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27 de agosto de 2018

Si los disléxicos alteran el orden de las letras… ¿en China no hay dislexia?

En el imaginario popular, la discapacidad del aprendizaje a la que llamamos dislexia se da cuando un niño altera el orden de las letras, sílabas o palabras, a la hora de escribir. De ser esto cierto, uno podría pensar que en las aulas de los colegios chinos, donde los niños aprenden una lengua que no se representa gráficamente mediante un alfabeto sino con ideogramas (un dibujo que representa una sílaba, y al mismo tiempo un concepto) no deberían ser disléxicos. ¿Pero es así?

Pues va a ser que no. En China también hay niños disléxicos, que tienen que esforzarse para entender lo que hay escrito – o dibujado – en sus libros de texto. Curiosamente, al contrario que en las sociedades occidentales (en Estados Unidos se estima que hay un 15% de niños disléxicos y en España la cifra puede alcanzar el 20%) en China la incidencia de la dislexia es mucho menor: en torno al 7%.

¿Por qué esta diferencia? ¿Podría ser que el tipo de dislexia occidental fuera diferente a la oriental? La respuesta no estaba del todo clara, pero en 2004 un equipo de investigadores de la Universidad de Hong Kong dirigido por Li Hai Tan, publicó un trabajo en Nature (Biological abnormality of impaired reading is constrained by culture) que arrojó un poco de luz al respecto.

Para realizar aquel trabajo, Li Hai Tan y sus colegas realizaron escáneres cerebrales de lectores en chino e inglés, tanto normales como disléxicos, mientras realizaban pruebas de lectura. Así descubrieron que los lectores chinos normales mostraban una mayor actividad en la circunvolución frontal media izquierda del cerebro, área que se cree está especializada en recordar los patrones visuales (por ejemplo, los millares de ideogramas chinos), mientras que los disléxicos chinos mostraban una menor actividad en esa zona. En contraste, los lectores de inglés mostraban una actividad alta en un área craneal diferente llamada región temporal-parietal izquierda, en comparación con los lectores disléxicos en inglés.

En base a esto, podemos pensar que una persona puede ser disléxica en un idioma pero no en otra ¿verdad? Pues es correcto. En un artículo sobre el tema publicado en The Guardian a raíz del trabajo del equipo de Li Hau Tan, dos neurocientíficos británicos llamados Brian Butterworth y Joey Tang comentaron el caso de un sujeto llamado Alan, que tenía padres ingleses pero se había criado en Japón. Alan padecía una dislexia severa en inglés, pero no tenía problemas para leer japonés.

Para ambos neurocientíficos (Buttleworh y Tang) la dislexia es un problema que afecta al análisis fonológico, es decir a la capacidad de convertir letras en sonidos, que el lector luego ensambla en sílabas, palabras, oraciones, etc. Así pues, el problema de Alan es que presumiblemente tenía serios problemas con el análisis fonológico pese a que, en cambio, contaba con las habilidades necesarias para decodificar el japonés (que comparte muchos ideogramas con el chino). Por ello Butterworth y Tang sugerían que esta era la clave a la hora de explicar por qué hay menos dislexia en China, ya que el análisis fonológico requiere dar un paso adicional para el que los lectores chinos tienen menos necesidad.

Para finalizar, añadir que se sabe que la dislexia es un trastorno hereditario (véase el caso de esta mujer española con seis hijos disléxicos), por lo que hay un buen número de investigadores tratando de identificar a los genes responsables. Pero si, como vemos, la dislexia está relacionada con la cultura, entonces esta condición en China puede estar provocada por una anomalía genética diferente a la que ocasiona la dislexia en lenguas occidentales.

Fuente:

Mailkenais Blog

22 de marzo de 2016

¿Quieres saber qué se siente tener dislexia? Este sitio web reproduce la lectura bajo esa condición

En términos generales, es posible que muchos de nosotros tengamos una idea, así sea vaga, de la dislexia. Sabemos que se trata de una circunstancia relacionada con el lenguaje, específicamente con su forma escrita, que se expresa en la dificultad para leer y escribir, sobre todo en la confusión que vive una persona al momento de seguir el orden de las letras, la mescolanza en que las encuentra, como si en vez de poder leer o escribir "conejo", una fuerza misteriosa e incontrolable la llevara a leer o escribir "cojeno" o "coenjo" o "cojneo". Hasta ahora la causa de esta condición no se conoce con certeza, pues lo mismo se han dado explicaciones genéticas como del entorno y neurológicas, sin atinar a señalar fehacientemente su origen.

Como con otras circunstancias de la mente y el cuerpo, la dislexia genera cierta curiosidad en aquellos que no la tenemos. En cierta forma, se trata de una expresión de ese impulso por querer ver el mundo con los ojos del otro, y qué experiencia de la alteridad más radical que la del “enfermo” (dicho no en forma peyorativa), la de aquel que por una causa desconocida ha salido de la normalidad para acaso nunca regresar.

En parte para contribuir a la concientización de la vida con dislexia y también como una forma sencilla y hasta atractiva de comprenderla, el programador Victor Widell realizó un sitio web que reproduce las condiciones de lectura de una persona disléxica, a partir de la descripción que le hizo un amigo que la padece.

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El sitio es sencillo pero profundamente elocuente y significativo, pues enfrenta a los no disléxicos con esa dificultad que toca un aspecto fundamental de la vida cotidiana, llevándonos a imaginar lo que sería vivir así y, acaso, ser mucho más empáticos con todos aquellos que la tienen.

Tomado de:

19 de enero de 2016

¿Sabías que la dislexia no tiene cura?

Ibone Saralegui, investigadora en Osatek / Hospital de Galdakao (Bizkaia), señala que la dislexia no tiene cura, pero que un tratamiento correcto y precoz puede mejorar notablemente la capacidad lectora y de comprensión de los afectados por esta alteración. Por otra parte, el porcentaje de disléxicos es muy superior entre los hablantes de lenguas opacas, tales como el inglés y el francés.

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“La dislexia es la dificultad que presentan algunos niños para adquirir las destrezas lectoras, dificultad que les impide alcanzar con normalidad los aprendizajes relacionados con la escritura, independientemente de sus otras destrezas cognitivas, tales como la inteligencia, el razonamiento o la memoria”, explica la neurorradióloga Ibone Saralegui. Históricamente, se ha asociado la dislexia a problemas de percepción visual, pero las investigaciones más recientes desmienten dicha asociación.

Saralegui es la autora de una de estas investigaciones, llevada a cabo junto con el oftalmólogo Ricardo Martínez, realizada mediante resonancia magnética funcional (en inglés, fMRI, functional Magnetic Resonance Imaging) para evaluar la red neuronal relacionada con la lectura en niños con dislexia que no hayan recibido tratamiento específico con anterioridad. Los resultados del estudio muestran que los lectores con dislexia parecen tener una red neuronal para la lectura diferenciada de los normolectores y de aquellos con alteraciones de la motilidad (movilidad) ocular.

Subraya la investigadora que la dislexia no tiene una única causa, y que, probablemente, intervienen varios factores en su aparición. “En cualquier caso, uno de sus principales causantes es una alteración en la ruta fonológica para la lectura de los niños, lo que tiene una gran incidencia en la terapia que se les debe aplicar. Las terapias visuales y auditivas, por ejemplo, no son adecuadas en el tratamiento de estos niños”. Según Saralegui, “la dislexia no se cura. Muchos padres van a la consulta del oftalmólogo o del logopeda pensando que, tras un buen tratamiento, su hijo va a dejar de ser disléxico. Pero un niño (o un adulto) es disléxico siempre. Eso sí, con un tratamiento precoz y correcto, puede mejorar notablemente su habilidad lectora y su capacidad de comprensión”.

Lenguas opacas y lenguas transparentes

El estudio se ha realizado con niños castellanoparlantes, “aunque sus conclusiones podrían extrapolarse a los vascoparlantes” según Saralegui, “ya que el euskera y el castellano tienen un nivel de semitransparencia muy parecido. Las lenguas transparentes son aquellas en las que el grafema coincide con el fonema, es decir, en los que a una letra le corresponde, por lo general, un sonido. En las opacas (inglés, francés…), por el contrario, un grafema (la letra A, por ejemplo), puede pronunciarse de varias formas (‘a’, ‘ei’…). En la lectura el primer paso fundamental es este ensamblaje entre los fonemas y los grafemas”.

Las lenguas opacas presentan, por tanto, un problema añadido: hay que aprender varios fonemas para un mismo grafema. “Por eso, en dichas lenguas se duplica, casi, el porcentaje de niños disléxicos. En las lenguas transparentes y semitransparentes hay una menor incidencia de la dislexia, y ésta se presenta más tarde, aunque el problema de comprensión persiste”, señala la investigadora.

Referencias:

Differences in effective connectivity between children with dyslexia, monocular vision and typically developing readers: A DTI study. B. Garcia-Zapiraina, Y. Garcia-Chimenoa, I. Saralegui, B. Fernandez-Ruanova, R. Martinez. Biomedical Signal Processing and Control. 2016; 23: 19-27

Reading networks in children with dyslexia compared to children with ocular motility disturbances revealed by fMRI. I. Saralegui, JM Ontañón, B. Fernández-Ruanova, B. García-Zapirain, A. Basterra, E. Sanz-Arigita. Front Hum Neurosci. 2014; 8 (936): 1-15.

Automatic classification of dyslexic children by applying Machine Learning to fMRI images. Y. García Chimeno, B. Garcia-Zapirain, I. Saralegui, B. Fernández-Ruanova. Bio-Med Mater Eng. 2014; 24(6): 2995-3002.

Tomado de:

Cultura Científica

31 de julio de 2011

Estudian si los disléxicos tienen problemas para identificar las voces

Se cree que la dislexia también puede estar relacionada con dificultades para identificar voces.

Las personas con dislexia tienen problemas para reconocer ciertas voces, según sugiere un estudio científico.

El hallazgo es la primera evidencia de que pequeños sonidos de la voz humana, que son variables entre las personas, son difíciles de oír para los disléxicos.

En una publicación en la revista Science los científicos dicen que mucha gente podría tener un cierto grado de "ceguera auditiva".

Mediante su estudio los científicos esperan entender mejor cómo ha evolucionado el cerebro humano para reconocer el lenguaje.

Los humanos dependemos de sonidos cortos llamados fonemas para distinguir a la voz de una persona de otra.

Cuando tratamos de pronunciar por primera vez algunas palabras, usamos esos fonemas, sonidos que nuestros padres nos enseñan a emitir.

Pero a medida que vamos desarrollando la capacidad de lectura, nos hacemos menos dependientes del reconocimiento de esos sonidos para leer y eventualmente no los notamos más.

Pero aunque los ignoremos, los fonemas siguen siendo importantes para el reconocimiento de la voz.

Las inflexiones mínimas en la manera como las personas pronuncian los fonemas le permiten al que escucha diferenciar una voz de otra.

Como se sabe que la gente que sufre de dislexia tiene problemas con los fonemas al leer, un equipo científico de EE.UU. se cuestionó si tendrían también que esforzarse para escucharlos en las voces de otras personas.

Escucha bien

Gente en bar de Londres.

Los fonemas permiten al que oye identificar voces familiares en ambientes ruidosos

Para la investigación el equipo agrupó 30 individuos de edades, educación y coeficiente intelectual similares y los puso en dos campos: los que tenían y los que no tenían historia de dislexia.

Los sujetos de la investigación pasaron un periodo de entrenamiento para aprender a asociar 10 voces distintas –la mitad hablando en inglés, la mitad hablando en chino- con 10 avatares generados por computadora.

Luego se les preguntó cuántas de esas voces podían vincular a los avatares.

Los no disléxicos superaron a los que tenían historia de dislexia por un 40% cuando escuchaban las voces en inglés, aunque la ventaja desaparecía cuando escuchaban a los que hablaban en chino.

Dorothy Bishop, especialista en neuropsicología del desarrollo de la Universidad de Oxford piensa que ese se debe a que "cuando están escuchando chino, la disputa es más pareja porque ninguno ha aprendido a oír los fonemas chinos".

Los investigadores creen que los disléxicos no tiene una librería de sonidos de fonemas tan exhaustiva en sus cabezas, y por eso tienen dificultades cuando escuchan fonemas hablados por voces que no les son familiares porque sus "referencias" no están tan bien definidas.

Jabberwocky

Palabra dislexia en un tablero

Los investigadores sospechan que la "ceguera auditiva" podría ser más común de lo que se cree.

"Es un resultado muy interesante, la única cosa que quisiera realmente ver para convencerme es si repitieran el experimento usando Jabberwocky, dijo Bishop, haciendo referencia al poema "sin sentido" escrito por el inglés Lewis Carroll, autor de Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas.

Jabberwocky está lleno de palabras nuevas o sin real significado combinadas de manera rítmica con intención humorística, por lo que la académica piensa que permitiría a los investigadores determinar si las personas escuchando identifican quién es quién por el significado de lo que dicen o si dependen puramente de los fonemas.

La Dra. Bishop especula que los no disléxicos podrían ser menos efectivos en extraer el significado de las palabras, por lo que tendrían un desempeño más bajo en esta prueba.

El jefe del equipo de investigadores, Tyler Perrachione, del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambride, EE.UU, considera que entender el mecanismo del reconocimiento de voz es importante porque permite al que escucha identificar una voz familiar por encima del bullicio de una habitación llena de gente.

Perrachione explica que se sabe muy poco de la "ceguera auditiva", que formalmente se conoce con el nombre de fonagnosia.

"En realidad la fonagnosia es probablemente mucho mas común, pero las personas que no reconocen que las voces suenan distinto tal vez ni se percaten de que carecen de la habilidad de identificar las voces".

Fuente:

El Mundo Ciencia

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