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1 de diciembre de 2017

¿Cuáles son los países donde los niños trabajan mejor en equipo, según la nueva prueba PISA?

¿Están cumpliendo los planes escolares con las necesidades de los niños?

Los sistemas de estudio y de exámenes normalmente recompensan los logros individuales de los estudiantes.

Pero cuando entran al mundo laboral, se les hace hincapié en la importancia de las habilidades sociales y en la necesidad de cooperar con otra gente para solucionar problemas.

El Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) evalúa las habilidades de los estudiantes en lectura, matemáticas y ciencia.

Y por primera vez ha realizado una prueba global que mide las habilidades para resolver problemas de manera colaborativa.


Como era esperable, los alumnos sobresalientes en las pruebas académicas también tienden a ser mejores en la solución de dificultades en colaboración con otros.

Además son más hábiles para interpretar información y realizar razonamientos complejos, lo que los prepara mejor para enfrentar cualquier tipo de problemas.

Eso es válido en los diferentes países. Las naciones con mejor desempeño en pruebas académicas como Japón, Corea del Sur, Singapur, Estonia, Finlandia y Canadá son asimismo los que tienen mejores resultados resolviendo dificultades en conjunto.

Pero no en todos los casos. Los estudiantes de China, que son muy buenos en matemáticas y ciencias, se ubican dentro del promedio en cuanto a habilidades de colaboración.
En los 20 primeros lugares no aparece ningún país de América Latina que sobresalga en trabajo en equipo.

Los 20 países que mejor resuelven problemas en conjunto son:
  1. Singapur
  2. Japón
  3. Hong Kong
  4. Corea del Sur
  5. Canadá
  6. Estonia
  7. Finlandia
  8. Macao
  9. Nueva Zelanda
  10. Australia
  11. Taiwán
  12. Alemania
  13. Estados Unidos
  14. Dinamarca
  15. Reino Unido
  16. Holanda
  17. Suecia
  18. Austria
  19. Noruega
  20. Eslovenia
El artículo completo en:

BBC Ciencia

1 de diciembre de 2014

Las plantas reconocen a sus vecinas: Si son parientes, trabajan en equipo. Si no lo son, compiten




Si las plantas parientes colaboran entre sí cuando están juntas, se podrían cultivar más cerca la una de la otra para aprovechar mejor el espacio. 

 
Si son parientes, trabajan en equipo, colaboran entre sí. Si no lo son, compiten la una con la otra.

Esto es lo que descubrió un equipo de investigadores argentinos que analizó cómo se comportan las plantas ubicadas en una hilera.

No sólo hallaron que eran capaces de reconocer a sus parientes por la forma de su tallo y sus hojas, sino también descrubrieron que la relación de parentesco las hacía actuar en consecuencia.

"Notamos que cuando acomodamos las plantas en hileras, muy cerca la una de la otra, simulando la situación típica de un cultivo, las plantas que estaban genéticamente relacionadas entre sí, posicionaban sus hojas hacia los espacios libres, fuera de la hilera", le explica a BBC Mundo Jorge Casal, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) y líder el estudio.

"En cambio, cuando mezclábamos plantas de la misma especie de distintos grupos genéticos, las plantas disponían sus hojas al azar, en cualquier dirección", añade.

Es decir, cuando la planta reconoce que su vecina es pariente, amontona sus hojas para minimizar la interferencia y permitirle aprovechar mejor la luz del sol.

Si no es pariente, distribuye sus hojas en cualquier dirección para aprovechar al máximo la luz disponible.

El estudio, publicado recientemente en la revista especializada New Phytologist, puede traer beneficios para la agricultura, ya que abre nuevas posibilidades en cuanto a cómo maximizar el rendimiento de las cosechas en función del espacio libre para cultivar.

Lea también: Plantas que no ven, plantas que no crecen

El artículo completo en:

BBC Ciencia

19 de marzo de 2013

Evolución y sociabilidad (2)

Todos los epifenómenos en el mundo animal tienen una explicación causal y, por lo tanto, lógica y científica. En el proceso evolutivo, se dan las condiciones de cambio endógenas y exógenas, que sometidas a la presión selectiva, acaban conformando y dando la variedad y la diversidad orgánica. Pequeñas modificaciones en la adaptación, pequeños cambios genéticos, pueden desembocar en comportamientos que acaban siendo adquisiciones de gran importancia.

El paso de la no sociabilidad como propiedad adaptativa, a la sociabilidad y el incremento constate de la misma en los primates, tiene una importancia única. Para mí, este es el motor de cambio, cómo pre-adaptaciones son seleccionadas y producen efectos exponenciales de cambio.

Cooperación

La sociabilidad es un fenómeno necesario para la adaptación de miles de especies en el mundo y constituye, junto a la simbiosis, una estructura evolutiva de carácter cooperador única. Como respuesta a un medio hostil o a la competencia extra-específica, representa un logro evolutivo sin el que la humanización no existiría.

Así pues, cómo la emergencia de la sociabilidad en el mundo animal ha marcado el posterior funcionamiento de diferentes especies, debe ser analizado con profundidad para poder entender la importancia, una vez más, de este comportamiento compartido por distintos órdenes y géneros.

Un hecho muy humano

En mi opinión, la manera cómo se ha socializado esta emergencia ha sido lo que ha producido el efecto de adquisición humana admirable. Además, también es importante la forma cómo se ha extendido en el espacio, seguramente a través de prueba y error, flujo y reflujo. Pero lo más importante es cuál ha sido el factor que ha convertido este comportamiento en un hecho muy humano y humanizado.

Con mucha probabilidad, en las sabanas africanas, el comportamiento social se acelera como consecuencia de la necesidad de defensa en el territorio. La construcción de nidos por primates, como mantenía el profesor Sabaté Pi,  también nos puede ayudar a entender la necesidad de construcción de un espacio de protección que cuando se hace más permanente puede hacer arraigar un grupo en un territorio. Los humanos lo empezamos a hacer desde el origen del género.

El primatòleg Jordi Sabaté i Pi

El primatòleg Jordi Sabaté i Pi en un acte d'homenatge organitzat per l'IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) i entitats de La Sagrera

La protección del grupo como respuesta colectiva y la competencia con otros gruposnos dan la clave para poder entender que en un momento determinado existe una presión para que la especialización de las relaciones entre los homínidos de una banda dé un salto exponencial y todo cambie. Yo lo llamaría socialización inteligente y estaría relacionada con el crecimiento del cerebro.

Por lo tanto, soy de la opinión, una vez más, que capacidad técnica y la socialización de ésta cambia la relación de las bandas, primero entre ellos y después con respecto al propio medio, hace ya 1,8 millones de años. El aumento del cerebro es una consecuencia de la evolución integrada y la retroalimentación entre los genes y la conducta gastronómica y social.

Fuente:

Sapiens (El Mundo)

29 de enero de 2013

Los delfines altruistas

Estudio publicado en la revista 'Marine Mammal Science'


Una pareja de delfines surca las olas. | NOAA

Una pareja de delfines surca las olas. | NOAA
Existe en el imaginario colectivo la idea de que la naturaleza es cruel, que impone la ley del más fuerte. Pero cada vez son más quienes descubren comportamientos prosociales en animales, tales como el altruismo, la cooperación o el auxilio.

Científicos coreanos presenciaron en la costa de Ulsa, en Corea del Sur, varios delfines ayudando a uno de sus compañeros agonizantes. En un estudio de observación en las costas coreanas, publicado en la revista Marine Mammal Science, el grupo de investigadores del Instituto de Investigación Cetácea de Ulsa encontró un grupo de 10 delfines que nadaba muy despacio.

Uno de ellos chapoteaba y se contorneaba, incapaz de mantenerse a flote. Los científicos observaron que tenía las aletas dorsales dañadas y el abdomen herido. Cinco de los delfines que le acompañaban se acercaron a ayudarle. Unieron sus cuerpos horizontalmente para formar una balsa que mantuviera a su compañero en la superficie. Uno de ellos, incluso, dio la vuelta a su cuerpo para poder mantener la cabeza del delfín herido en la superficie.
Madres y crías 
El esfuerzo fue en vano. Unos minutos después el delfín herido murió. Sin embargo, los demás delfines intentaron reavivarle. Lo tocaron, frotaron, nadaron bajo él e incluso crearon burbujas junto a su cuerpo. A pesar del rigor mortis, y de haber perdido la respiración, mantuvieron este comportamiento durante un buen rato, según los científicos.

Este tipo de actitud altruista ha sido vista en más de una ocasión en cetáceos. Pero la mayoría de las veces entre una madre y su cría. Se ha observado a delfines cargar a sus crías en la espalda para mantenerlas en la superfice, y en algunas ocasiones incluso estimularlas con mordiscos para mantenerlas con vida.

Fuente:

El Mundo Ciencia

30 de septiembre de 2012

El primer impulso humano es la cooperación



Cuando la gente tiene que tomar una decisión al instante, su primer impulso es hacia la cooperación.

¿Son los seres humanos intrínsecamente generosos o egoístas? Un estudio reciente ha encontrado que cuando la gente tiene que tomar una decisión inmediata, su primer impulso es la cooperación, lo que indica que la generosidad es innata. Sólo cuando tienen más tiempo para considerar su elección se comportan de manera más egoísta. La investigación está publicada en la revista Nature
(David G. Rand, Joshua D. Greene y Martin A. Nowak, Spontaneous giving and calculated greed).

En el estudio, los investigadores realizaron varias pruebas en las que cada participante de un pequeño grupo recibieron dinero y luego tuvieron que decidir cuánto invertir en un fondo grupal compartido. Cuanto más tiempo tenía la gente que elegir la cantidad a donar, menos se daba. Incluso los sujetos que debían tomar una decisión dentro de los 10 segundos siguientes dieron más que otros que debían esperar los mismos 10 segundos antes de decidir.


Debido a que las decisiones rápidas se basan en la intuición, los investigadores concluyeron que la generosidad es una respuesta humana intuitiva. Pero cuando tenemos más tiempo, podemos razonar con más método y tomar una decisión más egoísta.


El que esta cooperación intuitiva sea genéticamente cableada o una construcción cultural, no quita que la próxima vez que lleve a cabo un evento para recaudar fondos tenga a mano un buen cronómetro.

Fuente:

24 de septiembre de 2012

¿Piensas rápido o piensas lento?: Si piensas deprisa eres más cooperativo

filosofia¿Tiendes a actuar sin pensar demasiado o bien reflexionas con calma tus opciones antes de elegir? Según explica un estudio que se publica en Nature, las personas que emplean más tiempo decidirse suelen escoger alternativas más egoístas, mientras que los actos impulsivos tienden a ser cooperativos.

Los participantes en el experimento, que se realizó a través de una plataforma on line, recibían 40 céntimos y tenían que decidir cuánto aportar en una especie de fondo común. Al final del ejercicio, se doblaría la cantidad del bote y esta se repartiría entre los cuatro `donantes´. De esta forma, si todos contribuyesen con sus 40 céntimos, al final cada jugador tendría 80 céntimos. Este es el primer pensamiento. Pero, si se hacen cuentas, se encuentran alternativas más lucrativas. Por ejemplo, si un jugador no donase nada, pero los otros tres lo donasen todo, al final del experimento cada jugador recibiría 60 céntimos, que unidos a los 40 del principio, haría un total de un dólar para el participante que decidió no aportar nada.

¿Cuáles fueron las decisiones de la gente? Después de repetir la prueba con varios grupos, los investigadores, de las Universidades de Harvard y Yale (EEUU), descubrieron que las personas que elegían más rápido donaban una media de 27 céntimos, mientras que los más reflexivos donaban solo 21 céntimos de media. En otro experimento en el que la mitad de los participantes tenían mucho tiempo para pensar, mientras que el resto disponía tan solo de diez minutos para elegir, los resultados revelaron que estos últimos tomaban las decisiones más cooperativas.

Los científicos concluyen que las personas cooperan más cuando piensan deprisa, es decir, cuando toman la decisión más intuitiva. "Si se paran a reflexionar, se dan cuenta de que existen otras situaciones más egoístas de las que sacar beneficio", explica David Rand, uno de los autores. "Sin embargo, el primer impulso que surge automáticamente es más cooperativo".

Y además…
 Fuente:

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