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9 de enero de 2020

De los supersoldados a los superobreros

La automatización ya no afecta solo a industrias específicas, como la militar. Distintos sectores están dando un giro transformador de la mano de los robots. En algunos casos, se han empezado a utilizar máquinas capaces de trabajar codo a codo con los humanos. En otros, se prueban dispositivos que permiten aliviar tareas pesadas, como estos exoesqueletos, testados por unos operarios de Ford en Almussaffes (Valencia). ¿Hasta qué punto esta oleada tecnológica alcanza al sector de la construcción?


Los primeros avances se registraron ya en los años 80 gracias al impulso de Japón, como señala el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Ernesto Gambao. El país asiático se ha convertido en una referencia puntera en este ámbito, con resultados casi de ciencia ficción. Un ejemplo reciente es este prototipo de humanoide obrero presentado en 2018, que puede ejecutar tareas como coger una tabla colocada en horizontal, ponerla en vertical y luego llevarla hacia una pared y fijarla con un taladro. Mide 182 cm y pesa 101 kilos, emula los movimientos humanos y está dotado de visión tridimensional, según sus desarrolladores del National Institute of Advanced Industrial Science and Technology.

Algunas de las empresas de construcción más grandes del país nipón, como Shimizu, llevan años investigando cómo implementar robots en sus procesos de producción. El año pasado, la compañía anunció que ya estaba testando un sistema que prevé el uso de tres robots capaces de realizar, bajo las instrucciones de un trabajador enviadas a través de una tablet, acciones como transportar horizontalmente materiales, soldar columnas y fijar paneles en techos y suelos, todo en un espacio compartido con los obreros. La empresa agregó que algunas pruebas ya se estaban realizando durante la construcción de un edificio en Osaka y que preveía extenderlas a distintas obras en Tokyo.



El HRP-5P, el robot obrero de la construcción, es un prototipo humanoide diseñado en Japón para realizar trabajos pesados de forma autónoma. Credito: AIST.

El artículo completo en: Canal Innovación

24 de octubre de 2012

¿Por qué no existen insectos de tamaño humano?

Un clásico de las películas de terror de los años 50 eran los insectos gigantes, como en Them! (La humanidad en peligro, 1954) del director Gordon Duglas. Ahora se está por filmar la historia del super héroe Ant-Man (el hombre hormiga), por lo que vendría bien una revisión evolutiva de por qué es que no existen insectos gigantes.

Them!, 1954. hormigas gigantes

Al parecer, el director Edgar Wright, conocido por la magnífica Shaun of the Dead (2004), donde toma al subgénero de los zombies para la comedia, pero sin dejar de respetar a rajatabla las “reglas” de los zombies establecidas por George Romero. Ahora se meterá en el universo de Marvel, que en el cine se ha vuelto famosa por la saga de los Avengers, con las películas de Iron Man, Thor y Hulk. En la película que está planeando Wright podremos ver hormigas gigantes, ya que el protagonista, el hombre hormiga, tiene la capacidad de reducirse hasta el tamaño de un insecto, a la vez que puede comunicarse con sus compañeras. Ahora, ¿qué pasaría si uno de esos insectos pudiese crecer hasta un tamaño humano, o mayor, como pasaba en las películas clase B de los años 50 y 60?.
Ant-man 
Si no existen es por una razón simple, no presenta un beneficio evolutivo el ser gigante para los insectos. Generalizando, el tener un tamaño enorme no es beneficioso para ningún ser vivo que camine por la Tierra. Se requiere de mucha energía para mantener vivo y para movilizar a un ser descomunal. Pero yendo al caso particular de los insectos, el tener un tamaño similar al nuestro podría les resultaría casi imposible.

Esto es porque la principal característica de los insectos es que no tienen un esqueleto interno ni columna vertebral como nosotros, sino que tienen lo que se conoce como exoesqueleto. Es el integumento que recubre todo el cuerpo de los insectos, formado por capas, que suelen ser de quitina, cera, melanina y esclerotina, esta última siendo rígida como para proteger al insecto y también para brindar un apoyo a los músculos. No tienen piel, los insectos, sino que estas capas de exoesqueleto son las que los protegen de las inclemencias del clima. Gracias a esta característica, es que los insectos han colonizado casi cada sector del planeta.

ant-man El problema es que si llevásemos a un insecto hasta el tamaño humano, su exoesqueleto no podría ser lo suficientemente fuerte como para que se mueva o siquiera para que sobreviva, ya que para poder servirle debería ser muy grueso. Como el exoesqueleto es rígido, los insectos necesitan mudarse de ropa cuando crecen, por lo que se deshacen de la vieja capa dura y protectora, y luego les crece una nueva. Un insecto de tamaño humano, sería muy vulnerable en esa etapa, sin su exoesqueleto protector. Cuanto más grande, más apetitoso resulta para los depredadores.

En paleontología se ha podido ver que el tamaño de las moscas ha ido reduciéndose a lo largo de los millones de años a medida que las aves fueron evolucionando. Esto indica que los insectos grandes son más apetitosos para su enemigos los reptiles, las aves y los mamíferos. Otro tema sería el de su sistema circulatorio, que es abierto. La sangre y los fluidos corporales no circulan en vasos como nuestras venas y arterias, sino que están sueltos dentro del cuerpo del insecto. Si tuviésemos una hormiga de un metro ochenta de altura, le sería muy difícil movilizar sus fluidos corporales por culpa de la gravedad, que los llevaría siempre hacia abajo.

Pero el enemigo máximo contra la posibilidad de insectos gigantes es oxígeno. Una de las principales fuentes de energía de casi todos los seres vivos no es el alimento, sino el oxígeno. Los insectos no respiran como nosotros, sino que obtienen el oxígeno a través de diminutos tubos llamados tráqueas, que transportan el oxígeno de forma pasiva de la atmósfera hacia las células corporales. Una vez que los insectos alcanzan un cierto tamaño, requerirían más oxígeno del que las tráqueas podrían obtener. Un insecto humanoide necesitaría ser casi todo tráquea, sin lugar para otros órganos vitales.

Hace unos 300 millones de años existían insectos muy grandes, como alguaciles del tamaño de un halcón, con alas de un metro ochenta, y hormigas del tamaño de un colibrí. Pero esto ocurrió porque por aquellos tiempos el oxígeno en la atmósfera era muy superior al de estos tiempos. Así es que, la única posibilidad para la existencia de insectos humanoides sería en un mundo con mucho más oxígeno, y menor gravedad.


Tomado de:

2 de marzo de 2012

RB3D, el primer exoesqueleto francés.

RB3D, en colaboración con el Ministerio de Defensa, la escuela de ingeniería ESME Sudria y el instituto CEA LIST, han desarrollado el primer exoesqueleto francés, diseñado con fines militares y civiles que permitiría cargar con 100 kg sin ningún esfuerzo.

El prototipo, funciona utilizando un motor eléctrico y tiene una autonomía de 20 km a velocidad de paseo constante.

Según RB3D, saldrá a la venta en el año 2014, y se podrá ver en vivo durante la feria de robótica Innorobo 2012 en Lyon.



Fuente:

Robotic
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