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16 de septiembre de 2012

Matemáticas para niños: El doce y la docena

—…200 gramos de azúcar, media docena de huevos…
 
—¿Docena? No, será decena.
 
—Aquí pone docena, Sal.
 
—Lee bien, Ven, que si no, no nos saldrán bien las magdalenas (panecillos).

Mamá les había pedido a Sal y Ven que copiasen de una página web los ingredientes de la merienda que van a cocinar, y lo hacían con interés. Las magdalenas son su merienda favorita. Gauss estaba atento a la pantalla del ordenador, salivando cómo si ya oliera a comida.

—Pero si es que pone do-ce-na —insistió el pequeño leyendo con la naricilla casi rozando la pantalla del monitor.

—Qué extraño… en clase sólo usamos unidades, decenas, centenas…

—Bueno, Sal, es lo habitual si usamos nuestro sistema de numeración, en base 10 —Mati acababa de aparecer en escena.

—¡Hola Mati! ¿Quieres hacer magdalenas con nosotros esta tarde? —preguntó Ven con una gran sonrisa.

—Claro, me encantan, sobre todo, con aceite de oliva.


Sal saludó a Mati con un abrazo mientras seguía con la mirada perdida, pensando en algo hasta que, finalmente, preguntó:

—¿Y qué es una docena, Mati?

—Una docena son doce unidades.

—Y media docena, ¡son 6 huevos! —sentenció Ven con su habitual entusiasmo.

—Exacto, pequeño.

—¿Y para qué se inventaron las docenas si tenemos las decenas? —siguió preguntando el gafotas, con su curiosidad habitual.

—Bueno —comenzó diciendo la gafotas —el 12 es mejor para repartir que el 10, sobre todo si son ¡huevos!

—¿Por qué, Mati? —quiso saber Ven

—Pues porque el 12 tiene más divisores que el 10, se puede dividir por 2, por 3, por 4 y por 6. Y eso es cómodo cuando se trata de huevos, o de meses, por ejemplo. El año tiene 12 meses y se divide en bimestres, trimestres, cuatrimestres o semestres.

—Pero el 10 también se puede dividir por 4, Mati, y tienes 2,5 —contestó Sal

—Claro, pero lo difícil es poner en la receta 2,5 huevos crudos, ¿no?

—Toma, claro —pensó el pequeño en voz alta.
Sal seguía intentando rebatir los argumentos a favor de las docenas, Gauss se había dormido.

—Mira, Sal —continuó la pelirroja —Vamos a ver qué números son los mejores para repartir huevos, ¿vale? Fíjate en la tabla.


—El 6 es el primero que nos permite dividir en grupos de 2 formas diferentes (con 2 o 3 huevos), el primero que nos permite dividir en 4 formas diferentes es el 12 (2, 3, 4 ó 6 huevos), la docena; el primero que nos permite dividir de 6 formas diferentes es el 24 (2, 3, 4, 6, 8 ó 12 huevos), dos docenas; y ya hasta el 36, tres docenas, no encontramos 7 formas distintas de hacerlo.


—Alucinante… —observó Sal

—Por esta razón, se han usado las docenas como unidad de medida durante mucho tiempo, se sabía el precio de la docena, por ejemplo, y a partir se calculaba el precio de las cantidades más pequeñas, y aún se siguen usando para los huevos, los lápices…

—También el día se divide en 24 horas, ¡2 docenas! —dijo el gafotas

—¡Toma, toma, toma! —se alegró Ven —¡qué chulada! Por eso los dados sólo tienen hasta el 6, ¿no?

—No, cielo, eso es porque el cubo tiene 6 caras —contestó sonriendo Mati —, pero el 6 tiene más cosas curiosas. Es el primer número que se puede conseguir como producto de sus divisores propios, el 2 y el 3. 

Y también es el único número que es suma y producto de tres números consecutivos, 1+2+3=6 y 1 × 2 × 3 =6

—Y 6 son los años que tengo —afirmó Ven con una sonrisa de satisfacción.

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