance de entrar en un nicho incipiente en donde hay grandes avances en países desarrollados y donde tenemos ventaja competitiva al tener acceso directo a ambientes extremos", explica Blamey.

González cree que el Estado debiera invertir en la secuenciación del genoma completo de aquellos microorganismos que tengan algún potencial científico y comercial. Tal como lo hizo Argentina en 2008 con la bacteria antártica Bizionia argentinensis, capaz de resistir muy bajas temperaturas y que es estudiada para su uso en la fabricación de detergentes biodegradables, la degradación de hidrocarburos y la industria papelera.

Fuente:

La Tercera

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