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27 de septiembre de 2017

Los mejores libros de divulgación científica de la historia

El origen de las especies – Charles Darwin (1859) 
 
 

El mono desnudo – Desmond Morris (1967)

20 de agosto de 2011

Congo, el chimpancé que se codeaba con Dalí y Picasso

A mediados del siglo XX el biólogo Julian Huxley había notado que a ciertos gorilas les llamaba la atención el reflejo de sus sombras sobre la pared. De hecho, hizo anotaciones sobre uno en especial, que se quedó mirando fijamente su silueta y comenzó a delinear imaginariamente su silueta con los dedos.

Cuando Huxley trató de reproducir la experiencia bajo métodos controlados de laboratorio, les proyectó a propósito sombras con una lámpara, pero jamás volvió a captar la atención de los simios. Ya ninguno mostró interés particular en las sombras. A pesar de la decepción, Huxley propuso que el origen del arte gráfico humano pudo haber comenzado con este tipo de experiencias, trazando las sombras proyectadas por el sol, sombras que entraban a las cuevas de nuestros antepasados.

Julian Huxley

En el siglo pasado hubo muchos investigadores y científicos que se preguntaron si el arte pictórico era algo adquirido o innato en los seres humanos, y creyeron que la mejor forma de saberlo, era dándoles crayones y papeles en blanco a gorilas en cautiverio. Algunos de estos científicos hicieron sus estudios independientemente.

Entre los investigadores interesados en el tema, se encontraba el etólogo Desmond Morris, que con sus experimentos comprobó que los gorilas tienen un cierto sentido de la composición, ya que dibujaban círculos y trazaban distintas figuras en el papel. El problema es que sólo lo hacían cuando recibían una recompensa, y pronto dejaron de tener interés en el arte. Los dibujos empeoraron de a poco y ya no mostraban la sincronía de los anteriores.

Fue en 1956 cuando el mismo Morris decidió enseñar a dibujar a un nuevo chimpancé, pero esta vez, sin gratificaciones ni estímulos. Su nombre era "Congo" y tenía dos años de edad.

Desmond Morris y Congo

Los resultados fueron muy interesantes y los recogió en su ensayo La biología del arte, donde cuenta las experiencias con el simio.

Al inicio, para dibujar o pintar, Congo utilizaba indistintamente ambas manos. Empezó agarrando la herramienta (brocha o pincel) con cuatro dedos, pero con la práctica aprendió a sujetarla entre el dedo pulgar y el índice sin que nadie se lo enseñara. Con este cambio adquirió mayor control sobre sus herramientas y se produjo un avance en la variedad caligráfica de sus dibujos.

La capacidad de concentración de Congo variaba. El científico se dio cuenta que mientras más concentraba el chimpancé, su movimiento corporal se reducía al del brazo y se inclinaba mucho sobre el papel, produciendo ligeros sonidos guturales mientras trabajaba.


Congo con el tiempo aprendió a utilizar el pulgar y el índice para tomar el pincel

Las sesiones se llevaron a cabo con el chimpancé sentado en una silla para niños con una bandeja especial, sobre la cual se colocaba el papel, controlando así la orientación del dibujo.

Cuando utilizaban pintura, el mismo investigador le mojaba los pinceles con los distintos colores y se los pasaba uno a la vez. Morris adoptó este método, porque a Congo algunas veces le daban sus pataletas y se ponía a mezclar todos los colores hasta terminar con un sola mescolanza.

El científico también utilizó las mismas pruebas que otro investigador -Paul Schiller- había empleado con otra chimpancé diez años antes. Le acercaba a Congo hojas en blanco y otras previamente marcadas con alguna forma geométrica. Al final del estudio se llegó a las siguientes conclusiones:

  1. - Congo mostraba simetría en sus composiciones y limitaba el dibujo a la superficie de la hoja y era capaz de reconocer las esquinas.
  2. - En las hojas en blanco concentraba el dibujo en el centro y tenía tendencia a pintar líneas radiales, tipo abanico, un tema que repetía con mucha frecuencia.
  3. - En hojas previamente marcadas con una sola figura dibujaba o marcaba adentro si era grande, encima si era mediana, y la ignoraba si era pequeña. Curiosamente marcaba en el lado opuesto si la figura no venía centrada.
  4. - En hojas previamente marcadas con múltiples figuras, rayaba sobre cada una de ellas suavemente, y otras veces las juntaba mediante líneas.


Tendencia de Congo a pintar líneas radiales, tipo abanico, centradas

Los experimentos que se habían hecho con otros primates dieron resultados similares, pero también se notaba que había idiosincrasias individuales o, tal vez, de especie. Por ejemplo, la gorila adulta Sophia, del Zoo de Rótterdam, no marcaba esquinas ni dibujaba abanicos, sino que sus dibujos se formaban a base de garabatos zigzagueantes inconfundibles. Bien podríamos decir que tenía su propio estilo.

Garabatos de gorila Sophia

Desmond Morris cuenta también que una vez le quitó a Congo sus papeles y pinturas cuando estaba dibujando algo similar a un ventilador. Más tarde, cuando se lo devolvió, él retomó su trabajo en el mismo punto en que lo había dejado, mostrando así que tenía un objetivo y que no eran simples manchones

A la edad de cuatro años, Congo ya había realizado algunos cientos de obras y Morris mostró algunas de ellas en el programa de televisión Zoo Time que tenía por aquella época en la cadena británica ITV. Rápidamente los críticos de arte encasillaron su estilo como “lírico abstracto impresionista”. Las reacciones ante tales obras fueron desde el escepticismo hasta la admiración absoluta.

Tanta era la novedad por los cuadros de Congo, que el mismo Pablo Picasso tenía un cuadro del chimpancé colgado en una pared de su casa en París, que le fue obsequiado por Morris en los años sesenta. Joan Miró cambió dos de sus bocetos por uno de Congo (en una muy curiosa anécdota) y el polémico Salvador Dalí, declaró en una ocasión que Congo era el verdadero humano, mientras que el pintor abstracto Jackson Pollock era un animal.

Joan Miró el día que cambió dos bocetos suyos (con Morris) por un cuadro de Congo

En el año 2005, la casa de arte Bonham esperaba que tres cuadros pintados por Congo en 1957, alcanzaran a venderse en unas £800 (US$ 1,300), pero se sorprendieron al ver que durante el remate el precio alcanzó las £16,000 (US$ 26,000) después de una prolongada puja de ofertas en su local de Londres. En aquella subasta también se ofrecieron obras de Renoir y Warhol que no se vendieron.

El comprador de las obras de Congo fue Howard Hong, un californiano que luego del remate declaró que había estado dispuesto a pagar hasta el doble. Declaró también que en un momento se preocupó de que superaran su oferta, por lo que se había puesto en contacto con algunos amigos para recaudar hasta US$ 50,000 en caso de haber sido necesario.
"Muchas personas me han dicho que hubiese sido más barato comprar un chimpancé y ponerlo dentro de una habitación con un poco de papel y pintura. Pero a nivel artístico, cuando vi las pinturas me llamaron la atención. Su estilo es parecido a las primeras obras de Kandinsky. Lo único que lamento, es que Congo no aprendió a firmar sus obras".

Cuadro de Congo

Howard Rutkowski, experto en arte impresionista y moderno, dijo en una ocasión que Congo debería ser reconocido como el artista más célebre del reino animal. "No se trata de cualquier chimpancé. Estamos hablando de Congo", dijo. "Si tu eras dueño de Congo, podías codearte con amistades como Picasso y Miró. Desmond Morris intercambiaba pinturas de Congo con las de esos artistas. Quizá el cuadro de Congo que adquirió Miró, tenga más valor que el Miró que adquirió Desmond Morris".

Respecto a esto, Morris decía que Congo era raro porque era el único pintor no humano, que se ocupaba más de su arte. Mientras otros animales quizá pintaban por accidente, Congo siempre demostró que su obra nunca fue por accidente ni suerte. De hecho, si tratabas de interrumpirlo mientras pintaba, hacía una rabieta. Si tratabas de que continúe pintando sobre una obra después de que el chimpancé la dejaba o consideraba “terminada”, simplemente no lo hacía. "Yo le ofrecía pinceles, brochas, pero él sólo me miraba".

Cuadro de Congo

Puede ser que el arte de los simios no arroje luz sobre los orígenes del arte y que resulte ser tan solo una práctica lúdica, pero fijémonos en algo: a lo largo de la carrera artística de Congo, y de algún otro simio, se notaba la posible existencia de un motif. En el caso de Congo ocurrió una vez cuando dibujaba un abanico. En lugar de realizarlo de arriba hacia abajo, como era su costumbre, con gran concentración lo pintó de abajo a arriba. Puede que tuviera en mente el "motif" del abanico y estaba introduciendo una innovación. Es posible que a través de la repetición de una forma, pueda crearse una representación mental de la misma. Parece ser que Congo “sabía” lo que pintaba, que tenía un objetivo.


Fuentes y referencias:
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Tomado de:

Sentado frente al Mundo

Puedes seguir el blog en Twitter: @CSuasnavas


20 de abril de 2007

'Los terroristas son como chimpancés agresivos que defienden su territorio'

'Los terroristas son como chimpancés agresivos que defienden su territorio'

FRANS DE WAAL | PRIMATÓLOGO

Frans de Waal, en la Residencia de Estudiantes. (Foto: Julián Jaén)
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Frans de Waal, en la Residencia de Estudiantes. (Foto: Julián Jaén)

Actualizado jueves 19/04/2007 13:18

MADRID.- Frans de Waal es un primate astuto, elocuente y simpático. Junto con Jane Goodall, este investigador holandés es sin duda el ejemplar de Homo sapiens que mejor conoce a nuestros parientes más cercanos en el reino animal, los grandes simios. Tras dedicarse durante décadas a la observación minuciosa de los chimpancés y los bonobos, De Waal acaba de presentar en el Museo CosmoCaixa de Madrid 'El mono que llevamos dentro' (editorial Tusquets), un libro en el que resume su visión de las impresionantes similitudes que existen entre el animal humano y sus primos biológicos.

Pregunta.- Dígame cómo es ese mono que llevamos dentro.
Respuesta.- Nuestra psicología es básicamente una psicología primate, y las dos especies más cercanas en las que podemos fijarnos para buscar paralelismos son los chimpancés y los bonobos. Pero el hecho es que estas dos especies son totalmente diferentes, y ambas están dentro de nosotros. Por eso, tenemos dos naturalezas muy contradictorias.

P.- ¿En qué sentido?
R.- Dentro de nuestro propio grupo, podemos ser cooperativos y altruistas, pero frente a los que no pertenecen a nuestra tribu, podemos volvernos muy agresivos e incluso convertirnos en genocidas. En este sentido, somos muy parecidos a los chimpancés, que son muy cooperativos dentro de su propia manada, pero también pueden ser muy crueles contra los de fuera. El bonobo, sin embargo, es una versión mucho más amable y pacífica del chimpancé. Son mucho menos celosos de su territorio y, de hecho, jamás se han observado matanzas entre miembros de esta especie. Pero en el caso de los chimpancés se conocen muchos casos de infanticidio y combates mortales entre machos.

P.- ¿Podríamos decir que algunos humanos tienen más de chimpancé que de bonobo, y viceversa?
R.- Yo creo que sí. Por ejemplo, en Estados Unidos se podría afirmar que los republicanos se asemejan más a los chimpancés y los demócratas a los bonobos, y quizás esto sea aplicable en general a grupos conservadores y progresistas en otros países. Se trata de dos tendencias que descubrimos en diferentes personas: algunos individuos son más igualitarios, amables y solidarios, mientras que otros están obsesionados con el poder, el territorio, la ley y el orden.

P.- Está claro que nos parecemos mucho, pero, ¿qué es lo que define la especificidad del sapiens?
R.- Casi todos los aspectos de nuestro comportamiento pueden encontrarse en los simios, aunque existan diferencias de grado. Por ejemplo, la ética. Es cierto que las normas morales de los humanos son muy complejas, pero se basan en la empatía y la reciprocidad, cualidades que observamos en los simios. Creo que el lenguaje es lo que más nos diferencia, pero incluso en este ámbito hoy sabemos que estos primates clasifican objetos y pueden aprender a usar signos para comunicarse.

P.- ¿Cómo puede ayudarnos la observación de los simios a entender la agresividad humana y la guerra?
R.- En este terreno, el ejemplo más útil es el de los chimpancés machos, que son muy agresivos y celosos de su territorio. En algunas ocasiones, incluso invaden los territorios de machos rivales y los matan a todos, para expandir sus dominios. Parece evidente que los seres humanos tienen las mismas tendencias territoriales, y pueden volverse muy violentos frente a quien se considera el enemigo.

P.- El caso de la actual Guerra de Irak sería un buen ejemplo...
R.- Bueno, en este caso pienso que se trata de un caso claro de otro fenómeno que también existe en todas las especies de primates: la búsqueda de un chivo expiatorio para resolver una situación de tensión, ya sea dentro o fuera del grupo. Un ejemplo clásico en la especie humana es el de Hitler y los judíos, que se convirtieron en el chivo expiatorio de la sociedad alemana. En el caso de la Guerra de Irak, creo que Estados Unidos reaccionó de una forma muy primitiva tras el ataque del 11-S. Necesitaban culpar a alguien, y al principio lo hicieron con Afganistán, pero esto no fue suficiente, necesitaban algo más grande para saciarse.

P.- Sin embargo, muchas personas, quizás de tendencias mas parecidas a las de los bonobos, se han manifestado contra la guerra.
R.- Sí, y lo curioso es que entre los simios también es muy típico que tras atacar al chivo expiatorio en un momento de tensión, después suele surgir un arrepentimiento y los mismos simios que le atacaron, empiezan a lamer sus heridas. Creo que con Irak ha pasado algo parecido: tras el momento inicial del desahogo agresivo, muchos americanos se han arrepentido y ahora creen que la guerra fue un error.

P.- En España, seguimos padeciendo el problema de algunos nacionalismos exacerbados, e incluso de un grupo terrorista que sigue amenazando con matar para conseguir sus fines. ¿Cómo puede explicarse este fenómeno desde sus conocimientos de primatología?
R.- De nuevo, podemos compararlo al comportamiento de chimpancés que se vuelven muy agresivos al defender su territorio. Pero lo que nos diferencia a los humanos es que no sólo actuamos de esta forma por motivos territoriales, sino por identidades de grupo que pueden estar basadas en la defensa de una religión, o en la lucha de unas creencias por dominar a otras. Sin embargo, todos estos fenómenos pueden vincularse a las tendencias que observamos en los chimpancés cuando defienden los intereses de su propia manada frente a las demás.

P.- ¿Y cómo es la estructura de poder entre los simios? ¿Son sus sociedades autoritarias o igualitarias?
R.- En los chimpancés se observan ambas tendencias. Sus manadas están muy jeraquizadas, y los machos están continuamente enzarzados en luchas de poder. Pero al mismo tiempo, los chimpancés suelen sentir simpatía por los perdedores. Por ejemplo, si surge una pelea, casi todos apoyan al más débil, y de esta manera, equilibran sus relaciones sociales. De hecho, podríamos decir que existe un sistema democrático rudimentario entre los chimpancés, mediante el cual los de abajo controlan a sus líderes y se rebelan contra ellos si se comportan como déspotas.

P.- ¿Y en el terreno de la sexualidad? ¿En qué nos parecemos y nos diferenciamos de los simios?
R.- Creo que los humanos, al igual que los bonobos, usan el sexo para crear lazos afectivos. Sin embargo, nosotros sólo hacemos esto en privado, en nuestras relaciones familiares, pero no en espacios públicos, como los bonobos. Además, creo que, al igual que los bonobos, somos fundamentalmente bisexuales o pansexuales. No creo que el ser humano tenga que ser necesariamente heterosexual u homosexual, sino que existe una amplia gama de posibles comportamientos. Sin embargo, la sociedad dicta que se tiene que ser o una cosa o la otra, y no tolera las ambigüedades.


El Mundo - Ciencia & Ecología
Por cierto exite un libro Muy Interesante sobre la conducta humana y la conducta de los simios, se trata de El Mono Desnudo de Desmod Morris, para que se anime a adquirir y/o lerr esta fascinante, aunque discutible obra, les ofrecemos un resumen:
"El Mono Desnudo" en el Rincón del Vago
O silo prefiere puede leer algunos fragmentos:
"El Mono Desnudo" - Fragmentos

Otras obras:

La mujer desnuda


... y sus comentarios

"El zoo humano" 1


"El zoo humano" 2


"El zoo humano" 3
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